Partida Rol por web

Tras el naufragio de aquel barco debido a una fuerte tormenta lo primero que Faundra oye es el canto lejano de aves éxoticas, un inmenso piar que parece que acaba por despertarla y sacarla de su ensueño. En una pequeña cala llena de nidos de aves que parecen alimentarse de la abundante pesca de la zona, descansa la elfa, medio hundida en arena de playa...La corriente ha debido arrastrarla aqui y por suerte el agua se ha retirado lo justo para depositarla aqui sin ahogarla, junto a algunas de sus pertenencias y su fiel animal, que se enrosco entorno a su brazo por instinto.

Es medio dia, el sol brilla y pese a la escasez de arboles en este lugar la elfa está rodeada de una jungla bastante generosa; el calor es bastante apremiante y seria preocupante si la zona no tuviese una humedad que aunque es pegajosa, parece mantener el cuerpo hidratado de por si.

Me levanté mareada por la situación, preguntándome qué demonios había pasado. Miré a mi alrededor mientras recordaba todo. Había estado en el barco, nos habíamos metido todos los pasajeros bajo cubierta para pasar una gran tormenta. En algún momento se sintió una gran sacudida y lo siguiente que recuerdo era que me arrastraba el agua.

Miré a mi costado. Al menos Abrazos estaba ahí, por lo que me sentía aliviada. Estaba en una pradera costera, y no veía demasiado rastro de nada en el horizonte, sino quizá un bosque, pero eso era todo lo que necesitaba realmente.

Me terminé de levantar y empecé a chequear que no tenga heridas de gravedad en el cuerpo, antes de registrar las inmediaciones buscando los rastros del naufragio y lo que pueda sacar de ahí.

No hay mucho que sacar, es como si la propia costa se negase a llevar restos de los naufragios hasta las arenas. Faundra puede apreciar que el esqueleto de su barco no es el unico que anda por la zona, hay más en el lugar, algun mastil sobresaliendo por entre las aguas que parecen agitarse algo bravias, lanzando espuma por todas partes. De vez en cuando algun martin pescador hace aparicion en la zona, zambuyendose y saliendo de las aguas con un pequeño pez como premio; al menos parece que hay vida normal aqui. La elfa no tiene ningun tipo de herida, quiza algun rasguño leve o una pequeña magulladura, pero nada que tenga vital importancia.

Al ver que no iba a poder sacar nada del naufragio me retiré. Me pareció muy raro que haya tantos barcos hundidos, pero supuse que se trataba de una zona peligrosa solamente.

Mientras volvía sobre mis pasos empecé a buscar mis cosas en el piso, a la vez que pensaba en la ruta del navío que había tomado, intentando adivinar exactamente dónde estaba.

Todas las cosas estan por ahi diseminadas, Abracitos se baja de tu brazo y casi te ayuda a localizar algunas de las cosas. Mirando el lugar y pensando en la ruta, no tienes ni la mas remota idea...Ni mapas, ni historias...Esto parece un continente del que nunca has oido hablar.

Recogí todas las cosas que podrían servirme de la playa, llené el odre de agua pura, y empecé a buscar un lugar donde hacerme un refugio. Lo primero sería pasar la noche de manera segura. Con mis habilidades, no habría problema en conseguir comida y bebida, pero el que no me ataque nada mientras dormía era primordial. No sabía con qué tipo de criaturas podía encontrarme en la llanura.

Para eso debía llegar a una zona medianamente boscosa y empezar a juntar madera con la cual hacerme una tienda y cavar un pozo donde colocar una fogata. Llamé a Abrazos para que se enroscase en mi mientras caminaba y emprendí mi camino.

Caminando por la zona encuentra una pequeña ladera coronada de hierba y arboles que da lugar a una gruta que puede servir como refugio perfectamente.

 (Ignora la valla y puerta a la derecha xD)

Será como la una de la tarde, y aun quedan bastantes horas de sol, cuando decide echar un vistazo a la gruta parece haber los restos de una hoguera en esta, un circulo de piedras y restos de madera quemada de hace bastantes dias. Quien fuera que usase esta cueva como refugio debe estar ya bastante lejos.

Este sitio serviría. Me molestaba bastante la presencia de alguien más, por lo que tendría que explorar los alrededores para asegurarme que quien quiera que había usado esa cueva estaba lejos.

Pero lo primero era asegurarse de que la caverna era segura. Agarré una piedra lo suficientemente grande y la encanté con un conjuro de luminosidad antes de arrojarla hacia la oscuridad, de manera que me indique hasta dónde se extendía la cueva y si realmente era segura.

La cueva es a todas luces segura, los rastros de cualquier presencia anterior han sido borrados por el viento que viene desde el mar y parece hacerse hueco en esta cavidad en la tierra; al menos no deja de ser un techo que proteja contra la lluvia. Lo que mas llama la atención de la gruta es que si Faundra sigue descendiendo hay un par de jabalinas y algunos huesecillos de animales menores tipo conejo, liebre e incluso de algun pequeño zorro, todos amontonados al fondo, en un rincón donde las hormigas parecen dedicarse a pelar los ultimos trozos de carne, llevandoselos a su nido por entre las grietas de la pared.

Frunzo el ceño al ver los huesos amontonados al fondo de la cueva. Si el bosque le da a uno lo necesario para sobrevivir, ¿era necesario tomar ese camino? No me hubiese molestado si eso hubiese sido obra de otro animal, pero ahí había estado un ser inteligente que seguramente cazó los en sangre fría a esas criaturas. Inmediatamente retiré los huesos y los enterré a un par de metros de la cueva.

Después de eso empecé a recoger ramas para hacer alguna modificación pertinente a la cueva, como una fogata y una suerte reja de madera y hojas para que no pase nadie sin que me entere.

Mientras tanto le pedí a Abrazos que vigile por mi si encontraba alguien en los alrededores.

Faundra consigue montar todo sin problema alguno, aunque la reja de madera le lleva mas tiempo que nada al tener que reunir la madera y darla mas o menos forma, la fogata con aprovechar lo que habia y añadir algo de yesca y madera de la zona se puede hacer de nuevo, y enseguida si quiere enciende el fuego.

Abrazos serpentea por los exteriores y vuelve al rato, con un ratoncillo en sus fauces, dispuesto a disfrutar su menú del dia, sin haber visto nada sospechoso.

Terminé con los primeros toques para mi hogar por la noche. No soportaría un ataque de un opomente armado, pero daría la suficiente protección para que me dé cuenta de que alguien viene a por mi.

Lo siguiente era ir preparando la fogata y conseguir algo para comer. Tendría que encontrar algo edible antes de que caiga la noche totalmente. Por fortuna tenía preparado un conjuro para purificar la comida que no sea edible, como bayas podridas o cosas por el estilo, por lo que lo único que tenía que hacer era reunir la comida en un lugar y lanzar el hechizo, sin tener que diferenciar por comida echada a perder.

Luego encendería la fogata y me prepararía para pasar la noche. Mañana tendría un día agitado, ya que planeaba internarme más en el bosque y explorarlo. A lo mejor había encontrado el sitio para establecerme indefinidamente.

Prepara todo sin muchas complicaciones, hay bayas y otros frutos silvestres que se pueden comer y mientras Abrazitos disfruta de su tentempie de carne la druida consigue montar un hogar que aunque no es el mas acogedor y de vez en cuando entra una brisa humeda, parece suficientemente resguardado como para resistir tormentas y darla cobijo, además de estar alejado y escondido. La noche cae enseguida y las estrellas iluminan el firmamento, dando a la costa un aspecto laconico con todos esos barcos naufragados recortandose en el horizonte.

Una vez pasada la comida, decidí tirarme a dormir. A la mañana siguiente me movería hasta la jungla y empezaría con la investigación de la misma. De buenas a primeras la región parecía buena, pero no sabía con qué me podía encontrar más allá.

Pasa una noche tranquila, con el rumor de las olas y una intermitente lluvia sobre la costa que de vez en cuando la saca de su trance, pero salvo eso no hay más que añadir. El dia siguiente amanece con los constantes ruidos de las aves exoticas y las peleas de estas entre las copas de los arboles en la jungla, aún queda comida del dia anterior y Abracitos está cerca de Faundra, enrollada y descansando tras un tentempie de roedor que ha encontrado durante la noche.

Despierto a la mañana siguiente y, como ritual matutino, empiezo a rezarle a la tierra, para que me de fuerzas y sabiduría para continuar protegiéndola. Andaba en deseos de hacer esto, después de pasar demasiadas jornadas embarcada, donde incluso si podía musitar mis oraciones, no se sentía igual que con el lodo real bajo mis pies.

Una vez que terminé con mis rezos, empecé a empacar y dirigirme hacia la selva que veía al noroeste de la cueva.

Adentrandose entre la espesa jungla Faundra tiene problemas para mantener siempre la misma dirección, el extenso ramaje es tan exhuberante que cuesta incluso moverse apartando ramas, y el incesante graznar de pajaros exoticos se une al de ruidos de otras criaturas desconocidas para la druida. Según camina y aparta unas ramas, sus ojos dan con algo que rompe el paisaje de jungla, unas tablas a modo de escalera llevan a algun lugar mas arriba, donde los arboles parecen abrazar la figura de una colina.