Partida Rol por web

Durante cinco años, los fieles de Punta Arena han celebrado los servicios religiosos en estructuras temporales levantadas después de que un incendio destruyese el anterior templo, y aunque su nuevo líder religioso ha sido amable, colaborador y sabio, ir a misa no ha sido lo mismo. Ahora, la nueva catedral está por fin terminada. Lo único que falta es renovar las bendiciones de los dioses en el festival de las mariposas, y será como si el incendio de Punta Arena jamás hubiese ocurrido.

Una mujer de mediana edad de pelo castaño y corto sale a una plataforma de madera colocada frente a la nueva catedral. La mujer alza los brazos con una amplia sonrisa.

-¡Bienvenidos al festival de las mariposas! ¡Este año ademas del festival de siempre tenemos la gran noticia de que hoy por fin después de cinco años la catedral hoy será inaugurada!

La mujer extiende los brazos hacia la multitud manteniendo una gran sonrisa que empieza a contagiarse entre la gente, mientras que la gente celebra la noticia de la inauguración de la catedral.

-A todos aquellos que llegan hoy por primera vez a Punta Arena... ¡Sean todos bienvenidos!... Esperamos que disfruten de la hospitalidad de nuestras gentes y que disfruten de la fiesta... ¡Hablando de eso!... ¡Me han dado el aviso de que incluso el bueno de Larz ha cerrado el negocio para disfrutar de la fiesta! 

La mujer parece buscar entre la gente con una sonrisa divertida y al final parece reconocer a su objetivo y su sonrisa se ensancha. -Ahhh Larz... ¡Dichosos los ojos!... Espero que disfrutes de esta nueva experiencia conocida como divertirse.

La mayoría del publico responde con una risotada, salvo un hombre que se cruza de brazos con un gruñido malhumorado.

Tras la jovial mujer, sube un hombre de aspecto serio y severo. Con voz autoritaria y mirando a los presentes recuerda la precaución, consiguiendo rebajar un poco el buen humor.

-Para aquellos que no me conozcan, soy el alguacil Cicuta... Y a pesa de lo que acaba de decir la alcaldesa, pido que todos seamos prudentes y cautos a la hora de encender la gran hoguera central... También pido a todos los presentes un minuto de silencio por aquellos que perdieron la vida en el incendio.

La gente un poco molesta por esta abrupta ruptura de la diversión bajan las cabezas por simple respeto hacia los fallecidos.

Tras un largo minuto el alguacil baja de la tarima...

El escenario se queda vacío por varios segundos y la gente comienza a mirarse entre ellos con cara de duda, hasta que finalmente un hombre aparece en escena y hace una reverencia hacia el publico.

-¡Buenos días damas y caballeros!... Para aquellos que no me conozcan soy Cyrdak Drokkus el propietario del Teatro de Punta Arena... En un principio nuestro querido y arisco Lonjiku Kaijitsu esta indispuesto debido a su malestar anual que casualmente siempre surge los días del festival... El hombre se queda un segundo pensando y niega con la cabeza con tristeza. -Pobre hombre... al parecer es alérgico a al alegría... Pero que le vamos a hacer...

Lentamente se gira hacia la catedral y asiente mientras la observa. -Magnifica ¿No creéis?... Y lo que nos ha costado... El actor se gira hacia el publico y señala a un hombre con una incipiente calva. -Mirad al pobre Narsius... el pobre tuvo que empeñar parte de su pelo para poder pagar los impuestos para la reconstrucción de nuestra amada catedral... O mirad al bueno de Andrezi. Cyrdak señala a un hombre bastante gordo que se rie completamente enrojecido mientras que diversas papadas se sacuden con su atronadora y contagiosa risa. -Yo creo que el pobre ha perdido peso desde entonces... ¡Señora Alma! Este buen hombre necesita engordar un poco mas que le va ancha la ropa... ¡Dele una barra de pan!

Cyrdak sonríe mientras la mayoría de la gente se ríe alegre. -Han sido varios años... Pero por fin Punta Arena vuelve a remontar el vuelo... ¡Disfrutemos del festival!

Cyrdak estaba por marcharse cuando se frena en seco y mira hacia la muchedumbre. -Por cierto... aprovechando que tengo la atención de todo el mundo... Estan todos invitados al estreno de mi nueva producción... ¡La Maldición de la Arpía!... Pero la mejor noticia, es que el papel de Avisera la Reina Arpia sera interpretado por nada mas y nada menos que.... ¡Allishanda! La famosa diva magnimarana... Recordad... el estreno sera la noche siguiente...

Finalmente un hombre algo mas mayor y con ropajes de clérigo de Desna, sube a la tarima y alza la mano para conseguir un poco de silencio entre la abarrotada multitud. Poco a poco las voces se van callando y finalmente el hombre comienza a hablar. 

-Para todos aquellos que no me conozcan soy el padre Abstalar Zantus el líder religioso de esta encantadora comunidad... Simplemente quería agradecer a todos por estar hoy aquí y sin mas dilación doy por iniciado el Festival de las Mariposas.

Los discursos acaban y comienzan diversos juegos y competiciones amistosas entre la gente. carreras de sacos, levantamiento de pesos, juegos del escondite, peleas en equilibrio son diversas de las muchas competiciones que se organizan en el festival.

carreras de sacos - Destreza

Levantamientos de pesos - Fuerza

Juegos de escondite - sigilo

peleas en equilibrio - Destreza

Tirar de la soga - Fuerza

Tiro con arco - Ataque a distancia

cartas - Averiguar intenciones

atrapa al cerdo - Destreza o trato con animales

El festival llega un tanto por sorpresa, no es que nunca lo hubiera vivido sino que luego de tantos años ya había olvidado la fecha. Además, mi familia nunca había sido asidua a aquella fiesta. Pero bien, allí me encuentro, recién llegado en busca de reconciliaciones y quizás ayudar a la familia. Con algo de suerte se encontrarían por allí aunque no guardo muchas esperanzas. Si las cosas no habían cambiado demasiado, todos estarían en casa. O con algo de suerte quizás tuvieran algún puesto de venta.

Me dedico a recorrer los festejos, prestando atención a las competiciones pero sin estar demasiado interesado en ellas. Me paseo intentando reconocer a alguien, buscando rostros familiares, a mi hermano o mis hermanas o quizás algún viejo conocido de aquellas épocas.

Una Figura solitaria se acerca por las afueras del pueblo, tambaleandose entre paso y paso arrastra los pies con pesadez en el camino polvoriento, su atuendo es extranyo... porta un sombrero extranyo y ancho que no parece de la zona,  viste un guardapolvos  polvoriento, unos pantanones de lino reforzados con cuero y abajo del guardapolvos deja mostrar una cota de escamas. Ademas algo que llama exageradamente la atencion es la silla de cuero que arrasta por el camino como si fuera medio saco de patatas.

El misterioso hombre camina pesadamente por la celebracion sin hacer caso a la misma y yendo directo al abrevadero de caballos que se encuentra enfrente mismo de la taberna que se situa en la misma plaza que el festival. Cuando llega al agua se para de golpe y se derrumba sobre sus rodillas. Asi pues coje  los bordes del abrevadero y zambulle su cabeza en el mismo bebiendo hasta quedar saciado.

 En apariencia casi podría decirse que una niña. Pero la agilidad de sus manos y la viveza de su mirada decían lo contrario. Nadie parecía prestarla atención lo que le había valido, entre aquella multitud, llevarse unas cuantas monedas sin mucho esfuerzo. Todo aquello le asombraba, le gustaba mucho observar las fiestas de los distintos lugares y descubrir costumbres nuevas pero no estaba allí por eso y no prestaba mucha atención a lo que la alcaldesa y el alguacil decían.

Se alejó un poco de la multitud cuando el discurso hubo terminado y se acercó al primer hombre que vio cerca.

-Disculpe, ¿me puede decir donde está la posada del pueblo?-su voz era suave, pícara, como la de una niña jugando como si todo lo demás diese igual y solo quisiese divertirse. Algo que a los hombres no parecía molestarles sino todo lo contrario.

Desde uno de los bancos comunitarios, en la taberna, Colgwen apuraba su petaca. Con un último y ardiente trago, la acabó y procedió a rellenarla con los restos de las otras copas que había por la mesa. Le daba igual lo que bebía. Tan solo quería hacerlo para anestesiar sus recuerdos; aquellas dos caras que emergían y emergían de su pasado constantemente.

Trató de cerrar los ojos para concentrarse en eliminarlos pero entonces escuchó una risa infantil. Abrió los ojos y vió a una niña peliroja, riendo en brazos de su padre, que la lanzaba por los aires. Sintió como si le clavaran un puñal en el corazón y se levantó con más voluntad que coordinación física. El licor había hecho su trabajo y se tambaleó hasta encontrar una pared en la que apoyarse. 

Desde allí escuchó las palabras de los representantes del pueblo y consiguió concentrarse en lo que decían para alejar a sus demonios.

Hacía mucho que Aelia no pasaba por Punta Arena, desde que había dejado a sus compañeros haría un año y medio por lo menos. La última vez que habían parado allí la gente del pueblo aún se dedicaban a las labores de reconstrucción tras el incendio, y ahora, con el festival y que ya no quedan ruinas, parece que aquel fuego que consumió el templo jamás había pasado. 

En el aire se notaba la tranquilidad, si es que durante un festival la gente podía estar tranquila. La chica decidió observar como la gente participaba en los juegos, aunque ella no se veía capaz de participar en aquello, demasiado torpe decía ella. 

Estaba demasiado distraída para darse cuenta de que delante suya se encontraba alguien, al final acabo chocando con aquella 'persona' demasiado dura para su gusto.

-Disculpe caballero, no era mi intención, creo que estaba demasiado distraída con los juegos. -alzo la mirada y vio que delante suya se encontraba un hombre de piedra que jamás había visto. 

El misterioso forastero se levanta descansado, solo necesitaba agua, si eso, solo un poco de agua. El camino ha sido extremadamente duro, pero por fin se haya en Punta arena aunque le haya costado 3 dias y sacrificar a su caballo en el camino debido a una pierna rota. De modo que piensa " en fin es un alivio, el festival esta en marcha y no hay ninguna senyal de peligro. Creo que es momento te tomarme una cerveza fria y un poco de comida de la region, los juegos seran un excelente espectaculo para el aperitivo"

El Hombre extranjero dice a la muchacha seriamente y senyalando con la cerbeza al abrevadero . -Jovencita, siempre hay una en la plaza, siempre-

Me giro en redondo para encontrar a la muchacha que había chocado conmigo, una muchacha joven de aspecto frágil. Le sonrío con amabilidad y me hago a un lado para dejarla pasar.

- No es nada, yo también estaba algo distraído, son los festejos supongo. - digo con voz cavernosa disculpándola. - Dime, eres de aquí? Busco a alguien, mis hermanos. Seguramente sean los únicos de mi raza por aquí por lo que resultan fácil de distinguir. 

Colgwen se fijó en la presencia de varios forasteros en la ciudad. Tomó buena nota de todos ellos (más bien ellas) pero decidió, de momento, no hacer nada al respecto. En lugar de ello, se acercó a los diferentes puestos y se apuntó a casi todas las actividades. Odiaba vérselas con pueblerinos borrachos pero los premios le vendrían bien.

Vais observando como los juegos empiezan y algunos valientes se presentan como participantes de las diversas pruebas del festival... hombres y mujeres, del pueblo o extranjeros competían entre ellos por tener el primer puesto en todas las competiciones...

Muchos habían fracasado, pero hasta ahora los 5 mejores estaban anotados en un tablón marcando sus mejores marcas en cada competición.

Concursante 1. Narsius 

Concursante 2. Kaede

Concursante 3. Ragnar

Concursante 4. Henric

Concursante 5. Sajna

Había llegado a Punta Arena de casualidad. Tiempo atrás había oído hablar a su padre del desastre que ocurrió en esa localidad hace cinco años. Por suerte ya habían reconstruido su templo y hoy lo estaban celebrando por todo lo alto. 

Los juegos, aunque divertidos para la gran mayoría, no eran del todo de su agrado. Perseguir cerdos o tirar de sogas y levantar peso podría ser suficiente para entretener a un puñado de pueblerinos, pero no para alguien tan sofisticada como ella. Creo que voy a necesitar una buena copa de vino para aguantar esto. Por lo tanto, Maryse se acerca a la primera persona que ve y le pregunta - ¿Perdone, podría indicarme dónde puedo pedir un trago? Acabo de llegar y estoy sedienta.

Maryse:

El aldeano te miro con una pequeña sonrisa y señala hacia un edificio que se alzaba cerca de la puerta de la ciudad. -Allí tiene la taberna mas cercana señorita... No tiene mayor perdida... Es el ciervo blanco... La reconocerá por los los dos ciervos de madera tallados en la entrada.

La mañana avanzaba tranquilamente, los niños jugaban mientras los adultos participaban en las competiciones... Habían sido bastante reñidas entre los concursantes... Pero finalmente los campeones en cada concurso, habían sido elegidos. En las tabernas la cerveza corría alegremente, mientras que la gente charlaba animandamente, mientras que los músicos y bardos cantaban melodías alegres. 

Niego levemente con mi cabeza. -Lo lamento, pero no soy de este pueblo... He pasado anteriormente por aquí, pero lamento no poder ayudarle... No recuerdo haberme cruzado a nadie como tu... Mire a mi alrededor y busque con la mirada al que se habia presentado como el alguacil. -Quizas le podria preguntar al alguacil... El seguramente sabra algo acerca de tu familia...