-Saludos, vengo a proponerte un par de tratos ¿podemos hablar en un lugar privado? mi nombre es Baaler.
-Saludos, Baaler, contesta el sabio dubitativo. -Le estaba esperando... No conozco lugar más privado que éste, me temo. ¿Cuáles son los tratos que me propone?
-Bueno si no me dejáis pasar hablaré en voz baja para que no nos oiga nadie, murmura y se ríe como una hiena. Tengo entendido que poseéis una esfera, un orbe color verde-azulado, es de gran valor para mi, estaría dispuesto a daros algo a cambio, veréis soy un servidor del Caos y puedo daros un demonio a vuestro servicio. Pero dado que el valor de la esfera es muy estimable ese demonio sería concretamente un Acechador Negro y en caso de muerte resucitaría a las 24 horas. Además no tendría que estar siempre presente pues a veces la presencia de los demonios no es agradable, sólo vendría cuando vos quisierais y en cuestión de segundos. Ese es mi primer trato. Respecto al segundo os ofrezco un pacto con mi señor Balo Demonio del Caos, le serviréis a él y por lo tanto a mi a cambio del conocimiento sobre toda la magia relacionada con la Nigromancia, con la cual podríais ser inmortal. Y bien ¿Qué me decís? y vuelve a reir como una hiena.
Estáis en la entrada de tu casa.
Puedes tirar demonología.
Za Harvaya retrocede unos pasos por si el visitante quiere cruzar el umbral para no estar tan a la vista. Pero su expresión es firme, la decisión tomada ya mucho antes de oír la propuesta.
-Poco me ofrece vuestro señor Balo... Ni confirmo ni desmiento poseer tal esfera, pero parece que no le otorgáis demasiado valor. ¿Hay una esfera del Caos también? ¿O carecéis de tales artefactos y por eso necesitáis conseguirlas mediante compra?
Mientras habla, el sabio intenta averiguar algo más de la criatura de los ojos rojos, aprovechando la tenue luz del portal. Su risa de hiena, su servidumbre a Balo. Pequeñas pistas que va dejando como migajas de pan pero incluso en el olor de esas escasas migajas hay un rastro efímero de la verdad. Siempre la verdad.
-En cuanto al segundo ofrecimiento, lo que me pedís es que entregue lo que más valoro. Mi libertad.
Bueno, en realidad me está pidiendo que entregue las dos cosas que más valoro. La esfera y la libertad.
- La libertad es algo irrenunciable para mi búsqueda. En caso de aceptar, perdería esa libertad a cambio de ... ¿de qué? De aprender una magia que no hace más que forjar nuevas cadenas para mi espíritu. Incluso la inmortalidad que ofrecéis, no es más que otra forma de sumisión. Una condena a la no-vida eterna.
Una mentira.
Motivo: Demonología
Tirada: 1d100
Resultado: 7(+66)=73
Vaya... no ha salido muy bien la Demonología. Es curioso, estaba viendo que tenía un "66" en la habilidad, ¡qué casualidad!. Y pensé: ¿a qué saco un 6...? Bueno, casi.
-Bah, un sabio sois vos. No sabéis nada! Tras esto escupe al lado de la entrada a modo de desprecio y se va maldiciendo.
Pues no sabes nada acerca de Baaler, ni del Acechador Negro que te ofrecía.
Al día siguiente te levantas sin haber dormido mucho por los acontecimientos que rondaban tu cabeza, coges a Hesjing y tu equipo y marchas en dirección a la posada del Dragón Plateado.
Te autorizo en la escena.