Partida Rol por web

-"Son tan peligrosos como para suponer un riesgo al pisarlos?- pregunte a David al notar su reacción- a decir verdad deben de ser muy raros pues en todos mis años en Erebo jamás había visto alguno, aunque sabía que existían"-

- Ninguno señor...son inofensivos, pero debido a la cantidad, puede que mas de uno suba por sus pantorrillas, lo que puede resultar muy molesto - la cantidad es realmente abrumadora, y todos los gusanos formaron como una alfombra que cubre gran parte del patio frente al museo -

En ese instante suena mi celular y me dirijo un momento a hablar, alejado de Aidan y David.

Discúlpenme sólo un momento, ¿sí?

Sin embargo, vuelvo luego de unos instantes y digo: Bien, ahora que recuerdo, estos gusanos mueren con altas temperaturas... Así que un poco de agua caliente, David, esparcida por nuestra vereda debería resolver este problema. ¿Podrías encargarte de ello? - le pregunto a mi mayordomo.

Luego me dirijo a Aidan: Disculpe estos inconvenientes, señor McCleod. Lo invito nuevamente a permanecer dentro mientras nos encargamos de estos... Bichos.

Entonces, mientras caminamos, le cuento a Aidan un poco más sobre ellos:

Al parecer estos gusanos son los únicos seres vivos que soportan temperaturas tan bajas. Dado que están hechos para vivir en dichas condiciones, su cuerpo se deshace si entran en contacto con altas temperaturas, incluso tan sólo la temperatura ambiente. Es por eso que le dije a mi asistente que los rocíe con agua caliente. Si esperamos unos minutos, podrá salir tranquilamente por la entrada.

Luego, con un tono curioso, le pregunto: Disculpe, tengo sólo una duda. Por las dudas, ¿usted conoce al señor Spencer, director del Colegio Hall, de Kingsport?

- Excelente idea señor Frederic - dice David sonriente, para dirigirse al interior de la casa y volver tras varios minutos con una gran cacerola repleta de agua caliente -

Las criaturas al tener contacto con el agua, simplemente se disuelven por el calor y poco a poco se pudo abrir un sendero hasta la salida.

Mientras esperábamos a que los gusanos se disolvieran, charle un poco más con Frederic, su explicación sobre los gusanos de hielo fue bastante interesante, era verdad que siempre se podía aprender algo nuevo, a pesar de los años, ante su pregunta solo pude responder sinceramente:

-"No, a decir verdad no he tenido el gusto, el también es un coleccionista como nosotros o acaso es esa persona que se niega a facilitarle algunas piezas?"- 

Pues... A decir verdad, es ambas cosas - y lanzo una pequeña risa. Luego, con un tono mucho más serio y con la cara un tanto triste, digo: Bueno... Era. Al parecer falleció hace unos días. Es curioso porque justamente hoy recibí unos libros que él se había negado a venderme antes. Quizás los envió como última voluntad... Bueno, no importa.

Entonces acompaño a Aidan hasta la salida: Bien, señor McCleod, espero su llamado unos días antes de que venga con los alumnos, así puedo organizar todo por aquí. Si no tiene alguna otra cosa que compartir conmigo, le ruego me disculpe. Tengo que retirarme a seguir trabajando. Mucho gusto en conocerlo, realmente.

Estreche la mano de Frederic y le palmee el hombro:

-"Siento mucho escuchar eso, pero quizás haya sido un último gesto de su parte, es algo bueno después de todo. Por otro lado lo llamare en cuanto estén bien planteadas las excursiones o cuándo pueda tomarme un día libre para recibirlo en casa"-

Cuando te dispones a leer ese extraño libro, notas que de la cocina un barullo poco a poco pasó a convertirse en la imagen de David quien con el típico traje de mayordomo había ingresado con mucha dificultad a tu despacho, solo para caer desplomado en el suelo con un cuchillo enterrado en su lomo.

No te dio tiempo de poder examinarlo ya que rápidamente Adriana ingreso fugazmente hasta donde te encontrabas, con una gran cantidad de sangre en sus manos y en su boca, siendo su sonrisa macabra lo que más te llamo la atención.

Tomo el cuchillo y con ojos sumidos en una maldad pura te dice:

- La verdad quiere sangre –

Comienza a caminar con el cuchillo peligrosamente en alto hacia ti.

¡David, no! - grito cuando mi mayordomo cae ante mi, luego llega mi secretaria - Adrianna... Lo lamento. Lo lamento tanto. - digo mientras comienzo a recitar palabras mágicas y hacer ademanes con las manos, mientras voy caminando hacia atrás, hacia la entrada "secreta" de mi biblioteca.

Luego de empujar a Adrianna a través de la puerta, y cerrarla, me dirijo al pasillo secreto que tiene mi biblioteca, hacia la segunda biblioteca... La que contiene las cosas menos "comunes". Allí, luego de soltarme un poco la camisa y sentarme unos minutos, comienzo a pensar...

Maldición, esto se ha apresurado. Ese bicho del que hablaban en la reunión... Definitivamente está relacionado con esto. No estoy seguro cómo, pero lo está... Tengo que hacer algo. ¡Tengo que averiguar qué sucede con la gente! Quizás... Quizás si logro contactar con Adrianna conseguiré algo de información.

Entonces comienzo a concentrarme...

Poco a poco notas como tus gestos y concentración hacen efecto sobre la mente de Adriana, notas que su mente era un verdadero caos, un aún más bizarro, se trataba de un núcleo brillante repleto de palabras sin sentido que rodeaban en forma de halos dicho núcleo, no había más nada, solo eso, lo que consiguió confundirte aún más y lo que es peor, darte un agudo dolor de cabeza, un extraño y punzante dolor que no tenía nada que ver con la paradoja, era algo que surgió sin explicación alguna.

Argh! ¡¿Qué demonios es esto?! - digo cuando mi cabeza comienza a doler - Esto es más que malas noticias... Maldición, tengo que hacer algo.

Comienzo a buscar en mi mente y en mi aura rastros que no sean míos. Algo que sea externo, como el aura de la que me hablaba Alana. Quizás la respuesta comienza por ahí...

Trato de enviar un mensaje de texto a Alana también, preguntando si sabe algo de lo que está sucediendo. Envío mensajes y/o llamadas a todos aquellos que estuvieron en la reunión en el Elíseo cuyos números tenga agendados.