Una vez el peligro parecía desvanecido, Sargs aprovechó para subsanar, en parte, las heridas causadas por los pérfidos "monigotes". Se acercó a Talbot y le puso en su cuerpo una mano, transformando en energía curativa, uno de sus últimos dones de Nemorga. Acto seguido, miró en derredor, y al ver que el resto gozaba de buena salud, transformó un conjuro menor sobre sí mismo, para aliviar mínimamente el dolor que los adversarios le habían provocado. Después, con gestos de dolor todavía en el rostro, comentó:
- ¿Alguien sabe de dónde han salido estos seres? Parece como si la partida a la que perseguimos gozase de nuevos y sorprendentes recursos para disuadirnos de nuestro cometido.
EL combate acabó en un instante. Todo estaba en orden, o eso parecía. Se arrodilló a estudiar a una de las criaturas de tela mientras se dispensaban curaciones. Lo cierto es que estaba un poco avergonzado de la tardanza. Su sueño había muy vívido y las pesadillas habítuales estaban siendo... no tan habituales. Todo le recordaba demasiado a los viejos tiempos. Y le estaba pasando factura...
Se levanto y se acercó a Sargs.
-¿Crees entonces que estas criaturas han sido enviadas contra nosotros por los que estamos buscando?¿No será una casualidad?...
- Se llaman Tótems de Mormo...- dijo una voz femenina irrumpiendo en el campamento. - ... Y no creo que sean casualidad. He visto caer a muchos de mis hermanos a expensas de tan dañinas criaturas, así que puedo aseguraros que habéis tenido suerte.- Añadió con voz calmada al tiempo que emergía de detrás de unas rocas. Se trataba de una semielfa, ataviada con ropas propias de un explorador o montaraz, pero lo que más llamaba la atención era que portaba la misma enseña que Eôchaid... El emblema de los Vigilantes de Vesh.
La muchacha se acercó. En su puño derecho aferraba un arco largo compuesto, y su rostro se mostraba serio mientras inspeccionaba los restos de los siniestros muñecos...
El silencioso elfo se giró al momento al sonar la femenina voz que había irrumpido en su campamento. No le sonaba de nada. Mientras Sargs sanaba los fallos que habían cometido contra los perfidos muñecos, él le dedicaba una de sus caras sonrisas al tunante mestizo que los acompañaba, tras el regalo de la adulación que le había hecho.
- Quien eres tu? - preguntó gélido como siempre Rythen. Sus ojos de acero helado trataban de traspasar a la nueva "invitada". - Y como sabes QUE son estas abominaciones? - volvió a inquirir sin delicadeza alguna. Los largos siglos de soledad y peregrinaje a lo largo y ancho del mundo lo habían transformado en un ser bastante... "antisocial", quizas era la palabra más adecuada... Mientras las palabras, duras y frias como el granizo primaveral surgían de su boca, su mano diestra viajaba lentamente a la adornada empuñadura de su estoque.
Sargs iba a responder a Arlen sobre su pregunta, pero fue interrumpido por la inesperada interrupción de la extraña. El primero en reaccionar fue Rythen, y para dar énfasis a la necesidad de información que necesitaban, se puso al lado de Rythen, ..., sin actitud amenazante, ..., pero reforzando las preguntas que había realizado Rythen.
Espero a ver qué nos cuenta.
Este es un pie para empeza?
No tengo ni idea del trasfondo del mundo, me he de poner al día....
El guerrero se quedó parado al escuchar la respuesta con una voz que no esperaba. Agarró la lanza con la fuerza que le daba la experiencia, pero intentó aparentar indiferencia. La s palabras del elfo fueron directas y algo bruscas, pero saliendo de un combate, ¿Quién podía recriminárselo?
La situación requería un poco de tacto. Podrían estar delante de un nuevo aliado. O de una nueva trampa...
Ante la subita aparición de la exploradora mestiza Ixir solo pudo encogerse sobre si mismo y embozarse aun más en sus atuendos, no era del agrado del reptoide ser visto por extraños y menos aun si de un cazador o explorador se trata. Así pues dio un paso atrás buscando la discreción que solo las sombras le ofrecían y que le amparaban para mantenerse ajeno a todos y sin perder detalle de nada.
Escucho a la extraña y sonrió con la respuesta del elfo y acto seguido cambió su semblante disimulando así su repelús ante la desconocida.
No es bueno que un rastreador se nos iuna Ñiiiiiic, no es bueno que sea aliado si he die huir de aquí con el ánfiora dichosa, seguro que me daría caza Ñiiiic en un periquete...
La perturbada mente de Ixir maquinaba sin parar, prudencia ante todo
Si se iune ha die morir antes de mi huida... pero como hacerlo? solo soy un miserable gusano y no quiero mal para nadie
estaba contrariado, aunque poca, había recibido amistad de entre estos sus compañeros y bastante le reconcomía el tener que traicionarlos, pero el miedo a su ama era mayor sin duda. Espiar y manipular, pero asesinar? no lo veía nada claro
Tal vez... ñiiiic si tal vez pueda poner al elfo en su contra y darle aire fresco, siiii, así no tendré que matarla ni nada siiii
Fue en ese momento cuando sonrió
Como un relámpago Ixir dio un paso adelante y se hizo fuerte cerca del elfo, protegiéndose de la visión directa de la mestiza tras las faldas de este. A no tardar en voz sibilina y de tono débil sugirió
No nos viamos a fiar de un iextraño aquí ñiiiic, sieguro quie no es un compañiero del tipo iese quie no piudiste diar caza? siegurooo? ñiiiic
en el post secreto se me olvidó poner el acentillo del ratido y ya no me deja editarlo :(
La cara de la semielfa palideció de rabia al ver al rátido. Casi con un gesto instintivo, extrajo su arco largo de madera blanquecina y adornado de intrincadas cenefas, y apuntó a Ixir con una flecha dispuesta a atravesarle la frente si era necesario.
- ¡¡Mi nombre es Shouddrim!! ¡¡Y espero que tengáis una buena razón para viajar con esta escoria!!.- dijo la muchacha manteniendo la tensión en sus brazos y dispuesta a plantar pelea si era necesaria. - ¡¡Pertenezco a la orden de Vigilantes de Vesh!! ¡¡Soy una iniciada!!...- proseguía explicando mientras podía notar el palpitar de su corazón. - Mi compañía consiguió hacerse con un poderoso artefacto custodiado por unas sagas en el Bosque Cuerno de Sierra e intentamos llevarlo hasta Lave, en la Marca de Vesh...- continuó dando explicaciones mientras sus ojos se movían rápidamente de un lado a otro controlando a todos los que se reunían en dicho campamento. - Fuimos perseguidos por los hombres serpiente, obligados a desperdigarnos y a plantar cara en situaciones muy adversas para nosotros. Pero lo importante era que el ánfora llegara hasta las manos del comandante Kalemis Durn.- continuó la semielfa.
Nadie parecía querer responder a la exploradora semielfa. Tal vez fuera el cansancio o las heridas recibidas durante la reyerta, los que causaban tan incómodo silencio. Nadie parecía tener ganas de tomar la palabra. Era normal, el viaje tras el ánfora se estaba alargando más de lo que muchos hubieran deseado y encima, conducía hacia ese macabro bosque que todo el mundo intentaba evitar... El Bosque Cuerno de Sierra.
Con Shouddrim apuntando con su arco, Talbot dio un paso lentamente con sus brazos extendidos. El bardo intentaba mostrar así, que no tenía malas intenciones y que únicamente quería dialogar.
- No debes preocuparte por Ixir. Él no es un enemigo...- dijo mientras se acercaba un poco más a la iniciada - El ánfora llegó gracias a uno de tus compañeros hasta nosotros, pero fuimos asaltados por los hombres-serpiente y nos la robaron. Mi compañero, Arlen era hermano de uno de tus compañeros...- añadió señalando al tabernero - ... y decidimos ir tras ellos para acabarlo que los Vigilantes de Vesh comenzaron.- finalizó esperando que se calmaran los ánimos de la intrépida semielfa.
Tras unos segundos, Shouddrim bajó su arco. Estaba sola y aquellos extraños podían ser su único apoyo para conseguir recuperar aquella maldita reliquia. Sonrió y con too desafiante dijo: -¡¡Está bien!! Pero mantenedlo lejos de mí.
Final de escena. Luego por la noche abro la última si puedo.