El capitán Baltasar echa un vistazo a los rostros de su alrededor antes de responder a las últimas cuestiones, planteadas por Igor. Si alguien le da alguna indicación, ninguno de vosotros se percata de ello, pero el capitán de las GOES vuelve a prestaros su atención.
La unidad Campeador -Que así parece llamarse el sintético- cuenta con autonomía y una inteligencia artificial controlada mediante protocolos de actuación. No precisa ser "dirigida", y responde a sus superiores directos jerárquicamente durante las misiones. En este caso, estará bajo la supervisión del equipo, y pueden disponer de él como gusten. -Aclara- Victoria dirigirá el equipo sobre el terreno. Un soldado les estará esperando fuera, para acompañarles hasta su barracón a prepararse y, posteriormente, hasta el vehículo que les estará esperando. Eso es todo.
La puerta de la sala de reuniones se abre, y un soldado la sostiene quedando a un lado en posición firme, esperando a que le sigáis. La unidad Campeador se sitúa junto al pasillo central de los asientos de la sala, esperando a que comencéis a salir para ir detrás vuestro.
Parece que esto va a empezar.
Asiento a las últimas palabras del Capitán Navidad con una mezcla de sorpresa, fastidio y resignación.
Bueno, estaba claro que a mi no podían darme el mando, pero tenía la esperanza de que fuera Oscar el jefe del grupo. Mejor no apuesto nada hoy, pierdo hasta en el cara o cruz.
Me levanto del asiento cuando nos confirman que la reunión terminó y que debemos ir a prepararnos.
-Pues entonces no haremos esperar a nadie. Hago una especie de saludo militar llevando mi mano a la frente para despedirme de los mandos. Nos vemos Comandante. General... Capitán... Navidad. Sonrío.
Salgo al pasillo de la sala y le hago un gesto al sintético que se ha movido hasta allí pero como no se mueve tampoco voy a esperar por él, aunque no me hace mucha gracia que venga detrás. Lo único que me consuela es que a la hora de la misión probablemente yo estaré lejos de él. Dejo pasar a Vicky y me pongo casi a su lado, aunque un poco retrasado.
-Menuda suerte ¿No? Acabas de llegar y ya te ascienden, espero que no hayas hecho nada indebido para conseguirlo esta vez. Ahora como se supone que tengo que llamarte ¿Jefa? ¿Señora?... Al menos cuando lo haga en voz alta.
Tras descargar un poco de tensión sigo mi camino ignorando al soldado, cuando uno se acostumbra a sus estrictas costumbres de cuadrarse y quedarse quietos como el Campeador aprende a hacer como si no estuvieran.
Una vez en el cuarto cojo mis armas y me siento en el sofá esperando a que Vicky y Óscar se pongan sus armaduras.
Me despido del capitán con un saludo formal, y sigo a Igor y Victoria fuera. La verdad es que el que la asignasen al mando era casi de esperar. Durante las prácticas ella se había hecho cargo de la situación. Aunque todavía quedaba por ver si era capaz de manejar bien las cosas. Nunca había sido un amante de las responsabilidades, y prefería la labor de campo y la adrenalina de la acción a la burocracia y la presión del mando. Así que estaba cómodo con la decisión. Siempre y cuando no nos causase problemas. De primeras, Igor no parecía muy cómodo. Algo que era de esperar. Pero permanecí en silencio, no tenía intención de andar posicionándome, y era labor de Vicky mantenerle en su sitio.
Ya estoy de vuelta!
- Gracias, Capitán - respondí, asintiendo.- Cumpliremos con la misión.
Tras el conveniente saludo a todos y cada uno de los presentes, abandoné el lugar en dirección a nuestras habitaciones. Era necesario preparase para la misión, y ahora que yo estaba al mando no podía dejar que nada saliese mal, al menos nada que pudiera evitarse... Y ahí era dónde entraba el idiota de Igor. Enseguida se colocó a mi altura para empezar a soltar mierda por la boca.
"Pfff... típico de él" - pensé.
Me tomé unos instantes para reaccionar de una manera no violenta, a pesar de que habría deseado patearle el culo hasta romper las botas. Respiré hondo, y con toda la calma de la que fui capaz de armarme, le contesté.
- Limítate a hacer tu trabajo, así quizás consigas convencerles de que te envíen a otro sitio muy lejos de aquí - me giré un momento para mirarle a la cara.- y, sobre todo, muy lejos de mi. No me importa como me llamas mientras hagas lo que tienes que hacer ¿Has entendido?
No me creo las palabras de Vicky, por suerte o por desgracia somos los tres parte del mismo experimento y si sale bien nos veremos obligados a repetir esto un buen tiempo seguramente, hasta que al menos puedan preparar a otros. Si sale mal, mejor no pensarlo, ya bastantes paranoias tengo en la cabeza con todo lo que pasó hoy.
-Eso pienso hacer. Le respondo seco. Espero que la jefa deje bien claro lo que hay que hacer, si le vuelo la cabeza a todo lo que se mueva o no, el resto es cosa vuestra.
Tengo una suerte increíble, soy capaz de comprar todos los boletos de la lotería y que no me toque, o al menos así me siento con la asignación de Vicky primero como compañera y después como jefa. Por lo que a mi respecta cumpliré escrupulosamente sus órdenes y nada más.
Vaya mierda. Por lo menos no tendré que estar escuchando sus gritos durante toda la misión, ella no tiene radio en su traje.
El soldado os escolta de nuevo hasta vuestras dependencias, donde espera junto a la puerta a que os preparéis. A su lado se sitúa la unidad sintética, firme como él, aunque al soldado parece incomodarle su presencia. Cada uno acude a su propia habitación, para cambiarse de ropa y meterse en faena. Victoria se quita el uniforme policial y se pone su exoesqueleto energético, ajustándose este a su cuerpo perfectamente. No en vano, está confeccionado a medida. Cuando sale, Igor ya está esperando en la sala común, y ambos se ven obligados a aguardar a Oscar, quien tarda algo más en vestir su armadura de combate, asegurando que todos los sistemas estén en correcto funcionamiento y los componentes en su sitio.
Al salir, el soldado os guía por diversos corredores y pabellones del cuartel, seguidos por la unidad sintética, que se sitúa tras vosotros. La mayor parte de los pabellones que cruzáis están vacíos, muchos de ellos en claro desuso. Finalmente, tras cruzar unas puertas dobles de metal que al soldado le cuesta un poco abrir por el óxido acumulado en los engranajes, salís al exterior, a una amplia explanada asfaltada y con multitud de líneas pintadas en el suelo.
Allí, en el centro de un gran circulo pintado en color amarillo, espera con los motores encendidos un moderno y enorme helicóptero de estilo militar, con varios hombres uniformados preparando la travesía y el equipo.
Junto a ellos se encuentra el capitán Baltasar, supervisando los preparativos. Al veros llegar, os hace gestos para que os apuréis, mientras habla con alguien a través de unos auriculares con micrófono.
Sigo en silencio hasta mi nuevo hogar y voy directo a mi habitación donde recojo todas mis armas. El cuchillo y la pistola los coloco en sus respectivas fundas y me coloco el rifle a la espalda, también munición suficiente.
Soy el primero en salir, ventajas de no tener que ponerme ninguna armadura pues en mi caso yo soy la armadura. No tengo que esperar mucho para ver salir a Vicky embutida en ese traje de chica nuclear que hace que pueda volar.
Ya puestos podían haberme metido algo a mi también para poder volar, supongo que Solchaga no tenía tanto presupuesto.
Esperamos en un silencio incómodo hasta que Oscar sale, su armadura es más aparatosa y tarda más tiempo en colocársela.
Salgo y sigo al soldado y al sintético, para ser una supuesta instalación con tecnología avanzada tiene partes que son una verdadera mierda, quizás para disimular que esto sigue abandonado, aunque dudo que nadie pueda colarse hasta allí para fisgonear. Al salir al exterior un helicóptero les espera ya en marcha y el Capitán Rey Mago les hace señas para que se acerquen, parece que tiene algo de prisa.
-Bueno, allá vamos. ¿Habéis subido alguna vez en uno de esos?
No las tenía todas conmigo, pero no hay más opción que subirse, supongo que no será tan terrible, si Vicky puede hacerlo porque yo no.
-Estamos listos Capitán.
Había revisado el traje de combate concienzudamente, siguiendo al pie de la letra todos los consejos que habían dado y los que había obtenido yo mismo a través de la experiencia de su uso. A pesar de ser un pedazo de tecnología sofisticada, sobre todo para alguien más bien profano en la materia, me había conseguido adaptar a él de manera asombrosa. Casi podía decir que le estaba cogiendo cariño.
Todo parecía en orden y llegaba el momento de comenzar la misión. Traté de concentrarme todo lo posible, era la primera misión real que íbamos a llevar a cabo y además estaba al mando, no quería que nada saliese mal. Con esfuerzo conseguí dejar a un lado mis diferencias con Igor, al menos por el tiempo que durase la misión. Era muy consciente de que algo eso bien podría echar a perder la operación.
Así que el primer paso que di fue ignorarle, sus chascarrillos y gilipolleces no iban a afectarme. Subí al helicóptero y esperé al resto, impaciente por llegar al lugar designado.
Me preparé lo más rápido que pude, pero aun así no pude evitar ser el último. Aunque la armadura estaba pensada para ponerse sin ayuda, no dejaba de ser un proceso complicado y lento. Para cuando salí, Victoria e Igor me estaban esperando. Supongo que ninguno pudo ver mi encogimiento de hombros. Aquel armatoste no era tan móvil.
Hice un gesto de disculpa y acompañé al soldado hasta el helipuerto donde nos esperaban para salir. Al ver el helicóptero me sorprende un poco. Espero que ese cacharro esté preparado para aguantar mi peso. Si no, siempre podría intentar volar al lado. Pero supongo que ya lo tendrán todo pensado, así que me subo junto al resto.
Miro a Igor y Victoria, ella sigue sin dirigirle la palabra. Y él sigue intentando provocarla. Menuda la que nos espera. Por intentar relajar un poco las cosas le sigo la corriente al rubio.
- Sí, un par de veces. Pero sólo por trabajo.
Sonrío bajo la máscara.