Y el campanario de la medianoche hizo eco por toda Erebo, los cimientos del pueblo temblaban ante la grieta de mundos que se había abierto en medio de aquel nuevo despertar de un extraño día, al que las masas de personas poco a poco iban saliendo de sus casas.
El viento infernal traía congelamiento a su paso, pero eso no detuvo a la gran muchedumbre quienes iban armados con objetos caseros en los mejores de los casos.
Un niño, lloraba en medio de la calle mientras que los arboles a su alrededor bailaban al son de una ventisca salvaje, sus quejidos no eran audibles para esos hombres y mujeres, quienes con rostros sonrientes, demenciales, depravados, se acercaron a esa inocencia personalizada para mutilarla sin razón aparente.
¿Pero acaso eran demonios, vampiros, hombres lobo? No…no eran nada de eso, eran simples mortales, hombres y mujeres de todas las edades que en sus rostros ya no había ese brillo del alma, no…ya no eran portadores de consciencia ni de piedad, ni de pudor ni de moral, eran libres de hacer lo que querían, ellos estaban bajo el encanto del libertinaje, de la liberación de los dogmas, de los credos, de toda barrera.
La sangre se fundía con el blancor de la nieve, las vísceras se repartían cuan lluvia sobre el asfalto.
Unos contra otros, algunos unidos por unos momentos, solo para caer en la tentación de rasgar la piel de los que antes eran amigos, conocidos, familia.
No hablaban, pero cuando la cercanía era letal, se oía claramente de sus gargantas salir las palabras: “La Verdad”.
Ellos trataban de ingresar a los hogares de los que aún no habían caído por la tentación de la Verdad, con cuchillos, con guadañar, con rastrillos, con motosierras, con rocas, con escopetas, con cualquier objeto que pudiera dañar a quienes aún no habían sido afectados por la oscura peste.
Los mortales (garous no) deben lanzar Fuerza de Voluntad a dificultad 7, un éxito y no pasa nada, fallo pasan por un tiempo a manos del DJ, una pifia y son nuevos agentes de la Verdad.
Las horas pasaron, el tiempo la verdad, era irrelevante.
Tras luchas contra hordas de personas o lo que alguna vez fueron personas, llegan hasta el que parecía ser el origen de todo esto: Oil Lay.
El lugar estaba desierto, al parecer no había presencia de la supuesta resistencia con la que debían encontrarse.
Llegan en lanchas sin problema alguno, algunos se quedaron atrás para luchar y tratar de controlar la caótica situación.
Tras caminar varios metros de oficinas y extrañas instalaciones, llegan hasta un gran ascensor que se abre dando la bienvenida a todos.
La máquina contaba con vidrios en vez de los típicos paneles metálicos, lo que permitía ver hacia donde se dirigían, primeramente cruza oficinas y trozos de concreto, luego cruza el mar dejando ver el espectáculo más bello jamás percibido por ninguno de los presentes., quienes dubitativos y extrañados, seguían bajando niveles hacia lo desconocido.
Las puertas se abren, adentro solo había una oscura habitación, iluminada pobremente por velas y antorchas, siendo el centro ocupado por un gran sillón en el cual estaba sentado el extraño ser que se había presentado en medio de la reunión con la príncipe.
- Bienvenidos queridos, bienvenidos sean - sonreía, dejando ver una brillante dentadura, con colmillos afilados, como si de un cainita se tratara - por favor, pasen, no se preocupen, esto será corto…pronto todos ustedes serán simples recuerdos, ¡pero por favor! ¿Qué estoy diciendo?... - suelta una leve carcajada - …muy bien, creo que es hora de hablar claramente, saber por qué están aquí, porque han sufrido todo lo que han sufrido y porque son lo que son… - ríe de gran manera - …podría darles explicaciones, de cultistas tratando de invocar dioses, de criaturas demoniacas que se han instalado en este mundo para conquistarlo…pero… - calla y cruza ambos brazos tras su espalda - …nada de eso es real…de hecho queridos, nada de esto lo es…somos letras.. .- ríe nuevamente - …si, tan loco como eso suena queridos…somos simples letras, creaciones de mortales quienes usan una máquina para dar acciones a nuestras supuestas vidas, simples invenciones para que esos mortales la pasen bien, se diviertan con nuestras desgracias y penas, con nuestro dolor y sufrimiento…si queridos, si, somos nada, ni polvo siquiera…somos títeres manejados por los titiriteros más crueles y aberrantes… ¿Por qué estamos aquí? Esa es una respuesta que solo sus creadores pueden responder… -
Oscuridad, luz, memorias, imágenes, idas y venidas…todo en un segundo, todo en un milenio, la hora de descansar ha llegado, la historia aquí se acaba, el terror, la tortura, el placer y la lujuria, nada de eso ya tenía sentido.
Es hora de soltar el teclado y seguir, el mundo de Erebo había llegado a su fin.
No sabía de lo que este tipo estaba hablando, yo solo quería volver con mi novia y asegurarme de que estaba a salvo. Todo lo que él estaba diciendo era un sin sentido para mí y no me importaba lo que pensaba o lo que él quería: No pensaba irme sin luchar, volvería con ella pasara lo que pasar...
"... Porque el amor es más fuerte que la muerte...."