Partida Rol por web

Entre el tapete y la puerta habia algo que brillaba: Un arete de Dionisia.

¡Dios Santo!—Katharina se levantó de golpe y, milagrosamente logro esquivar el pomo de la puerta, la puerta y al volverse, la mesa con la que se había tropezado anteriormente con algo que ella y Bella conocían muy bien. Uno de los pendientes de Dionisia. Katherina había ahorrado mucho para comprarla como regalo de bodas esos pendientes e incluso le había pedido un prestamo a su tía, quien en principio pareció negarse, dudando del gusto de su sobrina pero que al ver los pendientes parecía haber cedido. 

Tia...Nisia estuvo aquí...—luego se puso a hablar consigo misma— seguro que vino a hacer una visita a su marido, y vio...y luego se fue corriendo, perdiendo el pendiente y el pañuelo. Pero... ¿porque no me dijo nada del pendiente? Claro...Maldito bast...perdona tía—dijo al darse cuenta de que iba a decir una barbaridad.

“Tranquila Kathe”  - Jonas se acerco para ayudar a la dama a incorporarse tras esquivar el golpe. – “ Se encuentra bien, parece mareada? No hay duda de que Dionisia estuvo aquí. Por otra parte, creo que no obtendremos nada mas de este lugar”  - Entonces se dirigió al inspector de policía. “Señor Durand, creo que deberíamos dejar a sus agentes investigar la relación de el senor Pyro con ese tal Scott, pero si mañana por fin tenemos el acceso despejado a la cabaña de la señora Pyro, será mejor que aprovechemos lo que queda de día para intentar recabar más información. Sugiero que nos dividamos, tal vez yo pueda ir al club de golf que tanto frecuentaba el señor Pyro mientras que usted podría intentar averiguar si el señor Bradbury se encuentra en la ciudad.”

Bella, todavía con los documentos en la mano, observó como su sobrina salía disparada hacia el objeto brillante del suelo. -¡Kath...!- es cuanto pudo decir al ver como se agachaba rápidamente sin golpearse en la cabeza de milagro. Aguantando la respiración, cerró los ojos, cuando Katharina se levantó de nuevo, totalmente inconsciente de la proximidad del pomo.- Señor, llévame pronto. Cuántas clases de ballet desaprovechadas con esta niña.- finalizó, exhalando de alivio al ver que no había ocurrido ninguna desgracia.

Cuando Katharina se acercó de nuevo, mostrándole el pendiente de Dionisia.- Cielo Santo...- susurró preocupada Bella.- Estuvo aquí, y por lo que dices es más que plausible que se marchara a toda prisa. ¿Porqué?- Cerrándole la mano con cariño a su sobrina, le apretó afectuosamente el puño que ahora guardaba el pendiente.- Guárdalo. Se lo devolveremos cuando la encontremos.- Entonces, giró el rostro rápidamente para que Katharina no viera el brillo de lágrimas que pugnava por salir de los ojos de su tía.

-Ejem...- Carraspeó, para aclararse la garganta.- Parece ser que el joven Inspector se ha marchado. En fin. Doctor Oulard.- Le dijo al forense.- Viendo que usted se lleva ciertas pruebas, también convendría que se llevaran esta documentación a comisaría. Seguramente encontrarán de lo más revelador ciertos documentos bancarios que manejaba el difunto Edd.- Le comentó, mientras le hacía entrega de los documentos al Doctor.- En todo caso, sepa usted que estamos alojadas en el hostal próximo a la biblioteca.-

Entonces, girándose hacia su sobrina, le propuso.- En cuanto a nosotras... Si Dionisia estuvo aquí y tuvo que marchar tan apresuradamente como para dejar estos objetos personales por aquí tirados...- Agarró fuertemente el paraguas.-... seguro que en la recepción del edificio alguien la vió, o podrá decirnos cuándo fue que la vieron por última vez.- Acariciando el pomo del paraguas como si fuera el pomo de una espada, le preguntó a su sobrina.- ¿Te apetece que tengamos una charla "civilizada" con el recepcionista, querida?.- Y se fue hacia la puerta, abriéndola y esperando a que su sobrina la acompañara.

Katharina no parecía tener muchas ganas de acompañar a su tía en otra de sus interminables peroratas pero estaba demasiado pálida y se sentía mareada. La chica se llevó la mano a la cara y se secó un inexistente sudor, la frente la picaba como si estuviese sudando pero no era así ¿Porque se sentía tan mareada?

Creo que necesito tomar el aire... te acompañaré fuera

La chica parecía completamtamente ida y que se mantenía en pie unicamente a pura fuerza de voluntad. Habían sido muchas impresiones para un solo día.Mientras su tía salía como una exhalación, olvidandose incluso de exigir a los hombres que la besasen la mano (en ocasiones, con cierta maldad inocente pensaba que lo hacía porque la fuastaba que la besaran, mas que por la corrección) la joven miró el colgante con la foto de su hermana y simplemente comentó. Nos veremos en la cafetería del hostal... Muchas gracias por su ayuda

Tras salir la joven cerró con delicadeza la puerta

Cuando la puerta estuvo cerrada, Katharina abrió el bolso y enseñó a su tía, sin sacarla del bolso la chabacana y hortera braga que había encontrado en la casa. Mas propio de una prostituta que de una mujer que Edd se hubiese ligado... Ahora sabemos por que se fue—murmuró con un gemido ahogado por las lágrimas antes de bajar las escaleras a toda velocidad -con el consecuente peligro de caerse, cosa que afortunadamente para su cuello no ocurrió- para poder tomar el aire. ¿Porque ese desgraciado había hecho eso a su hermana?¿Porque?

Tras despedirse, El investigador Jonas Marchaud parte hacia el campo de Golfs, mientras Las dos señoras bajan bajan hacia la recepción del hotel donde hay un café anexo. El doctor se queda revisando lo entregado y decidiendo que hay que hacer.

¿ a donde irás?

Con un fajo de papeles en una mano, un pañuelo usado en un bolsillo y una pistola junto a una nota de amenaza en la otra, el doctor Oulard miró pensativo alrededor mientras todos los demás iban abandonando el apartamento.

Quedó sólo por unos momentos, estudiando el local y su ambiente concentrado. Volvió a la sala que precedía a la cocina. Mucho lujo y poca personalidad que les hablara de su ocupante. Si Durand no había ido a la comisaría para informarse del caso de Edd Pyro sería el doctor quién revisaría el informe, aunque con las influyentes personalidades con que se codeaba el difunto, podría haber intereses que enmascarasen los detalles.

Suspiró.

Debían concentrarse en la joven madame Pyro, no en su marido. El único hecho relevante que debían concretar era si ésta había estado en la oficina antes de la muerte de su marido, haciendo relevante repasar la investigación, o a posteriori, lo que indicaría junto con el pañuelo un sencillo episodio emocional. ¿Pero y el pendiente perdido, que significado tendría?

Dio media vuelta, dirigiéndose con su paso despacioso hacia la salida del apartamento. En recepción la sra. Arriché y su tía obtendrían esa información casi con seguridad, por lo que decidió pasar por comisaría también. Debía depositar las pruebas, consultar las actualizaciones que Lewis hubiera hecho sobre el caso y solicitar el informe de Edd Pyro. Con un golpe de suerte incluso tendrían noticias de la Guardia Forestal.

Mientras bajan a la recepción del apartamento, hay un poco de silencio tras las últimas revelaciones. Realmente aunque no encontraron mucho sobre donde estaba su familiar si encontraron un dolor escondido en la tan aparente perfecta vida de Dionisia.

Al bajar se encuentran con una recepción, y al lado un café sensillo con mesas pequeñas. No hay clientes en ese momento.

La recepción y el café parecen ser atendidos por una misma mujer, de unos cuarenta años, no muy atractiva pero bien arreglada.

Tapándose la boca con ambas manos para apagar la exclamación de sorpresa, observa con tristeza como su sobrina aguanta su dolor.- Pobre Dionisia. No se merecía esto, pero viniendo de Edd...- Siguiéndola escaleras abajo, alcanza a Katharina. Poniéndole suavemente una mano sobre su brazo, le dice- Katharina, no sé dónde está Dionisia, pero sí sé que, esté donde esté, seguro que te tiene en su corazón.-

Cogiendo el paraguas con fuerza, le comenta.- Lo que tampoco sé es que tiene que ver la muerte de Edd con la desaparición de Dionisia, per, querida, en este mundo escasean las coincidencias casuales.- Bajando unos pocos escalones, continúa.- Desconozco en qué estaba metido ese truhán, pero entre la documentación habia pruebas suficientes para meterlo entre rejas por evadir impuestos. Y también a Marcus Price, el marido de la condesa, y a Scott Bradbury, el hotelero, gente muy poderosa. También habia una "donación" más que generosa a la guardia forestal de la ciudad de Lofthouse, a cinco horas de aquí.- Mirando seriamente a su sobrina, le confiesa.- Si Edd estaba metido en tan turbios asuntos... ¿no crees que algún enemigo suyo quisiera amenazarlo a través de Dionisia, o hacerle daño a Dionisia directamente? No lo sé. Cada vez temo más por ella.-

Bajando hasta la recepción, Bella apoya, el paraguas en el mostrador, y mientras se quita los guantes, realiza una leve inclinación educada a la señora.- Buenos días tenga usted.- le dice.- Verá, somos familiares de Dionisia Pyro, la esposa del difunto Edd Pyro. Estamos intentando localizarla pero desconocemos su paradero. ¿Sabe usted cuando la vio por última vez? ¿Sabe también si Edd recibió alguna otra visita? - Entonces, mirando la vestimenta de la señora, añade.- Por cierto, bonito vestido ¿Dónde lo adquirió? Debo felicitarla por su buen gusto.-

Muchas gracias, muy amable, me disculparan la descortesia ... la mujer se mostraba un poco insegura... la verdad  es que estaba segura que usted- señala a Katharina- era madame Pyro...

Un poco confundida  establece, no quiero sonar tonta, pero...¿podría repetirme  en que puedo ayudarlas?

No se preocupe... es algo habitual. Soy su hermana, su hermana gemela...—respondió con una sonrisa que intentaba disimular su tristeza.— Verá no se si lo sabe, pero el señor Pyro falleció y mi hermana está ilocalizable. Estamos muy preocupadas por ella, por eso queriamos saber cuando la vio usted por última vez...y ya de aso si ese día Edd recibió alguna otra visita

Ohh... la mujer parecía pensar rápidamente y contesto... bueno, la verdad nos enteramos en su momento de la muerte del Señor Pyro, leímos los obituarios con frecuencia en la iglesia para rezar por el alma de los fallecidos, y  sí, vi a su hermana.

La mujer les indicó la mesa para que las tres se sentaran. No había clientes igual, y la mujer se podía dar un descanso.

Ella  vino hace veinte o veinticinco días, no recuerdo la fecha exacta, pero no se ha cumplido un mes...

Estaba pensativa trataba de hacer memoria mientras se sentaba con ustedes.

Nunca la había visto, verá el señor Pyro venia en contadas oportunidades,  yo tenía entendido que usaba este apartamento como oficina, pues era sabido que se la pasaba más tiempo en los hoteles, o bueno, es lo que sé, una de las políticas de estos edificios es ser discretos. Dice de manera  seguida, dando a conocer que tampoco es que ella fuera una mujer discreta. Las mira a ambas mientras se nota que trata de recordar,  Madame Pyro se presentó,  realmente no dude que fuera su esposa, pues vestía de forma muy fina y su forma de hablar era de una mujer educada, me dijo que venía a buscar algo de su difunto esposo, y qué había perdido la llave... yo le facilite la misma que le di a usted, pensando la verdad de que era madame.

Luego bueno, ella estuvo poco en el apartamento, lo sé porque acababa de poner hacer café y ella apareció de nuevo, se veía enferma la pobre, le di agua, parecía tener dolor de panza, me dijo que había estado algo enferma, supuse que tenía una reacción mal sana por comer algo, le comente que fuera a la farmacia, que posible le podrían dar algo para su mal, es más, me ofrecí a buscar medicina por ella, pero no me esperó y se fue.

-¿Enferma? ¡Ay, Dios mío!- Exclama Bella.- Y dice usted que vino no hace ni un mes... y que luego se marchó apresuradamente. ¿No le dijo qué venía a buscar? ¿Vio que llevara algún paquete o algo en las manos o en el bolso?- Entonces, recordando algo que le había mostrado Katharina, Bella no puede evitar preguntar.- Sé que no es asunto nuestro, pero entenderá que una vez muerto el Sr. Pyro, poco daño haríamos, pero necesito saberlo... Por la pobre Dionisia... ¿Sabe usted si Edd recibía... como decirlo.... otras visitas femeninas?-

Katharina daba vueltas a la cabeza mientras trataba de organizar las ideas. Aquella mujer... ¿Encajaría con la hortera lencería? Si fuese así la sacaría los ojos como hacían en aquella tribu precolom... no. La culpa en cualquier caso sería de Edd. Era el el que tenía unos votos..unos votos que no había cumplido. ¿Sería el descubrimiento de la ropa interior lo que la había disgustado tanto?¿O los papeles con amenazas hacía Pyro? Tambien las conjeturas de su tía la habían alterado, aunque no las dcreía. Antes de la muerte de Edd, quizás Dionisia si estuviese en peligro pero...¿después? No. No tenía sentido. Sin embargo un plan se había tejido en la mente de la joven, mientras esperaba a que la mujer respondiese para poder hablarselo a su tía.

Oh. La mujer bajo la cabeza sintiendose un poco incomoda,  oh mi señora, hay cosas en las que uno no debe meterse, pero hay secretos a gritos que todo el mundo sabe y pocos se atreven hablar. Hace un signo triste. No conocía a la esposa del señor Pyro en ese entonces, y es que ha pasado tanto tiempo...aunque era evidente que sí,  yo nunca vi a las mujeres que traía pero si recibí comentarios de la señora McPerry, ella tenía el apartamento de al lado.

Bajó la voz. Venía a quejarse constantemente por el ruido. Hablaba de mujeres jóvenes, y en especial una rubia... mujeres que salían a hurtadillas por la mañana, pero yo nunca las ví. La señora McPerry es una mujer de edad, quisquillosa y malhumorada, puso el asunto en conocimiento de la asociación de vecinos, pero el presidente del complejo no le dijo nada.....dicen las malas lenguas. Baja la voz mucho más como un murmullo. Que le pasó una cantidad de dinero para callarlo.

Les diría que fueran hablar con ella, pero los McPerry  (la señora y su esposo) decidieron vender el apartamento e irse del pueblo, hace dos meses no tengo noticias de ellos, es raro, la señora McPerry solía llamar... pero no me sorprende, salió molesta con el complejo de vecinos.

Poniendo la conveniente y obligada cara de espanto ante las afirmaciones de la Sra. Thomas, Bella exclama.- ¡Virgen Santa! ¡Qué poca decencia queda en este mundo! No sé dónde iremos a parar. Un día de esto veremos incluso mujeres con pantalones... - concluye proféticamente mientras niega apesadumbrada con la cabeza.

-Bien, en fin. Muchísimas gracias por su ayuda, señora.- Mirando a su sobrina, le pregunta.- ¿Se te ocurre algo más que debamos saber?.-

Pantalones como los hombres...eso sería supercómodo...buff pero para ir al baño...que horror...¡Tendriamos que desnudarnos! Bueno, con los vestidos y faldas cortas también se va muy cómodo, aunque no sea lo más elegante no te hacen tropezar. Tampoco hay que llevar veinte capas como una cebolla, o como la tía Belle...y hablando de capas...esta mujer parece a ser bastante elegante ¿será una querida de...? No...ella nunca llevaría la horterada que he encontrado allí arriba.

Katharina parecía haber estado atenta a la conversación pero desde que la señora Thomas mencionó a las mujeres tan solo la llegaban retazos de la conversación mientras trataba de aplacar la ira que sentía, apretandose las piernas. En aquel momento no lo sabía pero al día siguiente amanecería con unos feos moratones.

Desde luego mi hermana tuvo muy mala suerte al casarse con ese bas...hombre... Señora Thomas ¿No tendrá por casualidad el numero de los McPerry? Me gustaría hablar con ella. Ya sabe— dijo confidente— para que nos explique quien es esa misteriosa mujer rubia 

En ese momento la mujer observa como  unos clientes entran  y se levanta. Creo que tengo el número por algún lado, un momento por favor. Ella se levanta, pide el pedido de los clientes y se dirije a la cocina. Cinco minutos despues pueden ver como esta alistando unas tazas para el té y las galletas respectivas. Se acerca a ustedes y le da un pequeño papel. Este es el número que tengo, me disculparan, no puedo seguir hablando ahora.

Y tras despedirse de manera amable, comienza a llevar cosas a la mesas respectivas, pues de repente han ingresado varios clientes.