Dia 1. Habitación en el Alcazar de Thelgaard.
Cuando me acuesto en la dura y recia cama, protesta bajo mi peso, pero me soporta como ha soportado a tantos y tantos guerreros antes que yo. Cuantos habrán mirado el techo como miro yo ahora preguntándose que deparará el día de mañana.
A los pies de la cama bien doblada está mi ropa, y en la mesilla, el libro del código y la medida, está abierto y manoseado por todas las personas que lo han leído en esta misma cama, sin embargo para mí no tiene las respuestas, mi futuro es incierto y tengo miedo de fallar. Lo aparto de mi pensamiento y me concentro en lo que ha pasado en el día de hoy.
Repito el nombre del corredor Asthor, señor, hijo de Ferak, así ha comenzado mi día, dejando de lado levantar un muro para algo que no me imaginaba, Cuando he llegado a la fortaleza he sido un poco impertinente con Sir Legaunt de Kyre, Sargento de la Espada, aunque ha tenido un fallo, se lo podría haber dejado pasar, el pecado del orgullo es un rasgo que tengo que aprender a controlar.
En la reunión con el Lord Fashtel du Terminaard una persona que merece todo mi respeto, tiene el don de la visión y la valentía para seguirla. Repasando toda la conversación creo que me he comportado con corrección. Su confianza en nosotros será recíproca y conseguiremos esas piezas mientras él encuentra el tablero.
De todos mis compañeros de viaje, mi más fiel amigo es Tarben, hoy se ha encontrado un poco disperso, quizás desorientado por la cantidad de información, sin embargo adivino una carga personal muy honda, parece que los dioses también le hablan a él de forma directa, tiene que tener un fuerte corazón para aguantar, deberé estar pendiente de él.
Zoak, el herrero minotauro, le han dado una esperanzadora pero perturbadora información a cerca de su hermana, su carácter explosivo será un problema, debería hablar con él, sin embargo hoy no pude hacer nada, no era el momento.
Con el mago Anubis tengo un dilema, ha aceptado la misión pero no se le veía muy convencido, tiene una actitud muy individual y crítica, no dudo de su buen corazón, ya que viste la túnica blanca y es un poderoso aliado, no solo por su persona sino por lo que representa. Sus luchas y secretos supongo que esconden lo que ha tenido que sufrir.
Ha sido un gran día, lleno de preparativos y planes, sin duda para mantener la mente ocupada me he cargado a la espalda los preparativos, ahora con todo hablado la enormidad de lo que tenemos que hacer casi me abruma, pero iremos paso a paso. Mi orgullo me hace verme como uno de los caballeros de las historias, recuperar las piezas, luchar contra el mal y... ¿y tener una estatua? sonrío ante mi propia ocurrencia, sólo soy un escudero. No hay nada como pensar a lo grande para saber que lugar te corresponde. Si. Cumpliremos las órdenes o moriremos intentándolo.
Cierro los ojos y busco el sueño.
Dia 4. Camarote de La Crisis. En algún lugar del Mar Nuevo.
El vaivén del barco me lleva de camino al sueño. Puede ser por los golpes recibidos con la empuñadura de esa maldita espada. No se muy bien como me siento. Al sacar esa cimitarra me enfureció, es verdad que yo llevaba un pequeña poma, pero no creo que fuera lo mismo. Estoy seguro que no me la ha intentado clavar porque había mucha gente mirando. Sin embargo, tengo que reconocer que si no hubiera tanta gente yo lo hubiera lanzado por la borda.
Me gustaría pensar que es porque ha atacado a un Escudero de Solamnia, pero también porque quería atajar un problema mayor, ¿Así es como quiero hacer las cosas? ¿juzgar y castigar antes de saber el delito? he tenido mucha suerte de no hacer algo de lo que me hubiera arrepentido. Se merecía la paliza, eso sin duda. Algún hueso le podría haber roto y tampoco pasaría nada. Por ese lado estoy muy tranquilo. Ya no somos simples pasajeros, estamos de alguna manera más integrados, ahora que hemos roto el hielo puedo hablar con algunos para saber que pasa. Aunque será mejor que hable con aquellos que han apostado por mí.
los nombres que tengo que recordar hoy son los de Verithiel, el segundo a bordo, parece un tipo serio, templado y con el propósito de hacer su trabajo lo mejor posible. Llegar a Encrucijada es nuestro destino común, así que tenemos que estar de su lado.
Kostar, marinero con el que he tenido una pelea bastante dura, era más rápido que yo y bastante más ágil, sólo mi capacidad para aguantar más golpes y un poco de suerte hizo que el combate se decidiera de mi lado. Tengo que entrenar muchísimo, si hasta un marinero cualquiera me pone en apuros ¿que esperanza tengo de sobrevivir ante los peligros de los señores ruinosos?. Este marinero de negro corazón me ha enseñado algo que tenía que aprender.
Tinker, es el nombre de otro marinero, está dentro de una trama que puede poner el peligro nuestro viaje, todavía no se de que manera, pero tarde o temprano lo averiguaré.
Mi último pensamiento como siempre es para Marabelle, que los dioses la protejan y me permitan volver a su lado.
Dia 6. Posada "El Orgullo de Ergoth". Encrucijada.
Es extraña la sensación de quietud, dormir en una cama sólida. Sólo estuvimos unos días en el mar, pero el cuerpo se acostumbra rápido, e igualmente de rápido fuimos engañados. Al que consideraba mi enemigo, era mi amigo, y el que creía mi amigo era mi enemigo.
Kostar, no sólo era inocente, sino que estaba siendo controlado por un hechicero que ostentaba el cargo de segundo al mando, Verinthiel, insto por medios mágicos a Tinker para matar al capitán. El pobre desgraciado hizo su función pero después fue ejecutado por sus actos.
Tarben también fue hechizado, y yo también habría caído en su influjo, posiblemente, si no fuera que dos metros de acero atravesando el cuerpo del hechicero le hizo pensárselo dos veces. Es el primer hombre que mato. El primer ser humano, estaba preparado, se lo merecía y era justificado, Paladine sabe que hice lo posible por evitarlo. No me gusta matar humanos, me recuerda lo frágil que somos.
Mañana Seguiremos camino a Solace, camino a nuestro destino, camino a derrotar dragones y enfrentarnos criaturas del mal, para gloria de la orden. Pero esta noche solo puedo pensar que he matado a un ser humano. EL cual será olvidado en un suspiro como si nunca hubiera existido. Una solitaria lágrima recorre media mejilla antes que la borre con el dorso de la mano y cierre los ojos para dormir.
Dia 9. Capilla de Mishakal. Delembert.
Nuestros pasos nos han traído finalmente hasta Delembert. La ciudad que aparece y desaparece. Cabe destacar que en Desolace, encontramos la manera de conseguir el trabajo que localizar este pueblo y, en la medida de lo posible, saber que está ocurriendo con él, y una perfecta excusa para encontrar la primera pieza del tablero de Khaz. Si mi pulso no es firme, es porque estoy escribiendo desde el sótano de una hérmita, pero eso lo explicaré más adelante.
Al llegar al pueblo no fuimos bien recibidos, cosa que se explica al llevar tantos años en aislamiento. La culpa de todo esto la tiene una persona. Helion el Grande, hace muchos años llegó junto a su hijo Elzid Natholin. A todas luces un malvado hechicero que ha tenido al pueblo bajo su yugo al menos 100 años. Hace unas semanas una explosión “sacó” al pueblo de nuevo a la luz, así que investigando ese hecho sabremos como detener la maldición de la aldea. El alcalde confía en nosotros, somos extranjeros y no tenemos el miedo en nuestros corazones como posiblemente lo tengan las buenas gentes de Delembert, incluso permiten las inexplicables desapariciones.
De camino a la Torre del Hechicero, hicimos dos paradas, la primera en casa de Erilyn Windfellow una joven desaparecida hace poco. Allí encontramos sospechas firmes que estemos tratando con un Vampiro, que explicaría su longevidad.
La segunda fue en la Hermita donde descansan los huesos de un santo llamado Estiben, y desde donde nos hallamos pasando la noche. En estos momentos Tarben y Baigron están purificándola. Derrotar los guardianes que estaban aquí fue duro y una cicatriz en mi hombro me lo recordará. Pero nada comparado con lo que logramos, resultó que Estiben, su espíritu, estaba siendo martirizado por Chemosh, y ahora descansará, por fin, en paz. También nos hemos hecho con armas que nos ayudaran para derrotar a Helion o a su hijo. Ha habido algunas discusiones tácticas, pero por mi parte han quedado eclipsadas por el milagro que he presenciado y quedará para siempre en mi memoria.
Dia 10?. Una Torre no tan Solitaria.
Este día empieza con una fina lluvia cayendo sobre nosotros. Han pasado tantas cosas que mientras hago algunos ejercicios con la espada, escondidos en esta cámara, y rodeados por pestilentes cuerpos inertes de arañas, grandes como perros, me dispongo a hacer memoria de todo lo que ha acontecido desde que salimos de la capilla, que no ha sido poco. Como decía, la lluvia nos empapó, mientras nuestros pasos se dirigían, de nuevo, hacia la torre del infame Helion, un poco más preparados con objetos mágicos.
Una vez allí lo primero que nos impactó, la torre había reventado y se apreciaba restos por todos lados, y es relevante comentar el cuerpo de una persona en la que a primera vista no supimos adivinar la causa de su muerte, posiblemente pertencía al grupo que mandó el alcalde a investigar, pero el siempre impulsivo Kartag la descubrió casi por accidente. Mientras miraba una de las estátuas que estaban semienterradas, probablemente por la explosión a saber desde donde vino volando, una miríada de ciempiés lo cubrió como un manto, picándole e inyectándole un veneno, que aun ahora por la noche, sigue recorriendo su cuerpo. No sin esfuerzo logramos salvarlo de esa trampa natural y que casi lo devoran vivo ante nuestros ojos. Es ante esta situación y ver casi morir a unos de nuestros compañeros que decidimos decirles la verdad de nuestro viaje. Tarben se encarga de explicar que nuestra presencia en esa torre no es tan altruista como cabría esperar, todos son ahora cómplices y compañeros en la búsqueda de El Juego de Khas de M'Fistos. Los draconianos y la semi-demonio están a la altura de las circunstancias, y juntos entramos en la derruida torre, un poco más unidos.
Bajando hacia las profundidades de la torre, lo único que no había sido destruido, usando antorchas y la espada mágica de fuego del minotauro. Se enfrentan a su primera prueba, un Hamatula Baatezu, o Demonio Barbado, si el lector no sabe de qué hablo, le ahorraré los detalles pues semejante criatura debe quedar en el olvido o en la ignorancia. Precisamente fue Zoak quien más sufrió en el combate hasta caer al suelo herido de gravedad. Empezamos a tener la impresión que alguien nos observaba. En las profundidades encontramos a una joven de unos 20 años, de rizado pelo pelirrojo con nariz un poco respingona y pecas, resultó ser Erilyn y tras deshacernos de sus vigilantes, unos perros traídos del infierno por alguna clase de ritual, nos acompaña desde entonces. Nos enfrentábamos a un mago con gran habilidad para invocar, poco a poco nos iba invadiendo la idea que nos enfrentábamos a un reto muy complicado, pero paso a paso seguimos hacia delante. Enfrentando a lo que venga, si ese mago nos quiere destruir, no se lo vamos a poner fácil.
Nos tiran encima de todo, los perros demoniacos que muerden y abrasan con su aliento al draconiano Baigron. Trampas que ponen a prueba las habilidades de Desdémona en cada paso que damos por los oscuros pasillos y las traicioneras puertas. Un esquivo diablillo que se movía de aquí a allá, atacando con una daga envenenada, hasta que Kartag lo agarró con agilidad. Sin embargo, tuvimos que replegarnos a esta habitación secreta pues en el exterior un pequeño ejército de goblins se estaba reuniendo y adentándose poco a poco, buscando al dueño de la torre, al mando estaba un tal Akromm: Ruina de sus enemigos, Dador de muerte. Un ogro. Ante un enemigo abrumadoramente superior, no es deshonroso retirarse momentáneamente mientras los lanzadores recuperan poder. Matamos a los exploradores para ganar tiempo y nos refugiamos aquí. Después de dar muerte también a los ocupantes de esta lúgubre caverna de aspecto natural, unas enormes arañas, los conjuradores tienen su merecido descanso. Anubis ha lanzado toda clase de hechizos de utilidad, desde adivinación hasta conjuros de ataque puros. Los Clérigos, el piadoso Tarben y el desilusionado Baigron han restablecido nuestros cuerpos una y otra vez con curas y rezos hasta quedar agotados. Por la mañana seguiremos avanzado por el tunel por donde huyó una de los gigantescos arácnidos.
Mi último pensamiento es para el joven Asthor y que haya sabido esconderse de los enemigos que rodean la torre.
Nota del DM: Ahora entenderás por que encabezas la listas de PXs, no?? ;)
Que gozada, como Director de Juego, tener un jugador como tu, que no solo se curra la personalidad de su personaje, y que la juega acorde, si no que encima se curra estos pedazos de resúmenes!!! Plasplasplasplas!!! Mi más sincera enhorabuena, y muchas gracias por el esfuerzo!! :-)
NOTA 1.
Si alguien preguntará donde empezó el camino de Leviathan “El Azote” dirían que empezó cuando hizo la promesa en el lugar donde todos los libros atribuyen su culmen de poder. Pero si el escribano lo conociera de antes, de mucho antes, muy lejos de allí, en un oscuro sótano, el germen brotó de su pecho, cuando en un combate contra un, entonces poderoso, demonio, el orgulloso guerrero fue ignorado por su hermano de orden, al querer enfrentarse a su oponente en combate singular para derrotarlo como reto personal. Pero nadie le hizo caso y eso fue frustrante.
Notaba como poco a poco lo iban dejando de lado, se le imponían en las decisiones fuera del combate y ahora en la batalla también, dando órdenes un clérigo guerrero que se había pasado toda la juventud estudiando y rezando, mientras el sudaba en el campo de entrenamiento. Se quedó mirando su espada, recorriendo el filo con los ojos, preguntándose si ese era su destino, la segunda fila, mientras otros alcanzaban la gloria. ¿A dónde podría llegar tras esos 10 kilos de acero templado?
Nadie de sus compañeros se fijó, pero mientras el gran guerrero se acariciaba una cicatriz que sólo veía él. Un veneno se infiltró en su cuerpo, que se extendería por todo su ser como una enfermedad, llevándolo finalmente a un camino oscuro y sin salida.
DM: Hostias!! Me estás acojonado, aunque entiendo tu reacción.
EDIT JUGADOR: Es que no creo que todo sea sacarle el máximo provecho a las reglas y el tablero. También el personaje hace cosas irreflexivas o impulsos. Y otra cosa, que cada uno acarree con sus actos, yo lo haré.
DM2: Básicamente, creo que eso mismo es "jugar", darle un toque "humano" al PJ, si no, esto se convierte en un mero ajedrez.
EPILOGO.
Leviathan estaba sentado en una mesa de madera redonda, jugando con una jarra medio llena de algún líquido pegajoso y de olor fuerte. Frente a él estaba Lord Fashtel du Terminaard que lo miraba fijamente, lo sabía aun sin encontrar sus ojos. Pasee mi mirada derredor, con la mente embotada y movimientos lentos, observé que me encontraba en una habitación sin paredes. Había mesas hasta donde alcanzaba la vista, había una bruma amarilla que no dejaba ver bien, el aire era sofocante, espeso, sólo lo justo para respirar, pero sin poder dar una inspiración fuerte, que es lo que tenía ganas.
En casi todas las mesas había personas, unas con la cabeza entre las manos, otras mirando embobados para el cielo, y muchas hablando con alguien que tenían en frente que no existía. No oía nada, sus labios se movían pero no articulaban palabras. ¿Había una que se parecía a su padre o era su imaginación?
-Fallaste- la sentencia le cayó como una guillotina en las entrañas cuando habló su superior- Fallaste a tu familia, fallaste a la caballería, fallaste a tus amigos, fallaste a tu deber, fallaste a tu honor, fallaste, pequeño aspirante a escudero con ínfulas de héroe- sus palabras eran como espadas que atravesaban mi carne.
-Yo… yo…- me costaba poner en orden mis sentimientos, ¿estaba muerto? ¿Había traído la vergüenza a mi familia?- hice todo lo que pude, no tenía la fuerza para…- no pude terminar porque me interrumpió.
-FALLASTE, maldito engreído, te moviste por egoísmo, te pensaste que podías salvarlos y ahora todos están muertos por tu culpa, TODOS ESTAN MUERTOS POR TU CULPA- repetía mientras me mira con rabia y pena, con agresividad y con compasión. El intento por levantarme resulta infructuoso, no tengo fuerzas suficientes- ¿Ahora quiere huir? ¿A dónde vas a correr, pequeño cobarde? ¿AHORA? Es demasiado tarde, ahora me vas a contar todo y entonces podrás irte, cobarde de mierda.
Con el dolor en mi rostro, le empecé a contar, hablé de todo lo que me carcomía, como había dejado a Asthor sin la protección necesaria, como no fui precavido en tomar las más elementales medidas de seguridad, rompí a llorar en varias ocasiones, el dolor era muy agudo. Le conté como me molestó que abatieran a mi “presa” y la furia se adueñó de mi corazón, como me sentía ninguneado por mi compañero de orden, sin que él lo supiera lo empecé a odiar, sólo quería demostrar mi valía, que todos supieran quien era Leviathan de Sharkenar. Le conté mis sueños de poder en un futuro lleno de sangre y oro, como me veía como torbellino de enemigos, matando a todos lo que se pusieran en mi camino hasta alcanzar la cima. Según me oía a mí mismo, las explicaciones me resultaban más vacías, acabé mirándome las manos y sin reconocerlas.
Me derrumbé sobre la mesa. Me parecía que llevaba días hablando, mi voz estaba ronca, no me quedaban lágrimas, apenas tenía fuerza para mantener la mirada fría de Lord Fashtel. El mareo hacía que todo me diera vueltas aun estado con la cara contra la mesa. Cuando me incorporé, vaciado, con un espejo del monstruo que me estaba convirtiendo, no quedaba nada de mí, me había exprimido, reconocer que eres un fraude hace que algo en tu alma se rompa.
Lord Fashtel, me ayudó a beber de mi jarra. El líquido se arrastró por mi garganta como si me tragara anzuelos. Me llevé las manos al cuello y me la empecé a arañar. El dolor era tan intenso como para perder la cordura. Tras unos instantes pude ponerme derecho en la silla a duras penas.
-Fallaste- la sentencia te volvió a sacudir como un martillo en la parte de detrás de mi cabeza cuando habló su superior- Fallaste a tu familia, fallaste a la caballería, fallaste a tus amigos, fallaste a tu deber, fallaste a tu honor, fallaste, pequeño aspirante a escudero con ínfulas de héroe- sus palabras eran como cuchillas que atravesaban mis ojos.
-Yo… yo…- no me sentía muy centrado, ¿Dónde estaba? ¿Esto había pasado antes? ¿Estaba muerto?- no sabía que mi enemigo era tan fuerte, pensé que yo…- me interrumpió con la fuerza de un puñetazo en su voz.
-FALLASTE, maldito engreído, te moviste por egoísmo, te pensaste que podías salvarlos y ahora todos están muertos por tu culpa, TODOS ESTAN MUERTOS POR TU CULPA- te mira con rabia y pena, con agresividad y con compasión. Algo pequeño en tu interior te dice que tienes que irte de ahí, que huir con todas tus fuerzas- ¿Ahora quieres huir? ¿A dónde vas a correr, pequeño cobarde? ¿AHORA? Es demasiado tarde, ahora me vas a contar todo y sólo entonces podrás irte, cobarde de mierda.
Mire mi jarra que estaba otra vez llena, y empecé a contar todo con la mirada baja. El dolor era real, era físico, mi cuerpo tenía espasmos como si me flagelaran con cada pecado. Volvía a narrarlo todo, esta vez con más viveza, siendo mucho más cruel conmigo mismo, pensando que así me dejaría marchar, desgarrando mis secretos más ocultos, suplicando clemencia durante días, hasta que mi garganta no pudo más y me volví a derrumbar exhausto.
Lord Fashtel, me levantó la cabeza y me llevó de nuevo la jarra a los labios. Nononononono, otra vez no, ¿Cuántas veces había pasado esto? ¿Cuantas más pasarán? Mi embotada alma me dio un momento de lucidez, para deleite de mi interlocutor, que sonreía y se relamía. Pero la jarra ya estaba en mis labios y la rueda seguiría.
Una mano agarró la jarra. Una mano enguantada en plata. Con las pocas fuerzas que me quedaban miré hacia arriba para ver de quien era esa mano. Seguí la brillante armadura que hacía que mis ojos pestañearan hasta su rostro. Era Tarben. ¿Qué hacía él aquí? Su rostro con una sonrisa sincera, como siempre me había sonreído cuando éramos niños, me dijo que no con la cabeza.
Solté la jarra y me sentí cogido por las axilas mientras me levantaban. ¿Siempre había sido Tarben más fuerte que yo? Claro que sí.
-Tarben…- logré articular pese a no poder hablar. Puede que lo dijera con mi corazón- lo siento...
- Vámonos grandísimo tontorrón- me dijo con cariño, mientras me sacaba por la puerta que estaba justo detrás de mí, pero que nunca hubiera alcanzado solo.
Detrás de nosotros, alguien se removía con rabia, insultaba, prometía torturas inimaginables, lanzaba desafíos y destrozaba todo a su alrededor, pero para los dos escuderos, su voz era pequeña y débil.
Junto al cadáver de Leviathan. La antigua espada del aspirante a caballero parecía temblar levemente. Damocles, La Espada Maldita, vibraba de furia, había pasado lo inconcebible, se le había escapado un alma. Sin embargo alguien la cogería, alguien a quien susurrarle palabras de poder y ambición. Pero que no sea un caballero de Solamnia, suponía demasiado esfuerzo, estaba harto de ellos. Un Ogro. Un Ogro estaría bien…
DM: Una vez mas, no puedo si no quitarme el sombrero ante tu compromiso con el juego, tio!! Es impresionante verte jugar, verte organizar, verte tomar notas..., incluso verte escribir un epílogo como el que has hecho!!
Me da una pena horrible que Levi haya muerto, lo siento, y quizá fue un error mío no mostrar mas claramente que el ogro, en un "one shot", era inalcanzable!! Y mas llegando a él herido como ibas. Pero bueno, releyendo lo pasado, en efecto, Levi estaba en un estado en que necesitaba demostrar, o demostrarse, que era válido.
Lo dicho, un autentico placer contar contigo estos años, y para cuando empiece el tercer capítulo, volveré a tentarte para entrar, lo sabes, no?? ;) Porque a este capítulo le queda nada y menos. Como a Tarben, te dejaré activo, poniendote en todos los mensajes como destinatario, para que puedas ver el devenir del mismo, ok??
Un abrazo, Assa, y espero que no me lo tengas en cuenta!! ;)