Nos ha atacado la tripulación de aquel barco... han matado a todos.. He conseguido salvar el pellejo de milagro, huyamos ahora que podemos, solo quedamos tu y yo. Con un estremecimiento de dolor miró a Kraken. Y yo tengo un perdigón de hierro en el hombro... AHGg. .
Una vez llego abajo espero su llegada con ansia y venas hirvientes.
A duras penas Frank y Kraken consiguieron llegar al barco, tuvo que remar el joven marinero porque el capitán se encontraba en el límite de sus fuerzas. Cuando llegaron al cabo del ancla por el que pensaban trepar, Frank lo miró como si se tratase de algo imposible en esos momentos.
Que pretendes que hagamos? No podré con ambos... Sería superior a mí subirle y que mis brazos cedan... ¿lo intento, mi capitán? mi voz sonaba dudosa pero humilde, me preocupaba su estado.
No podras con los dos... la mejor opción es subir la chalupa y a mi en ella. Dijo mirando francamente al marinero. Creo que podras mover las poleas tú solo.
Al escucharle, no pierdo tiempo en contestar y me elevo por la cuera que cuelga del navío.
En cuanto llego a la parte superior rebusco aquellas poleas de las que hablaba el capitán.
Con un último esfuerzo el capitán amarró las sogas que le lanzaba Kraken a la embarcación y luego se desplomó exhausto en ella. Con ayuda de las poleas que tenía el barco y el sistema para que la cuerda no volviera hacía atras, poco a poco Kraken consiguió subir a Frank.
Una vez llega arriba, ato con fuerza la cuerda e intento ayudarle a ponerse en vertical, con sumo cuidado.
En cuanto consigo levantarlo, ayudo a que camine hasta el interior de la cabina, con cuidado de que su maltrecho cuerpo no sufra en exceso.
Rápido, tenemos que irnos de aquí. Dijo conmocionado y medio desfallecido. Ayudame a... ir a mi camarote. Sus piernas flaqueaban y no conseguía tenerse en pie. El hombro no tenía muy buena pinta, parecía haber perdido mucha sangre.
Ayudando a que mantenga su verticalidad le llevo al destino deseado, manchando de sangre mis manos al coger su hombro y preocupado por su estado.
Frank se desfalleció en el preciso momento en que le dejó en su nicho. Un rictus amargo quedo dibujado en su cara, su mano en lugar de sujetar el hombro, sujetaba el bolsillo de su camisa manchado de sangre.
EL brazo herido perdida abundante sangre y esta goteaba en el suelo, formando poco a poco un diminuto charco.
Al ver tal desgracia no pierdo tiempo en apenarme y me dirijo al camarote en busca de lo que mi capitán quería alcanzar.
Que querría buscar aquí...Necesito encontrar al resto, joder, donde están!
Los nervios se muestran en mi tez, que busca por el camarote exasperado, intentando encontrar alguna pista de la localización de los demás tripulantes.
El barco se encontraba totalmente desierto, si quería ponerlo en marcha iba a tener que hacerlo él solo. Con el capitán en esas condiciones y sin el resto de la tripulación sería una ardua tarea.
Busco un anteojo para poder mirar por la borda, en busca de algun indicio de mis compañeros.
No había rastro de nadie en las cercanias del Tulipán, era como si se los hubiera llevado Poseidon.