Partida Rol por web

Marcial puso el anillo en el centro de la mesa y llegó la hora de mostrar las cartas. Muy ufano mostró su póker. El de la media cara enseñó su escalera sucia y gruñó una maldición. El chico del traje sonrió y dejó sus cartas sobre la mesa. Escalera de color.

-He ganado.

Extendió la mano y arrastró las monedas y el anillo hasta su lado de la mesa, triunfante.

Marcial se volvió hacia Eduardo.

-Bueno, Eduardo, así es la vida. Unas veces se gana y otras se pierde. ¿Vamos a emborracharnos para que se nos pase el mal trago?

Algo se rompió dentro de Eduardo, como una cuerda que de tanto estirarse, cede. El rostro de su padre se licuó ante sus ojos. Ya no era él, sino una calavera con ojos rojos y cuatro pelos mal contados sobre la coronilla. Los otros dos tampoco mejoraron en su aspecto. El de la mitad de la cara arrancada tenía unos dientes afilados como agujas, mientras que el otro parecía la víctima de un incendio, con quemaduras por el rostro y el traje.

¡Eres un estúpido! ¿Cómo puedes dejar que apueste ese anillo? ¿Es que no significaba nada para ti? ¿Has permitido que te engañase ese hombre, ese Espectro? ¿Tan poco quieres a tu padre? ¿Tan poco lo recuerdas? ¡Estoy muy decepcionado contigo, muchacho!

Y un agujero surgió en el suelo y se lo tragó.