Partida Rol por web

Sargs desvió lentamente la mirada del extraño ser peludo al estilizado elfo, y esperó pacientemente que el gentil elfo llenara la copa de ambos invitados para proceder a iniciar la conversación.

Rythen vació el resto del vino de la jarra en los dos vasos de sus nuevos acompañantes. Sus ojos de plata observaban a los dos contertulios mientras servia el vino con ceremonia y buenas maneras. El "criado" de Lady Paransala llamaba sobremanera su atencion, pero a pesar de ello, trató de guardar las formas.

- Puedo preguntar por los nombres de ustedes, caballeros? Yo soy Rythen, viajero y vagabundo....

El rátido rápidamente dejó el vaso ante si. No respondió, puesto que su condición de sirviente le impedía adelantarse al misterioso hombre de tobardo amarronado y sombrero de ala.

- Que responda primero él.- pensó Ixir. No en vano, había aprendido a ser reservado y silencioso. Observar y escuchar, dos grandes virtudes para un ser de su condición...

Sargs se incorporó en su asiento viendo que por fin la conversación tomaba el giro que esperaba:

- Mi nombre es Sargs, ..., y podemos decir que soy un buscador de ... enigmas. - Contestó Sargs con el mismo tono serio de toda la conversación. Su semblante parecía contener toda emoción posible.

Sargs se giró hacia el peludo ser, esperando su enigmática presentación.

El encapuchado escuchó con cierta sorpresa la respuesta del enigmático individuo. - ¿Buscador de enigmas?... - pensó. Sin duda Scarn, era un lugar lleno de enigmas y reliquias de antaño, pero la vida en la aldea de Trela resultaba demasiado tranquila y monótona como pra hallar ni el más efímero de los enigmas.

Aún así, debía responder. No era bueno perder la confianza del invitado de su ama, y sabía que negarse a presentarse podía desembocar en ello.

- Miii... niombre essh Iixir...- respondió con un común al rudimentario y de tono estridente. - Yo siirvo a la amma. Yo perteniesco a la amma. Yo vigiillo... ñic,ñic... a invitadio della amma- explicó su particular acento. Tras esto, le da un sorbo a su vaso de vino.

Sargs intrigado por el extraño personaje que resultaba ser Ixir, continuó escrutándolo con su mirada y sus palabras:

- Y de dónde procede Iixir, si se puede saber?

La conversación estaba dando un giro no demasiado agradable para el rátido, pero el extraño "buscador de enigmas" era una persona inquisitiva además de parecer astuta...

- Iixir ha viviido siiempre aquií... diesde quie simplemiente iera una pequieñia criía... ñic,ñic...-  explicaba mientras emitía unos molestos ruiditos similares a los roedores que pueblan los desvanes de las casas antiguas - Yo sier vendiido a la amma ñic,ñic cuando iera miu jioven... piero sier de miu liejos...- el rátido se comenzaba a soltar. Era algo agradable que la gente te preguntara cosas sin verte como una criatura fea y peligrosa.

Sargs miraba de reojo al elfo en busca de apoyo para continuar la conversación con tan intrigante personaje. Su fascinación crecía por momentos ante los relatos de Ixir, aunque en su rostro no se reflejaba tal emoción:

- Ha debido de ser dura su infancia, ..., siempre esclavizado. Espero que le hayan tratado bien. - Comentó Sargs a Ixir. Continuó mirando de reojo al elfo por si quería intervenir en la conversación.

- Si me permite ser curioso, me podría relatar sus buenaventuras de ese lejano lugar del que procede? Me atraen las historias de recónditos lugares.

Mientras apuraba su ya casi vacia copa, el elfo observaba al peculiar criado con una mezcla de... diversión y curiosidad extrema. Su trabajada mente se esforzaba por buscar algo que le dijese un minimo de información sobre aquel ser, pero por el momento, no habia manera. Luego desvió la mirada hacia el buscador de enigmas, dejó el vaso en la mesa y habló:

- Aventuras... no consideraria la guerra como una aventura, fuese cual fuese el desenlace. Sirva de indicación, pues, que ese fue mi mas grande cometido, a la vez que el peor... y el primero. Luego de eso, millares y millares de millas andadas, sobre la tierra y el tiempo, en busca de... en busca de MI mismo. Relatar tales hechos con un poco de justicia llevaria demasiado...soles y lunas desfilarian ante nosotros, señor Sargs. No lo tome a descortesia, se lo ruego, pero en breve deberé acudir a una cita, y no quisiera retrasarme.

Mientras se disculpaba, Rythen trataba de esbozar una timida sonrisa, y a la mención de la cita, miró al criado.

El rátido miró al elfo. Esos ojos que habían contemplado eras intimidaban a Ixir. No es que sientiera miedo, no era eso ni mucho menos, simplemente sentía un importante respeto por ese elfo, un respeto similar al que se debía obligado a sentir por su ama...

- Yo os llevarié a la tiorre de mi amma, cuando mello pidiáis, ñic, ñic... - asentía el rátido, aunque temía que las palabras del elfo molestaran al misterioso buscador de enigmas.

Ahora era Sargs el observador de la conversación, hasta que las miradas de los dos comensales de la mesa se centraron de nuevo en él. Se incorporó en su asiento y comentó:

- Veo que no se anda por las ramas señor Rythen. - Comentó con una leve sonrisa forzada.

Sargs tomó un trago del buen vino de su copa y se apresuró a comentar:

- Ya habrá tiempo de comentar aventuras, sobretodo de la anteriormente mencionada guerra con el titán Chern. Cuando guste la escucharé con todos mis sentidos. - dicho esto esperó unos leves instantes para observar la reacción del elfo, pero enseguida continuó - Pero me malinterpreta. No pretendía perder el tiempo con relatos que demore su cita con Lady Paransala, ni mucho menos. Solo buscaba conversación sobre sus exóticos hogares, ..., tanto el suyo como el de nuestro compañero, el señor Ixir. - le dedicó una mirada con otra leve sonrisa al extraño personaje.

- Supongo que me encontrarán alojado en este mismo lugar, cuando decidan regresar. - Dicho esto, alzó su copa a modo de brindis para que sus palabras no fuesen interpretadas de forma descortés.

Justo en ese momento, un apuesto semielfo de mirada picaruela interrumpe la conversación de Sargs, Ixir y Rythen. El mozo de pelo castaño y bellas facciones, no se corta ni un pelo a la hora de coger por los hombros de forma amigable al sacerdote.

- Ya veo amigo que tenéis un don... habéis elegido dos de las tres cosas que llaman más la atención de esta aldea.- explicaba con una sonrisa blanca y brillante como perlas - La primera es nuestro nuevo campeón de tiro...- dijo mientras realizaba una reverencia al elfo - ... La segunda en nuestro amiguete Ixir, el azote de los quesos...- se mofó jocosamente del rátido mientras éste gruñía bajo su capucha.

- Es un gusto volver a verle mi señor .... - Sargs puso cierto énfasis en estas palabras - ... Cormath. Pensaba que le había perdido el rastro en la celebración. Tiene un don para desaparecer entre la gente. - siguió Sargs con una muy leve sonrisa.

Sin darle tiempo a reaccionar continuó:
- Gusta de acompañarnos? - le comentó ofreciéndole un asiento en la mesa.

El semielfo sonrió ampliamente ante la invitación de Sargs. Para una persona de carisma como él, hallarse en la mesa del elfo que había ganado la competición de tiro suponía elevar aún más su caché dentro de la aldea. Si a Trela llegaban personas interesantes, Talbot siempre comprtís por estar junto a ellos, no en vano, vivía de su reputación, de sus lujosos trajes, de sus endulcoradas y rítmicas palabras y de sus apetecibles facciones de semielfo:

- Para mí será un placer estar junto a ustedes y compartir mesa.- respondía el mozo- Si preveen quedarse aquí por algunos días, yo podría hacerles de cicerón... siempre que ustedes...-

- Grrrrrrgh...- rabiaba el rátido ante la llegada del semielfo. Al parecer, no había demasiada buena realación entre ambos...

- Calma mis exaltados compañeros. - Comentó Sargs para intentar calmar el tenso ambiente. - No hay razón para enturbiar la interesante velada. No es así?

- Cálmate muchach... digo... eeh... Ixir, un buen sentido del humor siempre ayuda- argumentaba el semielfo al tiempo que se sentaba junto a los recién llegados. - Para que veas que soy un tipo de ley, os invitaré a una botellita de sidra... - mirando con ojos que intentaban dar pena, aunque existía cierta urgencia en la forma de comportarse del elfo que acababa de agradar a Talbot. - Os ruego que compartáis esta última botella conmigo. Yo también tendré que marchar a dormitar...¿por favor?- insistía el mozo.

El elfo, tratando de no ser demasiado brusco ni descortés, sostuvo la mirada del ultimo recien llegado y expresó sus urgencias:

- Me tendran que disculpar, caballeros, pero debo acudir a una cita, y ya he pospuesto demasiado mi partida. Mañana será un placer acabar esta encuentro tan grato, en este mismo lugar, si les parece bien, y sin asuntos que me impidan alargar la tertulia. Ahora, si me disculpan...

Y dicho esto, Rythen se levantó de la silla, inclinó levemente la cabeza, y miró al extraño ser, que llamaban Ixir, esperando su guia hacia su ultima, esperaba, cita de la noche...