Partida Rol por web

-Mi salvación consiste en que me hagáis caso de una puta vez. El sol brilla con intensidad, cosa que nos beneficia ya que los orcos no van a salir del oscuro escondrijo donde se encuentren, no al menos hasta que el sol se ponga. ¿Y proponéis refugiarnos en estas malditas ruinas para perder la poca ventaja que tenemos sobre ellos y que oscurezca? Por muy buena posición que tuviésemos sobre el terreno no llegaríamos a ver amanecer, nos superan en número y la oscuridad es su aliada. Perdonad mi tono y mis formas, pero lo que tenemos que hacer es avanzar y hacerlo ya.

Dicho esto Dírhael se dirige hacia la entrada, no tiene ganas de seguir hablando con nadie más, sabe que ha perdido los papeles y que ha dirigido duras palabras hacia la enana. Aun así ahora está demasiado furioso como para disculparse, furioso porque el grupo no parece darse cuenta de lo importante que es destruir ese maldito anillo, más importante que descansar, más importante que cualquier ser querido y mas importante incluso que sus propias vidas. Ojalá tuviese él la voluntad para no doblegarse ante el poder de dicho artefacto y poder cargarlo hasta el norte.

Con una ceja alzada y gesto severo el galadhel observó al humano separarse de los demás. Negó con la cabeza con desaprobación, pues lo creía un tipo mas educado. Luego echó la vista al cielo, y su rostro hizo ademán de arrugarse, convencido.

—Bien. Tal y como habíais comentado anteriormente, y si todas estáis de acuerdo, lo mejor será partir de inmediato. Cuanta mas distancia podamos sacar a esa partida, mejor.

Therusia entrecerró los ojos, claramente controlando su ira. Le costaba más de lo que había imaginado y es que sentía que la rabia se multiplicaba con cada insulto de Dirhael, tanto a ella como a sus compañeros. Ella era la primera que había sentido recelos de ese lugar y que no había querido marcharse, pero la actitud del humano empezaba a molestarle de verdad. No solo por el desprecio al grupo, los terribles insultos que la había dirigido o esa actitud de superioridad, a pesar de estar llevándolos en círculos y cambiando de opinión cada poco tiempo.

—Ah. Que ahora es tu salvación, no la de la Tierra Media— En el fondo, Therusia sabía que no era lo que el humano quería decir, pero estaba tan enfadada que reprochar las palabras era lo más amable que podía decir—... Solo te lo diré una vez. No seguimos órdenes, decidimos. Y aunque ahora coincidamos en opinión, que te quede claro que tu palabra no es ley ni tienes la razón absoluta ni siempre vamos a "hacerte caso". Porque no eres más que nosotros, por mucho que así lo creas.

La enana se colocó el escudo de nuevo a la espalda, dispuesta a continuar y se acercó a la vivaz Yedra, que parecía ser la más interesada en montar una trampa.

— Preparar una emboscada quizás es mucho tiempo, pero Yedra, ¿hay algo que podamos hacer para confundir a los lobos? Una cosa es cierta, y es que ahora son los que más fácilmente nos perseguirán, aunque el sol no parecía molestar a ese jinete. Si puedes hacer que esos lobos nos pierdan la pista, aunque sea un rato, quizás consigamos darles esquinazo. 

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   Asiento, más no es una emboscada, sólo un ardid, no hace falta que haya gente, sino que lo parezca. Con sellar alguna ruina para que parezca que nos hemos parapetado, suficiente.

   - Luce el sol, tenemos tiempo, no atacarán de día, así que podemos descansar un rato, preparar un engaño rápido, no hace falta algo muy elaborado. Bastará con que crean que estamos encerrados en las ruinas. Luego nos ponemos en marcha y nos largamos. -

   Pienso lo de los lobos, pero es lo que llegamos a la conclusión.

   - Ir en una dirección, no muy lejos y volver sobre nuestros propios pasos, de espaldas, los lobos olfatearán hasta ahí y ahí el rastro se desvanecerá. Luego tenemos que camuflar nuestro olor corporal. Hierbas, frotarnos con helechos o cualquier hierba olorosa y largarnos en otra dirección borrando huellas. Con suerte, funcionará. -

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Estaba harta de ese necio montaraz y de las palabras que vomitaba sin pensar. Un fuerte mareo me sobrevino por la tensión y tuve que sentarme un momento para descansar. Caín se puso al lado, lamiéndome la cara para que no me desmayara. Aunque estaba algo mejor, aún estaba herida y débil. Si Yedra quería perder el tiempo en montar trampas, que lo hiciera; yo aprovecharía el tiempo para descansar. A los lobos no se les engañaba con simples artificios como se proponía hacer, eran listos y tenían unos sentidos muy agudizados, más que los nuestros. Cerré un rato los ojos para dormitar, pero solo unos instantes y me levantaría...

-"ZZZ ZZ ZZ Z ZZZZ ZZ" Sonaba mi inquieta respiración.

     La tensión se podía palpar en el grupo, las largas sombras que empezaban a dar las escasas ruinas que quedaban en pie parecían reflejarse en el ánimo de los aventureros de los que salían agrias palabras en un tono más alto que quizá en otro lugar no se hubieran producido. Therusia había avisado del peligro de las ruinas e Ithildir, al llegar, corroboró que no eran un lugar donde detenerse pues el pasado tenía raíces profundas y oscuras entre las piedras que os rodeaban.

     Dírhael tomó la delantera en dirección hacia las Montañas Nubladas, a falta de una propuesta mejor parecía querer volver sobre vuestros pasos en busca de un lugar por donde poder cruzar los picos imposibles en invierno, pero que ahora en Verano  tal vez os dieran una posibilidad.

     Entre Amaltea y Yedra buscaron la forma de intentar ocultar el rastro a los lobos, pero como apuntaba Amaltea era misión casi imposible por su fino olfato y por lo variado de vuestro grupo. Tal vez en las lindes del Bosque Negro un grupo de cazadores si pudieran despistarles, pero aquí, en mitad de la nada y junto a un elfo y una enana parecía misión imposible.

     Dejáis atrás las ruinas, las discusiones y la esperanza de refugio y protección. Con menos fuerzas y menos confianza en vuestras posibilidades. Si este era el único lugar donde tener una opción de defenderos... ¿dónde iréis ahora a pasar la noche?