Tras acompañar a la joven Mina hasta la casa del Rivermaster Phuram, decidiste volver al Torreón de piedra situado a las afueras de la aldea. El hogar de Lady Paransala, se encuentra localizado sobre una colina, pudiendo otear el curso del Río Eni y las embarcaciones de poco calado que habitualmente transitan por sus aguas.
Pocos son los lugareños capaces de acercarse hasta el torreón de piedra negra. Quizás la fama de bruja de Lady Paransala, y sus misteriosas artes, sean suficientes para disuadir a los más osados de la aldea. No en vano, ¿cómo fiarse de alguien cuyo guardaespaldas es una simiente de los titanes? ¿cómo no temer a una persona que parece no envejecer?
Caminas lentamente hasta las cercanías del torreón. A la altura de unas rocas, a un centenar de metros de la puerta principal, te desvías hacia la vertiente de la loma que mira al río. Allí, atraviesas una ilusión con forma de frondosos arbustos, introduciéndote en un complejo de túneles, donde habitaulamente vives. Llegas hasta tu cámara. Dejas tus cosas. Comes un trozo de carne reseco sobre un plato de hierro que descansa en un escritorio repleto de pipetas, matraces y viales, donde intentas extraer venenos de algunas alimañas.
Tras cenar algo, decides subir a los aposentos de tu ama, situados en el penúltimo piso del torreón. Cruzas un portal mágico localizado en el interior de un armario y apareces ante unas puertas de roble macizo con múltiples runas. Jamás se te ocurriría cruzar esas puertas sin el permiso de tu ama, puesto que varios magos a su servicio, trabajaron para convertirlas en unas murallas infranqueables. Justo al lado de las grandes puertas, un cordón dorado desciende del techo. das un par de pasos y tiras de él. Al cabo de un rato, uno de los lujosos armarios de esta planta se abre, saliendo una esfera de cristal de de 30 cntímetros de diámetro.
Cuando llega hasta ti, la imagen de tu ama se forma en su interior. Tiene pinta de haberse despertado y de estar algo disgustada.
- ¡¿Dónde está mi invitado?!- con cierto tono de enfado.
NOTA DM: juega a tu ritmo.
su cuerpo se dobló y arrastró de la forma más servil y baja que Ixir sabía, era consciente de que no había cumplido los deseos de su ama y eso que sus ordenes no eran demasiado complicadas: traer hasta su presencia a un invitado.
Ama, oh mi biella y tierrible ama, pierdona a este guiusano miserable pior no hiaber piodido kiompletar mi misión. ñic ñic ñic
sus temblorosas manos intentaban aferrarse al suelo con fuerza provocando sutiles ruidos de arañazos
Nos asialtaron criaturas mialignas ñic ñic, riobaron al invitado algo que quiere riecuperar, ñicñic y me pidió ayuda. Y yo misero de mi no siabía si diejarlo inconsciente y triaerselo aquí o permanecer a su liado hasta pioder traerlo, no se, siolo sioy un guiusano ñi ñic ñiiiic.
de repente, entre sus excusas miseras, algo intrigante brilló en sus ojos.
Pero ama, el objeto riobado es un objieto de pioder, quizás podría ir a riecuperarlo para usted ...ñicñic
acto seguido volvió a agachar la cabeza temblorosa como si lo que esperase no fuese una respuesta, sino un latigazo
El rostro de la noble hechicera pareció iluminarse ante las palabras de su sirviente reptoide, al tiempo que la esfera de cristal descendía unos centímetros hasta colocarse frente al morro de Ixir. Sus ojos se entrecerraron y con gesto inquisitivo pregunto con un tono que el rátido ya conocía. Se podía decir que había conseguido ahuyentar los fieros latigazos de Herteck, el capataz semiorco de su ama.
- Yyy... ¿Por qué poderoso objeto me debería interesar, ratoncito?- preguntó con sarcasmo. Ixir sabía que debía elegir muy bien sus siguientes palabras... sobre todo si quería conservar la cola
Al albergar la esperanza de haber podido complacer a su ama y así evitar su ira por no haber cumplido su misión original, Ixir se medio incorporó adoptando una postura de piedad y con algo de nerviosismo o quizás euforia contó a su ama lo que sabía
Es un recipiente antiguo ñic ñic, de la épioca de los titanes mi señiora ñic ñiiiic. Dicen que kiontiene un poder enorme encerrado y el siello de kiardún lo mantiene cierrado. ñiiiic ñiiic Dicen que han de riiecuperarlo piara darselo a unos vigilantes de no se que piorque siolo ellos puedien priotegerlo.
El rátido esbozó una tímida sonrisa como un niño que espera ser recompensado con un caramelo, y así aguardó la respuesta de su ama
La recias y enrunadas puertas de roble se abrieron tras las últimas palabras del rátido. A través de ellas pasó la hechicera noble con una paso más parecido a una danza seductora. Portaba un camisón de seda blanca raso con abundantes transparencias, que permitían adivinar las suntuosas curvas de la bella y peligrosa mujer. Camino a pasos cortos alrededor de Ixir, mientras una de sus manos le acariciaba el pelaje de una de sus mejillas.
- Así que un objeto de la Guerra Divina sellado con el emblema de Chardún, ¿eh?...- dijo Paransala mientras su sirviente reptoide se apresuró a afirmar con la cabeza. - ¡¡Bien hecho ratoncito!!- exclamó la mujer, cambiando el gesto de su rostro a una mueca cálida, tan cálida como la que pudiera poner una araña antes de zamparse al macho padre de su futura progenie. - Quiero ese objeto.- sentencio rotunda. - Irás con tus nuevos amiguetes a recuperarlo. Una vez en vuestro poder, se lo robarás y lo traerás al sitio que te ordene.- entregándole una piedra azul como un zafiro.
- Con este abalorio podrás contactar conmigo cada noche. Me tendrás informada.- tras estas palabras, la hechicera dio media vuelta y se dirigió a sus aposentos. Antes de cruzar el umbral, se detuvo y virando sobre sus pies echó severa mirada a Ixir:
- No me falles ratoncito... No me falles.
Por ahora perfecto el roleo.
Apúntate 100 PE y la gema de contacto mental.
Una vez su ama se había esfumado, Ixir guardó con sumo celo la gema entregada. Se embozó en su harapienta capa y antes de salir como alma que lleva un titán miró de reojo a ambos lados de su espalda para asegurarse de que nadie había sido testigo de su conspiración.
No fiallaré mi ama, no fiallaré