El Director Adjunto tenía una personalidad dominante y autoritaria, algo que bien podía servirle para dirigir a sus hombres en la Oficina de Información, pero que le distanciaba de la categoría de tipo afable y simpático. No tardó en presionar a Bennet y menos aún en apretarle las tuercas a Kennedy. Aunque con ligeros reparos, tampoco escatimó a la hora de azuzar a la profesora Walker.
El doctor Jamal dejó de centrar su mirada en Weston para focalizarla por un instante en el periodista. El joven, desde luego, no se dejaba intimidar fácilmente.
-Señor Kennedy, ha mencionado el caso Lindbergh. ¿Qué tiene que ver con este? Explíquese, por favor. Ha preguntado por un rescate... ¿Existe certeza de que se trata de un secuestro?-. El doctor intercambió una mirada fugaz con William y Weston. En su tono de voz había un claro matiz que aparecía siempre que Jamal sentía clara implicación por algo.
La profesora Megan Walker, la joven con la que se había cruzado en el ascensor, captó su atención con un detalle.
-Señorita Walker, para los que no conocemos los rumores, ¿qué se dice de la familia Cornelisz?-, inquirió dirigiendo su pregunta a la joven criminóloga.
El jefe Weston ha dicho "desaparición", así que voy a dar coba para que se luzca un poco más, que le veo con ganas ;D
Profesora Walker, no la hacía yo cotilleando en la vida de la alta sociedad neoyorquina... :P
Al oír el nombre Lindbergh recuerdas algo:
El hijo del famoso aviador Charles Lindbergh fue secuestrado en su casa de East Amwell, Nueva Jersey. Del caso se encargaron varios peces gordos, incluído Will Bill Donovan, de la CIA, y Herbert Norman Schwarzkopf, jefe de policía de Nueva Jersey.
Al parecer, Lindbergh recibió una carta que le pedía 50.000 dólares si quería recuperar a su hijo, con algunas marcas características en el papel. Lamentablemente, alguien se fue de la lengua cuando no debía y la carta acabó publicada en todos los periódicos del país. A partir de entonces, Lindbergh empezó a recibir cartas falsificadas pidiendo dinero.
Días después, el hijo apareció muerto en un pueblo cercano y se arrestó a un carpintero local como autor material del homicidio en lo que se denominó "el juicio del siglo".
William no puede evitar reírse un poco ante la impertinencia del periodista. La animadversión del director Weston por "los de su calaña", como el decía, era más que conocida. No podía evitar preguntarse, ¿qué le había llevado, esta vez, a contar con uno entre sus filas?
- Hauptmann ya fue sentenciado por el caso Lindbergh - William se reincorpora al oír la mención de ese caso -. ¿Qué le hace pensar que podría tener relación con esto?
Para aclarar, Hauptmann es el acusado del caso Lindbergh.
Desafortunadamente no mucho Dr., lo único que hago es plantear una pregunta a los presentes, fuentes me han informado que este caso podría guardar alguna relación con el caso Lindbergh. Pero mejor que yo creo que el señor William o Weston podrían decirnos algo más sobre este caso, y si existen nexos entre ambos asuntos.
-Hasta donde yo sé, se cuestionó en los periódicos que Hauptmann actuase solo-, deslizó Jamal, rememorando la crónica del suceso.
El caso Lindbergh había sido considerado por muchos tabloides como el Crimen del Siglo. Un funesto desenlace para el pequeño Charles Lindbergh Jr. que aún estaba reciente en la memoria de Norteamérica, pues no hacía escasos dos años que había sacudido a la nación.
El doctor inspiró profundamente con gesto pensativo, aguardando que Weston arrojase algo de luz sobre las inteligentes preguntas que le había dirigido Kennedy. Saber cuándo había tenido lugar la desaparición y si había nota de rescate les permitiría ubicar mejor la situación.
Por pura curiosidad he bicheado sobre el asunto y el caso Lindbergh fue un auténtico dramón en EEUU. He supuesto que algo debían saber los investigadores a nivel general dado que tuvo lugar el 1 de marzo de 1932 -sólo dos años antes del marco temporal de la partida- en Nueva Jersey, cerca de NYC.
Como el doctor J. es muy de leer prensa, me ha parecido curioso que le dé pie para añadir algo más ;D
Les miraba pensativa, intentando guiar todas esas líneas de pensamientos en una sola. Despertó de este pensamiento cuando el profesor Jamal, le preguntó.
-Señorita Walker, para los que no conocemos los rumores, ¿qué se dice de la familia Cornelisz?-,
Muy seria, y con la impresión de no haber hecho lo correcto al decir lo que pensaba, respondió.
-Bueno, se dice que su fortuna viene heredada, vinieron de los países bajos hace mucho tiempo, donde el tatarabuelo del muchacho desaparecido hizo dinero llevando la compañía Neerlandesa de las indias, y bueno con toda esa riqueza acumulada y huyendo de la rutina, los señores Cornelisz vinieron hace un par de generaciones a Estados Unidos y siguieron haciendo fortuna con las fábricas, pero tal fue el pelotazo, que muchos creen que hay algo turbio en su triunfo aquí, desbancar el mercado, te hace tener muchos enemigos, ya sabe.
Si en realidad ha sido un secuestro como se sospecha, estaría justificado, no sólo por su dinero, sino también por todas las envidas que despiertan.
-¿No creen?
Ahmad Jamal:
Señor Kennedy, ha mencionado el caso Lindbergh. ¿Qué tiene que ver con este? Explíquese, por favor. Ha preguntado por un rescate... ¿Existe certeza de que se trata de un secuestro?
- Muy suspicaz, Jamal -admite, agarrando la pipa, esbozando una extraña sonrisa y apoyando los codos sobre el escritorio-. Se me ha informado de que ha llegado una nota de rescate. De todas formas, desaparición, secuestro, ¿qué más da? ¡Vuestro trabajo sigue siendo encontrar a ese maldito niño! -levanta el tono, enojado por quedar en evidencia.
Dean Kennedy:
Desafortunadamente no mucho Dr., lo único que hago es plantear una pregunta a los presentes, fuentes me han informado que este caso podría guardar alguna relación con el caso Lindbergh.
- ¡Ja! Revise sus fuentes, señor Kennedy. Bien es cierto que se dice que nunca debe uno fiarse de un periodista, pero uno no se da cuenta hasta que tiene a uno delante, ¿no lo creen? -comenta en tono burlón, mirando al resto de asistentes a la reunión y buscando aprobación con la mirada.
Al no encontrarla, Weston se levanta como un resorte y da una palmada con sus voluminosas manos.
- Veo que la señorita Walker está muy informada, qué suerte tienen ustedes. ¡Venga, aire, andando, fuera de aquí! -hace aspavientos con las manos, invitando a los demás no muy amablemente a irse-. ¡No vuelvan hasta que no hayan dado con ese niño, por el amor de Dios, que no hemos venido aquí a echar la mañana como señoras. Si quieren se pueden llevar unas pastas por el camino, ¡no me jodan!
El extraño grupo formado por el agente Bennet, el doctor Jamal, el señor Kennedy y la señorita Walker sale de la oficina del director del USBOI en Nueva York con una misión que cumplir y todavía asimilando la situación.
Weston os ha dado la ubicación de la casa de los Cornelisz. Asumimos que vais allí lo primero porque si no, Weston os escamocha. Abriré la escena en un rato.
- Desaparición = secuestro!!!! Menudo diamante en bruto, Me veo pidiendo trabajo en el NY Daily News!!!-
Weston confirmó dos cosas: la primera es que se trataba de un secuestro, -al igual que lo fue hace dos años el caso del niño Lindbergh-, con nota de rescate inclusive. La profesora Walker ya había dado base a las sospechas del doctor al comentar que los Cornelisz tenían enemigos y una extraña leyenda negra a sus espaldas sobre la forma en la que habían cimentado su fortuna. Trataría de ahondar más sobre el particular más tarde.
La segunda cuestión que pudo asegurar al escuchar a Weston es que la tarea era de extrema delicadeza. No era para menos, cabía añadir. Jamal recordaba bien la tormenta mediática que se había generado alrededor de la Policía durante la investigación del secuestro del joven Charles Lindbergh Jr. Se había acusado a los agentes al cargo de la investigación de ineptos e incompetentes en el caso más generoso, pero algunos diarios habían aireado que las irregularidades durante las pesquisas habían abarcado toda suerte de desastrosos errores, desde el mancillado de pistas clave como huellas en la escena del crimen hasta una considerable brutalidad policial durante los interrogatorios. Y todo ello sin mencionar que algunos periodistas consideraban a Hauptmann un chivo expiatorio.
Jamal era un hombre educado que no se dejaba intimidar por los malos modos. Se colocó su sombrero y abrió la puerta del despacho, cediendo el paso a la profesora Walker y al periodista del Times, Kennedy. Antes de salir, dirigió una penetrante mirada al director.
-La Oficina de Información cuenta con mi total apoyo en este asunto. Que tenga buenos días, señor Weston-.
* * * * *
Ya en el pasillo, de camino al ascensor, se aseguró de acompasar sus pasos con Bennet, al que miró de soslayo.
-Deberías dejar de fumar, William. Te acabará matando... Si no lo hace el estrés. ¿Te encuentras bien?-.
Me parto y me mondo con Weston.
Pongo un poco de spice with the dice. Iré alternando, para que el equipo tenga algo de miga ^^
Listo para cambiar de escena ;)
- Cuando salimos de la oficina de Weston me acerco hablar con Walker - Disculpe señorita Walker, ¿me podría decir que otras cosas desconocemos de este caso?
Le miro con desconfianza, -Si lo supiera ¿no cree, que ya habría resuelto el caso yo misma?.
Sigo caminando con el grupo.
Disculpe señorita Walker, de verdad, he planteado mal mi pregunta. No volverá a suceder.
- Dejar de fumar sí que me mataría - se ríe William, dándole una palmada en la espalda al doctor -. No es fácil aguantar todo esto sin un poco de nicotina. En fin - el agente se dirige ahora al resto del equipo -, es hora de trabajar. Jamal, señorita Walker. Gracias por atender mi llamada con tanta premura. Señor Kennedy - ahora que caía, William no sabía qué hacia el periodista ya en el despacho de Weston. No recordaba haberlo visto entrar -, un placer. Pongámonos manos a la obra.