Partida Rol por web

Voy siguiendo el avance de Ishnae, y sonrío cuando nuestras miradas se cruzan. Me alegra ver que está lo suficientemente bien como para reírse de la erección del gnoll.

Al terminar la conversación digo -"¿Falta de nacimientos?"- repitiendo las palabras de Sargoth en modo pregunta.

-"¿Qué son esas minas?"- no me a pasado por alto la mención que ha hecho el gnoll a la raza de Ishnae. El término no me es del todo desconocido, pero nunca he visto a ningún tiefling, al menos no lo he reconocido si lo he visto. Esto no volverá a suceder.

Observa los movimientos de cada uno y reacciones, terminando por suspirar y responder la pregunta principal sobre la mina.

-Esa mina la cerramos, al principio, hace años, se usaba para extraer carbón pero se descubrio un tunel que bajaba a las profundidades y lo dejamos abierto. Desde esa misma noche empezó a desaparecer gente y todo se solucionó sellandolo...Esos eran tiempos en los que todos los trabajadores eran humanos...Ahora tenemos a la raza de Ishnae y hemos abierto la cantera para seguir con las tareas de extracción.

La mujer se acerca a Ishnae echandola un vistazo:- Dudo que su raza sea de tieflings, creo que tienen mas que ver con los dragones que con otra cosa...Por si no lo sabeis...Algunos dragones comen gemas, y el carbón debe ser como pienso para su raza; seguro que si encontramos una veta de zirconio o algo así se alegrarán. Pero en fin, seguimos sin comprender nada de lo que dicen, excepto palabras sueltas. ¿Quereis investigar esa cueva?, ¿abrir el sello y averiguar que tiene tan alteradas a las capataces?.-La mujer se gira mirando tanto a Shirish como a Sargoth.

Sargoth se esforzó por seguir la conversación pero la verdad es que era todo un tanto extraño.

-Espera, espera... ¿teneis a la raza de Ishnae? ¿De donde han salido? ¿De debajo de tierra también? ¿Salieron y decidieron ayudaros con la cueva? Cuéntamelo todo, hermana, o yo no me meto en ese agujero así como así!

-"Un trabajo es un trabajo, si hay un equipo de expedición me puedo unir a él, si hay un buen incentivo. "- digo.

Miro al gnoll tras sus palabras -"Pero al igual que éste me gustaría tener más información al respecto. No me gusta meterme a ciegas en terreno desconocido."-

-¿Qué quereis saber?, si vais a bajar es para encontrar respuestas...Porque es lo unico que he podido discernir de las palabras y gestos de Ishnae. ¿Quereis oro, armas?, os podemos pagar con eso.-Parece ligeramente molesta por la actitud mercenaria de ambos.

-Es una vieja mina que sellamos, hay un tunel principal y ramificaciones donde se escavaba la tierra para extraer carbon, y al final hay un portón de hierro que se abre mediante una palanca que acciona una polea...No sé, no lo construimos nosotros, eso desde luego. Lleva años abandonada.

A Sargoth le daba igual la actitud de la humana. Si se enfadaba tenia doble trabajo: enfadarse y desenfadarse.

-Oro y armas me bastan pero te he preguntado por la gente de Ishnae. ¿Son esclavas vuestras? ¿De donde han salido? Si han salido del mismo al que vamos a entrar me interesa.

El gnoll ya había decidido entrar. La promesa de botín era suficiente para él pero no quería meterse sin saber lo que pudiera de lo que le esperaba. Así era como se metía uno en la boca del lobo

Mientras escucho a Mara voy asintiendo con la cabeza -"Para comenzar si teneis armas serán bienvenidas, ya que el equipo del que dispongo es bastánte precario para adentrarme en terreno desconocido"-

Miro a Sargoth, parece más despierto de lo que aparenta -"También tengo curiosidad por saber si la raza de Ishnae proviene de ahí abajo, si es así alguna podría hacernos de guía"-

Vuelvo a mirar a Mara -"De momento las armas están bien, por lo que pueda pasar, en cuanto al oro... ya hablaremos al finalizar."-

Hace un gesto a uno de los hombres que vigilan la cantera, indicando una de las cabañas.

-Sobre la raza de Ishnae...No son subterraneas, las encontramos vagando por los bosques y las hemos reunido con lo que creemos es el resto de su especie. Son capaces de digerir cualquier cosa, si me preguntais yo creo que tienen sangre de dragón, pero no estoy muy segura. Ahí abajo...No sé que podeis encontrar, se selló por las desapariciones, me gustaria daros mas información pero es todo cuanto sabemos. Nadie ha querido bajar en años, tambien es cierto que a nadie se le ha pagado por ello...

Suspira levemente y observa como uno de los hombres viene con varias armas en brazos, todas de una excelente calidad.

-Dejaré a un par de hombres en la puerta, por si hay problemas.

Cuando veo llegar al hombre con el "Ajuar" una sonrisa cruza mi rostro. Cuando deja las armas en el suelo, me acerco rápidamente a una espada larga bien trabajada y un escudo redondo y grande. Miro a Mara y con gesto de satisfacción digo -"Esto ayudará. Te doy las gracias por abastecernos"-

Cojo la espada y tras sopesar su equilibrio la substituyo por la que hay dentro de mi vaina, dejando la vieja en el suelo. Dejo también el escudo y cogiendo uno brillante y ligero, lo alzo para comprobar su peso y maniobravilidad y asintiendo con la cabeza me lo cuelgo en la espalda.

-"Buenas armas..."- digo para mi sin dejar de asentir con la cabeza

Me quedo mirando al gnoll para ver qué hace él...

Sargoth frunció el gesto al oir que aquellas mujeres no venian del mismo lugar. Al gnoll le parecía mucha casualidad que sucedieran tantas cosas extrañas a la vez pero su gesto se alivió al ver las excelentes armas que les traían. El explorador enseñó los colmillos en una tétrica sonrisa al ver un alfanje de excelente factura, un arco y un escudo.

Sargoth examinó cada pieza y probó a mordisquearla para comprobar su dureza.

-Si. Estoy de acuerdo. Van a hacer fácil matar lo que sea que halla allí abajo. Por mi no hay más preguntas, preciosa. Deberíamos juntar algunos víveres, cuerda y antorchas si vamos a descender mucho pero ya estoy prácticamente listo.

Una vez seleccionadas las armas, acompañada de un par de guardias e Ishnae, Mara los guia hasta un tunel cavado en la roca. Se retiran algunas maderas claveteadas a un par de columas de madera que hacen de soportales, y encendiendo una antorcha se avanza por el lugar. La cueva esta llena de telarañas por algunos lugares, hay restos de animales pequeños, roedores y en algun momento algun murcielago huye mas adentro al ver su sueño molestado. Mara parece caminar en silencio hasta que finalmente el tunel, todo el rato recorrido por unos viejos railes de mineria, se abre para mostrar unas puertas dobles de metal, algo oxidadas, con una palanca cerca.

-Esta es la vieja mina, dejare a los guardias aquí apostados por si necesitais volver...Pero esas puertas se quedaran cerradas.-La mujer suspira y se acerca a Shirish, al principio algo dubitativa, pero despues alza la zurda para acariciar el rostro de la mujer:- Cuidate, ¿vale?.

Los guardias que acompañan a Mara se miran entre sí, uno de ellos murmura algo y ambos rien. Finalmente es uno de ellos el que se adelanta para accionar la palanca, que chirria por falta de engrase y todo el óxido acumulado. Un ruido de un mecanismo se acciona y algo de polvo cae del techo antes de que las puertas comienzan a abrirse de par en par, la luz que portan iluminan un descenso acuciante, recorrido por un sistema de poleas en el techo que seguramente servia para hacer que los carromatos, cargados de carbón, ascendiesen por los railes, aunque las cuerdas de dicho sistema ya parecen ajadas y en algunos puntos deshilachadas. El olor es el de una cueva natural, aunque con un ligero olor penetrante a agua en estado de descomposición.

Sargoth enarcó una ceja y miró de soslayo a las dos mujeres. Él nunca había podido entender esas cosas.

¿Cómo pueden dos mujeres satisfacerse sin dos palmos de buen rabo? -pensó.

-Deja de pensar en marranadas. No es asunto tuyo! - chilló su madre en su cerebro.

Sargoth se pasó la larga lengua entre los colmillos y vió como los soldados abrían la puerta. El hedor que surgió hubiera alertado a cualquier otro. Él se limitó a abrir las grandes fosas nasales de su hocico y aspirar el aroma.

-Mmmm... aquí huele a cadáver! Maravilloso! Empezaba a tener hambre!

Y, dicho ello, agarró el arco, encendió una antorcha y se adentró en la oscuridad.

Agradezco la caricia de Mara y asiento con la cabeza, sonriendo.

Al abrirse las puertas miro hacia adelanta, viendo como la cueva se hunde más en la tierra. Suspiro hondo y el olor a humedo me inunda las fosas nasales pero al percibir un hedor a podedumbre arrugo la nariz -"Menudo olor. ¿Seguro que ha estado cerrado todo este tiempo?"- prgunto, esprando que el olor corresponda a algún animal muerto.

Tras decir estas palabras, veo que el gnoll, con una sonrisa en el rostro y haciendo un comentario sobre llenarse la panza, pasa delante de mi adentrándose en las profundidades.

Antes de seguirlo miro de nuevo a Mara y haciendo un gesto de despedida con la cabeza me giro y sigo a mi nuevo compañero de viaje.

Ambos descienden por un tunel  de roca, los railes terminan a mitad de este, y finalmente gira a la izquierda. Aparte de la antorcha que portan, desde esta curvatura, durante un breve momento de tiempo una luz parece proyectar sombras en la curva de dicho tunel.

Finalmente las puertas tras ellos se activan y vuelven a cerrarse, se oye a los guardias y a Mara murmurar algunas cosas, pero enseguida llega el silencio, solo interrumpido por el chisporroteo de la antorcha que porta Sargoth.

-Tu tienes vision de esa, ¿No? ¿Ves en la oscuridad? Yo no veo un carajo en la oscuridad. Deberias ir tu primera... -dijo mientras se acomodaba el enorme bulto del pantalón. Los efectos de la presencia de tantas mujeres exóticas aún le duraba.

Una vez cerradas las puertas, la única luz que se proyecta es la de la antorcha que lleva Sargoth. Sin mirar atrás suspiro e intento fijar mi vista hacia delante.

Al oir la voz del gnoll me giro y asiento levemente con la cabeza -"Sí."- digo por toda respuesta. Al ver que posa su mano en la entrepierna para acomodarse, le miro fijamente y con semblante serio, desenvaino mi espada y me coloco el escudo en el brazo -"No sabemos lo que nos podemos encontrar más adelante. Tu puedes agudizar tu oido, que seguramente será mucho más fino que el mío."-.

Tras decír esto me giro para abrir la marcha, pero a los dos pasos me detengo y girándome a medias para mirar a Sargoth por encima de mi hombro le digo -"y tu no te acerques mucho a mi"- No sé si temer más lo que podamos encontrarnos delante o lo que tengo detrás

Vuelvo a girarme y despacio y tan silenciosamente como me es posible me pongo en marcha.

Finalmente desde el tunel el sonido de alguien a la carrera se hace latente, una mujer, portando una luz magica se hace visible mas abajo. Porta una túnica en buen estado y algunos otros enseres con ella; no cuadra con el olor a humedo y cerrado de la zona, y en principio carece de intenciones hostiles hacia Sargoth y Shirish.