Tom y los otros dos jóvenes soldados estaban ocupados con la puerta y solo se giraron cuando aquella extraña sensación de paz se mezcló con aquella temperatura que cada uno de ellos asociaba a la infancia, a sus mejores tiempos.
El primer golpe de aquel monstruol lanzó a los tres al suelo, pero se levantaron rápidamente y se ubicaron en el mismo lugar, empujando contra la puerta.
Desde allí los tres se quedaron mirando lo que ocurría, aunuque eran soldados también eran humanos y algo semejante a la sorpresa, el horror e incluso la pena se reflejó en sus ojos cuando vieron que Aaron estaba intentando matar a su propia hija.
Parecía que ninguno de ellos se movería del lugar...
Uno de los soldados jóvenes reacciona intentando detener a Aaron disparándole.
Motivo: +90 intentan evitar; menos siguen en puerta
Tirada: 3d100
Dificultad: 90+
Resultado: 93, 61, 78 (Suma: 232)
Exitos: 1
Mei veía como en un sueño como aquella mujer espectral se acercaba lentamente al nexo, desapareciendo al instante dentro de él. No tenía muy buena perspectiva desde donde se encontraba, pero la chica asiática vió como Aarón manipulaba el interior, desconectando cables que soltaban un líquido azulado... para después alzarse con una niña pequeña en brazos. Una niña, al fin y al cabo, no mucho mayor que su propia hija cuando esta había muerto. Un querubín rubio y de ojos azules, con una pijama rosa, absolutamente fuera de lugar en aquel sitio malsano y terrible, donde las pesadillas se hacían realidad y la muerte no era una de las peores opciones. Aarón era su padre, o eso parecía por las pocas palabras que había oido Shan Mei. Después se abrazaron, pero algo no iba bien, el viejo estaba apretando demasiado, y si seguía así la niña...
- ¡Espera, por favor! ¿¡es que no hay otra manera!? ¿todo tiene que acabar así, con más muertes? ¿¡esto es todo lo que se te ocurre!?.
Mientras las lágrimas caían por sus mejillas Mei se acercaba poco a poco a Aarón, y su furia se cristalizó en una exclamación de rabia e impotencia que dirigió contra el viejo, aunque no hizo ningún movimiento contra él:
- ¡MALDITO SEAS!.
Entonces lo entendió. Por eso Aarón había tenido unas palabras con ellos antes de entrar en aquella habitación. Por eso quería asegurarse de que tomaran la decisión antes de ver qué era el nexo, porque si lo hubieran sabido quizá sus palabras no habrían sido tan tajantes y certeras. Pero ya no importaba. Mei lo tenía claro, Aarón estaba haciendo lo que tenía que hacer, y si para salvar el mundo debía morir una sola persona... Lo haría, aunque eso fuera a costa de la vida de su propia hija. La chica asiática no sabía qué pensar. Intentaba ser racional y no pensar en los pocos segundos que quedaban para tomar una decisión. Se decía a si misma que el mundo se salvaría, que una sola muerte significaría que millones vivirían... Pero no podía quedarse callada.
- ¡Espera, por favor! ¿¡es que no hay otra manera!? ¿todo tiene que acabar así, con más muertes? ¿¡esto es todo lo que se te ocurre!?.
Las lágrimas caían por sus mejillas, porque sabía que no lo iba a detener, sabía que no era justo que tras todo lo que habían vivido, que tras todas aquellas muertes sin sentido, ahora todo se fuera a la mierda porque no habían tenido las agallas de hacer lo que era necesarío, pero eso no le impedía gritar de rabia y de dolor:
- ¡MALDITO SEAS!.- Sollozaba. Y con semblante serio miró al resto, atenta ante cualquier movimiento a su alrededor...
Para no desvelar las intenciones de Mei he hecho dos versiones de lo que pasa. Lo que el resto ven es que Mei se ha acercado poco a poco a Aarón, y lógicamente escuchan lo que le ha dicho... Sin embargo, no va a hacer nada para detenerle porque tiene claro que la niña es la clave para detener todo lo que está pasando (aunque no sea así, claro).
Intentará detener a cualquiera que intente parar a Aarón, aunque lo hará sin violencia, al menos al principio. No le va a pegar un tiro a nadie, incluso aunque use la escopeta como disuasión. Antes utilizará las artes marciales para desestabilizarle e inmobilizarle. Por supuesto, antes de hacer nada intentaría explicar sus razones y lo que cree que pasa, es decir, que la niña es el nexo y que su muerte es necesaria para que todo termine.
Lerman observó fríamente la escena. No se dejó llevar por la maravilla, por lo extraño de la situación, por el absurdo de una hija nacida del metal y bañada por un líquido amniótico azul. Analizó. La anacronía era evidente. Aquella niña que afirmaba ser hija de Aaron no podía tener la edad real que aparentaba. O quizá sí, encerrada en un universo marcado por otras reglas.
Lerman observaba, pero a un tiempo repasaba los acontecimientos vividos en el mundo exterior. El apocalipsis al que el planeta se había visto sometido, la gravedad invertida, los mares abandonando sus lechos, montañas que eran el cielo y no el suelo, los cadáveres de miles de personas flotando en una atmósfera sin aire, un aire que se disipaba bajo el nulo poder de atracción de la Tierra.
No solo aquello. En las escasas horas habidas dentro del Bloque, había visto horrores fruto de una mente delirante, con un poder excesivo que no sabía gestionar o que gestionaba en pos de una pesadilla de disfrute morboso y macabro. El golpe contra la puerta que arrojó a sus tres hombres al suelo, fue una clara muestra de ello.
Y Aaron. Su mantra, sus lágrimas de sangre y mar, su implacable decisión dibujada en un rostro marcado por la edad y el sufrimiento.
Repasó rostros, actitudes. Los soldados tenían claras las prioridades y si bien aquello parecía repugnarles, lo aceptaban. Isabella... aquel sería un nuevo horror a sumar a su particular paisaje, a su museo personal de sufrimientos sin fin. La mujer asiática gritaba pero se negaba a sí misma reaccionar, sabedora quizá de algo que los allí presentes ignoraban.
La niña era la llave, la clave y solo un padre desesperado y consciente del mal encerrado en aquel cuerpo obraría como Aaron lo estaba haciendo. sacrificaba a su hija por un bien mayor. El fin justificaba los medios. O quizá no hubiera otro medio. Y aun así, el estómago de Lerman se revolvió y en su rostro se dibujó algo parecido a la compasión, a la piedad.
No se volvió. Simplemente impartió la orden.
-Manteneos firmes en la puerta y no miréis al nexo. Las distracciones podemos pagarlas caras.
Tras ello, dio unos escasos pasos, los justos para salvar la distancia hasta Aaron y su hija. Alzó su arma con firmeza y apuntó a la cabeza.
-Lo siento señor Aaron, no puedo permitir que haga esto. No usted.
El sonido de la bala resonó con mil ecos en la sala del nexo. La boca del ánima de su arma escupía un vómito de humo, efecto secundario del plomo vertido contra la sien de la niña. La lealtad de Lerman había dictado sus actos. No podía permitir que un padre sacrificara a su hija, fueran cuales fueran las razones que le abocaran a ello. Él no tenía a nadie. No tenía nada. Solo una vida salvada in extremis hacía años precisamente por aquel hombre, aquel anciano. Era lo que le debía. Por lealtad, por honor.
Master: Edito el último párrafp solo para ponerla en cursiva y dejar claro que eso son solo "intenciones", cuando todos actuen ya publicaré el resultado, que puede ser ese mismo o no ;)
Gasto mi último bloque en el disparo a la niña.
Alex estaba empuñando su escopeta hacia la puerta, tenían un minuto, quizá dos, antes de que esa cosa entrara en ese cuarto y los masacrara a todos. No veía forma humana de que pudieran acabar con algo así, pero había hecho una promesa, y pensaba cumplirla. Y fue entonces cuando algo llamó su atención a su espalda.
Lo observó todo con asombro, aunque ya se había acostrumbrado a ver ese tipo de cosas ahí dentro, había pasado por mucho. Aunque la reacción de Aaron.....eso sí que no se lo esperaba.."¿En serio, en serio que no esperabas algo así de él?" No pudo evitar pensar que era una tonta, pues claro que se lo esperaba, ese hombre había hecho tanto daño...había jugado a ser Dios y todo aquello, todo lo que había pasado fuera y dentro de ese búnker, era culpa suya. Quería detenerlo...pero se quedó ahí de pie, sin mover un músculo.
- Maldito seas viejo - susurró. Apretó los ojos y giró la cabeza a un lado. Quería detenerlo,en serio, pero....pero si aquella niña era el propio Nexo, ella había sido la culpable de todo lo que habían pasado. Ella habia sido la culpable de las muertes de todos sus compañeros...de Steve...de Pedro...¿de verdad quería salvar a esa niña?¿acaso ella y Mei no habían llegado hasta ahí para destruir el Nexo?¿Por qué tendría que hacer algo?Ella era la culpable de todo...- Maldita seas viejo - volvió a susurrar esta vez con rabia. Y como una luz que se enciende en un cuarto oscuro, la respuesta a todas esas preguntas llegó, y Alex tomó su decisión.
La respuesta le hizo abrir sus ojos. Esa niña no podía ser culpable,más bien era una víctima. Aaron tuvo que haberle hecho algo, algo que la convirtió en lo que era ahora...Por favor, era su hija!! No, Alex no podía permitir que ese anciano acabara con la niña. No entendia bien que era lo que sucedía, si esa niña era diábolica o una santa víctima de las circunstancias, pero no dejaba de ser una niña....y si tenía tal poder como el que parecía haber demostrado hasta ahora, quizá fuera la única que podía detener a ese monstruo deforme de ahí afuera..No, no iba a permitirle a Aaron hacer lo que intentaba.
- Lo siento Mei, es posible que no pueda cumplir mi promesa y que haya condenado a la humanidad - y se acercó a Aaron con el cañón de la escopeta en alto apuntando a su cabeza. - Suélta a la niña Aaron -
Intento salvar a la niña
Antes
Aaron observaba a Liss, su bella mujer.
Tranquilo, todo saldrá bien- le comenta ella, con aquel brillo febril en sus ojos. Ella confiaba más en Aaron que él mismo, y si Aaron ya de por sí era una persona que, salvo en sus recaídas en que perdía la cordura, era una de las personas más seguras de sí misma, esto convertía la confianza de la mujer em algo más. En mucho más. En fe, en Creencia casi religiosa y debota, Liss creía en su marido con una voluntad enfermiza. Sabía el potencial de su cerebro, de sus ideas, de su saber, además estaba loca por él. Un amor quizás aún más enfermizo, tan loco y alejado de todo que era, a su vez, puro.
Lo que trataba de hacer Aaron era hablar a esa cuarta dimensión, esa oscuridad innombre e innoble a la cual el hombre había rendido culto desde los álbores de los tiempos y que solo con la industria, la luz y el benestar, habían dejado de hacerlo. Aaron había hallado aquellas antiguas formulas arcanas, él las había reconvertido en números y, tras infinidad de experimentos en edificios enterrados y alejados de la mano de Dios había encontrado todo lo necesario. Curiosamente el elemento esencial de aquello no era ningún elemente natural, ningún mineral ni energía, era la pura y ciega creencia, que a su vez tampoco podría funcionar sin la solución numérica y las formas dibujadas con signos pertenecientes al ocultismo más ancestral. Pero la argamasa que podía unir aquello era solo una, la creencia del que empuñaba el cuchillo y, sobretodo, la creencia de quien iba a recibir su filo.
Solo las primeras civilizaciones habían conseguido este tandem y con aquel poder habían conseguido proezas que nisiquiera ahora tenían explicación, y eso que según Aaron pensaba que la falta de respaldo de los materiales y fórmulas adecuadas tendría como consecuencia unos resultados irrisorios...que habían marcado un antes y un despues en aquellas sociedades antiguas. Aaron había preparado en aquella habitación El Todo.
Te quiero le dijo Liss. Estaba desnuda sobre aquel altar metálico. La gente piensa que los monstruos no tienen alma ni corazón, básicamente porque lo contrario sería demasiado complicado de creer. Aaron quiere con cada átomo de su ser a Liss en el momento que hunde aquel cuchillo en su corazón, justo en el centro de una forma geométrica algo deformada por su pecho pero que claramente es un rombo, el símbolo de El Bloque.
Liss recibe aquel frío cuchillo con los dientes apretados, mirando con determinación a su marido. Resupla a medida que la sangre sale de su organismo y la hoja metálica le secciona el corazón. Pero no grita de dolor, sigue resoplando mientras le sangra la boca y mira con ojos desorbitados, locos, a su Aaron. Luego muere entre estertores.
Aaron mira el cadaver desnudo, tatuado de signos, números, fórmulas, de su mujer. No llora, no duda. Solo espera.
Hasta que, tras cinco minutos, el muerto sin vida de Liss grita y de su boca abierta sale una luz blanca. Su cuerpo empieza a temblar y su cuerpo su ilumina, arde en llamas blancas de una calidez reconfortante.
Ya no hay rastro de tatuajes ni de sangre, ella se lanza sobre él y le abraza. Siente que se está gestando algo dentro de ella.
Nueve meses después Liss tiene una parto doble: una niña preciosa y, al mismo tiempo que esta nace aquella luz, aquella llama blanca, se desprende de su cuerpo y la "h-energía" accede a este mundo.
Durante el proceso, durante esos nueve meses, Liss había estado en observación y solo la persona de más confianza de Aaron había tratado con ella. Aquella luz había aborvido algunas cosas de Liss antes de desaparecer y esta no vuelve a ser igual, olvida algunas cosas y confunde a veces la realidad con las ilusiones. Pasa el tiempo y Aaron y Liss disfrutan de su hija, Liss. La naturaleza les había negado aquello y empiezan a perder de vista lo que realmente importa para El Bloque.
Todo el plan de contención de Aaron para integrar la "h-energía" de una manera sostenible y no peligrosa se va al garete cuando Jhonson consigue engañar a Liss para que le diga algunos secretos con los que empezar a usar la "h-energía" sin miramientos ni contención. Estos acontecimientos marcarán el mundo y con ellos nacerá una cadena de sucesos que llevarán hasta
ahora
Todo sucede en apenas tres segundos. Uno de los soldados deja de aguantar la puerta y apunta su subfusil contra Aaron: la ráfaga de su arma destroza el techo cuando el disparo de Samuel le vuela la cabeza.
Cuando estos disparos están aún resonando Isabella se lanza para sobre padre e hija para liberar a la segunda, pero recibe un placaje de Shan Mei que la desvía y caen las dos rodando sobre el suelo.
Aaron aplica más y más fuerza y siente que se está matando a sí mismo, jamás había sentido tal dolor, tal sensación de perdida y de culpa. Siente el cuerpo de la niña temblar bajo sus brazos, siente su pecho mojado por las lágrimas de su hija, y sabe que esta ya va a morir.
El disparo de la escopeta llena la habitación antes que la sangre de la cabeza de Aaron, la mitad izquierda de la misma desaparece y este cae muerto al suelo arrastrando consigo a su hija, que rápidamente se aparta de él y abre la boca para tomar aire. Se arrastra por el suelo de espaldas, ayudándose con los pies y manos, para alejarse de su padre. Mira alrededor y veís que sus ojos brillan de una luz inhumana, un fuego blanco nace de ellos, de su nariz, de su boca.
Habíais conseguido poner el cascabel al gato. Habíais metido aquel ser de otra dimensión y que, a su vez, Era la otra dimensión, en un cuerpo mortal para poder acabar con él. Pero habíais fallado en el último momento. Quizás una especie que necesitase renacer a través de un acto tan ruín y cruel como aquel no merecía un lugar en aquel universo. Quizás. El problema era que aquello no solo afectaría a la tierra. Eso sí, un problema que desaparecería pronto. Véis como una llama blanca nace de la boca de aquella niña que se expande como una honda expansiva. Luego nada.
Después.
Agrdhug H'rbrg señalaba con su nanopuntero trifocal las gráficas.
Y aquí podemos ver estos dos picos no-naturales, repetidos en el lapso temporal de cinco años, el segundo de los cuales sucedió antes del Big Bang. Estoy seguro de que antes de nuestro universo de tres dimensiones puro hubo otro de tres dimensiones impuro, siendo esta impureza una cuarta dimensión que acabó originan... un ziibook golpeó el apéndice facial de Agrdhug H'rbrg. Luego todo fueron gritos:
No hay pruebas!!
El modelo de las tres dimensiones impuras es inviable!!
Hereje!! No hubo nada antes del Big Bang y este fué provocado por Deo!! no por ninguna raza antigua!!
etc,etc...
FIN
Abro los mensajes en privado para que veáis los resultados que han llevado a esto. Tenía miedo de que hacer si salía un empate, pero como uno de vosotros invirtió un bloque en una de las opciones este hubiese roto el empate.
Os dejo esto abierto por si queréis poner un último mensaje de como vuestros personajes "viven" el final.
Gracias, muchísimas gracias por haber llegado hasta aquí.