Partida Rol por web

Grant.

Jamal entornó sus ojos al encontrarse con aquel tipo, acentuando su mirada rasgada e incisiva. Lo le gustaba nada. Casi parecía estar amenazándoles. Eso le gustaba aún menos.

Le extrañó que William no objetase nada a lo dispuesto por Grant, pero Jamal, mal que le pesara, tenía que admitir que su estrategia tenía sentido y podía funcionar.

-Vigilaré la entrega. Creo que puedo hacerlo. Ahora bien, seguir al secuestrador o a los secuestradores de modo sutil está lejos de mi campo de actuación. Confiaría en el joven Kennedy o en el propio agente Bennet para hacerlo.

Se alejó un instante de sus compañeros y compró un periódico en un quiosco, arma elemental del vigilante encubierto.

-Buscaré un buen ángulo para verle hacer la entrega.

Jerry Grant no está nervioso. Por lo menos, transmite más tranquilidad que los señores Cornelisz cuando fuisteis a verlos a su casa dos días atrás. Está visiblemente molesto por vuestra presencia. Probablemente, piensa que puede hacer esto solo y no quiere que os colguéis medallas frente a Jacob.

Desconfío de este Grant. Demasiada tranquilidad para lo que va a llevar a cabo. Desde luego yo no puedo vigilar y menos perseguir a los secuestradores pero puedo quedarme cerca por si viera algo. Una chica leyendo un libro en la calle no levantará las sospechas de nadie.

-Me quedaré por ahí.- Digo señalando un banco cercano al punto de encuentro.

-Me fijaré bien por si veo algo inusual.

William ignora deliberadamente al fantoche de Grant. Podría remarcar que, al menos frente a los Cornelisz, fue él quién pidió su colaboración en la entrega. Pero eso sería gasta saliva.

Mientras Jerry se queja de su vida, William enciende un cigarro y, con su primera calada, pasea la mirada por la calle en busca de alguien sospechoso. Sin mediar palabra, y tras un gesto de aprobación hacia sus compañeros, el agente busca un buen sitio que le de visibilidad de Grant y el punto de entrega (o de la calle y el parque, si desconocemos el punto de entrega), y se apoya contra la pared mientras continúa matando su cigarrillo.

Jerry Grant empieza a andar en dirección a la estación prácticamente ignorando las palabras de Jamal.

- Haced lo que queráis, pero no molestéis -gruñe, asumiendo que le seguís andando a la estación, un par de manzanas más allá.

Durante el trayecto, Jerry luce esa asquerosa sonrisa, esa expresión de fingida y neutra felicidad.