Partida Rol por web

No me esperaba este desarrollo de hechos. La verdad es que esto paso de ser una escolta tranquila, a una batalla muy seria. ¿Como demonios se ha logrado infiltrar esa hada? Frunci mi ceño y blando mi lanza con fuerza, mientras voy y me pongo en una posicion defensiva. Acabamos de ser rodeados incluso, y se nota que su poder magico sin duda es muy alto. — No se preocupe, su Majestad. No permitiremos que le pase nada. — Avanzo con firmeza observando a mi rival. Muramasa resulto ser un clerigo, para mi sorpresa tambien. Me poso al lado de Alanis, ya en una posicion mas ofensiva. — Desgraciadamente, no me agradan luchar con los de tu tipo. Pero ya no queda de otra, estoy seguro de que quien no saldra de aqui eres tu. 

Espere a que Alanis tomara la iniciativa despues de darle todavia una oportunidad, mi mirada no se despegaba de mi enemigo. Una vez tomo la iniciativa, al menos yo no me iba a quedar quieto, o mucho menos iba a ser tan indulgente como ella. Con toda mi rapidez posible, empiezo a correr detras de ella para que despues de su ataque, la sobrepase con toda una intencion asesina de herir fatalmente al hada que tengo enfrente mio. — ¡Despabila, mariposa! — 

Yurrax aprobó tu decisión con un gesto de su mano, haciendo luego otro para que los aprendices te siguiesen a una distancia apropiada y de manera ordenada. Él iría detrás del grupo, dejando la conversación en tus manos.

-E-Esto no puede ser... E-El cuerpo no d-d-d-debía abrirse de est-est-esta manera... L-L-Los caballeros son unos m-m-monstruos... -la mujer hablaba sola, repitiendo muchas palabras mientras examinaba el cuerpo. Su sobresalto fue muy notable cuando se percató de tu presencia, retrocediendo varios pasos mientras su cuerpo temblaba y le obligaba a aferrarse de su bastón. -. Y-Y-Yo...

La mujer se veía nerviosa. Los aprendices no tardaron en dudar de las verdaderas intenciones de la mujer, pero Yurrax avanzó para ponerse a tu lado e intervenir.

-No tiene nada que temer, somos caballeros del rey Artorias. Venimos a encargarnos del cuerpo de este gigante; lamentamos si le causo algún inconveniente o preocupación.

-¿U-U-Ustedes... son c-c-caballeros? -la mujer empezó a retroceder más. -. N-N-No debo hablar con c-c-caballeros... E-El amo se e-e-enfadará...

En un repentino movimiento, la mujer alzo su bastón unos centímetros para después golpear el suelo. En un instante, una gran nube de polvo surgió de la nada, nublando vuestra vista mientras solo podían ver la silueta de la mujer corriendo como podía para escapar.

Los aprendices se aferraron a sus armas y miraron a todas partes, casi sin saber que hacer realmente. Por otro lado, a Yurrax solo le bastó con sacudir firmemente su gran escudo para despejar el humo a su alrededor, permitiendo ver a la mujer huyendo hacia el bosque entre tambaleos.

-Toda tuya, Baeric -indicó Yurrax. -. La verdad no creo que llegue muy lejos antes de caerse, pero parece que sabe utilizar magia. Se supone que ella no debía estar aquí: tú deberías encargarte de ir con ella y ver que esta pasando, yo y los aprendices nos encargaremos del cuerpo. ¿Te parece justo?

La mujer ya empezaba a perderse entre los arboles, pero al paso que iba no seria difícil seguir su rastro hasta dar con ella.

Viendo que Alanís y Frey tomaban la iniciativa de atacar el hada, Muramasa aprovechó la distancia que tenía de esta para tomar de nuevo su collar y recitar otras palabras, esta vez en voz alta.

-Dolor sordo... -abriendo su otra mano hacia Frey y Alanís, un circulo mago se formo antes de que un aura empezase a surgir de ambos caballeros. -. Despertar Destreza... Despertar Fuerza...*

Tres coloridas auras ahora rodeaban a la rubia y el peliazul, quienes no tardaron en notar los efectos de la magia del clérigo.

Alanís arremetió con un salto al criminal, quién se movió con destreza y elegancia en el aire para lograr esquivar el ataque con lanza.

-¿Que será de la casa Cromwell cuando acabe contigo? -soltó el hada mirando fríamente a la chica.

Pero su sentido de superioridad fue lo que le evito percatarse de que Frey venía detrás con un ataque certero, el cual no lograría esquivar por muy poco, terminando con una herida en pecho.

-Tsk... Humanos despreciables... -a gran velocidad, Fair sacó de sus ropas tres piedras redondas de distintos colores, con unos extraños simbolos blancos pintados en ellas. -. Varios pueden potenciarse... -luego de quebrar las piedras, tres auras de colores empezaron a brotar del hada, recorriendo sus alas y su cuerpo. -. Pagaréis por vuestros pecados, humanos...

Luego de chasquear los dedos, una docena de círculos mágicos hechos de fuego aparecieron detrás del hada. En un instante, los círculos adoptaron la forma de lanzas arrojadizas, apuntando hacia los tres caballeros que formaban parte del combate.

-¡Lanzas del juicio! -gritó el hada antes de que los proyectiles volasen a gran velocidad hacia sus objetivos.

Estaba claro que Alanís no era de movimientos rápidos, así que para ella, el ser grácil y esquivar ataques estaba fuera de cuestión. En su lugar, se preparó para el impacto. Sentía las bendiciones facilitando un poco más sus movimientos, por lo cual su lanza se movió con más agilidad. Era más una muestra de poderío físico que de técnica, aunque de esto último había lo suficiente como para calcular cada golpe. Asiendo la lanza con ambas manos desde el mango, dió un fuerte barrido hacia adelante en el momento preciso para golpear las cuatro lanzas. Incluso si no fuera suficiente., no por nada portaba una gruesa armadura para atajar lo que escapara de su capacidad.

Y....aprovechando el momento, se adelantó con un salto dando un segundo barrido hacia el lado opuesto, pesada y brutal. No fuera por lo especial de su arma, probablemente el estar manejando un arma corriente con esa fuerza la habría roto hace rato. Mientras el combate avanzaba esperaba pacientemente la chance de dar un golpe definitivo.

Baeric sabía comunicarse con la gente, incluso como tratar a las mujeres, ¿Por qué iba a ser diferente con aquella pobre ciega?, parecía estar un poco ida, si…hablaba sola sobre el cuerpo del gigante y que ellos eran unos monstruos, ¿le habría ocurrido algo anteriormente?, fuera como fuera, al acercarse y hablarle, ella no le contestó, temblando de pies a cabeza y tartamudeando. Yurrax fue el primero en aparecer e intentar tranquilizarla, diciendo que eran caballeros del rey y sus intenciones.

Eso hizo que la mujer se asustara y comenzara a retroceder.-Hmmm…-Murmuró el joven caballero mientras miraba con curiosidad aquella escena, parecía esconder algo, ¿Quién sería ese “amo”?

Pero antes de poder siquiera preguntar al respecto, la mujer hizo un truco de magia o una sencilla trampa, levantando una gran nube de polvo a la vez que huía hacia el bosque. Los reclutas fueron los primeros en desenvainar, pero el joven caballero ni se inmutó, se limitó a sonreír mientras volvía a colocarse la capa sobre los hombros y escuchaba a el veterano caballero.-No te preocupes, no creo que tenga muchos problemas…parece estar más bien perdida.-Dijo encogiéndose de hombros a la vez que comenzaba a apurar el paso para ir tras ella.

-¡No tardaré, será una conversación amistosa!

Estaba acostumbrado así, aunque los que solían correr huyendo de el eran los culpables, los culpables y la gente que temía a la guardia, algo normal teniendo en cuenta el historial de algunos caballeros, pero en general...no tendría nada que temer con el famoso caballero Halcón.

Tal como gritaba su compañera aquellos tipos parecían preparados con aquellas runas curativas, la idea de que tuvieran más e incluso de otros tipos más peligrosos pasó por la cabeza de Feris fugazmente, pero no era un hombre de demasiados planes, si ellos se curaban sólo tenía que cortarlos aún más rápido, y con ese único pensamiento la naginata de Feris no tardó en rechazar el hacha de su nuevo adversario para acto seguido preparar un golpe descendente sobre su cabeza.

Al nigromante le calmaba profundamente ver que los nuevos reyes no se habían equivocado al darle el rango de Diamante a las hadas, las cuales mostraban ser capaces de tomar profesionalidad cuando se le necesitaba. No había dudas de que el escudo de Faith los protegería de cualquier accidente que pudiese surgir; Elizabeth no se quedo atrás, fortaleciendo la protección con una segunda capa de Aegis que aseguraría que ningún escombro pudiese causar problemas.

-Nada mal, debo decir... -mostrando una leve sonrisa, lo cual era inusual en alguien como él, Glaius formo un circulo mágico oscuro sobre su mano derecha. Un aura de oscuridad empezó a emanar de los libros e ingredientes que hace poco habían traido las hadas, haciéndolos flotas de su lugar. Con calma, y antes de que pasasen los diez segundos dados por Elizabeth, el nigromante atravesó el portal de Faith, siendo seguido por los objetos flotantes.

Luego de que las cosas pasasen el portal y se acomodasen del otro lado, Elizabeth atravesó también la magia de Faith, y finalmente le hada pudo cerrar los portales luego de que los cuatro estuviesen del otro lado.

El almacén estaba por lo menos más limpio que la sala del nigromante, y era un lugar con suficiente espacio para guardar bastantes cosas y poder caminar con comodidad. Todo estaba quieto, por lo que parecía que el terremoto no llegaba hasta allí, o tal vez ya se hubiese detenido...

Poco luego de llegar, a sus oídos llego un sonido metálico. . Los pasos de una gran armadura resonaban en el exterior, acercándose cada vez más y más a la entrada del almacén.

-Siento una presencia oscura... -advirtió Glaius retrocediendo hacia el lado contrario a las puertas, sin quitarles la vista de encima.

Tan pronto como el sonido se detuvo, las puertas fueron derribadas de una patada. 

Un caballero de gran armadura negra sostenía dos espadones de temible tamaño. Su bufanda roja ondeaba con el viento mientras daba un par de pasos para entrar al almacén.

-Maestro... Glaius... -formuló pesadamente la persona dentro de la armadura, avanzando a paso lento. Su cuerpo se tambaleaba un poco, como si la armadura le pesase, pero parecía que no tenía muchas dificultades para mantenerse en pie empuñando esas dos armas.

-Este tipo de nuevo... -comentó Glaius.

El misterioso caballero, el cual encajaba perfectamente en la descripción dada por Faith y Feris el día anterior sobre el intruso que intentó rescatar al nigromante, detuvo finalmente sus pasos, colocando la punta de uno de los espadones contra el suelo mientras apoyaba el otro sobre sus hombros.

-Glaius... -repitió de nuevo.

-No estoy seguro, pero no parece querer pelear... Igualmente, no lo conozco de nada; me mantendré apartado si quieren atraparlo...

A diferencia del día anterior, el caballero negro se veía más... apagado. La última vez podía moverse a la perfección sin dudar de sus ataques, pero ahora parecía que se caería si intentaba atacar... No podía ser cansancio: parecía muy experimentado y fuerte para andar cansado por unos ataques de ayer... Más bien parecía como si le doliese el cuerpo y le costase estar concentrado, lo que se notaba en su forma de hablar... Algo había diferente, de eso podías estar segura.

Cubriendo la huida de Percebal y la princesa, disparo de nuevo mi ballesta intentando diezmar las fuerzas enemigas.

Sin embargo, las palabras de Ameline resuena en mi: "estos tipos están preparados" y pensando en que pueden estar preparando una emboscada en el lugar de salida del segundo piso, me dirijo a proteger a su alteza en su escape.

Luego de una breve persecución, en la cual te alejaste considerablemente del resto de caballeros, la mujer finalmente tropezó y cayo al suelo bruscamente. La mujer recorrió el suelo con sus manos rápidamente en busca de su bastón, pero para cuando pudo encontrarlo y ponerse de pie, ya te encontrabas detrás de ella.

-¡T-Tsk! -la mujer se percato de tu presencia sin necesidad de que hicieses ruido, dándose la vuelta para quedar de frente a ti mientras retrocedía lentamente. -. N-N-N-No se me acerque... ¡D-D-Debo seguir las or-ordenes del amo!...

En otro movimiento frenético, la mujer volvió a golpear el suelo con su bastón. Otra nube de humo se alzo, pero en pocos segundos, el polvo empezó a girar a tu alrededor cual remolino. El viento soplaba con fuerza, y la silueta de la mujer pronto fue cubierta por una oscura figura que surgía del suelo. Entre la neblina pudiste reconocer la figura de un jinete de armadura, lanza y un escudo con el símbolo de Aztora. Su capa ondeaba mientras la montura esperaba que le diesen una orden. Entonces fue cuando el remolino se extendió un poco, y pudiste ver como aquel hombre resultaba ser un temible esqueleto que dejaba al descubierto su torso, con grandes hombreras metálicas y una corona que surgía de su propio cráneo: los brillantes ojos rojos de la criatura te miraban fijamente, mientras el polvo se volvía tan denso que ya no sabías en donde terminaba la tormenta. La mujer se había perdido entre la neblina, seguramente buscando escapar mientras el esqueleto le conseguía tiempo...

No era un enemigo cualquiera: Los hechizos de nigromancia nunca eran un juego, pero ya habías aprendido a diferenciar a un esqueleto "menor" de un enemigo a la altura de un caballero real. La apariencia lo era todo en estos casos.

La criatura apenas te permitiría ponerte en guardia antes de patear a su caballo, causando que se alzase relichando antes de volver al suelo y empezar su carrera hacia ti: cual justa, el esqueleto apunto su lanza hacia adelante, esperando embestirte con ella.

Las heridas que se habían logrado curar en el bandido fueron remplazadas por otras cuando Ameline lanzó aquel corte certero sobre él.

Por otro lado, Feris no retrocedía antes el bandido al que se enfrentaba, lanzando un contraataque con su arma que dejo desorientado a su rival, obligando a que se echase hacia atrás unos pasos para intentar recuperar la compostura. No pensaba caer así de fácil: intentando igualar el ritmo de ataque de Feris, el bandido se lanzo a por él de un salto alzando su hacha en alto, buscando clavarla sobre él y tal vez lograr tirarlo al suelo.

Mientras tanto, el bandido que se había mantenido al margen rebuscó frenéticamente entre sus ropas más runas para utilizar, presenciando como Sutera acertaba otra flecha en la pierna a su compañero, el cual ya tenía suficientes problemas con Ameline. Este primer bandido se encontraba ya en mal estado, pero continuaba consciente: en momentos como ese cualquiera pensaría que huir era buena opción, pero teniendo las llamas detrás... No dudo en levantar su arma una vez más para lanzarse a por la pelirroja.

-¡Tsk! -entrando un poco en pánico cuando vio que Sutera fue a proteger a la princesa y a Perceval, el segundo de los bandidos finalmente saco en su mano derecha una amplia cantidad de piedras con runas dibujadas. Sin pensarlo dos veces, las arrojo todas directo al bandido que enfrentaba Ameline.

-Arg... -en pocos segundos, el bandido se recubrió por un aura multicolor que fue uniéndose hasta adoptar un purpura oscuro y llameante... Los ojos del hombre brillaban en un intenso rojo bajo la sombra de su capucha, y se podían escuchar como si sus huesos se estuviesen rompiendo y los musculos se extendiesen más allá de su límite. Eso no podía significar nada bueno, mucho menos cuando el bandido aún seguía en pie...

Para Ameline y Feris solo seria ruido en el segundo piso, pero Sutera seria la que presenciaría nada más llegar al pasillo de la segunda planta como Perceval se enfrentaba cara a cara a un 4° bandido; este venía armado con una lanza de tres puntas perpendiculares, y forcejaba con el Jujin por ver quién se la quedaba. Finalmente, la edad jugo una mala pasada al viejo semi-animal, pues el bandido pudo darle un golpe con la vara del arma obligando a que la soltase y cayese al suelo.

-¡Perceval! -incluso más furiosa que antes, la princesa arremetió contra el bandido, forcejeando con él para quitarle el arma al igual que lo hizo el Jujin. La diferencia era que la chica empezó a lanzar constantes patadas a los pies de su rival, haciendo que tuviese que retroceder y así facilitar para ella el intentar arrebatar su arma.

Las llamas cada vez se extendían más. El fuego subía por las paredes del primer piso, alcanzando el techo y buscando la manera de llegar también al segundo piso. Uno que otro tablón empezó a caer, siendo señal de que la estructura no tardaría demasiado en venirse abajo. Extender mucho el combate en el interior podría significar terminar aplastados en escombros ardientes, pero debían ganar tiempo para el escape de la princesa...

La anciana no tardó en caerse al suelo como era de esperar y el joven caballero le dio alcance rápidamente…una tarea algo triste a decir verdad, pero oye…al menos había cumplido su objetivo, que era dar con la mujer ciega.-Tranquilícese por favor, nadie va a hacerle daño…-La avisó con tranquilidad e incluso una sonrisa calmada…pero aquello no tardó en desaparecer cuando la mujer terminó golpeando el suelo con el bastón otra vez.

Ahí apareció un enorme caballero esqueleto, con una corona, grandes hombreras e incluso un escudo con el símbolo de Aztora. Fue entonces cuando la mujer aprovechó la neblina y aquella invocación para desaparecer y dejar al caballero con aquel marrón. Aquella criatura no parecía ser amigable y menos con aquella mirada que le estaba dedicando, ni siquiera era un esqueleto menor, posiblemente estaba a la altura de un caballero real y aquello era peligroso.

Pero sabía que hacer en esas circunstancias. El joven se puso en posición de guardia a la vez que se fijaba como el caballero comenzaba a cabalgar hacia el con aquel corcel no-muerto, preparado para ensartarle con su lanza. Entonces Baeric dio un grácil salto hacía su derecha a la vez que desenvainaba su arma, preparado para asestarle un buen golpe al caballero y bajarlo de su montura...estaba en clara desventaja si el estaba montado.

Mi ataque había resultado exitoso. Tal vez había logrado herirle tanto como se pudo curar, ahora solo quedaba dejarle fuera de combate definitivamente. Sutera me apoyo con una flecha antes de ir a proteger a la princesa y a Perceval; era un buen plan, y seguramente podría huir de las llamas con ellos desde el segundo piso.

Al ver al bandido venir hacia mi, esquive hacia un lado el ataque, consiguiendo también un poco de distancia. Entonces, su compañero arrojo todas esas runas, causando un cambio amenazante en mi rival...

Feris se encontraba ocupado enfrentando a su bandido. Tal vez parecían estar en desventaja, pero la verdad es que estos bandidos se encontraban a nuestra altura. Yo debería mantener a raya al coloso de las mejoras hasta que la princesa estuviese segura.

Pensaba poner a prueba al primero de los bandidos para ver que efectos habían tenido las piedras en él. No pensaba confiarme, pero tampoco me lanzaría de cabeza a lo desconocido. Con una mano, lance un corte ascendente estando delante de él.

A pesar de que el combate abajo pudiese empeorar, como caballero, mi prioridad seguía siendo la seguridad de la princesa.

Me acerco para cubrir a la princesa para ser su escudo, tal y como lo hacía con mis hermanos en los entrenamientos contra enemigos grandes o peligrosos, a la par que disparo mi ballesta contra el nuevo enemigo.

Alteza, detrás de mi, posición de ataque en cubierto, yo seré su escudo y así podrá dar las estocadas con la lanza por encima de mí. Destrocemos a este imbécil y saquemos a Perceval de aquí.

Al haber fallado su ataque, el jinete hizo alzar a su caballo mientras movía su escudo para intentar bloquear tu ataque, pero no fue lo suficientemente rápido. El corte de la katana apenas le hizo una marca en sus duros huesos, y el esqueleto se tambaleo un poco pero sin llegar a caer; si resultaba que perdía el equilibro con cada uno de tus ataques, no tardarías en tirarlo al suelo, solo necesitabas un buen golpe.

Apenas las patas delanteras del corcel tocaron el suelo, el esqueleto sujetó con firmeza su lanza antes de realizar un fuerte barrido a su alrededor, buscando golpearte desde un lateral o al menos ganar algo de espacio.

El jinete recibió el ataque de Griffith, pero apenas le hizo una marca en su armadura…casi caía del caballo, pero no ocurrió lamentablemente. Entonces prosiguió aquel combate, en el que el guerrero esqueleto lanzó un barrido en su dirección.

Griffith como un caballero de su rango, esquivó el ataque y con una leve sonrisa en sus labios miró al esqueleto.-¿Eso es todo?...-Fue entonces cuando hizo una estocada rápida en dirección del jinete, no estaba seguro de si le mataría…pero no era momento de rendirse, tenía que darlo todo y…sobrevivir para dar con la ciega.

Con la ira aún guiando sus movimientos, Feris no había perdido la noción de su alrededor, seguir luchando entre aquellas llamas y la amenaza de aquel bandido reforzado no eran algo que pudiera ignorar, tenía que acabar rápido . De nuevo el hacha de su contrincante fue desviada junto con un sonoro choque de metales, después la naginata siguió una trayectoria ascendente dispuesta a partir en dos al rival. -¡¡MUERE BASURA!!- Aquel grito impropio de un caballero real seguramente se podía escuchar desde el segundo piso y alrededores de la casa.

Pasaron rápidamente por el portal en cuanto pudieron y este solo se cerró en cuanto su hermana pasó por el, saliendo todos de la sala que se estaba derrumbando fuera de la esfera protectora. Todos los objetos de Glaius estaban a salvo, los había sacado todos a tiempo y nadie había sufrido daño tampoco así que por el momento todo estaba bien. -Debe...Deberíamos in-informar... sobre el... el cambio... Miró a Elizabeth y a su hermana, sobresaltándose en cuanto escuchó aquel sonido metálico, seguido de las palabras del Nigromante. - ¿Que...?... Sacó su bastón y se encogió hasta los 30 centímetros, revoloteando a la altura de las cabezas de Glaius y Eli, esperando que su hermana hiciera lo mismo por si acaso. Daba miedo aunque no parecía querer atacar, miró a Glaius o así lo parecía, empezando a hablar... algo. -¿C-COMO NO.. NO LO VAS A CONOCER?... Se giró aturdido hacia el Nigromante cuando este confirmó que no le conocía, así que señaló al tipo de la armadura con el dedo, aún mirando al levanta-muertos. - ¡T-TE... TE HA LLA...LLAMADO MAESTRO!... Algo enfadado se dirigió hacia donde se encontraba el tipo ese, no parecía que fuera a atacar y Fío siempre era conocido por sacar valor de debajo de las piedras muchas veces cuando menos debía... Se colocó a pocos centímetros del casco de aquel tipo y lo miró a los ojos, por si podía ver algo en su interior. - ¿Qu...quien eres?... ¡Y... y por que... lo buscas!... En ese momento sí señaló a Glaius mientras miraba fijo al tipo de las espadas. Estaba a la defensiva, tampoco era tan imbécil como para ir allí sin estar atento a cualquier movimiento para salir escopeteado hacia arriba huyendo. 

Sin dudarlo ni un segundo, el hombre bloqueo el ataque de Ameline con los brazos. No llevaba protección debajo, por lo que terminó haciéndose algo del daño que quería evitar, pero no parecía afectarle en lo más mínimo...

Siendo así, el bandido junto sus manos y lanzó un golpe por un lateral a la chica pelirroja con la intención de mandarla a volar hacia alguna pared.

Por otro lado, el otro bandido del primer piso no podía seguir más el ritmo de Feris. La ira desatada del lobo terminó el combate con un corte atroz sobre su enemigo, haciendo que esté cayese tendido al suelo con un corte de la Naginata dividiendo su cuerpo por la mitad.

Las llamas continuaban expandiéndose, y los tablones en el techo del primer piso no tardaron en empezar a caer. El humo empezaba a cubrir todo el lugar, y la casa no daba la sensación de durar mucho más...

Mientras tanto, en el segundo piso, la princesa era apoyada por Sutera en su combate contra el último de los bandidos. Entre ambas, le obligaron a darse la vuelta y a correr por su vida, saltando por una ventana al final del pasillo desde donde aterrizaría al otro lado del fuego que había en la calle; la certera flecha que lanzó Sutera hace poco le hizo caer rodando, pero rápidamente se pudo levantar y continuar corriendo con algo de dificultad.

Entonces, Perceval se puso de pie.

-Lamento no haberla podido defender, princesa... Ahora debemos salir de aquí -al jujin se le veía notablemente decaído por no haber poder cumplido con su objetivo de proteger a Artanis. Por otro lado, la chica se relajo un poco cuando vio que Perceval se encontraba en buen estado, al menos físico.

-Sutera, yo y Perceval escaparemos por la ventana que usó el bandido. Tú y los otros dos también deberían escapar o se les vendrá la casa arriba... Luego tendremos tiempo para buscar al que escapó -comentó antes de colgar la lanza en su espalda, para finalmente ir con el jujin hacia la ventana desde donde saltarían para llegar a un lugar seguro.

Esta vez el esqueleto pudo actuar lo suficientemente rápido para bloquear tu estocada con su escudo; de todas formas, el impacto fue suficiente para hacer saltar hacia atrás al jinete, bajándolo de su caballo. Luego de aterrizar de pie, el esqueleto se te quedo viendo unos segundos antes de que el caballo se alzase una última vez antes de galopar hacia las tinieblas. Entre la tormenta podías ver la silueta del caballo girar en círculos alrededor de ustedes, esperando el momento para salir...

Por otro lado, el esqueleto no esperó más: se impulso hacia ti con una fuerza considerable mientras preparaba su lanza para darte una buena estocada. Parecía que su tamaño no le irá inconveniente para moverse con destreza, y ser solamente huesos tampoco era excusa.