Partida Rol por web

Vaya, se ve que no hay opción a conseguir abrir la puerta trasera para infiltrar mas gente, pero yo no puedo aceptar lo que me propone, tengo que buscar la manera de entrar alli sin comprometerme demasiado.

Lo siento pero tendremos que olvidar esa propuesta entonces, como bien sabe y ya le he recalcado tengo mi propia empresa y no puedo descuidarla mas que unas semanas, asi que volvamos al tema inicial, tengo que pasarle mantenimiento y actualizaciones que tiene contratado para los equipos que le he suministrado este ultimo año, necesitaria estar minimo un par de semanas a pie de campo con su gente comprobando in situ cualquier utilizacion, para evitar errores, si le place me podria a ello, si  quiere renunciar a ellos, simplemente pase un escrito a mi oficina y me ire, pero que sepa que alguno de los equipos es ciertamente peligroso si no esta bien calibrado.
 

Lo siento, señor Romasanta, pero al rechazar nuestra oferta automáticamente, su servicio queda anulado. -Sonrió-, me voy haciendo mayor y no estoy para andar con ''chiquilladas'', así que... ha sido un placer conocerle en persona. -Te tendió la mano, mientras que con la otra palma de la mano te invitaba a salir de la sala-. Siempre puede reconsiderar la oferta, la puerta la tenemos abierta. 

Chiquilladas dice, si usted considera que anteponer el bien estar de mi empresa sobre ser el lacayo de un hombre que acabo de conocer y que por cierto remunera pesimamente a sus empleados, es una chiquillada, pues si soy un chiquillo - me muestro claramente ofendido, por el trato elitista de ese individuo, necesitaba saber que pasaba en este sitio pero ni mi Adrián, ni Diana pese que hace años que no me tratan se iban a creer que yo me rebajaría a ser un simple empleado así como a si, sabiendo que mi empresa está en la cima del sector de la investigación electrónica, buscare otra manera de llegar hasta esta organización sea como sea- pero bueno que sepa que lo que sí es una chiquillada es que anule el acuerdo anterior que teníamos para utilizar mi tecnología porque no me ha interesado su oferta, pero bueno es su decisión desde hoy tiene dos días para devolverme todo los equipos que está utilizando su organización, que no son pocos, un gusto en conocerlo  Don Eduardo - le estrecho la mano y me voy andando airadamente

Anya que iba en el asiento del copiloto, observó a la guía y canguro que le había asignado el hotel. Para empezar, ella no sabía que iba a ser un viaje compartido... ¿O sí y no lo recuerda? Puede, puede que sea por ello. Porque a pesar de tener buenos estudios, ella era lo suficientemente despistada en algunas ocasiones y aquella era una de ellas... ¡Caramba!

-І лайно -musitó en voz baja no porque estuviera disconforme con lo que decía ella, sino ... más bien por los horarios de comida. ¿Quién iba a tener semejante hambre a las seis de la tarde?... ¡Si ella cenaba entrando las tantas de la noche!-. ¡Yo ser Anya! -exclamó en un extraño acento-.

Si más bien antes de ser despachado Leonardo Romasanta, volvió a fijarse en aquella cristalina, con el afán de encontrar unos ojos azules correspondientes a una melena pelirroja, que antes hubo visto.

Sin embargo, algo extraño había en esos ojos azules, pues, hubiera sido por error debido al paso del tiempo o, por una mala jugada, Romasanta se había equivocado de propietaria. Pues allí, mirando fijamente tras el cristal, esperando a ser recibida por otra persona, se encontraba Katrina Naor. 

El Doctor Weir carraspeó. Había visto suficiente anime en la vida como para saber que... - Es china, no japonesa. - puntualizó a Grzegorz, en un tono sensiblemente más bajo para no llamar la atención de los demás. Le sorprendió gratamente el buen dominio de idiomas de la mujer china. Pero entonces le sonrió tanto a él como al alemán y Dagomaru puso... una cara extraña. Entre confuso y extrañado.

- ¿Tu has pedido habitación doble? - le preguntó también por lo bajo al alemán. Porque... él no había sido. Pero no solo no recibió respuesta, además escuchó... bueno, al bueno de Heinrich en su salsa. - Se dice Geisha. Y también son japonesas. Y no, no lo es. - intentó explicarle antes de que la liara más, para después girarse hacia Aratani haciendo una leve reverencia. - Daoqian. - Tenía la sensación de que aquellos días iba a tener que disculparse muchas veces de parte del alemán...

- ¿Qué ruta tiene marcada? Aprovechando el viaje, si que me gustaría visitar algunos sitios emblemáticos, de ser posible y tener tiempo, claro. - El sí tenía interés en conocer algunas cosas de la ciudad. Conseguir el visado para china era un trámite, sobretodo para gente como él que odiaba volar y los barcos.

Y otro más hace referencia a la cultura japonesa estando en china. Por un momento incluso sacó el pasaporte por si se había equivocado de pais o algo. Pero no. Igualmente, ya desistió en corregir a nadie más, ahora su interés estaba en sobrevivir a un viaje con más gente pegada a él, sin respetar su espacio de confort (que era muy grande) y con unas comidas posiblemente con muy poca fibra.

Ahora mismo sentía miedo y angustia por la situación en la que se encontraba...

-Es un nombre japonés... Miro a la guía respetuosamente y con una inclinación me disculpo. 

-No obstante si el caballero tiene razón siento si mi suposición ha sido incorrecta señorita Shiraiwa.

Vielna, minutos antes de ver por el cristal:

El tiempo no acompañaba, pero lo poco que lo hacía mostraba unos nubarrones que amenazaban con descargar sobre el lugar. Hoy era el día, el gran día, en el que te entrevistaban para aquel puesto de trabajo que tanto misterio aguardaba. Mientras un vehículo te llevaba al lugar, el conductor, apenas mantuvo conversación contigo. Hacía muy mal tiempo y para colmo le había tocado trabajar, con lo bien que estaría en su casa viendo una de esas series de moda sobre el futuro. 

Entre tanto, el paisaje no iba más allá de la nieve y, con suerte, podías divisar algún lobo por la zona, indefensos mientras tuvieran el estómago lleno.

Al cabo de la media hora, el hombre frenó en seco y con un: Mes atvykome, praleidome dio por finalizado el trayecto, el cual no era gratis, por cierto, tuviste que pagar unos  39€. Así pues, ante aquel hogar o ... arquitectura bastante moderna la puerta se abrió y ante ti, una mujer de cabellos rojizos y ojos azules, delgada figura y un acento más bien del norte de España, apareció.

-Buenas, ¿qué desea? 

Aquello barajaba dos opciones, que la mujer no sabía quién eras y , por tanto, dejaba ver que tenía un pésimo control de seguridad o... era parte del protocolo. Tras mostrar tu identificación, pasasteis al interior, donde pudiste comprobar que aquel lugar era ,también, una vivienda.

Caminasteis hasta llegar a la planta de arriba, sin coger el ascensor, donde había unas cuantas habitaciones personales, una sala de control y, por supuesto, otra habitación, donde se realizaba la entrevista. Aunque antes de llegar ahí, tuviste que esperar en el pasillo a que la mujer, sin haberse presentado, llamase a la puerta de la sala de control, donde había un joven recitando en voz alta , o eso parecía, un temario... ¿Se debía de estudiar?, ¿era el hermano de la joven?, ¿el hijo?

-¿Es él? Dile que estoy estudiando, que pronto bajaré y lo visitaré.

-No, es ella, él está a punto de llegar. -comentó la pelirroja-.

El chico bajó la mirada y siguió recitando, no sin antes saludarte con una amplia sonrisa. De los dieciocho no pasaba. Pero era un español del norte, así que... posiblemente aquello afianzaba la teoría de que eran familiares, madre e hijo, seguramente. Tras cerrar la puerta, escuchaste cómo de abajo provenían dos voces masculinas que se saludaban y empezaban a hablar acerca de un contrato, pero no conseguiste agudizar más el oído.

-Bueno, después de este viaje por el interior, que no tiene más que el fin de enseñarte las instalaciones, me temo que debemos de bajar para enseñarte tu contrato. -sonrió como quien sonreía a una cámara-.

Así pues, nuevamente, bajasteis por las escaleras y andasteis sobre vuestros pasos; empero, esta vez, fuisteis por otro pasillo con un gran ventanal.

-¿Te importaría seguir todo recto?, es al final, en la puerta marrón. Allí puedes esperarme, voy a por tu contrato, gracias.

Al pasar, pudiste observar a dos hombres charlando. Parecían estar discutiendo. Él hombre más mayor mostraba una postura relajada y segura, a la vez; mientras que el otro, más joven, intentaba comprender. Fue, entonces, cuando vuestras miradas conectaron:

Me había mantenido en el más profundo de los silencios durante el viaje, no por falta de alegría (que también) sino porque mi mente estaba ocupada iluminándose con mil y una imágenes de bajo presupuesto. 

Era como un gato en una sala llena de mecedoras, estaba tensa y apenas podía disimularlo. 

Había investigado, desde luego, aunque no tenía más opciones que obedecer al contenido de la carta también estaba ocupada con mis temores, había pasado los últimos tiempos persiguiendo quieras y viendo como el llamado de Lamar era cada día más fuerte, sentía que el viento iba en contra y mis temores se multiplicaban con aquella carta y la visita a Lithuania.

En cierto modo, era el gato en la sala llena de mecedoras. 

-Labai ačiū -agradecí al conductor con un encantador acento francés, pues imitar el lituano exigía un esfuerzo que no deseaba permitirme, sonreí por reflejo y enseguida ingrese al lugar donde era la reunión. 

La mujer encargada de recibirme era hermosa, con un aire resuelto que suavizo el ambiente y llamo, por lo bajo, a tener cuidado con ella, presente mi identificación y me presente, ella no correspondió el gesto pero permitió que la siguiera y observase, por la espalda, sus movimientos precisos, era un buen modo de estudiar a una persona. 

La vivienda estaba decorada al color del hueso, el blanco y el gris, elegante y frío más que hogareño, habría estudiado un poco más el ambiente de no ser por la mancha negra de ropa que había en el camino, un muchacho (adolescente, no, saliendo de la adolescencia) sonrió de un modo encantador, amplio y confiado, algo que no solía verse cuando te llamaban para... misma razón por la que me tense, sonreí en respuesta con el mismo tono suave de una presentación en sociedad y me aleje siguiendo a la mujer. 

¿Madre e hijo? seguro, y aquel ... "¿es él?" "es ella" me esperaban, si, y tal vez habían hablado de mí y de alguien más, un hombre... quizá un conocido más cercano. 

Escuche voces más abajo y trataba de percibir las palabras cuando la voz de la mujer me devolvió a las instalaciones, asentí por cortesía, sin corresponder a su sonrisa, me recordaba a las reuniones sociales con una debutante que no terminaba el temario, desesperante. 

y entonces la sala para el contrato, seguí las instrucciones al pie de la letra, ingresando por la puerta marrón y esperando a que la mujer volviera con el contrato, y entonces, a través del cristal una pareja, posiblemente la misma que había oído antes. 

El hombre se volvió como una liebre al oír el crujido de una rama, y su mirada, era una mirada de espera que no termine de entender y supuse que me había confundido con alguien más. 

Cuando salí me volví a fijar en la cristalera, pensando en Diana y si en algún momento de nuestras vidas nos volveríamos a cruzar, para mis desgracia , la pelirroja que me devolvió la mirada a través de la cristalera no era Diana,  mantuve la mirada en ella durante unos segundos pues pese a no ser Diana gozaba de una dulce belleza pero entre avergonzado y un poco apesadumbrado por la equivocación e desilusión de que no fuera diana decidí seguir mi camino  y no molestar a la desconocida al otro lado del cristal.
 

Aratani mostró una forzada media sonrisa ante aquel espectáculo, sin embargo, suspiró al saber que si había alguien allí, entre los presentes, capaz de diferenciar ambas culturas. Asintió antes las palabras de Dagomaru y se limitó a comentar un ''ya veremos esta noche, os comentaré los lugares posibles a visitar'' y a conducir, sin despegar la mirada de la carretera.

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En cuanto llegasteis, tras un largo trayecto y, si volvíais a mirar la hora os mostraba que habíais tardado una hora en llegar, con lo cual reducía el tiempo de la cena, lo primero que advertisteis es que aquel hotel era de lujo. No era para nada el mismo que reservasteis... ¿Se hubo equivocado la chófer? , ¿ustedes? No lo sabíais con certeza, lo único que os explicó Aratani fue que '' nada es igual a lo que ve uno en las fotos''. Sin embargo, fuera cual fuese el motivo, un hotel de lujo (con todo lo que ustedes habíais pagado e incluido) no estaba nada mal.

Era el año 2027, obviamente que los hoteles habían progresado y se habían adaptado a las nuevas tecnologías y, aquel era todo un ejemplo de modernidad. Situado en una antigua cantera, con 18 pisos, 16 de ellos están técnicamente bajo tierra, incluyendo dos pisos bajo el agua, y una azotea verde que se confunde con el entorno. Una cascada de vidrio cae sobre la fachada, y las habitaciones no sumergidas tienen balcones con vistas a la cantera y a las cascadas artificiales especialmente diseñadas para el hotel.

Viajar es fantástico y nos permite descubrir lugares con una arquitectura absolutamente fascinante, edificios históricos o nuevas construcciones que se convierten en sí mismo en atractivos turísticos. Y precisamente en Shanghai (China), una ciudad conocida por su impresionante paisaje de rascacielos entre los que se encuentran algunos de los edificios más altos del mundo, como la torre de Shanghai, el Shanghai World Financial Center o el Jin Mao Tower, ha conseguido que la arquitectura vanguardista sea uno de los motivos principales para viajar a la ciudad.

Y si por si no hubiesen suficientes edificios que admirar, a finales de octubre, se inaugurará un nuevo y espectacular hotel, y no lo es por su altitud, de hecho está construido bajo tierra, a 90 metros de profundidad, en una vieja cantera abandonada en el distrito de Songjiang, el Intercontinental Shanghai Wonderland.

Un hotel de lujo ubicado en la cordillera de Sheshan, que contará con 18 pisos, 16 de ellos están técnicamente bajo tierra, incluyendo dos pisos bajo el agua, y una azotea verde que se confundirá con el entorno. Una cascada de vidrio caerá sobre la fachada, y las habitaciones no sumergidas tendrán balcones con vistas a la cantera y a las cascadas artificiales especialmente diseñadas para el hotel. Los dos niveles bajo el agua albergan un restaurante y habitaciones frente a un acuario de diez metros de profundidad, además de un complejo de ocio spa con una piscina e instalaciones para deportes náuticos en el nivel más bajo. También se puede practicar deportes extremos como escalar las paredes de la mina o realizar puenting.

-Hemos llegado. -sentenció invitándoos a bajaros del coche y seguirla por aquellas instalaciones-. Vuestras habitaciones están entre el pasillo -2  y la 15.  La que está abajo corresponde a la pareja... -señaló a los alemanes-, vuestra habitación en la 090 y a la chica rubia, Anya, la tuya es la 095. Los demás estáis arriba, en un mismo pasillo. 1003-1008.  Hay teléfonos con los que podéis llamar entre las habitaciones y a recepción, quien os ha dejado el número mío y el suyo apuntado en la mesa de noche. Dicho esto, os veo en la cena.

Siguiendo las instrucciones de la mujer cuyo nombre aún no conocía, avance por el pasillo e ingrese por la puerta que me habían señalado, aunque para mi pesar la puerta a pesar de su color no era madera real, pensaba en ello cuando caí en la cuenta de no ser la única en la habitación, un acristalado dividía la habitación y al otro lado de la misma una pareja de hombres que, supuse, eran los mismos que había escuchado antes.  

El hombre que aparentaba ser más joven entre los dos se había vuelto, y por un instante conectamos miradas, no lo conocía  ni me resultaba familiar y sin embargo su expresión fue un cuadro abierto; mi sonrisa titubeo ante la desilusión apenas disimulada que me hizo suponer que esperaba que fuera alguien más ¿la  pelirroja que me había recibido y que pronto vendría con mi contrato? me pregunté, dado que no había visto a nadie más. 

Por educación, y no estando segura del grosor del cristal incline la cabeza a modo de saludo en dirección a uno y luego a otro. 

Sin embargo, aunque las paredes no eran finas, las puertas de ambas habitaciones correspondientes estaban comunicadas o, al menos, había un pequeño atajo que las conectaba (el conducto de las cañerías) y , por lo tanto, el nexo entre ambas provocaba que la conversación tanto de un lado, como del otro, llegasen a vuestros oídos.

Será un placer volver a coincidir con usted, señor Romasanta. Puede venir siempre cuando quiera. -comentaba Eduardo con una voz pacífica, dando a entender, de nuevo, que la reunión había acabado-. Pero debe recordar que la oferta no está patente para siempre y que todos los servicios tecnológicos que tenemos son enteramente nuestros, no hay nada suyo. ¿Acaso quiere blasfemar de nuestra empresa? -frunció el ceño y, aún apoyado en la mesa, movía la cabeza de un lado hacia otro-.

A pesar de todo, en el otro lado, Diana cruzaba el pasillo de la enorme cristalera para acceder a la habitación, una muy simple: paredes blancas, un sillón negro y dos sillas que acompañaban a la mesa que contenía dos vasos de aguas, junto a unos papeles.

-Disculpe, no nos hemos presentado cuando ha llegado -actuaba como si el recorrido de antes y la bienvenida no hubiera tenido la mayor importancia-, soy Diana y seré su compañera si pasa la entrevista. Un gusto en conocerle, al menos... no seré la única pelirroja.

Diana ojeó los papeles que tenía acerca de la mujer delante suya y los amontonó prestándole la menor atención. Ante aquello, de una carpeta negra, le extendió unos más valiosos. 

LOS documentos que hay:

Será un placer volver a coincidir con usted, señor Romasanta. Puede venir siempre cuando quiera. -comentaba Eduardo con una voz pacífica, dando a entender, de nuevo, que la reunión había acabado-. Pero debe recordar que la oferta no está patente para siempre y que todos los servicios tecnológicos que tenemos son enteramente nuestros, no hay nada suyo. ¿Acaso quiere blasfemar de nuestra empresa? -frunció el ceño y, aún apoyado en la mesa, movía la cabeza de un lado hacia otro-.

Creo que estamos un poco desubicados usted y yo , yo no he venido buscando trabajo, ni a una entrevista concertada para un puesto, hace casi un año cuando su empleada Diana Lastres apareció en mi vida me ofreció un contrato para que su organización pueda  utilizar la tecnología de última generación que yo creo, alquilo y distribuyo ,aparte de realizarle nosotros  los mantenimientos preventivos, que es lo que me trae ahora aquí- eso  y infiltrarme en este maldito sitio de locos, esta gente no se parece en nada al TRIQUEL descrito por Teodoro, parecen más un par de filántropos que una organización secreta y militarizada- pero ya que veo que no está usted puesto al día del tema, ni siquiera sabe que me tiene equipo alquilado pues  para que discutir más, no me interesa su oferta de técnico permanente, lo que me ofrece de dinero en un mes , lo gano yo en un día con mi empresa, así que hasta luego y disfrute explotando a otro.
Las voz que llegan de la sala contigua donde estaba la pelirroja se me hace familiar, un pequeño retazo de felicidad hace temblar mi corazón, Diana estaba allí pero si yo la escuchaba a ella, posiblemente ella me escuchara a mí, la vergüenza de estar gritando con aquel hombre se sumó al cumulo de sentimientos locos que surgieran al entrar allí, Felicidad, ira, vergüenza, desasosiego y muchas más mezcladas me estaban dejando un poco fuera de mi

-Encantada -contesté ante su presentación, con un tono un poco más agradable que el de ella y soltando una risa divertida ante la insinuación del cabello rojo -sería una pena que nos confundieran por el cabello, pero estaría contenta de poder pasar la entrevista - asegure, con una hipocresía que suponía semejante a la suya en el interno antes de ladear la cabeza y acomodarnos en el asunto que nos concernía.

Observaba sus formas y maneras mientras se movía y deslizaba los papeles, con la debida cuota de interés que suponía ya se esperaban, y recibí los papeles que me extendió.

Blanco como la nieve, y adecuado como ella, el resumen de mi existencia laboral en una hoja, releí los idiomas señalados para asegurarme de que ninguno hubiese sido agregado sin yo saberlo, pues un error de esos costaría (y mucho) más al final.

Terminando de leer la hoja de vida las puse sobre la superficie de la mesa, pasando los dedos sobre ellas antes de devolver la mirada a Diana, asintiendo y comunicando con la mirada que había terminado con las hojas. 

-Es correcto.

"Catarina Tate" 

Las dos palabras, que me pertenecían mil veces mas a mí de lo que nunca pertenecerían a Ainsworth o Triquel o a aquellas sabandijas que se atrevían a permitirse un trato despectivo contra mío, provocaron un salto en mi pecho, una ira helada que congelo mis miembros al mismo tiempo que mis labios formaban una sonrisa correcta y social. 

Nunca había terminado de ser una socialité, pues estar bajo el yugo de un imbécil como Anteros te impedía salir demasiado en sociedad, sin embargo conocía los modos de la sociedad y el uso natural que se da al manipular el mundo a nuestro antojo y sospechaba lo que aquella mujer deseaba lograr, pero no lograría alterarme, yo no era Anteros. 

Aquello se me daba tan bien como a cualquier espía, y mi cara de poker no era de lejos la más usada de mi repertorio, la sonrisa suave y amigable era más usual en aquellos casos en las que nadie quiere mostrar las garras. 

Pero...

El nombre me congelaba.

Era mio. 

Y yo lo había amado, como había amado mi don y a mi familia, y el dinero que fluía como un río inagotable... y aún así debía mantenerme calmada, sensata, segura en mi posición aunque esta se asemejara a la de un mono en una cuerda, débil y llena de dudas. 

Al menos el mono sabría saltar.

Aquello no parecía Triquel propiamente hablando, sin embargo, eran parte de los pocos que contaban con aquella información. 

Información que Ainsworth había recolectado el día que necesito de los Tate para sus deseos, un manipulador, un gato que había jugado con ratones que incluso tras su muerte no podíamos librarnos de él. 

"debí asegurarme de desaparecer estos papeles"