Sam sonrió al ver lo que llevaba encima Jean. Sonrió y se encendió un cigarrillo.
-Bien, podemos ver que no se trata de explosivos fantasmales ni de nada sobrenatural. Tal y como apuntaba desde el principio de nuestra encantadora estancia en la mansión todo esto es producto de la mano del hombre, como siempre.
Le dió una larga calada al que tenía y dejo que el humo sobrante le diera cierto aire de detective noir, como si fuese un personaje del Halcón Maltés.
-¿Que planes tenemos para los explosivos? Quizás sería conveniente hablar con el señor Pierrot o deberíamos decir... Pausa dramática -Mustafa Yaran.
Asombrada, miré lo que Pierrot llevaba debajo de su ropa. ¿Acaso quería matarnos a todos?
- Dejar eso por ahí es peligroso, los asesinos podrían usarlos para matar a un grupo de gente. Si ahora mismo matan a Fox podrían matar a todos los que estén a su alrededor. Sugiero que lo tiremos al estanque de las tortugas y lo usemos para librarnos de esos reptiles.
Me aleje de Fox todo lo que pude y me volví a Clarisa.
- Si mañana no hay ningún sospechoso claro te apoyaré en la votación contra Asha. Parece que estás acertando bastante con tus suposiciones
Al ver el chaleco mis ojos se abren alarmada y doy unos pasitos atrás. Por suerte el Señor Fox había sido muy cuidadoso al manipularlo, pero tenía claro que aquello de debía salir de esa casa lo antes posible. De repente recordé algo importante, miro a Klaus y le pregunto Habías tenido una visión sobre alguien así verdad? Trato de recordar cuáles habían sido sus palabras y las recito en alto:
Veo a una joven pelirroja y a una rubia muy atractiva discutiendo acaloradamente con un árabe que lleva explosivos alrededor de su torso. El árabe sujeta una muñeca de porcelana con una espera roja en la mano, y un detonador en la otra. Amenaza con hacer volar todo el lugar si la pelirroja intenta colocarle las esposas que acaban de salir...
Esa muñeca....será la que le robaron al señor Gavin...aún no sabemos donde donde está...
Las conversaciones se habían sucedido y Klaus escuchó con atención en todo momento, aunque decidió no intervenir. El tipo gordo al que escuchaba comer y tragar constantemente de forma desagradable, cual cerdo en una pocilga, y otro que apestaba a cigarro barato le acusaron de mentir en sus visiones, pero lo que pudiesen pensar al señor Himmler se la traía sin cuidado. Incluso se llegó al punto de que hicieron burla de su estado de invidente. Gente lamentable.
Pasado todo aquello, nuevas acusaciones fueron lanzadas entre algunos presentes. En esta ocasión un invitado acusó a una joven de tener en posesión, entre sus ropas, un frasco vacío, aparentemente el usado contra el Dr Freud, que hacía tiempo ya que no hablaba ni mostraba señales de vida, pese a haber sido sanado del envenenamiento. Klaus no perdía detalle demos argumentos lanzados y de quién se posicionaba a favor o en contra de la presunta asesina, pero al final, cuando se realizó el recuento de votos, el acusador resultó ser el acusado.
Al colocarle las esposas el señor Fox, algun extraño artefacto debió encontrarse en sus pertenencias, pues lasmvoces de la gente evidenciaban que aquello era peligroso, y por la descripción de Fox y la afirmación del tipo que apestaba a cigarrillo, llamando a Pierrot como Mustafá Yasarán, supo de que podía tratarse.
- Ese hombre, el tal Pierrot, no se llama Mustafá Yasarán. Mustafá Yasarán era un árabe que fue uno de los invitados del barón hace diez años, lo vía en mis visiones como bien ha recordado Clarisa. - expresó con total convencimiento y empezó a acercarse hacia el lugar donde Fox acababa de hablar. Alargó la mano con precaución, y tanteó el objeto que tenía entre sus manos Fox, que ejercía como "policía en funciones" para arrestar a los acusados en las votaciones, y se concentró al apoyar la mano en el artefacto explosivo.
- Veo en detalle el Gran Comedor donde permanece abierta la urna, y a la vusta un papel donde aparecen registradas las votaciones que indican un resultado ajustado... 3 votos en contra para Gustavo Montoya y 4 votos en contra para Mustafá Yasarán. Veo a una joven pelirroja, Renfri, a una atractiva joven rubia, Diana, y a un tipo fornido con acento pueblerino, hablando entre ellos y a la pelirroja sujetar las esposas que teóricamente solo reaccionarán con el árabe. - fue explicando a medida que las imágenes cobraban forma y se volvían nitidas en su mente. El árabe acaba de entrar en la estancia, muy sonriente y con actitud de superioridad, menospreciando a las mujeres al hablar e incluso insinuando que la rubia podría convertirse en parte de su harén, que ya tiene 39 mujeres. Ahora se sitúa frente a la ventana del Gran Comedor, se baja los pantalones y empieza a mear al vacío, dejando al aire su pizarrín. El resto está asombrado por la falta de decoro y algunos asumen que pueda estar borracho, pero Renfri decide aprovechar el momento para ir por detrás y esposarle, sin éxito. Mustafá se gira, sin dejar de mear y con sus atributos al aire, mojando en el proceso con su orín el interior de la estancia y la ropa de Renfri. Se produce un forcejeo y la rubia trata de ayudar a la pelirroja, pero ambas se separan momentáneamente ante las carcajadas del árabe, que enseña un chaleco explosivo bajo sus ropas en tono amenazante. El árabe sostiene una muñeca en su mano izquierda, y no deja de escucharse un sonoro TIC TAC continuamente, a lo que la pelirroja reacciona empujando de una patada al árabe haciéndole caer por la ventana y al mismo tiempo, la rubia le arrebata la muñeca de las manos. No se produce ninguna explosión en ningún momento, incluso tiempo después de que haya caído el árabe, pero el TIC TAC sigue resonando y procede de la muñeca. No tardan en romperla con un cuchillo por uno de los laterales, y encuentran en su interior un reloj.
La visión se tornó borrosa y Klaus retiró la mano con el mismo sumo cuidado con que se había acercado anteriormente, para después hablar.
- La otra vez cayeron por la ventana del Gran Comedor al acantilado, tanto el árabe como el chaleco explosivo, y no se produjo ninguna explosión. Quizá hacer lo mismo sería lo más procendente, aunque de nos ser así, me gustaría saber quién será el portador para no estar junto a él.
A estas algunas Tsoukalos tenia un buen marrón encima y no solo hablaba por la parte física de tener ese chaleco entre sus manos.
-Cui-cuidao ahí... con las uñas... mejor. -Avisaba al hombre ciego que para estar ciego era bien cuidadoso.
-Bueno a decir verdad, tenia pensado dárselo a alguno de los inocentes que estén confirmados si es que realmente hay alguno confirmado o en su defecto quedármelo hasta encontrar uno. -Dijo no muy convencido de esto ultimo.
-Pero eso que ha dicho el médium de visión extrasensorial... ¿Les importaría si nos deshacemos de ello? -Busco esa famosa ventana que hizo un buen trabajo hará diez años atrás.
¿Se puede tirar por la ventana del Gran Salon?
Los niños cuchichearon entre sí, hasta que finalmente Micaela habló. - Dadselo a Antonio, su alma es pura y bondadosa, no le importará inmolarse si se ve rodeado de villanos. Mientras tanto estará a buen recaudo.
pongo los ojos en blanco ante la nueva intervención de Himmler
-que historia tan interesante, y resulta de tremenda utilidad. Seguro que mañana Clarisa sacara una o dos acusaciones infalibles gracias a ella-
-y volviendo a la realidad, me parece buena idea que el chaleco lo guarden los niños. Parece demostrado que eran los portadores de un objeto claramente beneficioso. Si tuviera que hablar de un inocente claro creo que ellos son lo mas parecido, probablemente-
Dénselo a la inocente confirmada... dijo el Dr. Egon Si lo acepta claro!!! O en su defecto a los niños, las palabras del Sr. Flaco son elocuentes.
- Sin duda, sin duda - comenta Justin Case, youtuber en coma-. Está claro que al final los que acusábamos a Pierrot de ser un asesino no andabamos muy desencaminados.
Se toma una pausa, como cuando aprietas el botón de guía de la PS4, y finalmente, tras meditar un poco, decide hablar.
- Yo voté primero por el señor Carteaux, pero tras ver como Pierrot se autoincriminaba, cambié mi voto. Me gustaría saber quien le votó también, porque los que estaban defendiendo a Pierrot... Como pueden todos entender, podrían ser sus complices intentando exculparle. Esto nos puede ayudar a discernir ante quien nos enfrentamos.
- Me parece bien dárselo a uno de los inocentes confirmados - afirmé ante las palabras del señor Egon - aunque sigo prefiriendo que los asesinos no sepan quien tiene el chaleco, para que no puedan usarlo. En caso de necesidad se le puede dar al azar a uno de los que menos habla y que nadie sepa quien lo tiene.
Miré al señor Cage.
- Yo, por supuesto, voté por Pierrot, es el que más sospechoso me resultaba, a parte de Asha, claro.
-Yo, en cambio, voté a la señorita Asha. Aún estoy esperando algún tipo de justificación de sus acciones. Para mí, es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Acerca del chaleco, no sé si me cuentan entre los inocentes, pero sí sé que no quiero tener esa cosa cerca de mí. En absoluto.
Yo no quiero esa cosa. Ya lo aviso de antemano. Todo vuestro, tanto los explosivos como el problema. De hecho llevo votando a la misma persona desde la primera "noche" y en ningún momento ha recibido ningún voto... Más sospechoso que eso no creo que sea nada.
Yo he ido al calabozo como podría hacerlo con cualquiera de vosotros, quiero saber que ocurre en este sitio, ¿Por qué demonios todos parecéis dispuestos a matar o encarcelar a los demás?.
LUNÁTICOS DE MIERDA.
Ahora entiendo lo que pasa, justo cuando metemos al chico del chaleco bomba en la celda resulta que Asha Ahsa entra allí...
Para los que no tengan ni idea de lo que hablo, les haré un resumen.
Al-Ahsa, en el idioma arabiera: الأسحاء
Es un lugar de Arabia Saudita. Ahora todo queda claro ¿No?
Es un puto nombre en clave para reconocerse y poder llevar la guerra santa hasta los occidentales. Miro a todos con los ojos desorbitados.
¡Debemos acabar con esta amenaza ya!
-Inocentes confirmados... Quienes eran entonces: Justin Case, había sido atacado por el astronauta prehistórico y Gavin McFliyn por ese ataque nocturno frustrado por... ¿Una muñeca? -Preguntaba el investigador de lo invisible que como buen investigador le tocaba indagar en lo importante.
-Sin olvidar que al menos dos personas ya han desechado la idea... -Miro al motero por un segundo mas que a la reptiliana.
-Supongo que si ambos están de acuerdo podría hacer un sorteo y darle por privado a uno de los dos dicho artefacto así los nocturnos no sabrán contra quien arriesgarse. Si tiene alguno nombre mas háganmelo saber. -Hizo una pausa. -Pronto.
Yo soy un inocente confirmado por dios, o ¿Es que ya no se acuerdan de lo del libro y la tortuga?