Aquello cada vez me gustaba menos. - Quien sea que haya matado a Lewis está aún ahí fuera.- Contesté al doctor sin levantar la voz. No lograba encontrar una explicación razonable a cómo había acabado mi ayudante asfixiado por una baba ácida, ni tan siquiera el ataque de un animal parecía explicar lo de la pierna, pues no había ningún rastro alrededor del cuerpo del joven agente que apuntase en esa dirección.- Deberíamos volver a la casa y establecer un plan de acción.- Oulard tenía razón.- Si nos separamos quién haya asesinado a Lewis nos atacará uno a uno.
- Hay astillas por todas partes y el grito tuvo lugar hace muy poco, Durand- Oulard continuó hablando en voz aún más baja. Daba la impresión de haber encajado un par de piezas de un puzzle macabro.- Si tiene una linterna sáquela; Tal vez el responsable esté alrededor de este embarcadero y nos sea posible atraparle todavía.
El doctor rebuscó a toda prisa en su maletín según iba hablando, con un poco de suerte encontraría su propia linterna olvidada entre su instrumental. Nervioso, no podía evitar de mirar alrededor, quién podía saber si el maníaco agresor que había atacado a Lewis realmente se encontraba acechándoles.
Tirada oculta
Motivo: Descubrir al malo
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 47 (Exito)
Dejo una tirada de descubrir para agilizar. Para descubrir si hay alguien o algo se mueve cerca, no para buscar en el maletín :)
No traje la linterna.- Me maldije visualizando en mi cabeza el lugar exacto del maletero donde se encontraba la linternas con las baterías acumuladoras de recambio.- Ya sé que quien mató a Lewis está cerca. Pero el maldito no ha dejado ni una sola huella.
Con la pistola en la mano seguía mirando a nuestro alrededor, como ambos suponíamos el asesino del joven inspector debía estar cerca. No pensaba dejar que me pillara desprevenido como había cogido a mi ayudante.
Tirada oculta
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 48 (Exito)
Tras acercarse a las pesebreras y al pantano que estan cerca parece curiosamente tranquila el agua, la cual no se ve gran cosa. También ven que el pantano se extiende por el camino. Segun el mapa, cerca al lugar señalado.
¿qué hacen?
El médico y el inspector estan cerca al cuerpo. ¿ustedes?
El mundo había cambiado bastante para tía Bella. Había pasado de regentar su pequeño negocio a viajar más allá de los confines de la tierra (que era todo aquello fuera del condado) y se había visto implicada en sucesos poco menos que escabrosos acompañando a gente nada recomendable (lo que incluía todos aquellos que no fueran el cartero, las adscritas al club de bridge, y sus sobrinas, claro estaba).
Intentaba por todos los medios quitarse de la cabeza las imágenes de cuerpos mutilados, relámpagos, escenas de pánico y la persistente sensación de bilis que tenía en la boca. Así que, haciendo un esfuerzo sobrehumano, se centró en lo que realmente podía entender.-… libros…-. Fue cuánto dijo, parpadeando, después de la perorata de su sobrina. Lo que le había hecho "eso" a aquel hombre podría haber hecho algo peor a Dionisia. La sola idea de perder a una de sus sobrinas era suficiente como para que se le empañaran los ojos.
Agarrándose al brazo de Katharina y apoyándose en el paraguas, lentamente se levantó de la silla. Se atusó el pelo y se colocó el sombrero escondiendo dentro los pocos mechones que se habían librado de las pinzas. Alisándose la falda, se ató bien el abrigo y con un pañuelo se secó el agua de la cara. Después lo guardó en el bolso. Girándose hacia Katharina, la abrazó de improviso, apretándose a ella como si le fuera la vida en ello, temblando aún de miedo. -Sé feliz, Katharina. Sé tú misma pero sé feliz.- le murmuró en la oreja a su sobrina. Desprendiéndose del abrazo, le arregló brevemente el vestido y se giró esquivando la mirada de Katharina no lo suficientemente rápido para que no se le notaran las lágrimas.
-Creo que no deberíamos separarnos. Vayamos con los hombres, a ver si los hacemos entrar en razón y partimos a esas endiabladas ruinas. Hay que encontrar a Dionisia.- Dijo mientras se dirigía a la puerta. Una vez en el umbral se paró, y, sin mirar a su sobrina comentó de forma intrascendente.- Y ni por un momento pienses que me he olvidado de Charles, tu amigo especial.- sentenció antes de irse de nuevo hacia donde estaban el médico y el inspector.
Katharina, vestida como su hermana parpadeó sorprendida ante el comentario (y el abrazo) de su tía y se ofreció a caminar, aunque no fue necesario. Cuando la mujer salió de la habitación reprimió una risita nerviosa cante el comentario sobre Charles y se giró hacia el inspector Marchaud.
Vaya, se lo ha creído.—murmuró. No la importaba lo que su tía pensase pero no quería que los hombres se hiciesen ideas equivocadas sobre ella. Y menos aquél desagradable de Marchoud— Ya verá cuando...¿se encuentra bien? ¿Señor Marchoud?¿Señor Marchoud? ¿Jonas?
¿Porque tenía que animar y poner en marcha a todos? Por Dios, Marchoud era un hombre, tenía que ser fuerte porque... Respire por Dios...aquello que atacó a ese desgraciado puede estar cerca. Le necesitamos despejado...oiga...Todo saldrá bien, de verás
Katharina agarró firmemente el brazo de Marchoud y le obligó a avanzar poco a poco hasta la calle para reunirse con el grupo.
Tras paralizarme por el cuerpo del que fuera el agente, me pregunto qué hubiera pasado si no hubiera seguido su recomendación de entrar a la casa y estar con el resto, ¿pude ser yo?
Tomo una sabana, o algo para cubrir el cuerpo y me acerco al cuerpo del joven y se la pongo encima. Creo que las mujeres no deberían ver esto y yo tampoco.
Inspector. Le digo. Trate de hablar con usted a solas pero no se dio la oportunidad. Revise los matorrales, y encontré el auto que al parecer perteneció al señor Pyro, en una de mis investigaciones encontré que la señora Pyro se había llevado el carro. Digo de esa forma. Revise el carro, tenia muestras de sangre, no tanta como para que alguien hubiera muerto ahí, encontré los pinceles que estaban perdido, y en el maletero un estraño símbolo en barro…
Dice arrepentido
El inspector Lewis me dijo que se lo comentara, pues tuve oportunidad de decírselo a usted, eso antes de que se haya ido a buscar leña. Pero con la lluvia el símbolo se borró, y ahora el inspector Lewis esta muerto, creo que alguien tiene a la señora Pyro, y debemos hacer algo pronto.
En ese momento las mujeres salen de la casa y los ven hablando.
Cuando Bella y Katherina salen de la casa ven que Jonás ha puesto una sabana encima del cuerpo del fallecido inspector Lewis, estaba hablando algo con el doctor y el inspector Durant. La mujeres vienen dispuestas a continuar el camino, cueste lo que cuente.
Definan que harán para avanzar.
Oulard se apartó para permitir a mr. Marchaud cubrir el cuerpo del difunto.
- Le damos las gracias en su nombre, señor Marchaud.- expresó con gravedad ante el gesto que había tenido con el joven policía.- ¿Y ahora adónde Durand? ¿Probamos suerte en mitad de la noche y la tormenta antes de que pudiera sucederle algo a madame Pyro y seguimos el mapa que encontramos? Si es así deberíamos pertrecharnos con alguna iluminación para el camino. Y particularmente no dejar solas a las mujeres en ningún momento si acaso nos separásemos en algún momento, lo comprende ¿no es así?- concluye aludiendo a lo sucedido mientras dirige una mirada a Marchaud tan explícita como las indirectas de la anciana Bella.
Entendido. Dice el hombre. Traere la lampara que habia en la cocina, y continuamos la vía. no dejar a las mujeres nunca solas es una buena idea, y creo que también es importante estar prevenidos. Se toca el arma. Lo que mato a ese pobre hombre no debe estar muy lejos.
Mira a las mujeres de reojo. Ahora supongo debemos continuar.
Miré a Marchaud con cara de pocos amigos, si me hubiera contado lo del coche habríamos salido a comprobarlo y tal vez hubiésemos podido ayudar al pobre Lewis con lo que fuese que le atacó. Incluso le había preguntado directamente y qué es lo que había hecho, callarse.
Amigo.- Le digo a Oulard intentando olvidar la poca confianza que me trasmitía el investigador privado.- Sabes tan bien como yo que es una completa locura ir ahora en mitad de la noche, que lo más juicioso sería esperar a mañana ya que es muy probable que la señora Pyro haya corrido la misma suerte que nuestro joven compañero y estemos arriesgando nuestras vidas sin necesidad. Pero quien ha matado a Lewis aún está aquí, lo presiento, y no voy a descansar hasta que el criminal tenga una de mis balas incrustada en mitad de su cerebro.
Traiga la lámpara, y traiga también cualquier cosa que pueda ser de utilidad en una excavación arqueológica.- Pedí recordando la foto de las ruinas donde suponía que acabaríamos entrando.- Una cuerda, cantimplora o lo que vea que piense que puede ser útil.
¿Cantimplora?¿De donde demonios vamos a sacar una cantimplora?
Katharina avanzó por el barró con los delicados zapatos de su hermana. Su caracterización era más que realista pero incómoda. Mientras caminaba esperando a que alguien recogiese esas cosas la joven se acercó a los árboles de donde había salido el desgraciado Lewis.
Doctor...¿le...le han arrancado la pierna o ha sido cortada?—Katherina no se atrevía a mirarlo, por lo que apoyada contra los árboles y oteando el camino que debían seguir lanzó la pregunta. Las lágrimas pugnaban por salir de su rostro y temblaba...pero nada ni nadie la alejaría de buscar a su hermana. La joven se llevó una mano al medallón estremecida mientras recordaba los extraños dolores de vientre.
Tras revisar la casa cuentan con dos lamparas de petroleo, fosforos, y nada más. No se encontraron cuerdas o cantimploras. Pueden continuar.
Bella aún no se atrevía a mirar hacia el cadáver. Saber si la pierna había sido cortada o arrancada no la iba a tranquilizar de ningún modo.- Discúlpenme caballeros, pero… entiendo que van ustedes armados ¿no?- Preguntó con tono inseguro.- Ya me he tenido que defender alguna que otra vez con mi paraguas, pero ante esto….- Comentó mientras encendía una de las lamparas de petróleo.
Oteando el posible camino hacia las ruinas, según indicaba el mapa, no pudo menos que girarse y mirar de arriba a abajo a su sobrina.- Cariño, me parece muy bien que quieras ir bien arreglada por si encontramos a Charles en el bosque (1), pero aún estás a tiempo de cambiarte al menos los zapatos y ponerte unas botas de agua. Ha llovido y lo último que necesitaríamos sería un tobillo torcido, ¿no crees?. Venga, date prisa.-
(1) Ahí va la primera. ¡Zas! XDD
Sí Charles tiene muy buen gusto... —murmuró recordando el motivo por el que no había llegado a nada más que amistad con el muchacho. Soy igual de torpe con zapatos que con botas. Y Nisia no tiene ese calzado. Con una de las lámparas en mano miró a los hombres esperando la respuesta del doctor e hizo la sugerencia. Si quieren me adelantaré yo. Ustedes pueden seguirme a pocos metros de distancia. Si alguién tiene retenida a mi hermana pensará que se ha escapado y vendrán a por mí. Entonces le atraparán. Se que mi hermana está viva. Lo sé.
- Permítanos indicarle que no es buena idea, señorita.- el tono severo de Oulard resultaba impactante; no era habitual que lo utilizara.- Lo último que deseamos todos es un segundo desastre que lamentar. Cuando estemos todos preparados iremos juntos a buscar a su hermana, guardando unas distancias prudenciales para no alejarnos entre nosotros. Quien atacase a Lewis conoce la zona mucho mejor que nosotros habiéndolo atrapado por sorpresa. Nuestra mejor baza es estar prevenidos.
Con cierto disgusto el doctor busca su pistola reglamentaria al ver como ambos hombres comprueban las suyas.
El hombre en silencio saca su arma y revisa que este cargada. No deberiamos perder tiempo. Hace una señal a los demás para partir.
Siendo así, y sin decir más parten siguiendo el mapa que encontraron detrás del reloj. Un camino de piedra, que queda lateral a un pantano apestoso. A pesar de que los hombres armados caminaban con cuidado y temiendo que saliera el asesino de su amigo, no se vio algo realmente amenazante. Algunos sonidos extraños mientras andaban, pero en sus mentes querían creer que se trataba de ranas, o animales que vivian en la zona.
Tras un corto trayecto, llegaron al sector de arboles grandes. Miraron el mapa y encontraron que tras de ellos seguía el camino, y fue en ese momento que lo vieron.
Pasamos a la otra escena.