Partida Rol por web

El cruce de disparos aparece de inmediato. Los hombres de la furgoneta bajaron algo despistados y uno de ellos sucumbe ante los disparos de Lian. Por su parte Mikail falla en su intención de abatir a uno de los guardaespaldas pero éste le responde con un par de tiros certeros sobre su pecho y el ruso cae al suelo.

-¡HOSTIA PUTA! ¡MIKAIL! -Disparé tan rápido como pude, otra vez, al tipo más cerca de mí, esparciendo sus jodidos sesos por el asfalto. El crack de su cráneo al reventar fue tapado por el eco del disparo. Mikail yacía en el suelo: no sabía si el disparo había sido mortal, pero no tenía tiempo para averiguarlo. ¡Se nos estaba yendo de las manos, esto no debía haber pasado! ¡Se suponía que era un trabajo fácil!

Me alejé del otro conductor esperando que nuestro tirador nos cubriese, acercándome a los dos que estaban más lejos para acabar también con ellos. Aún me quedaban 6 cartuchos en el cargador mas el de la recámara, así que no tuve que perder tiempo. Me cubrí como pude tras el camión y corrí hacia ellos como una bestia, haciendo saltar al primero por la fuerza del impacto del cartucho en su pecho.

Me encontraba a gran distancia de Lian, Derek, Mikail y Stan, pero no por ello no compartía sus mismos sentimientos en el tiroteo. Los sonidos de los disparos sonaban tan distantes que me sentía como un mero observador. Pero era momento de actuar, y mis acciones podían cambiar radicalmente el transcurso de los hechos. Tenía a uno de esos desgraciados en el centro de mi mira, por su equipo uno de los guardaespaldas que se agazapaba entre la cuneta y su furgón. Con el zoom del rifle pude apreciar su media sonrisa, la satisfacción que sentía por encontrarse a cubierto de sus asaltantes... o eso se creía.

En un instante, su cabeza estalló en pedazos. Primero llegó la bala, luego el sonido del rifle* y por último el silencio de la muerte. Por desgracia, ese silencio no vino solo y se llevó a Mikail segundos antes consigo. Algo dentro de mi se rompió al ver a nuestro amigo tendido en el suelo. Si seguí avivo no lo parecía y de ser así poco tiempo le quedaba si no recibía auxilio. La ira se apoderó de mi. Él no se merecía terminar así, era un profesional, un tío cojonudo y me encargaría personalmente de que esto terminara rápido para poder ayudarle. Tenía al otro imbecil a tiro y podía ver hasta los piojos que saltaban en su puta cabeza.

-¡Acabar con ese cabrón! ¡Mikail está jodido!- Sonó mi voz en la radio de todos.

De nuevo sin recargar, acabé con el tipo que quedaba tras escuchar cómo la bala del rifle de francotirador acababa con la vida del cabrón que había dejado atrás. Respondí rápido a la radio:

-Mueve el culo hasta aquí, ¡Rápido! Creo que está todo despejado. ¡Tenemos que salir cagando leches!
 

Pasan unos segundos de duro silencio hasta que el grupo comienza a moverse. Stan se acerca a Mikail, que parece estar grave con un par de disparos en el tronco. Smith y Derek se acercan al mismo sitio, antes de organizar la escapada.

- Smith. Comprueba que está todo en la furgoneta y condúcela. Yo voy a por el coche, montamos a Mikail y salimos cagando ostias. Lian, ayuda a Stan.

Derek se aleja para coger el vehículo mientras la chica se acerca despacio. No mueve uno de los brazos y parece que su ropa está manchada de rojo…Ha recibido un disparo también, aunque se mantiene en pie.

-Joder, Lian... ¿Tú también? ¿Cómo? ¿Cuándo? No, no digas nada, ahorra fuerzas, vamos... -a pesar de que la chica se mantiene en pie, pasé su brazo sobre mis hombros para ayudarla, antes de dirigirme a la furgoneta.

-¡Todo parece estar en orden por aquí, Derek! -dije, justo antes de girar el contacto para salir de allí a que nuestros compañeros fueran tratados.

Corro todo lo rápido que puedo una distancia que me resulta mucho más larga de lo que en realidad es y los gritos de Stan pidiendo ayuda no hacen más que aumentar mi adrenalina. Cuando llego las cosas se ven aún más crudas. Mikail está grave como me imaginaba pero Lian tampoco ha salido bien parada. Escupo al suelo con ira, ya que es lo único que puedo hacer para desahogarme, aunque resulta futil. 

Derek me habla y yo asiento con la cabeza obedeciendo sus órdenes sin dudarlo. Aunque me gustaría poder comprobar el estado de los chicos más de cerca se que están en buenas manos y confío en nuestra coordinación. Me apresuro a la furgoneta a prisas, notando el peso del rifle a mis espaldas golpearme con cada trote y al abrir las puertas veo que todo parece estar en orden. 

-Menos mal. Solo faltaba que nos hubieran tomado el pelo, entonces esto no habría servido para nada.- Pienso para mi, tratando de buscar la cara positiva de la situación, por pequeña que sea. Con fuerza desmedida, cierro la parte de atrás de la furgoneta y me encaramo a la cabina, girando el contacto y sintiendo un enorme alivio al escuchar el rugido del motor. Al parecer las balas que habían atravesado el chasis no habían dañado nada importante. 

Con la furgo en marcha dejo que Stan y Derek carguen a Mikail al coche y le hago un bendaje rápido a Lian en el brazo, con harapos que he cortado de uno de los matones y grito con cierto tono de desesperación al coger de nuevo el volante:

-¡Vamos joder! ¡VAMONOS DE AQUÍ!-

Solo esperaba dejar todo esto atrás en una nube de polvo.

Los dos vehículos avanzan velozmente por la carretera, en dirección a Capua.

- Kamar seguro que puede arreglar la historia para que atiendan a Mikail y Lian sin que la poli husmee.- Explica Derek mientras no aparta la vista del camino.- Quizá podamos hacer un trato con él...

Cruzáis todo el tramo hasta Capua cometiendo innumerables infracciones de tráfico. Afortunadamente ningún poli estaba por allí. Llegáis nuevamente al almacén de Kamar, donde de nuevo os sonríe la suerte al estar él allí.

Derek se baja velozmente y comienza a hablar con Kamar, el cual primero se muestra contrariado y enfadado por haber traído a dos heridos, pero vuestro compañero empieza a convencerle y a intentar llegar a un acuerdo. Tras unos minutos eternos, hay un choque de manos.

Varios hombres de Kamar comienzan a descargar la mercancía mientras Derek se acerca a vosotros.

- Ya esta hecho.- Afirma mientras saca algo de dinero.- Yo llevaré a Mikail y Lian a un médico de confianza de Kamar y estaré con ellos hasta que se recuperen. Vosotros podéis iros con lo que nos ha dado por la coca, trescientos dólares, además de la furgoneta, pero será mejor que os deshagáis de ella enseguida.

Os tiende la mano para despedirse.

- Intentad dejar el listón alto de nuestro grupo con algún otro trabajo.- Dice con una sonrisa.- Os mandaré algún mensaje con las novedades.

-Buena suerte, Derek -estreché su mano con fuerza, para luego abrazarle-. Cuida de ella, cabronazo, y ni se te ocurra ponerle la mano encima. Y cuida también de ese jodido ruso -terminé intentando bromear.

-Vamos, Smith -di la espalda a Derek, dispuesto a partir de aquel lugar cuanto antes-. Has hecho un buen trabajo ahí atrás, pero aún no hemos acabado. Tenemos que deshacernos de la furgoneta y buscar un nuevo curro mientras estos culos blandos se recuperan y la niñera se ocupa de ellos.

El trayecto parece interminable. El sudor cae a ríos por mi frente con la misma intensidad con la que piso el acelerador de la furgoneta. El tramo hasta llegar a la ciudad es sencillo, aunque desearía que esta cuatro latas corriera un poco más, sin embargo cuando entramos en la urbe me cuesta seguir a Derek y Stan. No tengo su misma destreza al volante, está claro que lo mío siempre han sido las armas. 

Llegamos finalmente al punto seguro de Kamar, y aparco la furgoneta a pocos metros por detrás de nuestra niña. Apago el motor, bajo y a pesar de que ardo en deseos de acercarme con Liam y Mikail, mi obligación es hacer de guardia del cargamento hasta que se cierre el trato. Cuando eso pasa, aún mantengo mi posición hasta que uno de los gorilas comprueban el cargamento y lo descargan de buen grado.

-De acuerdo Derek.- Saludó Smith también con un apretón. Más recto, mas formal y más disciplinado, pero con todo el mismo sentimiento que el de Stan.- Son fuertes como para caer por esto, pero necesitan tu ayuda para recuperarse. Aunque no estés, seguirás siendo nuestro líder.-

Me uno a Stan y los dos, ahora solos, abandonamos las instalaciones.

-En marcha. Dejemos esta chatarra en las afueras y prendámosle fuego. Luego vayamos a algún punto de acceso a ver que se cuece. Y Stan... te has ganado más que de sobra uno de mis pequeños.- Esto último lo digo tras meter la mano en el bolsillo interior del chaleco y sacar dos hermosos puros de importación. Stan sabía el profundo significado de este gesto.