- Fi-Artnajor, iremos al sur - No podía si no ceñirme a mi misión, por difícil que ésta fuese. Y tenía la certeza de que el hechicero que buscaba es que era un elfo, muy probablemente un noldo, visto lo expeditivos y violentos que eran sus ataques. Y es que siempre ardía en ese linaje un fuego intenso, una pasión, que podía torcerse tanto para el bien o como para el mal. -Nos dedicaremos a matar. Muy poco. Un campesino aquí, una doncella allá. Pero los mataremos de formas tan terribles que se sacudirá el espíritu de cualquiera que vea sus cadáveres.
Voy al sur. Intentaré establecerme en algún puesto semipermanente por alli. Cazar elfos es mi prioridad, eso sacará antes a mi enemigo de su escondrijo.
Tanto tú como tus secuaces, ataviados con unas capas largas, con grandes capuchas, salís del laberinto y tras llegar a la superficie, un enorme bosque, que había empezado a tomar tonos negruzcos, se alejaba en todas direcciones. En todas direcciones tras el descenso que implicaba una montaña en la que no crecía una mísera brizna de hierba. Una montaña pelada, de piedra dura, fea y oscura. Como si se destiñera y ese tinte que se pierde, fuera asimilado por ese enorme bosque.
Para la travesía por el laverinto tanto Untar como el semi-orco, eran de gran ayuda. Uno, más bien guiando, el otro, más bien comentando lo que luego se demostraba que había causado algún lejano, distante o extraño ruido. El tintineante orco también era bueno en otra cosa. Tenía un fuerte caracter y cuando cualquier guardia se interponía o hacía cualquier comentario, como pedir un salvoconducto o cualquier cosa, simplemente se ponía firme con una mirada. Era como si lo atravesara un punzón de hielo por un indeterminado punto de la columna. Pero ambos eran como el sol y la luna. Uno discreto, observador y servicial, el otro, orgulloso, escandaloso y de un caracter que irradiaba un halo de crueldad que sólo era posible en los miembros más prominentes de su raza. Igual, si en lugar de ser un capitán de este ejército, hubiera nacido en cualquier caverna, seguro sería el lider indiscutible e incontestable del lugar.
Unas horas de descenso por un camino empedrado desembocó en un bosque. En unos caminos de tierra que se diluían por la maleza circundante, pero notabas algo. Unos árboles que os observaban. Unas miradas malvadas que cuando pensabas que llegabas a su altura, símplemente devieron enfocar su atención a otro lado. Untar explicó que eran ucornos. Unos árboles que estaban anclados al suelo, pero que su maldad y amargura les había deformado, de unos viejos entes a unos ... eso, ucornos. Formaban un aperímetro circular, pero, a pesar de ser una buena protección, no sería la primera vez que destrozaban a algún miembro de una patrulla, destrozaban una columna de suministros, o incluso, tomaban por enemigo a quién no era.
Explicó: - Sea como sea, los evitaremos.
Desde que terminó el camino de descenso Untar había cambiado. Había pasado de ser un orco orgulloso y todo eso, a además, estar atento. Estaba alerta permanetemente.
14 de enero de 2300. Lado sur de La Montaña Pelada (Dol Guldur) Sur del Gran Bosque Verde (Bosque Negro)
Ya entre la maleza, y siguiendo como una senda que seguro había sido marcada por el paso de viejas y pesadas carretas, cruzásteis ese "entorno" de protección. El acorazado y vil ser sabía moverse perfectamente. Estaba claro que no era su primera "excursión". De todas maneras Artnajor parecía encontrarse más agusto. Seguro que tampoco era su primer viaje, pero, ya no andaba tan encorvado, como si el peso de las rocas que cubrían vuestras cabezas en la fortaleza le hicieran tomar esa postura. La dirección que habías tomado estaba claro que sería de las más cortas para salir del bosque, pero eso no quitaba que quedasen al menos varios días a la intemperie.
14 de enero de 2300. Lado sur de La Montaña Pelada (Dol Guldur) Sur del Gran Bosque Verde (Bosque Negro)
-Descansaremos durante las mañanas y mientras el sol esté en todo lo alto - Untar y Artnajor eran lo suficientemente poderosos como para soportar la luz diurna, pero como todos los orcos, eran mejores luchando y moviéndose bajo un manto de oscuridad. O por lo menos, mucho mejores que la débil raza de los hombres. -Mientras yo esté con vosotros, no necesitaréis buscar agua o alimento. Noa dedicaremos completamente a nuestra tarea. Debemos atraer a un hechicero en particular y eliminarlo.
Autonutricion: 2PP/ día
Agua y comida para los orcos: 14PP/día
Eso me deja con 24 restantes + el sumador
Creas un buen banquete para ambos, que lo toman al principio con recelo, pero luego, lo devoran con ansiedad. Le pareció algo extraño el estar ante un milagro como tal que, una bola negra se hiciera ante ellos, y cuando desaparece, en su lugar hay cosas que comer. No dejan de ser unas galletas, con una forma ... informe. Pero aún así, y siendo para tu gusto, toscas y feas ... ellos las toman como un banquete hecho con delicadeca, habilidad y estilo.
- De todas maneras, puede que encontremos algún nido de arañas, así que nos turnaremos para comer Fî-Artnajor y yo Kîshothî Zangolog.
Lo de los PP es correcto.
-Si os proporciono alimento no es para que os divirtáis con arañas, pero allá vosotros - las inmundas criaturas se habían asombrado al contemplar los más simples de entre los prodigios que la oscuridad me proporcionaba. Bien, que administrasen mis bendiciones como fuese oportuno. Menos esfuerzo por mi parte.
-Debemos buscar una aldea humana. O una caravana. Seguiréis mis instrucciones al pie de la letra y, a cambio, os permitiré torturar y devorar a los supervivientes que yo escoja. Mientras tanto, debéis ser discretos y no llamar la atención, no vayamos a encontrarnos con algunos sindar piojosos
16 de enero de 0800. Suroeste de La Montaña Pelada (Dol Guldur) Sur del Gran Bosque Verde (Bosque Negro).
Dos días de pateo, os han tenido más que entretenidos. Está claro que esta zona del bosque no es transitada. La gente tiene mierdo de los monstruos, y sólo habéis encontrado eso; monstruos. Habéis esquivado una zona de arañas, que el orco parecía saber rastrear. No tardó en encontrar telas y avisar de que no fueran tocadas o aparecerían los arácnidos devoradores hijos de una mucho mayor. Andábais como en saltos. Uno se adelantaba y hacía cierto recorrido, luego el que quedaba, te acompañaba hasta encontrar al que había establecido un puesto de escucha. Tú descansabas con el que se había adelantado, y el otro hacía lo propio... pero el semiorco hacía más veces de "avanzadilla" que el otro.
Al suroeste es el camino más corto para salir del bosque y poder localizar alguna aldea o carabana como ordenaste.
Seguimos pues al sudoeste. Las imperiosas palabras del señor oscuro arden en mi mente cada noche, haciéndome alzarme cada mañana con la sensación de estar decepcionando al Señor de la Tierra Media.
-Mucha atención, criaturas. Nos acercamos a tierras pobladas y, aunque mi poder es considerable y hay poco que pueda dañarme, no deseo perder a mia subordinados en un combate desigual
20 de enero de 19:30. 7º y sin viento. Suroeste del Gran Bosque Verde (Bosque Negro). Ha anochecido. Está encapotado y puede que tenga pinta de llover o lloviznar.
Una semana para salir del puñetero bosque, pero, al poco de salir de este encontráis un camino. Este, vergonzoso, parece mantenerse a cierta distancia del bosque, como si hiciera por evitarlo, teniendo vergüenza de mirarle o algo así. Parece haber sido bastante transitado, pero, en estos momentos no tienes idea de qué o quienes pueden utilizarlo. Hace muchos años que no ves un carro, carruaje o algo similiar. Ni si quiera un yugo de bueyes, así que, no conoces los trazos del suelo, que es duro y algo embarrado.
—Untar, un camino —señalé el pedregoso sendero. Bajo la penumbra nocturna incluso yo mismo puedo verlo con facilidad. —Sigamoslo hasta tierras habitadas por los segundos nacidos. No ha sido reclamado por el bosque, lo que indica —dije con aires de superioridad, sin siquiera tener en cuenta que Artnajor era un avezado explorador —..que es un camino transitado con frecuencia. Recluido en salas de estudio y tenebrosas Bibliotecas, nada sabía del tiempo necesario para que el bosque devorase un sendero, pero eso no me impedía aventurar mis propias conclusiones.
El orco estaba dispuesto a obedecer. No en vano eras el lider del grupo y un sacerdote de su culto, pero en ralidad, tendrías que darle más pistas de lo que querías hacer: - ¿Hacia donde Kîshothî Zangolog?