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Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Hufflepuff

Miró a Naiche con inquina ¿Es que una no podía intentar quedar bien delante de los compañeros? ¿Qué tendría que haber dicho, qué ella no creía en eso de las relaciones diplomáticas y que era mejor cortar la cabeza del enemigo, arrancar las malas hierbas de raíz en vez de regarlas y ser generosos con ellas? Claro que pensaba que el único político bueno era el muerto, pero, si algo le habían enseñado en Hogwarts era a ser tolerante y respetar las ideas de los demás, aunque no tuvieran razón.

-Ehmm- se sonrojó cuando el amerindio la puso en evidencia- vale, no me gusta, odio esas fiestas de sociedad en la que la gente es más falsa que un penique de madera, pero entiendo que son importantes, para algunos... Ni loca voy a una fiesta que haga Meredith- sí que iría, sabía que terminaría haciéndolo aunque solo fuera para apoyar a su amigo (y comerse cualquier cosa de aperitivo que hubiera a su disposición) y no sentirse como el único bicho raro que no asistía.

Casi sintió la mirada de reproche también de Freya que seguro que no estaba contenta de ver a Elisabeth recobrar sus antiguas costumbres hurañas.- Bueno, no sé, a lo mejor voy.- Rectificó.

Astere entonces comentó algo sobre el alcohol que la hizo quedarse un rato recapacitando sobre su sentido, perdiéndose toda la disertación sobre política que vino después - Ajá, ajá..- asintió como si lo hubiera escuchado y estuviera de acuerdo.- Ah ¿No conoces a Meredith? Creía que hasta los Reyes de Austria la conocían. Con lo popular que esa ella, Astere, y guapa y "demasiado lista hasta para su propia salud"- le echó una mirada a Naiche sabiendo que le devolvía la pelota repitiendo sus palabras sobre Meredith; 'Ale, esto por lo de antes'. -No te preocupes que la terminarás conociendo- 'quieras o no'.

-Sí, cuenta conmigo para el sábado, si es que Freya no nos ha dado de comer a un dragón o algo parecido hasta entonces- desde luego le apetecía mucho más una salida informal entre colegas, aunque eso fuera impropio de una dama, que un baile elegante entre la clase alta y aburrida de la sociedad londinense.

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Slytherin

Malfoy alzó las cejas observando la intensa actividad de adultos que salían del Gran Comedor, hizo un rictus con la boca y se terminó su té.

Se secó con la servilleta y escuchó cómo la conversación se sucedía a su alrededor -Oh, no tenía idea de que su tío estaría en la clase de mañana señorita Flint -musitó y agradeció el dato, pero más aún se maravilló con lo que le dijo luego -Tampoco sabía que pertenecía a nuestra venerable casa, aunque sabía que era tradición en su apellido -reconoció dejando ver que no en vano se le había educado en los diferentes linajes purasangre -Le agradezco su deferencia -inclinó la cabeza con una sonrisa de lado en los labios.

Se le ocurrió que había cierto flirteo entre la muchacha y Tiberius y decidió no interponerse. Se levantó de su asiento y se alisó la túnica con una mano -Si me permiten, tengo algunos asuntos que ordenar antes de ir a la Sala Común -miró a su amigo -Te veo luego, Mortimer -recorrió con la vista a los demás varones asintiendo ligeramente -Señores -se volteó hacia Seraphina y extendió su mano para besársela si ella quería o estrechársela -Señorita Flint -musitó.

Dicho esto, emprendió la marcha hacia fuera del Gran Comedor.

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Entrada al Gran Comedor
^{Con Marcus Ashford}

- Estás en Hogwarts querida - respondió con calidez - Has sufrido un pequeño desmayo. Este amable caballero evitó que cayera al suelo y ahora nos acompañará a la enfermería para que pueda darle alguna de mis hiervas. Una vez haya recuperado un poco de líquidos se encontrará mucho mejor, no se preocupe.

Aguardó en silencio mientras la pareja de estudiantes compartían sus formalidades.

- Se pondrá bien - le dijo a Lucien - Mañana en el desayuno podrán reírse de este desafortunado suceso o, si lo prefiere... - añadió dejando patente que había otras alternativas - ...puede acercarse a la enfermería cuando termine la cena.

Despidiéndose con amabilidad, Amelia instó al auror a proseguir su camino y el grupo desapareció entre los pasillos. 

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Hufflepuff

- Aún no sé si estaré aquí el sábado, pero de ser así, ¿por qué no? Alguien tiene que evitar que esta señorita beba más de la cuenta. - bromeó con cercanía sabiendo muy bien que la escocesa podía cuidarse solita y no necesitaba una niñera.

Mientras todos continuaban con la conversación Freya se limitó a picotear de un lado y de otro mientras escuchaba pasivamente. Estaba demasiado agotada para formar parte activa del intercambio. 

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Hufflepuff

Un amago de sonrisa se dibujó en los labios del funcionario cuando Elizabeth expuso su visión sobre su departamento.

- Creo que confunde las relaciones diplomáticas de las que las familias nobles suelen valerse con el papel de un diplomático señorita Macgregor. Si todo en mi trabajo fueran fiestas otro gallo cantaría.

Cuando el nombre de Meredith hizo acto de presencia en la conversación Ethan vio su momento para volver a introducirse en ella.

- ¿Es usted cercano con la señora Goldstein, señor Marshall? - preguntó con curiosidad - He tenido el placer de conocerla durante el viaje en el expreso, ibamos juntos en el mismo compartimento. 

Girándose para mirar a Aster, confirmó con un asentimiento de cabeza.

- Si se me permite una sugerencia, el viernes sería un encuentro más interesante - propuso amistosamente - Si las cosas no han cambiado en estos últimos años, a partir d las siete de la tarde las Tres escobas suele tener música en vivo de artistas locales. 

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
22:00 horas
Gran Comedor

El murmullo de voces excitadas llenaba el aire mientras los estudiantes comentaban sus vacaciones y los nuevos estudiantes compartían sus primeras impresiones de Hogwarts. En el estrado, el director Ashcombe levantó una mano para pedir silencio y poco a poco el ruido del ambiente se fue acallando mientras todos los ojos se dirigían hacia él. 

- Queridos estudiantes, profesores y personal de Hogwarts, - su voz resonó firme por toda la sala - Espero que hayan disfrutado de esta magnífica cena, pero es momento de retirarse.  - Los prefectos de cada casa comenzaron a levantarse en silencio, a la espera de que el director les entregase la batuta - Aunque antes, me gustaría recordarles algunas cosas importantes. Primero, los prefectos están aquí para ayudarles y guiarles. No duden en acudir a ellos si tienen cualquier pregunta o necesitan orientación. Y segundo - Arthur se levantó dejando patente que lo que iba a decir era lo más relevante - Es de vital importancia que respeten las normas del castillo. Esto incluye el toque de queda y sus áreas restringidas. Estas limitaciones están aquí para vuestra propia seguridad y bienestar. Por último - cogió un cáliz de plata de la mesa y lo sostuvo cerca de su túnica - Hogwarts es un lugar de aprendizaje, respeto y amistad. Espero que cada uno de vosotros aproveche al máximo las oportunidades que este año escolar ofrece. - elevando la copa brindó con el gran salón - Que tengáis una buena noche y un excelente inicio de curso. ¡Bienvenidos a Hogwarts!

Con estas palabras, Ashcombe se sentó de nuevo, observando con satisfacción cómo los prefectos comenzaban a guiar a los estudiantes fuera del Gran Comedor. 

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Gryffidor

- Soy Sangre Pura, pero estoy entre los dos mundos. Tengo muchos amigos muggles, he curado a muchos, se me ha muerto alguno entre las manos... si realmente lo que viene encima es tan terrible como Irlanda parece indicar, difícilmente podremos evitar salir del mundo mágico y no ver niños al borde de la muerte por desnutrición. Yo no quiero eso, ni aunque sean muggles. Si el Ministerio no quiere actuar, espero que al menos nos deje intentarlo a quienes estemos dispuestos, aunque no parece fácil, la plaga parece un hongo y esos son muy difíciles de tratar. Esperaré al Baile de  Máscaras, a ver si alguien más se implica en este asunto. Aunque solo lográsemos un éxito parcial, evitaríamos muchas muertes... -El tono de Aileen se volvió sombrío, realmente veía muy claro que se acercaba un desastre de inmensas proporciones, y temía que la ceguera de los magos les impidiese darse cuenta, y darse cuenta que directa o indirectamente los magos se verían gravemente afectados: por el hambre, por los disturbios, por el desbarajuste de los gobiernos muggles...

Miércoles 1 de Septiembre de 1847

Ceremonia de Selección

Entrada al Gran Comedor

_{con Marcus Ashford}

Lucien pareció tranquilizarse momentaneamente cuando Amelia le informó de lo sucedido, aunque nunca había considerado a su amiga de esas que se desmayan a las primeras de cambio por lo que a pesar de la detallada descripción de la enfermera.

Solo en el momento en el que Isobel abrió los ojos Lucien avanzó unos pasos hacia ella con el gesto preocupado. Dejó que fuera ella la que dijera las primeras palabras.

—Tranquila Isobel—observó el francés posando una mano en su hombro—. Ha sido un día complicado.

Lo cierto es que era así como lo pensaba. El viaje, volver a un lugar como Hogwarts donde habían vivido tantas experiencias, el tren y los dementores. Tal vez ella no hubiera oído algo como lo que había tenido que enterarse Lucien nada más sentarse en su mesa, pero eso no era excusa para que no le hubiera sentado mal quizás un poco de cerveza de mantequilla. Saludó al auror y a continuación se inclinó sobre ella paternalmente.

—Procura descansar y mañana si quieres podemos ir a dar un paseo para que puedas tomar un poco de aire ¿Te parece?

​​​​​​Se volvió a levantar y se dirigió nuevamente a la enfermera con amabilidad. 

–Gracias, Amelia. Se que está en buenas manos.

Y caminando lentamente volvió a las escaleras que llevaban al Gran Comedor para terminar la ceremonia y pensar, sobre todo necesitaba pensar.

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
22:00 horas
Gran Comedor

Chinchar a Eli siempre era divertido, pero no esperaba que llegara a ruborizarse. Me sentí un poco culpable. Sólo un poco.

-¿A lo mejor? Oh, vendrás, te lo aseguro. Aunque te tenga que llevar a rastras. No voy a permitir que me dejes tirado en algo así -dije, riéndome.

Decidí dejar de meterme con Eli cuando observé como se quedaba un poco perdida en el lema de Aster sobre el uso del alcohol, consciente de que el alegato político posterior le había entrado por un oído y le había salido por otro. No era mi caso en absoluto.

-Afortunadamente, parece que en ese aspecto las cosas están cambiando... o al menos empezando a cambiar. Y estoy seguro de que aún cambiarán mucho más -no especifiqué si me refería a la inclusión de los mestizos e hijos de muggles en el mundo mágico o a la representación política de los trabajadores, aunque me refería a ambas-. Recuerdo nuestro primer año, la primera vez que hablé con Eli -sonreí, recordando su ceceo y sus intercaladas palabras sueltas en gaélico-. Ambos habíamos recibido ciertos... comentarios por no ser de sangre pura -en mi caso, por partida doble: doblemente mestizo-. Pero aquí estamos, mal que les pese, y espero que esos comentarios sean cada vez menos frecuentes entre las nuevas generaciones. Y tu primera visita a Londres -me volví hacia Eli y ladeé la cabeza en un gesto algo melancólico-. Incluso con tan sólo once años, no hacía falta más que dar una vuelta por la ciudad dentro de un carruaje para percibir que la situación era insostenible, y más temprano que tarde por algún sitio iba a reventar -había empezado a responder al comentario de Aster sin darme cuenta, casi pensando en voz alta, pero llegados a ese punto me vi en la obligación de concluir de alguna manera con cierta timidez-. Lo sé mucho mejor ahora, después de haberme pasado el último año haciendo cirugías a veces en los barrios menos recomendables, donde la gente no puede permitirse un médico licenciado y recurre a los estudiantes... incluso aunque sean "indígenas salvajes del nuevo mundo" -intenté bromear, aunque no era una broma nada divertida.

Entonces fue mi turno de ruborizarme. Sentía que había hablado demasiado, temía haber molestado a Aster... y las palabras de Eli sobre Mai no ayudaron: eran un cariñoso dardo envenenado dedicado exclusivamente a mí, cargado con todo su burlón y sarcástico afecto. 

-Vamos, no te pases -a pesar de todo no pude evitar reírme-. Es muy maja -me volví de nuevo hacia Aster para añadir-. Supongo que a Eli le parece... no sé, ¿algo estirada? -sacudí la cabeza-. Pero en realidad es realmente divertida. Simplemente llámala "Doña Culo Pomposo" de mi parte -pensé que "Lady Arpía" podía ser excesivo para un primer contacto- y probablemente consigas sacarla un poco de tanto protocolo y tanta etiqueta y comprobarlo tú mismo.

Nott, que había puesto voz a mi admiración hacia quienes se embarcaban en el difícil y peligroso mundo de la diplomacia y la política, me preguntó directamente por mi relación con Mai, y, por algún motivo que no alcanzaba a comprender del todo, eso me puso ligeramente nervioso.

-Muy cercanos... -no pude evitar pensar en lo rara que estaba desde la muerte de su padre, en su brazo sobre el mío cuando la llevé al altar en su boda, en nuestra última conversación aquel mismo verano-. Podría decirse que sí. Supongo -por una vez, decidí sacar partido de la situación y conseguir algo de información: Mai había estado algo pálida tras la detención del tren, pero se había empeñado en quitarle importancia-. ¿Por casualidad le pasó algo en el compartimento del tren? ¿Le afectaron mucho los dementores? -por otro lado, la propuesta de Nott de trasladar nuestra salida al viernes me pareció buena idea-. Música. Eso pinta bien. Además, así la Srta. Scamander tendrá más facilidad para acudir, si no sabe aún si tendrá libre el sábado.

El discurso final del Director Ashcombe me recordó mi propio primer día en Howgarts: o en esa ocasión no había mencionado la ayuda de los prefectos disponible, o yo no había prestado la atención adecuada o la idea simplemente había escapado de mi cabeza, porque terminé perdido en los oscuros pasillos como un murciélago sordo buscando la entrada a la Sala Común de Hufflepuff.

-Espero que lo del toque de queda no nos incluya a nosotros -todos comenzamos a levantarnos para abandonar el comedor-. Me temo que no fui muy respetuoso al respecto de niño -reí-; intentaré serlo un poco más ahora. Al menos tengo experiencia en ser silencioso... -bromeé.

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Hufflepuff

Ethan escuchó a Naiche, reflexivo. Las tensiones políticas sobre la legitimidad de la sangre pura estaban más en auge que nunca y la tensión en las altas esferas era preocupante. Puede que solo fuese más dominante en las clases nobles, pero eran ellas quienes influían más en el Ministerio. Asintió, sin llegar a compartir nada al respecto. Era preferible que se mantuviera el optimismo y no dejar caer esa losa en el ambiente distendido que se había impuesto en la mesa.

- ¿Supone? - Naiche no parecía del todo convencido con su respuesta, pero el funcionario sonrió comprensivo, al menos hasta que le preguntó sobre los dementores. En un gesto involuntario se llevó la mano al cuello de la camisa para aflojarse la corbata como si de repente le apretase. Si le estaba preguntando era porque la señora Goldstein no había compartido nada de lo ocurrido y quizás no quisiera hacerlo por algún motivo - Se podría decir que sí. Esas criaturas son capaces de alterar hasta al más impávido. No le de mayor importancia, todos salimos algo indispuestos de alguna u otra manera de aquella inspección. 

Cuando los prefectos comenzaron a organizar a los alumnos Ethan se levantó, dispuesto a echar una mano.

- Si me disculpan, creo que voy a ejercer un poco de Prefecto, por los viejos tiempos. Nos vemos en la sala común. Freya, espero verla el viernes. Tenga una buena noche.

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Hufflepuff

Sabía que Naiche tenía la mejor de las intenciones al querer que asistiera al evento. Él de veras que pensaba que Meredith era un lecho de virtudes. Ella no opinaba igual, pero no era de imponer su opinion a nadie. Pensaba que cada uno tenía derecho a pensar lo que quisiera y esa era una de las razones por la que no le caían bien ni los políticos ni los "diplomáticos". Eran embaucadores, mentirosos y manipuladores, capaces de plantar las ideas que ellos querían en la mente de otros solo para salirse con la suya, generalmente en aquellos de carácter débil que se dejaban embaucar. Por supuesto no todos eran así, alguno se salvaría, pero pocos.

- ¿Y cuál es entonces el papel de un diplomático?- preguntó directamente a Ethan lanzándole el reto de convencerla de que era algo bueno en vez de mera charlatanería digna de un vendedor ambulante. La granjera era terca como una mula y aquello podría mucho más difícil de lo que pudiera parecer. Seguramente ni valiera la pena intentarlo.

El director Ashcombe habló en ese momento, dándole la oportunidad perfecta al profesor para ignorar la pregunta de la impertinente magizoóloga. La gente empezaba a marcharse y Elisabeth lo haría también en breve, pero antes escuchó la respuesta del amerindio que contaba desde al perspectiva de un rico, cómo se veía a los pobres. Eli ya le dijo en su momento que ella no lo veía igual; mientras que Naiche  había apartado al vista de las calles, conmovido por la miseria y por las escenas tan poco usuales que se daban a vista de todos, Elisabeth los veía como gente luchadora que sabían perfectamente sacarse las castañas del fuego y que eran felices a su manera. Había conocido más pobres felices que ricos felices. Cierto era que les vendría bien un cambio  a todos porque la diferencia entre las clases era demasiado extrema y eso creaba envidias, pero solo ocurriría si se cambiaban a los ricos, si se les quitaba todos esos privilegios que tenían. Pero claro, los gobernantes, los políticos, aquellos señoritos diplomáticos, eran todos de clase media alta o alta directamente y nunca se rebajarían su propio sueldo o les arrebatarían sus privilegios a sus adineradas familias ¿El terrateniente iba a dejar de recibir tanto dinero para repartirlo entre sus empleados? Iba a ser difícil conseguir que lo hiciera sin que rodasen unas cuantas cabezas.

Parecía que la solución era que gente como Aster tomara la batuta, subiera al poder, pero eso tampoco funcionaba a largo plazo; el poder corrompía y se terminaban convirtiendo en aquello contra lo que habían luchado en un primer lugar.

Por desgracia Nott no mordió el anzuelo y el tema pasó de nuevo a la maravillosa Meredith y si a ella, en concreto, le había afectado la presencia de los dementores. Por supuesto le importaba bien poco lo que le hubiera pasado al amor platónico de Naiche, aunque no así a su hermana, a la que sí tenía en gran estima.

- Ay ¿Has conseguido hablar con Yen? ¿Qué tal está ella?- la escocesa echó una mirada hacia el lugar donde se sentaba la mestiza y cayó en la cuenta que, si todos se estaban levantando para salir del comedor, ella podría levantarse e ir a preguntárselo en persona - Ah, deja, ya voy yo a averiguarlo.-

Elisabeth se levantó, le dio un beso a Freya en la mejilla y se despidió del resto - Os veo luego o mañana, ya me contaréis si al final es el viernes o el sábado, a mi me da igual.-

Miércoles 1 de Septiembre de 1847

22:00 horas

Gran Comedor

Eli parecía irritada con la idea de acudir a lo que fuera que Mai estaba planeando organizar y verse rodeada de políticos y diplomáticos.

-Vamos, seguro que no será tan malo -dije a Eli, inclinándome hacia ella con guiño-. Yo tampoco tengo ni pizca de ganas de verme de nuevo atrapado en uno de esos bailes de salón: me apetece muchísimo más ir de copas a Hogsmade. Desde que estudio en Oxford, he conseguido evitar la gran mayoría de "reuniones sociales" de Mrs. Marshall -sonreí con cierto amargo sarcasmo. Cuando visitaba a mi familia en Londres no me quedaba más remedio que tragar con ello-, pero aún así probablemente esté bastante oxidado. Aunque habrá muchos otros compañeros del seminario. Puede que hasta dejen ir a Yen. Y suele ser menos malo cuando son eventos del mundo mágico -le di un suave codazo cómplice-. En fin, hay que pensar en positivo, ¿no?

Solía sentirme menos extraño como mestizo mágico en aquel mundo que como mestizo racial en el mundo muggle. Y siempre era agradable ver a Mai disfrutar y desenvolverse en aquellas celebraciones como pez en el agua... pero de algún modo yo siempre terminaba sintiéndome bastante fuera de lugar.

La respuesta de Nott me dejó claro, como mínimo, que algo había pasado en su compartimento del tren, pero no era educado insistir más. Debería conformarme con pensar que, fuera lo que fuera, no habia llegado a ser demasiado grave. Así que, en vez de tratar de indagar más, decidí lanzar una última pregunta sobre la escapada a Hogsmade.

-¿Deberíamos hacer una solicitud de salida nocturna, por si se nos hace muy tarde? ¿O eso es sólo si tienes pensado pasar toda la noche fuera? -me encogí de hombros, pensativo-. Si voy a intentar ser más respetuoso con el toque de queda, supongo que debo ir empezando desde el primer momento -añadí con una sonrisa divertida.

Tras preguntar por Yen, Eli ya estaba buscándola con la mirada.Tuve que volver el cuello para asegurarme de que le respondía a tiempo, porque ya estaba levantándose para ir en su busca.

-Claro que si. Fui a verla en cuanto el tren se puso en marcha. Meredith me acompañó. También intenté hablar con ella al bajar del tren, pero estaba demasiado ocupada riéndose con Deirdre de algo que al parecer no se cuenta a los hermanos mayores -puse los ojos en blanco y dediqué una breve y cómplice mirada risueña a Moribhan.

A pesar de que esta vez recordaba perfectamente donde estaba la entrada de la Sala Común de Hufflepuff, decidí seguir a mis compañeros de casa y seminario hasta allí (Eli probablemente se demorara un poco hablando con Yen, y yo simplemente saludé a mi hermana con un gesto), contemplando el trabajo de los prefectos y fijándome en los pequeños de primer curso con melancólica ternura, recordando. Lo bueno y lo malo. Pero sobre todo, lo bueno. 

Miércoles 1 de Septiembre de 1847
Ceremonia de Selección
Mesa de Hufflepuff

El desafio en las palabras de Elizabeth hizo que Ethan sonriera divertido. Desde luego la pelirroja que conoció hacía ya tantos años no se parecía en nada a la mujer que tenía delante. Esta era más decidida, más segura de sí misma, pero igual de testaruda, eso sí.

- Para ser justos, señorita Mcgregor, creo que esa respuesta requiere de una exposición adecuada que aquí no me veo en condición de darle. Si realmente quiere saber lo que es un diplomático estaré más que encantado de mostrárselo adecuadamente en algún otro momento en el que pueda pasarse por el aula de diplomacia - había aceptado su reto, pero no sus condiciones.

Lunes 6 de Septiembre de 1847
16:00 horas
Entrada del gran comedor
^{Con Amara Dawlish}

-Entonces, recapitulando - hizo una breve pausa mientras miraba a su libreta - Alrededor de las 14.30 horas quedaron en la zona este del castillo y, desde allí, se adentraron en el bosque prohibido siguiendo el rastro de unas huellas que presupusieron pertenecer a un Mooncalf ¿Correto? - inquirió antes de continuar - En determinado punto, después de haber caminado al través del bosque en dirección noreste se reconocieron perdidas. Allí notaron un aura que procedía de una grieta, un aura oscura. Cuando se alejaban, asustadas por el descubrimiento, se encontraron con un dementor que parecía influenciado por lo que fuera que había en aquella grieta. Influenciado porque no parecía tener un comportamiento habitual segun su opinión experta. - esto último lo dijo refiriéndose a Freya - Y entonces... Consiguieron salir de allí hechizando a un cuervo, haciéndolo más grande para que pudiera llevarlas a ambas hasta el claro junto a la muralla. ¿Algún detalle más que quieren añadir?

-No, nada más - confirmó la pelirroja que miró a Elizabeth buscando la misma confirmación antes de devolver su atención a la auror. - Creíamos que quizás sería importante. Llevo muchos años adentrándome en el bosque prohibido y jamás había visto nada parecido.

Lunes 6 de Septiembre de 1847
16:00 horas
Entrada del gran comedor
^{Con Amara Dawlish}

Elizabeth había insistido a Freya que volviera a transforma al cuervo en un objeto inanimado, pues pensaba que era mucho más fácil de controlar que un animal que podía salir volando. Además, se notaba inteligencia detrás de esos ojillos y eso no era buen señal, no había que olvidarse que era magia oscura. Su amiga parecía obviarlo y tratarlo como si no importara. Por supuesto eso preocupaba mucho a la escocesa que estaba impaciente por tener esa reunión con el centauro y que él le diera su opinión sobre la nueva adquisición de la pelirroja.

Sea como fuera el pajarraco terminó en una jaula y ellas delante de la aurora.

- No, señora- dijo corroborando las palabras de su amiga a la que nunca dejaría el "culo al aire", al menos de forma figurativa.- Es todo como le ha contado, bueno, y mención especial a mi patronus que me salió de forma impecable- se sentía muy orgullosa de cómo le había salido el hechizo, ya que no era muy común que le saliera nada bien.

Estaba claro que tenía que tener vigilada a la Scamander porque se andaba con un juego más peligroso de lo que ella pensaba, pero tampoco quería agobiarla y que entonces huyera de ella. Esa maldita piedra no le estaba haciendo ningún bien.