Es medianoche y aguardas en silencio junto a una hoguera que has prendido para calentarte, y en cierto modo, tranquilizarte. La aparente quietud con la que está todo a tu alrededor te pone tenso. Esperas la llegada, en cualquier, momento de tus “invitados”. Mientras repasas mentalmente el plan de Sir Vormund y lo que vas a decir a los vampiros, piensas en los tres arqueros escondidos entre los árboles más cercanos. Miras la flecha con punta de plata que sostienes entre las manos, parece muy antigua.
De repente, en la quietud y el silencio de la noche, te sobresaltan unos gritos lejanos. Parece que vienen de allá arriba, de la colina donde debe estar la Atalaya de Rilwen. Algo les está pasando.
Haz una tirada de Astucia por favor.
En medio de aquella oscuridad y frío a penas vencidos por mi fogata, mi mente es un mar de pensamientos. Cada segundo que pasa es curiosamente largo y mi ansiedad crece, tal vez la incertidumbre de lo que pasará es peor para mí que vivir la situación, aunque sea mala. "Espero que no detecten a los arqueros, con tan solo 6 flechas de plata no tendríamos oportunidad". Veo a la flecha que me fue otorgada fijándome en la punta, "¿Qué tendrá este material para que le teman estas criaturas?, si les hace daño, ¿Cuánto se necesita para acabar con ellos?".
Mis pensamientos son interrumpidos por unos gritos que parecen venir de las atalayas en donde se encontrarían los compañeros a quienes se les encargó la misma misión. Me levanto repentinamente, tratando de escuchar algo o de ver cualquier cosa que me ayude a saber qué está pasando.
Motivo: Astucia
Dificultad: 0
Habilidad: 0+4
Tirada: 1 4 10
Total: 4 +4 = 8 Éxito
No puedes ver la atalaya, pues las copas de los árboles te ocultan las colinas. Pero no está lejos, ya que puedes oír con claridad los gritos de Rimald: "¿Pero qué estupidez es ésta?-¿Nos habéis mandado hasta aquí sólo para hacer de cebo? ¡Rezad para que los vampiros nos maten porque si no es así yo mismo os voy a despellejar hijos de puta!-¡Buscad las flechas lanzadas!". Están siendo atacados. Luego oyes varios gritos más, la lucha continúa. Los tres arqueros que te protegen no se mueven y permanecen en su posición, ocultos.
"¿Qué debo hacer ahora?, mis compañeros están en problemas, seguramente las flechas que tienen no son suficientes". Pienso nervioso, pues realmente no sé cual es la mejor opción, tratar de completar la misión que me encargó Sir Vormund o ir en ayuda de mis compañeros. No hay tiempo, un pensamiento atraviesa mi mente y me dispongo a caminar hacia donde escucho los gritos, mientras pienso en lo que mi mente pudo analizar en tan poco tiempo.
"Si los están atacando, es porque fracasó la misión, seguramente pasará lo mismo en mi caso. Necesitamos las flechas de plata y llegar cuanto antes... tal vez tengamos una oportunidad".
Avanzo mientras hago una señal con mi cabeza a los arqueros para que me sigan.
- ¡Eh! ¡Tú! ¡Cazador! ¿A dónde crees que vas? ¡Tenemos que quedarnos aquí hasta que lleguen esos indeseables, como sir Vormund nos ha ordenado!
-¿Qué no escuchas a nuestros compañeros?, esas criaturas los están atacando y eso quiere decir que no aceptaron lo que Sir Vormund propuso, seguramente pasará lo mismo con nosotros, es nuestra oportunidad de acabar con esas criaturas, si nos quedamos acá, será una muerte segura-.
Digo exaltado, luego comienzo a caminar de nuevo.
Estoy desde el teléfono, más tarde pongo bien los diálogos.
- ¡De aquí no te mueves! Todo depende de ti. ¡Tienes que estar aquí o si no esas bestias no aparecerán y no podremos hacer lo que Sir Vormund nos ha ordenado!
Haz una tirada de Astucia
Tirada oculta
Motivo: Astucia
Dificultad: 0
Habilidad: 0+4
Tirada: 2 5 9
Total: 5 +4 = 9 Éxito
Me sentía atrapado, la situación era complicada y se me estaba acabando el tiempo...
Te das cuenta de que los arqueros esperan a los vampiros para atacarles. No te dejan irte, pues eres el cebo. Seguramente en la atalaya haya pasado esto mismo, que los arqueros hayan traicionado a tus amigos siguiendo las órdenes de Sir Vormund.
Tienes dos opciones: o te enfrentas a ellos o intentas huir.
En medio de aquel ambiente tan sofocante y con el tiempo en mi contra, una idea atravesó mi mente y me hizo darme cuenta de que la misión que se nos encargó no era más que una falacia. "Los arqueros atacarán a las criaturas, yo solo soy la carnada, pero no los podrán derrotar con esas flechas, no es suficiente. ¿Qué haré?, luchar con ellos es una mala idea, pero correr tratando de esquivar sus posibles ataques, no es una mejor opción". Traté de calmarme, respiré profundo y se me dí media vuelta para volver hacia la fogata, pensativo y con una expresión desalentadora dí unos pasos. Viendo de reojo, en cuanto las miradas parecieron apartarse de mi para volver a tomar posición, giré rápidamente y comencé a correr con todas mis fuerzas.
"La niebla dificultará su visión, debo ayudar a mis compañeros sin importar qué, no somos peones, no lo somos".
Escapas de los arqueros. No se lo esperan, y tus dotes de cazador te permiten aprovechar el bosque para perderles y escabullirte. Van detrás de ti, pero llevas bastante ventaja. Corres y corres y empiezas a ascender la colina sobre la que se sitúa la Atalaya de Rilwen. Ya puedes verla allá a lo lejos, una hoguera en el exterior la ilumina desde abajo. No vas a nadie fuera.
Estoy esperando el último comentario de otro jugador para poneros juntos en una escena nueva.
Perfecto Máster, espero entonces.