Partida Rol por web

Aún recordáis a Arryen Garland acompañando al grupo al exterior. Su lento caminar. su pausado ritmo, su respiración ciertamente agitada ante el hecho de tener que moverse. Parecía un elfo muy mayor, pero tras verle deambular fuera de su guarida os daba la impresión de que era aún más anciano de lo que habíais pensado.

Os ordenó colocaros en círculo. Femshen se posicionó a cierta distancia del grupo.

-No suelo emplear este estilo de hechizos con varios seres a la vez- comentó, la voz jadeante- Consumen mucha energía, y a mí ya me quedan muy poca.

Aún así había una vida en juego, así que accedió de buen agrado a la petición de Wimper. Os ordenó cerrar los ojos, y pronunció unas palabras que ninguno de vosotros supo interpetar.

Y después la nada más absoluta. Sin embargo, unos instantes después el entorno comenzó a tomar forma. Una arboleda, una laguna cercana, una paupérrima casita que tan bien conocíais. Habíais vuelto al hogar de Arrya.

La propietaria de la miserable choza entró corriendo en la estancia, y lo primero que hizo fue arrebatarle el bebé de los brazos a Demian. La criaturita dormía plácidamente. Su madre se mostró feliz de reencontrarse con su añorado hijo. Acto seguido, cuando Kaelendril, Rolan y Wimper entraron en la estancia, vieron cómo ésta y Demian se inclinaban hacia Violet. Su rostro amoratado y sudoroso suplicaba silenciosamente una medicina que parecía que jamás habría de llegar.

Pero dicho remedio llegó. Rolan sujetó el torso de la niña mientras Kaelendril la obligaba a beber de la vieja botellita. El efecto resultó impresionante. En cuestión de unos minutos el tono morado fue dando lugar al rojizo, después a un amarillento desvaído. Aún se la veía enferma, pero no moribunda. Media hora más tarde sus mejillas ya mostraban el color carne, y los labios un rojizo natural. La niña había salido de peligro. El sudoroso cuerpo dejó de sufrir las fiebres que tan brutalmente habían masacrado y empozoñado hasta las raíces de su mismísima alma. Violet estaba viva, sana, recuperada. Una noche de descanso y volvería a ser la pícara de siempre, jovial, alegre, divertida.

Por fin abrió los ojos y regresó al mundo del que parecía a punto de partir.

Alguien sujetaba tu cuerpo. Otra cálida voz te sugería desde la distancia que aceptaras el líquido que brotaba de una botellita que había conocido tiempos mejores. Voces familiares, amigas. El contenido del frasquito pasó del continente a tu cuerpo, y poco a poco aquel extraño mundo de cultistas y arañas torturadoras se fue desvaneciendo en la nada. Poco a poco aquel grotesco escenario tomó otra forma, familiar, cercana, cálida.

La sensación de fiebre había desaparecido. La posterior sensación de hallarse sumido en un sueño también. Porque todo había sido un sueño. La cueva, el moribundo, la araña asesina que se lo estaba comiendo vivo... Nada de eso había existido.

¿O sí? Aún recordabas las palabras del hombre, justo antes de que partieras de regreso al mundo de los vivos:

-Cuando...llegues...aquí... No me dejes... Ven a por mí... Ven a por mí... Te lo suplico... Ven a por mí...

¿Realidad o un sueño? ¿Qué había sido todo aquello? ¿Existía aquel hombre? ¿Había sido todo una visión o no era más que el producto de tu febril imaginación a causa del veneno que empozoñaba hasta las raíces de tu mismísima alma. No podías saberlo, al menos no allí, en la cama, postrada.

Cuando tus energías retomaron tu cuerpo, cuando el veneno dejó de surtir efecto, abriste los ojos. Demian, Arrya, el bebé, Wimper, Kaelendril y Rolan estaban allí, rodeando la cama, inquietos, apesadumbrados, tensos, controlando cada respiración, cada latido de tu corazón. Habías vuelto. Sana y salva. El grupo reunido. Juntos al fin.

Mas magia, a Rolan no le hacía mucha gracia pero tenía que admitir que ésta en concreto le había facilitado bastante el retorno pero...¿cómo se había quedado Arryen? Por un momento se quedó preocupado por aquel anciano cuya magia les había traído de vuelta.

Satisfecho de haber podido colaborar en la recuperación de la joven, un amago de sonrisa se le dibuja en su rostro.

Con que tú eres la famosa Violet, eh? Me alegro de que hayamos dado con el remedio para que te recuperaras. Yo soy Rolan, un vecino de estas tierras.

Cuando la víctima de la araña me dice esas palabras mi cara se me inunda de lágrimas.
Volveré, lo juro. Vendré con armas para derrotarla.
Cuando digo eso tengo la sensación de que algo pasa, el mundo se desvanece lentamente.
¿Estoy desapareciendo?, ¿me habrá mordido la araña y me estaré aletargando?. Aunque no recuerdo cuando tampoco creo que eso importe...
¡Voy a morir lentamente!
Poco a poco esas imágenes y pensamientos van desapareciendo y parece que voy recobrando fuerzas, abro los ojos muy lentamente, estoy muy temerosa con lo que voy a encontrar a continuación. Cuando por fin los tengo abiertos encuentro rostros conocidos y otros que no.
¿Pero qué?
Al ver a Demian me lanzo hacía él rompiendo a llorar, necesito que me consuele un momento entre sus brazos.
Necesito unos brazos amigos.
Demian, snif, no te imaginas por lo que he pasado. Había un hombre...
Me obligo a callar, ya tendré tiempo de contarlo todo.
Ha sido un sueño, ha sido un sueño.
A mí cerebro le empiezan a llegar las palabras de lo que parece un nuevo compañero pero no presto suficiente atención.
Un minuto más, solo dejadme un minuto más.
Los esfuerzos por contener las lágrimas de momento eran en vano, necesitaba calmarme antes de querer saber lo que había pasado.

Demian abraza a su jovencísima amiga. Cerró los ojos en un visible gesto de alivio. Pensaba que no lo lograría, que perecería en aquella misión suicida que habían llevado a cabo...

Pero aquel grupo se había molestado en traer el remedio para la joven. Su gratitud sería eterna. Habían salvado a su mejor amiga, así como ahorrado un eterno sufrimiento a la familia de la muchacha. ¿Con qué cara habría regresado a su domicilio diciéndole a los padres de Violet que la había arrastrado a una misión inesperada y que la había dejado morir?

Pero todo aquello había acabado. El grupo había encontrado a Arryen Garland y habían regresado con el antídoto. Demian soltó a Violet cuando ella por fin se hubo repuesto y se quedó a esperar las indicaciones de los demás sobre el grueso de su conversación con el venerable elfo.

El joven elfo quedó admirado por el increíble poder que el venerable anciano acababa de demostrar. Pese a su apariencia y su confesión sobre el gasto de energía de aquel tipo de hechizo, Arryen demostró que su fama no se debía a pequeñas circunstancias.

Después de pronunciar unas palabras indescifrables, el claro donde se encontraba la casa del venerable elfo anciano desapareció como si nunca hubiese estado. Tras unos segundos de la nada más absoluta, la casa de la mujer de largos cabellos apareció sin más. Kaelendril estaba sorprendido: Un hechizo de teletransporte. Nunca pensó que sería testigo de uno. Era bastante… cómodo, pensó el elfo. Aún así, la naturaleza de Kaelendril prefería recorrer todo tipo de distancia a pie.

Arrya sin demorarse entró dentro de la casa para tener en sus manos a su pequeño hijo. Se encontraba bien. Por otro lado, Demian se encontraba preocupado. Violet había empeorado. Si no se le administraba a tiempo la cura, moriría. Había que evitarlo.

Echó una mirada a Rolan y le hizo una señal con la cabeza para que le ayudase. Una vez administrada la cura, el resultado fue inmediato e impresionante. Violet había sobrevivido. Kaelendril sonrió y empezó a respirar con más calma. Sólo necesitaba un poco de descanso y estaría como nueva.

Fue toda una alegría cuando despertó por primera vez. Rolan le dedicó unas palabras de tranquilidad y para darle la bienvenida al mundo de los vivos. Aún así, la joven Violet estaba confusa y se rodeó de los brazos de Demian para sentirse segura. Pensó en decir unas palabras para tratar de tranquilizarla, pero antes de abrir la boca, rectificó. Era mejor respetar el minuto que había pedido y no tratar de confundirla más.

Era lo mejor.

Rolan observaba la escena esperando a que la joven se calmase, no pensaba que se fuera a poner así, quizás son muchos años aislado de la humanidad que ya ni se acuerda que las diferentes reacciones de las personas ante diferentes circunstancias y Violet es una joven que acaba de pasar por un gran mal momento y es normal que esté tan afectada.

Ahora que estaba todo solucionado tendrían que prepararse para su misión de encontrar a los otros medallones, deseando que con la ayuda de Mastodonte de su parte no tengan otro problema como el de Violet.

La alegría de ver de nuevo la sonrisa en el rostro de Violet, colmó de felicidad el corazón de Wimper. No era justo que la muchacha hubiera muerto en aquellas circunstancias y de forma tan injusta. Por suerte, y gracias a Arryen, su recuperación era una realidad.

-Necesita descansar...dejémosle que se recupere.- dijo a sus compañeros, indicándoles que se desplazaran al exterior de la casa para poder hablar con más calma.

-Mañana nos vendrá a buscar Femshen e iniciaremos la peligrosa búsqueda de los medallones. Nosotros también deberíamos descansar. Quién sabe cuando podremos disfrutar de una noche tranquila y una buena cena.

Y con el ánimo de conseguir una sonrisa de sus compañeros, el mediano se dispuso a hacer de aquella "última" noche antes del desafio, una velada tranquila, animada y entretenida.

-Os he explicado aquella vez que se me quedaron enganchados los calzones en la aquella valla, cuando escapaba tras espiar a ciertas "damas" en aquella taberna...como se llamaba la taberna?...

El joven elfo respiró, por primera vez en aquel día, aliviado desde que habían partido de la casa de Arrya para dirigirse a la guarida del venerable elfo anciano. La joven Violet, pese a despertar confundida y desorientada, mostraba evidentes signos de recuperación. Se encontraba fuera de peligro. A Kaelendril le hubiese gustado presentarse ante la joven, ya que Rolan y él, era los únicos desconocidos que habían llegado después del ataque de los sectarios. Sin embargo, Wimper le dio una buena razón para no hacerlo. Violet necesitaba reponer fuerzas.

Cuando finalizó Wimper, éste sacó a relucir su versión cómica para conseguir unas sonrisas y tratar de rebajar la tensión general. Dentro de unas cuantas horas, volverían a la carga. Quien sabe lo que podrían encontrarse cuando se enfrentaran a los sectarios. Si el medallón que tenía Wimper invocaba a Mastodonte, harían lo mismo los otros? Un atisbo de preocupación se asomó en el corazón del elfo, sin embargo, intentó apartarlo de su mente, recordando las palabras de su maestro, quien le enseñó a hacerlo. Aquellos momentos de tranquilidad no durarían eternamente y no sabía cuando podría volver a tenerlos. Lo mejor era disfrutar en aquel momento. Lo otro, ya llegaría.

La historia de Wimper consiguió sacarle una sonrisa al joven elfo. Le recordó a cierto clérigo compañero y amigo de su maestro. Un tipo bastante peculiar.

- Si hubieses tenido una poción de invisibilidad y una poción que te permitiese volar, quizá aún conservases tus calzones- rió- Esto, sin duda, lo hubiese hecho un clérigo que conocí hace mucho tiempo, de mano de mi maestro. Según me contó, le gustaba practicar en burdeles la técnica poltergeist- volvió a reír, esta vez al recordar el tiempo que pasó con su maestro. Miró a Wimper- Pero proseguid con vuestra historia, Wimper.

En momentos como aquellos, propuestas como la de Wimper para paliar la tensión y la preocupación eran ideas muy acertadas. Ya habría momentos para luchar. Ahora tocaba la calma.

La calma... antes de la tempestad.

La reunión se estaba poniendo interesante, después de tantas fatigas bien les vendría un par de risas aunque Rolan no recordaba por el momento ninguna anécdota que él pudiera contar al igual que Wimper. 

Eso eso, sigue con tu historia Wimper - comenta Rolan animado.

Era un respiro antes de ponerse en camino con su próximo objetivo...encontrar el resto de los medallones.

-Violet, ¿estás segura de que te hallas en condiciones de enfrentarte a una misión de semejante calibre? Ni siquiera sabes de qué se trata. Quizás deberías esperar a conocer toda la historia, lo que nos narró Arryen Garland, antes de aceptar. Si prefieres quedarte aquí mientras ellos combaten, mi casa es tu casa. Si decides ir con ellos, no puedo dejar de quitarme el sombrero ante tamaña valentía por parte de alguien que se ha visto a las puertas de la muerte y que, como quien dice, acaba de nacer por segunda vez.

Arrya se quedó sentada en la cama, con el bebé en brazos, aguardando por la respuesta de la joven. No era de recibo introducirla en una aventura como aquella, tan peligrosa, sin que supiera a ciencia cierta aquello a lo que se enfrentaba. La escaramuza en su casa ya había estado a punto de enviarla al otro barrio, y se preguntaba hasta qué punto no era egoísta el que apenas recuperada de su enfermedad debiera enfrentarse a las hordas del mal.

Quizás era el profundo arrepentimiento que sentía por haber estado a punto de causar su muerte, quizás era agradecimiento por haberle salvado la vida a su bebé. O quizás una mezcla de ambas cosas hacía que se sintiese tan preocupada por el destino de una muchacha a la que hacía apenas un par de días que conocía, pero a la que le debía tanto.

-...y entonces llegó el marido y me preguntó: "Que te ha caído del balcón del tercer piso? En mi cama? Con mi mujer?...Desnudo???". La verdad es que era una excusa algo disparatada, pero como le podía explicar a aquel hombre que su mujer y yo estábamos... Qué ven mis ojos: si es Violet en plenas condiciones!!

Wimper pegó un salto de alegría y se dirigió a abrazar a sus compañera, aquella que había caminado al límite de la muerte.

-Siéntate y descansa... Tienes mejor cara que hace unas horas. Seguro que ya tienes ganas de vivir nuevas aventuras, verdad? Pues te has recuperado en el mejor momento...

El mediano dió un trago a lo que quedaba de líquido en su vaso e intentó resumir lo sucedido en los últimos días.

-Una vez que los bandidos habían caído durante el ataque, descubrimos que habías caido bajo los efectos venenosos de una araña terrible. Estabas al borde de la muerte y la única solución era ir en busca de un druida elfo que conocía el antídoto para poder sanarte. Mientras íbamos en busca de Arryen Garland, el druida elfo, nos enfrentamos a un grupo de bandidos. Por fortuna, recibimos la ayuda de Femshen, un aprendiz de Arryen, que se hacia pasar por bandido dentro de aquel grupo. Parece ser que los bandidos eran seguidores de Loth, el culto de la araña, y tenian bajo su poder una serie de medallones mágicos de importante poder. Arryen y Femshen, quieren recuperar esos medallones para mantener la paz en estas tierras y nos hemos ofrecido a ayudarlos en esta peligrosa tarea. Lo más curioso...es que nosotros tenemos el más poderoso de los medallones, aquel que puede convocar a una enorme araña que estará bajo las órdenes de su portador...en este caso yo!

Tras respirar un poco, después de la rápida explicación, se dirigió a sus compañeros:

-Por cierto, estos son Rolan y Kaelendril... Chicos, me he dejado algo importante?

Poco a poco intento asimilar lo que dicen mis compañeros de habitación, asiento con la cabeza mientras van hablando. Al mismo tiempo me voy tranquilizando y dejo de llorar.
Por fin wimper hace una pausa y la aprovecho para hablar yo, intento hablar muy despacio mientras voy organizando mis ideas.
No recordaba que hablase tanto, ¿cuanto tiempo habré estado dormida?
Me parece que algo sí que he entendido...Wimper...perdió sus calzones, pero si hubiera conocido a un clérigo especial que hacía pociones de invisibilidad,de volar, de supersalto y de súper de todo no los habría perdido.
Me rasco la cabeza mientras fruzo el ceño haciendo esfuerzos mientras intento pensar.
Eso me parece que era el tema principal, después algo de medallones. Más medallones, lucha por conseguirlos e invocación de la araña.
al decir eso dirijo mi mirada hacia Wimper y pongo una cara seria.
Nunca, nunca convoques a esa araña cuando estés cerca de mí o juro que haré lo posible por matarla.
De pronto didrijo mi mirada hacia mi brazo, tenía la piel de gallina al recordar ciertos momentos.
Tengo que descubrir donde está esa araña y matarla, no descansaré hasta que lo haga y no importa que sea lo último que haga. Siento como si no fuera solo un sueño, tal vez haya algo de real y no descansaré hasta descubrirlo.
La verdad es que como habéis hablado demasiado deprisa para mi y sin dibujitos no me he acabado de enterar muy bien, así que solo entiendo que mañana saldrán porque el deber los llama y que yo les acompañaré.
Antes de seguir hablando miro a mis compañeros uno por uno a los ojos.
Ya sé que hay gente que no conozco y que tampoco se me da bien hablar demasiado, bueno ni pensar, ni cocinar. Mierda, ya me iba a desviar del tema. Sé que estoy en deuda con todos y que no habrá sido fácil curarme así que solo puedo decir ¿muchas gracias de todo corazón!

Rolan enrojece un poco tras las ultimas palabras de Violet.

No ha sido nada - dice medio sonriendo y rascándose la parte de atrás de la cabeza con su mano izquierda.

¿Pero estás preparada para salir mañana? Tenemos una ligera idea de lo que nos podemos encontrar pero tenemos que estar atentos, en alerta, tener todos los sentidos en orden y estar cargados de energía.

Rolan piensa que Violet puede estar algo débil todavía pero quizás es algo que recupere tras el sueño y un buen desayuno.

La noche prosiguió entre chanzas, jarras de refrescante zumo de grosella y un asado delicioso que preparó Arrya en honor a sus invitados.

Los cinco, tras cenar, se recostaron en los ajados cojines de la sala de estar de la anfitriona, prestos y dispuestos a descansar. Arrya se quedó con ellos, con su bebé dormido pegado a su costado. A fin de cuentas, no solamente habían salvado la vida de su pequeño, también serían los valerosos héroes que tratarían de librar al Bosque de Noyvern de la putrefacción con la que unos malvados seres sin escrúpulos y con demasiada ambición la estaban sumiendo.

Mañana comenzaría una nueva etapa, y Arrya no confiaba en volver a ver todos aquellos rostros. Solamente el pensarlo la ponía enferma, pero aún así se mostró tan alegre como el resto, participando de las bromas de Wimper y disfrutando de una velada maravillosa en compañía de tan excelentes amigos.

Y por fin cayó la noche...