Lo de Ziritiones es un nombre provisional, a todos les he dado "colores" para que luego hagan la ficha. Si lees el perfil de la historia y demás, creo que tendrás idea de cual es el perfil para el personaje (alguien que por alguna razón se embarca hacia una fábria a saber donde, a "fabricar" la misteriosa H.energía). Ante cualquier duda, dispara. Ah, a la que tengas imagen de avatar y nombre te dejo escribir en el offtopic y la escena de dudas. Mientras, para no complicarte con demasadas cosas, hablaremos solo por aquí. Pregunta lo que sea!!
Bueno jefe, ya tengo la foto y el nombre del personaje. Como ficha del mismo, no sé qué quieres que te ponga exactamente hahaha
El porqué quiero ir a currar ahí, descripcción de Pj, algunos atributos que quizá no veo activos?..
Justamente eso, escribe una descripción física... y su historia, la de la razón por la que alguien iría a meterse en un lugar como ese xD Se tan extenso como creas necesitar para luego encarnar al personaje...O como mínimo para que yo me haga una idea de como es xDD
Te abro el Offtopic!!
Bien! Hahaha
Veo que el bueno de Veantur se te está poniendo de culo..
No se lo tengas en cuenta, él es así de perfeccionista ;P hahaha
Menudo trolaco me has metido en la partida ¡¡me debes una birra para compensar tal ultraje!! xD
HAHAHAHAHAHAHAHHA me meo tío! A mi nunca me ha echo algo así.. qué amo.
No veo naaaaaa en el apartado de EL DOSSIER! :O xDD
Era difícil saber el proceso que te había apresado las piernas y congelado tus brazos. Que te había clavado al suelo como una estaca y paralizado como una estatua. Apenas cuatro luces sobre tu cabeza y aquella oscuridad acercándose. Mich empieza a correr hacia las escalerillas como alma que lleva el demónio, pero tus pies siguen pegados al suelo. Tres bombillas. Quizás es que has visto demasiadas cosas en ese lugar, en demasiado poco tiempo...Dos bombillas. Tu vida transcurre en recuerdos breves, flashes, fotos. Una luz...
Situaicón: Estas en la planta menos dos y los demás han rescatado a Anette, te habías quedado solo con Mich pero este ha huido corriendo por su vida, presintiendo -muy acertadamente xD- que la vida le iba en ello. La verdad es lo tienes bastante mal... Si para el domingo noche no has posteado tu personaje será engullido por ese lugar.
Si posteas, cuanto antes lo hagas mejor, menos bonificación negativa tendrá la tirada que efectuaré, y si haces un buen pedazo post y le hechas bloques igual aún sales de esta, pero ya te adelanto que esto ya va por tirada...
Buah, no he llegado a ver lo que pasó! :O cuando he querido entrar a ver los posts no se me permitía ver la escena!
Qué pasó wei?!
10/11/2013, 22:01
El grupo para ayudar a Anette se forma rápido. Mathew y Shan Mei seguían débiles y querían ayudar a Ciara y Macario que aún estaban en aquel estado catatónico. Nao Shen no parecía querer separarse de Shan Mei, al menos por el momento.
Duarte, Giorgio y Zackarias salen con paso raudo tras de Mich, no antes de detenerse en el almacén médico. Allí Duarte se detiene y coge el único instrumento médico* que puede servirles, ya que con los bisturís la intervención que parecía indicar Mich sería imposible. Aunque aún nadie había entendido a que se refería exactamente con los dedos de Anette.
Todos siguen a Mich con la cabeza gacha, pasando las manos por los laterales de aquellos túneles cuando perdían el equilibrio al esquivar alguna bombilla o simplemente por la excesiva curvatura del suelo. Mich les lleva hasta la escalera verticar que parece ser la espina dorsal de aquel lugar. Ascienden una planta hasta la MenosDos y Mich les guía, aunque a esas alturas todos escuchaban los inclasificables quejidos de Anette. Ya os habían acompañado durante la ascensión, poniéndoos el corazón en un puño a la par que más y más nerviosos. Como si os estuvieran inyectando café en vena. Jamás habíais escuchado aquella entonación, preferirías mil veces que gritase mas de dolor, de algo conocido, no...aquello.
Para cuando llegáis a ella Mich ya se ha quedado el último, rezagado. Incluso más que el reverendo Zackarias que había aguantado estoicamente el paso de sus jóvenes compañeros.
No podríais recordar cuanto tiempo quedáis callados al verla: Parecía estar desnuda, aunque una crucecita de plata le colgaba, solitaria, del cuello. La manta con que la había tapado Mich se le había deslizado y apenas le tapaba uno de los pies, presentando su bello cuerpo desnudo...su rostro, por contra, más parecía una copia barata del de Anette. Sus facciones deformadas por el horror, su boca tan abierta que parecía más bien una ausencia de carne con dientes... y sus ojos... ya no os veían, ni nada alrededor...solo miraba su mano izquierda.
Lo primero que algunos pensáis es que había metido las primeras falanges de sus dedos en algún tipo de agujero, parecido al que tienen los bolos. Luego, por la manera desesperada en la que tira de ellos, y a la que vais acercándoos, os dais cuenta de que no. Su mano, literalmente, nacía de aquel suelo metálico, de aquella tubería. No sabíais si aquello sería doloroso o no, lo único que sabíais aquello era una ruptura total y absoluta de cualquier ley de la naturaleza.
Anette profería un sonido quejumbroso que transpiraba locura, solo tras el susodicho y indeterminado lapso de tiempo en que todos habíais guardado silencio ella parece darse cuenta de que estáis ahí.
Ayuda dice una sola vez, antes de quedar en un silencio que se os antoja ahora mucho más terrible.
Duarte era quién llevaba la sierra y Mich quién había pedido ayuda. Giorgio y Zackarias se habían ofrecido a ayudar...alguno de los cuatro debería ensuciarse las manos de sangre y cortar aquellos dedos para liberar a la joven.
12/11/2013, 23:27
Zackarias sujeta la mano de la chica mientras intenta tranquilizarla. Los demás ayudan en lo que pueden. Curiosamente la chica no opone ningún tipo de resisténcia, mira como le cortáis los dedos del mismo modo que observaría a un tatuador trabajando sobre su piel.
Duarte corta sus dedos ras al suelo metálico. Allí puede ver como en el hierro donde habían estado los dedos de la chica hay circulos rojizos y negros, rodeando dos circulos blancos un poco más grandes. Sí, las venas de la chica estaban enbebidas en el metal, al igual que el hueso. Tanto aquellas venas como las de los dedos cortados de la chica empezaron a sangrar, mucho menos de lo esperado sí, pero ver sangrar el suelo era cunato menos grotesco.
Aún así lo habíais conseguido: habíais liberado a Anette.
13/11/2013, 22:19
Duarte y el reverendo llevan entre ambos a la joven Anette hacia la enfermería, como ya había sucedido antes, lo complicado era bajarla por la escalinata central que vertebraba todo aquel lugar.
Atrás dejan a Mich y Giorgio en aquel estado de Shock. Desde luego no pueden cargar también con ellos y, son dos, no es como dejarlos solos. Aún así cuando Duarte y el reverendo bajan por la escalerilla, lanzándoles un último vistazo, no pueden evitar preguntarse si aquella será la última vez que los verán.
13/11/2013, 22:23
Ambos quedáis meditativos y taciturnos, en ese extraño estado de somnolencia, de desconexión con la realidad. Desde lo lejos, poco a poco, van apagándose las pocas bombillas que iluminan los pasillos, sea lo que sea que apaga las luces se va acercando a vosotros.
Bueno, algunos posts llevan toda la semana ahí xD
Hace apenas unas horas que los he "cerrado" cuando Mich ha reaccionado y te dejado solico, momento en que te he cambiado de escena...
Bueno, como ya avisé si mañana por la mañana no hay post pues Giorgio pasará a mejor vida, si posteas estará complicado pero quizá aun lo salves...
Supongo que la partida no te ha llegado a enganchar... o que estas muy liado, no se. De todas formas, incluso si palmas, gracias por haber entrado a la partida ;)
Todo queda a oscuras y el frío te invade. Esperas que algo horrible y doloroso ocurra. Pero no lo hace.
¿Hola? preguntas a la nada, a aquella inexistencia, alargas la mano y tocas la curvada pared. Sobre tu cabeza te sigue rozando la tubería y aún tocas, cada equis metros, una bombilla apagada. Caminas, en aquella oscuridad, esperando encontrar más adelante una puerta o algo que te ayude a guiarte. Pero es algo que jamás sucederá, tu sentido del tiempo ha desaparecido, ni siquiera te preguntas cuanto hace que te quedaste a oscuras porque te da la sensación de que fue hace cinco minutos.
Y sigues a tientas, por siempre, perdido en aquel infierno oscuro, frío y circular, palpando la pared intentando encontrar una salida, pero sin intentar palparte a ti mismo nunca. Porque algo muy dentro de lo que queda de tí, de lo que tú fuiste, lo sabe: ya no existes.
Si quieres despedirte de los otros jugadores o maldecirme (xD) por el offtopic, será bienvenido ;)
Lerman asistió impertérrito a la desbordante verborrea de aquella mujer que parecía incapaz de mantenerse callada o de actuar inteligentemente. Para alguien como Samuel que ella hubiera sacado un arma y le hubiera disparado entraba en lo margen de lo aceptable e incluso respetable. La histeria, no. No en aquel contexto apocalíptico, no con el fin del mundo pisándoles los talones. De un día para otro, unos pocos privilegiados a ojos de Samuel, habían sido testigos de un profundo cambio, un cambio ante el cual quedaba adaptarse, luchar o morir.
Intentar adaptarse al caos y a la destrucción definitivas no era algo que entrara en los planes de Lerman. Morir en la simple aceptación de lo inevitable, tampoco. Así pues tan solo le quedaba una oportunidad, luchar. Y para ello necesitaba modificar una vez más sus premisas de comportamiento y si ello le conducía a alianzas imposibles, estaba dispuesto a llevarlas a cabo. Y si para sobrevivir necesitaba de una información solo obtenible de la boca de aquellas mujeres, podía conseguirlo de dos formas. En una sobrevivirían; en la otra, morirían tras una dolorosa tortura que, sin embargo, habría de ser rápida. Pero para Lerman, eso no constituía un problema.
La mano de Samuel se cerró sobre la empuñadura de su pistola con mayor fuera y su cuerpo se flexionó de forma casi imperceptible, listo para saltar. Sólo dispondría de unos tres segundos para matar a dos de ellos y decidir cual de las dos mujeres sobreviviría. Y fue entonces cuando la vio, cuando percibió su esencia tras el capullo del cual iba desprendiéndose en su metamorfosis. Y su cuerpo se relajó. Al igual que su mente. Una vez más llegarían las órdenes, y él las cumpliría. En medio del caos regresaba el orden. Y ese orden se llamaba Liss. Ahora, los deseos de Aaron se verían cumplidos.
Su machete volaba de derecha a izquierda, en un remolino que hubiera sido de muerte si el mexicano no peleara contra fantasmas ya muertos. Una flaca amenaza frente a la capacidad disuasoria de aquel haz de luz azul que el negro llevaba en su linterna. Pero al menos hacia que su temperatura subiera en medio de aquel túnel de frío y espectros blancos por los cuales el cuarteto se movía con exasperante lentitud. Pero por fin llegaron para iniciar su particular descenso a los infiernos.
Protagonistas involuntarios de una performance de la obra de Dante, Duarte sintió el viaje como si una mano profanara su cuerpo, violándolo, introduciéndose en su ser sin mediar su consentimiento ni voluntad, para hurgar lasciva y dolorosamente, retorciendo sus entrañas, sacándolas de su cuerpo para volverlas a introducir en una nueva y perversa disposición. Una agonía que creyó vivir una y otra vez. Hasta que creyó que perdería su consciencia, su cordura y su vida.
Su periplo acabó bruscamente, y la nada, la ausencia de sensaciones siguió a aquella cacofonía de dolor y desazón que habían experimentado apenas un segundo antes, y el dolor que provocó fue casi igual de intenso.
Y Duarte jadeó, respirando el aire como si se hubiera estado ahogando, a grandes bocanadas, mientras el sudor recorría su espalda y pecho, formando oscuros cercos de sudor aquí y allá. Doblado sobre sí, las manos apoyadas en las rodillas, miró en torno de sí. Ellas, las mujeres, seguían vivas igual que Seagal. Más allá, una escena imposible en un teatro blanco como la nieve que los había acogido al principio de aquel viaje maldito. Cadáveres momificados, restos de una fiesta y un cartel ante el cual Duarte no supo cómo debía reaccionar. Fue a dar un paso pero sintió que sus piernas no le obedecían, como si una parte de su cerebro temiera la respuesta que obtendría de estudiar aquellos cuerpos. ¿Serían ellos mismos, en una paradoja espacio temporal? ¿Acaso compañeros suyos ya desaparecidos? ¿Quién y cuándo habían organizado aquel festejo dedicado a ellos?
Demasiadas dudas, demasiadas preguntas, demasiada ignorancia. Pero aquello no asustaba o preocupaba a Duarte. No, era otra cosa. El no saber qué hacer, el cómo actuar, el ignorar las reglas de juego de aquel combate en el que parecían condenados a morir uno a uno como peones en un tablero de ajedrez creado por mentes perversas.
Y un Duarte agotado, se dejó caer de rodillas al suelo.
Isabella sintió que se petrificaba cuando escuchó los primeros tonos de la voz del que no resultaba ser un niñato loco, giró el rostro hacia él, hacia ella, sin sangre en su rostro.
Apretó los labios, sentía como se le iban las fuerzas, se sentía tremendamente idiota, cansada, furiosa y asqueada. Ojalá no los hubiesen recogido, ojala no siguiera dentro de aquel maldito juego de psicópatas.... ojalá....
Ni siquiera tenía energía para susurrar una blasfemía, una súplica, o para coger su arma y acabar con todo para siempre. Asegurarse de que por una vez, por fin, ella era la que decidía lo que iba a acontecer, el desenlace... pero se sentía incapaz, no por ella, ni por White (que llevaba lo de la opción de morir estupendamente) sino por los niños y demás personas que no tenían ni idea del lugar en el que se encontraban.
Habían matado a otra chica, en su momento lo adivinó, pero sin embargo se sorprendió enormemente. Tenían la capacidad de dejarla a cuadros, en blanco y aterrorizada... o no tanto.
Mirando a Liss, a la loca al mando del bloque, sintió que había llegado a su límite, no físico, ni psicológico, pero sí de pasar por su aro una y otra vez. Ya no le quedaba nada, sus pertenencias se reducían a la pistola y al móvil, pero sería suficiente...
Sus ojos la miraban con una fiereza que no tuvo cuando se separaron en el paraje nevado, ni en todo el tiempo que vivió en el subsuelo, eran retadores, en un segundo había cambiado totalmente el chip, aunque estaba muy lejos de darles las gracias por semejante estado de ánimo.
Se había hartado, entre unos y otros habían conseguido que decidiese terminar con su estrategia de resignarse a sus subnormalidades.
Se acabó.