Partida Rol por web

Larymian sigue tras Leonard. Corre todo lo rápido que puede. No puede escapar. Debe atraparlo si o si. Después ya podrá pensar en qué hacer.

La chica apretó el paso y giró la esquina por la que Leonard había desaparecido, allí estaba él corriendo como alma que llevara un diablo. Un esfuerzo más y sería suyo, así que forzó a sus piernas al máximo para no dejar escapar a su presa, pero en ese momento ocurrió algo que no había esperdo en absoluto.

Al otro lado de la calle, frente a Leonard, aparecieron un grupo de cinco encapuchados que Baumer no consiguió ver a tiempo. El hombre se estrelló contra uno de ellos soltándo un grito de miedo y cayó al suelo de culo, mirando con horror a las imponentes figuras que habían aparecido frente a él.

Las cinco personas vestían brillantes armaduras de malla que asomaban sus destellos por las zonas que la ropa negra no cubría. Las capas negras con capucha colgaban sin moverse ni un centimetro de su lugar, desafiando a la brisa de la noche, y sus rostros se veían ocultos tras las sombras de las capuchas echadas sobre sus cabezas. Sólo un adorno, el símbolo del cometa de dos colas de Sigmar en los broches que sujetaban las capas, destelló en la oscuridad de sus atuendos.

Lari frenó en seco al ver a las cinco figuras.

Oh, no... Esto no estaba previsto...

Lari se quedó escondida tras la última esquina que iba a doblar, para observar qué pasaba al otro lado de la calle, y preparada por si los encapuchados iban en su dirección, arrancar a correr hacia el Gato Manchado.

Larymian reaccionó con rapidez al ver a los hombres y el encontronazo de Leonard con ellos, y girando a un lado, se escabulló entre las sombras, quedándose agazapada en las mismas y observando lo que ocurría.

Desde su posición, vió como el hombre contra el que Leonard había chocado le tendía una mano y le ayudaba a incorporarse, diciéndole algo qu eno alcanzó a oir. Lo que si que escuchó cláramente fueron las palabras de Leonard, que aterrado y sin poder controlar su miedo, les habló muy alto:

-¡Han intentado matarme! Un hombre... y una mujer! Le gritó ¡Huía para salvar mi vida! ¡De no ser por que otro hombre apareció de la nada para interponerse entre ellos y yo me habrían matado!

El encapuchado le dijo algo, habló con el resto de hombres y todos desenvainaron sus espadas, luego acompañaron a Leonard a desandar el camino por el que había venido huyendo y pasaron de largo frente a la escondida Larymian, para perderse por las calles.

Larymian escuchó con atencion, y cuando vio que se acercaban a ella, se agazapó todo lo que pudo. Contuvo la respiración y en guardia vio como pasaron por allí los hombres, y como desandaban el camino que había recorrido para matar a Leonard. Cuando se alejaron, se reincorporó, y se limpió el sudor de la frente.

Necesito un buen baño. - Pensó mientras caminaba de regreso al Gato Manchado.

¿Qué les digo? ¿Qué adeptos de Sigmar lo salvaron en medio de las tinieblas? No... No tienen porqué saber que Leonard sigue vivo.

Despues de la carrera y el susto por lo ocurrido, Larymian decidió que ya se había arriesgado suficiente, por lo que decidió volver a El Gato Manchado para reencontrarse con sus compañeros. Pasear por la ciudad a esas horas podía ser muy peligroso y por desgracia para la joven, los bandidos y delincuentes no eran su única preocupación.

De ese modo, Larymian, encapuchada y aprovechándose de las sombras para mantenerse oculta de miradas casuales de los viandantes con los que se pudiera cruzar a esas horas, caminó rumbo a la taberna que conocía en el Barrio Pobre, entre calles tenuemente iluminadas por Mannslieb.