Partida Rol por web

Comienza la aventura

Llegáis todos a la taberna, después de un día duro de trabajo y os espera una desagradable noticia. Se ha encontrado el cadáver del administrador en una plaza, casi completamente devorado. Os habéis reunido todos en la taberna para discutir las medidas que se llevarán a cabo. La bebida corre a cuenta del Rey.

El alcalde es Gerbam Malaleche

Entro a la taberna, era costumbre a esa hora ir siempre allí a tomar un vaso de zumo recién exprimido, me encantaba el sabor de la naranja bien fresca y notar la pulpa en mi paladar.

Veo a más gente entrando en la taberna, era un lugar de lo más concurrido. De pronto avisan sobre una muy mala noticia ¡han encontrado un cadáver devorado! justo cuando lo dicen, un escalofrío recorre mi cuerpo.

-Oh Dios mío, ¡qué noticia tan desagradable!- exclamo sentada desde mi taburete -¿quién habrá podido hacer eso? ¿un animal quizá? ¿un loco asesino?- pregunto en voz alta, mientras en mi cara se muestra el horror al imaginar aquella escena tan maquiavélica.

Llevaba ya un tiempo en aquel agradable pueblo, descansando de innumerables aventuras. Siempre me había gustado recorrer mundo, era un gran viajero, lo que muchos denominaban con el nombre de aventurero. Pero ahora era el momento de descansar, era una especie de cortas vacaciones, aunque si podía ganarme unas monedas durante ese tiempo pues mejor que mejor, en este tranquilo pueblo. O al menos antes era tranquilo.

Entré en la taberna y la noticia de la muerte del administrador me cae como una jarra de agua fría.

¿Muerto? ¿Aquí? ¿Pero quien podría...? - Observo a todos los presentes pero nadie tiene pinta de asesino, ¿como pudo pasar aquello entonces? - No es posible... - digo mirando al alcalde - ¿Que haremos ahora? Por que debemos hacer algo ¿No?

Andre entra en el bar con su maletín de cuero en la mano. Aunque con la camisa inmaculadamente limpia, aún se observa alguna mancha de sangre de la autopsia. O bueno, mejor dicho, del reconocimiento del cadáver, ya que en aquella zona, la iglesia impedía las autopsias. No se podía violar un cuerpo, aunque este estuviese muerto.

Pide un vaso de agua al tabernero.

-Animal... persona... incluso el mismo diablo podía haber realizado esa masacre. - susurra mientras le da un sorbo al vaso. - Apenas se le distinguía lo suficiente para identificarlo.

Por ser el médico se le permitía ver al cadáver, pero poco más. Los médicos son para los vivos. Valiente falacia. En la ciudad todo era más fácil... y a uno le dejaban realizar su trabajo, sin meter al Señor de por medio.

Jonás entró a la taberna a regañadientes. Mientras estaba en la plaza había oido en boca de todo el mundo lo de la muerte del administrador, y que se reunirian todos en la taberna. No acostumbraba a entrar allí, pero mucho menos abandonar su plaza para que cualquiera se la pudiera adueñar. Aún así, la preocupación pudo con él, impulsándolo a salir de su zona habitual para poder enterarse de todo lo relacionado con tal horrible suceso.

Entró en la taberna cubierto con su manta apolillada, rezando un padrenuestro y mirando a lado y lado aguardando cualquier clase de peligro. Luego se puso cerca de los que conversaban, en silencio, solo escuchando lo que decían.

Sentado en la mesa presidencial de aquella taberna estaba Malaleche, con su fiel garrote a un lado mirando despreocupado la entrada.
-No semos nada.-Musito mientras la gente del pueblo se iba reuniendo poco a poco.

-Tranquilo Raiz, que hacer algo se hara, peo mejor primero esperar al resto ¿No crees? Que alguno semos viejos y se nos gasta la garganta con facilidad.-Contesta al lugareño mientras volvio la mirada a la barra.

-¿Que tie que hacer un anciano para que le sirva un sorbito de vino? -Grito al tabernaro- ¿Pue no vez que con vino las penas y duras decisiones entran mejor? Vea esa Botella ¡Leñe!-Hizo honor a su apellido

Borjia entró en la taberna y dijo al ver lo sucedido
Tranquilos ciudadanos de esto se encargará la Santa Inquisicion. El asesino no saldrá impune de este hecho atroz........una cerveza por favor!!!!!!!

Entro en la taberna y veo que todo el mundo esta mas agitado de lo normal y me intereso por lo sucedido. Un vez conozco la desagradable noticia me acomodo cerca de los demás y pito una cerveza para templar los nervios.

-Maldicion!¿que carajo a ocurrido?...ehmmm...perdone digo al darme cuenta de la presencia de una dama...¿alguien sabe que ha ocurrido?

Entro a la taberna. Con un andar tranquilo hasta que escucho la noticia. Maldición...la gente estaba desquiciada. ¿Devorado? Eso definitivamente no era bueno. Observo a todos lados. ¿Quien podría haberlo hecho? Me acomodo mi espada y tomo asiento en una mesa apartada. Aguardando a que me atiendan, pero manteniendo el silencio. Observando a todos a mi alrededor.

La joven Dulcinea había salido a por pan esa mañana, adoraba su olor recién horneado.

En la plaza no se hablaba de otra cosa que de un trágico suceso, así que no tuvo más remedio que acudir a la taberna, sitio que no solía frecuentar, para la reunión de todos los aldeandos.

Cuando entró buscó con la mirada a su hermano, o a algún conocido, se sentía extraña, pero varias personas la medio entraron en volandas y no le dieron opción de buscar a su familia. Allí se sentía cohibida y asustada.

Mis pasos me llevan a la taberna donde hemos sido citados después de los acontecimientos de la noche anterior, con el callado en una mano y acompañado de mi viejo perro pastor me dirijo con paso veloz a la cantina del pueblo.

- Buen día.-dije entrando por la puerta dirigiéndome directamente a la barra aunque mirando a la gran cantidad de mozas que habían venido a sitio tan viril.

- Poneme un carajillo bien surtio sin miseria pa cogé fuerza.-Le digo al camarero mientras doy un golpe con los nudillos sobre la barra. Me giro sobre la silla y contemplo a las mozas al mismo tiempo que veo a Gerbam.

- Rrrr pá, Gerbam, ¿quace tanca mocíiica aquíiii?-Pregunto al único que por el momento estaba en mi franja de edad.

Entro en la vulgar taberna con prisas y con mi bolsa de monedas tintineando. ¡No puede ser! ¡Estaba contando monedas cuando me he enterado! Nada más cerrarse la puerta detrás de mí adopto un ademán dramático.

- ¡Esto es inadmisible! – camino entre la gente hasta llegar a la barra. - ¡Ponme una cerveza rápido! – miro al resto de gente con desdén. Excepto al alcalde, al que le muestro una cordial, pero falsa, sonrisa. Entonces prosigo con mi dramático discurso.

- ¡No puede ser! ¡Era uno de mis mejores clientes! ¿Saben lo que es eso? – pregunto en general. - ¡Oh, Señor! ¡Cuántas pérdidas! ¡Cuán poco beneficio! Y dicen que ha sido… ¿devorado? ¡Oh, no! – flexiono las piernas levemente mientras me apoyo en la barra para no desmayarme.

Tantos beneficios perdidos…

- ¡¿Por qué el Señor ha tenido que castigar así a mi negocio?! ¡Ha sido uno de mis rivales, seguro! ¡Alguien que quería hundir mi negocio! ¡Creedme, encontraré al culpable! – adopto una nueva determinación. Por mi cabeza pasan los dueños de los negocios más destacados del pueblo. Hmm… ¿Quién de ellos querría quitarme clientes?

Yazmín entraba en la taberna timidamente y, como siempre,los adultos ya estaban allí para pedir su cerveza, su zumo o lo que fuera. Ella siempre pedía un vaso de agua, no le gustaba ser una molestia para los demas.

Tan pronto como entra se acerca al tabernero y le pide su vaso de agua como cada día. Tras recojerlo se acerca a los adultos para husmear en sus asuntos y pronto discurre que el administrador a muerto y al parecer su cadaver está mordido y despellejado.

Tan rápido como Yazmín se entera de esto un escalofrío helado recore su cuerpo "Ha tenido que ser el demonio"murmulla para sus adertros horrorizada "Ahora moriremos todos nadie puede parar al demonio" vuelve a murmullar un poco mas alto, pero los demas no parecen prestarle mucha atención ya están muy preocupados por sus propios asuntos.

Después de un largo y aburrido día en casa, sin otra distracción que mirar cómo las diminutas motas de polvo se amontonaban en las esquinas de sus muebles, Alazne decidió irse a pasar un rato a la taberna. Espero que no hagan como la anterior vez que intenté tomarme una cerveza, pensó, no me hace gracia que me pregunten mi edad.

Entró en la taverna, se acercó a la barra y pidió una cerveza. Para su sorpresa no le hicieron ninguna pregunta, pero rápidamente escuchó la terrorífica noticia que todos comentaban, y comprendió.

-¿Qué? ¿Que el administrador ha muerto?-Alazne se sintió igual que cuando sus padres murieron; triste, desolada, y con pánico.

Tuve un presentimiento malo... a la hora de despertarme, pero a pesar de eso hice como de costumbre levantarme lavarme la cara y salir hacia la taberna veía que la gente como de costumbre me miraba, pero su mirada ocultaba algo mas... Seria mi mal presentimiento.
Me acerque a la puerta de la taberna, entre en ella y veía que la gente estaba muy revuelta.
Decían:
" ¡¡lo ha hecho el demonio o la matado!!"
Cuando escuche eso , pensé en mi mal presentimiento.
le pregunte a una joven que tomaba una cerveza le pregunte :
¿Señorita perdone por las molestia me puede decir que ha pasado a la primera hora de la mañana? Tengo la costumbre de venir aquí a tomarme un vaso de leche con pan , como todo los demás pero en ver de eso veo que toman cerveza ¿a muerto alguien por casualidad?Creo que usted sabe quien a fallecido.

Borjía se alarma ante las palabras de Yazmín

Cómo??!!!!!! está pohibido nombrar ese ser delante de la inquisición...ten por seguro que investigaremos si eres una bruja!!!!!

A escuchar lo que dice ese hombre con tunica negra y capucha blanca...
ERES UNA BRUJA!!Me entro un escalofrió por dentro.
No me pude aguantar.
Le digo:
Espera a que el río se calme y en calma veremos quien lo mato. no condenes si no quieres ser condenado .

Al oir al hombre dedicarle aquellas palabras a la mujer que se había dirigido a ella,le entró pánico, pero lejos de perder la buena educación que siempre había caracterizado a Alazne, contesta a su pregunta:

-Dicen que el administrador ha muerto, casi devorado por completo.

A medida que iba terminando la frase, tomaba más determinación: las brujas no tenían por qué asustarla, y menos cuando no estaba demostrado que fuese una de ellas.

 Entro tambaleandome un poco al bar y me acodo en la barra susurrándole al cantinero

Ponme 3 botellas de vino, que paga el rey según escuché...

luego me recuesto y empiezo a mirar la situación seriamente, como si entendiera algo de lo que dicen mientras me rasco la barbilla