El momento era decisivo, Ixir debía elegir entre su lealtad hacia su ama y su lealtad a aquellos que habían sangrado junto a él como amigos.
ñiiiiiic lio mias siensato será escondierme, diespues yia vieremos...
Ixir llegó hasta el negruzco ánfora de plomo. Después de tantas penurias, el rátido consiguió recuperar el artefacto que tanto poder confinaba en su interior, y por el cual tantos Vigilantes de Vesh habían sacrificado sus vidas. A pesar de eso, el combate no había finalizado y Talbot lanzó una punzada demasiado débil con su estoque que la bruja de ojos blancos no tuvo ningún problema en esquivar.
El final se hallaba cerca. Arlen el exsoldado, se preparaba nuevamente para acometer con su lanza. Con un poco de suerte, su arma se hincaría profunda como el aguijón de un escorpión y así los designios de su hermano, aquel que muriera por defender aquel peligroso objeto, restariían cumplidos con todas las de la ley.
El bravo guerrero se lanza de nuevo con todo lo que tiene. No hay retorno, casi han recuperado el ánfora, pero este último escollo les está costando más de lo que debería.
La lanza vibra con la energía del brazo de Arlen, ansiosa de sangre. Las ganas de sangre del arma es algo casi místico, pues el tabernero sabe que son sus propias ansias reflejadas por el vínculo creado en la batalla entre guerrero y arma.
La tensión se resuelve finalmente en una lanzada a toda potencia. No mira el resultado pues poco le importa. La batalla está en su clímax y es a eso a lo que presta atención.
El escudo se eleva de forma autónoma para cubrir el cuerpo y proteger el hueco creado en el momento del ataque, preparándose nuevamente para el contraataque.
Lanzada y proteger al compañero...
Esa era la única enseñanza de la Falange Negra de Turrows. Jamás se daba un paso atrás. La línea era inquebrantable. El frente una auténtica picadora de carne. Los enanos pueden dar fe de ello...
La bruja se antepuso al tabernero y emitió un chirrido agudo y desagradable mientras mostraba sus grandes incisivos. Arlen descargó su brazo mientras cerraba los ojos y notó el cimbreo de su arma. Cuando los abrió, pudo contemplar como la punta de la lanza se había alojado en la boca de la maléfica bruja rátida y su grito se había ahogado. Todo había acabado.
Quizás pudiera volver a su hogar. Quizás pudiera cerrar los ojos y olvidar la guerra. Quizás pudiera dormir por las noches sin contemplar los rostros de todos aquellos que había matado...
El cuerpo de la bruja cayó al suelo. Había sido derrotada. Lo habían conseguido. Miraron a un lado y a otro y no encontraron a Ixir. El reptoide se había escondido o eso querían pensar.
- ¡¡Dónde estas maldita bola de pelo!!- exclamó contrariado Talbot mientras Shouddrim torcía su morro en clara mueca de enfado. - Si no aparece lo buscaré y lo encontraré... ¡¡Lo juro por el arco de Tanil!!- sentenció la iniciada de vigilante
NOTA DM: Muere la bruja. Id interpretando el final, que esto se acaba.
Sargs respiró aliviado. Habían recuperado el ánfora y eliminado a todos los enemigos que la habían arrebatado. Pero el extraño y frágil grupo, ante la no existencia del enemigo común, empezaba a dar muestras de preocupación:
- Ixir se ha unido a la causa para recuperar esta reliquia. Aunque tu gente esté acostumbrada a no diferenciar entre los de su especie, bien has visto que ha combatido contra ellos, e incluso ha matado a alguno de ellos, ..., quizá este hecho te haga reflexionar.
No quería hacer de maestro, pero el detalle de desconfianza ante los hechos, no le había gustado a Sargs. Este se dió la vuelta y llamó a Ixir:
- Ixir, sal de dónde estés. Tenemos que volver a casa. - No había odio ni rencor en sus palabras, sino una clara preocupación por parte de un integrante del variopinto grupo.
Agazapado tras una roca y algunos helechos Ixir contenía sus nervios como podía, era todo temblores y terror, debía tomar una decisión, amistad o temor a represalias... en una mano agarraba con fuerza el artefacto de plomo y en la otra sostenía temeroso la gema con la que debía comunicarse con su ama.
Escuchó a Talbot y agachó las orejas, luego el miedo y el rencor se apoderaron del rátido con las amenazas de Shouddrim, pero por último Sargs habló y la claridad de sus palabras le dieron el valor para decidir.
A lia mierdia!!!
Pensó mientras arrojaba la gema de comunicación tan lejos como pudo.
Por unos instantes Ixir cerró los ojos como si esperara una reprimenda severa e instantánea de la bruja que lo había esclavizado y sometido desde que tenía uso de razón, pero al abrirlos comprendió que ahora era libre, que si había llegado el momento de morir por algo que fuese por alguien que se lo mereciera, sus amigos. No volvería a sentirse obligado por nadie, se había ganado el derecho a elegir por él mismo y así lo haría a partir de este instante.
continuo en post abierto
ELIGIO VIVIR LIBRIE ÑIIIIIIIIIC
Extrañas palabras resonaron no muy lejos de donde se había desarrollado el combate, todos reconocieron el peculiar acento y chillido del escurridizo Ixir. Había entonado ese grito con una seguridad de la que nunca el grupo le había escuchado.
A no tardar, casi de la nada, apareció el rátido con una extraña mueca de emoción en su feo rostro, incluso una lagrimilla se le podía adivinar deslizándose entre las marañas de su mejilla. Portaba el ánfora como quien muestra un trofeo ganado en un campeonato de algo y se acercaba al escenario del combate a toda prisa. Al llegar dejó caer el objeto que tan poco le importaba ahora y se lanzó hacia Sarg y lo abrazó como si de un chiquillo que ha pasado un mal trago lo haría con su padre.
ÑIIIIIC os elijo a vosotros
chimpon
La bruja le miraba con ojos de odio… pero la mueca era muy extraña, uya que su boca estaba ensartada en la punta de su lanza.
Un cansancio extremo cayó sobre el pobre Arlen. No se aguantaba en pie, y sentía un dolor incipiente en las sienes, recordatorio del esfuerzo salvaje que había realizado. Su cuerpo se estaba quejando a gritos.
Tiró la lanza junto a la bruja y se sentó en el suelo, consciente de su respiración y agradecido por continuar vivo un día más.
Las llamadas a Ixir se sucedieron, y Arlen se giró para ver que estaba pasando con el rátido. Acto seguido, este apareció y se acercó, demostrando su aprecio por Sargs con un gran abrazo.
Todo parecía haber acabado bien. Pero aún quedaba el largo camino de regreso a casa. Y su lanza tendría que volver a danzar. Y la sangre volvería a correr y los escudos a levantarse.
Su taberna estaría al final del camino, recordatorio de una vida mejor, más tranquila… La lanza descansaría otra vez en su lugar tras la barra.
Pero… el compañerismo en la batalla, la adrenalina del lanzazo, y la potencia de la embestida tenía algo adictivo, como las sustancias que te hacían volverá ellas una y otra vez… La desintoxicación sería lenta y esta vez le costaría más que la anterior. De eso estaba seguro…
Sargs no pudo menos que responder el abrazo, totalmente inesperado por su parte, de Ixir, dándole unos golpecitos amistosos en la espalda. Ya había acabado su búsqueda, pero ¿habría acabado todo?, ..., era un misterio que sólo Nemorga sabía, pero Sargs, como su humilde seguidor, estaba dispuesto a explorarlo ....