Partida Rol por web

Al principio, Muramasa ignoró el comentario de Cytla respecto al estado de Fío, más de camino a su destino enarcaría una ceja ante aquella respuesta y punto de vista de la pelirroja.

-Pues hasta donde se, precisamente queremos pasar por personas que hagan bajar la guardia a los demás... Si quisiesemos que las personas dijesen "a estos tipos no les puedo timar", hubiéramos venido sin disfraz... -respondió, antes de que fuesen interceptados por aquella particular mujer.

El samurai estudiaría de pies a cabeza a la mujer tras el gesto de Cytla, mostrando una leve sonrisa cual hombre depredador... O algo por el estilo. Pero antes de que Cytla recibiese respuesta, la mujer se fijó en el niño que venía colgando del brazo de Muramasa, el cual pronto empezaría a desabotonarse la camisa...

-Supongo que tienen buena mercancía... -opinó la mujer estudiando a Fío y su comportamiento. -. ¿Qué... le dieron...?

-Licor -respondió Muramasa, pasando a estirar su brazo por detrás de Fío para terminar abrazándolo y pegándolo más a él, mostrando lo manejable que era el chico; aunque en realidad lo que quería era evitar que la camisa se le cayese tarde o temprano y sacase sus alas... -. No es muy resistente; cualquier marca barata sirve para dejarle así, y no es que cuerdo se resista mucho tampoco...

La mujer, pensativa, les estudió una última vez, mirando a su alrededor antes de dedicarles una amplia sonrisa.

-Os llevaré con mi jefe, pero deberéis esperar un poco para verle... Hasta entonces, sean amables y siganme al lugar de espera.

Aquella señora les guiaría por aquellas peligrosas calles hasta un callejón donde aguardaba una entrada a un sótano, indicando a dos vagabundos que habían allí tirador que se levantasen y abriesen; estos, como si estuviesen entrenados para proteger aquella puerta y solo abrir a ciertas personas, se levantaron y abrieron las puertas que daban con unos escalones hacia abajo, conectando con un túnel que pasaba por debajo de las casas hasta subir a una de ellas, una a la que no se podía acceder fácilmente desde la calle sin ser visto: se trataba de una gran taberna repleta de mesas, sillones, barras con licores de todo tipo... Un lugar como ese no encajaba en una calle que expresaba pobreza. En aquella habitación habían varias personas; algunas descansando sobre los sillones, otros arreglando y limpiando; al igual que afuera, parecía que querían sacarle todo el brillo al lugar para que las personas que entrasen se sintiesen a gusto...

-Por favor, esperen mientras el jefe resuelve algunos asuntos. Sois libres de pedir lo que queráis -tras decirles aquello, la mujer fue a unas escaleras al fondo para subir al segundo piso de la taberna, dejandolos en el interior de aquel establecimiento...

-¿Que deberíamos hacer ahora...? -preguntó en voz baja Muramasa a Cytla, aunque no esperó su respuesta antes de ir a tomar asiento en la barra, llevándose a Fío con él, pidiendo al bartender alguna bebida... Mientras esperaba, dejaría a Fío sentado sobre la barra junto a él.

Tras haber sido tratados por los curanderos, se reunieron finalmente con sus protegidos, quienes les felicitaron por tal demostración ante el público; era difícil decirlo, pero a la princesa se le veía contenta, como si haber visto a Baeric salir victorioso le hubiese emocionado...

-Fue un excelente combate -comento el príncipe con una leve sonrisa. -. No dudo en que ahora todos los caballeros lo darán todo por superar su potencial.

Dicho aquellos, todos empezaron a retirarse, y eso significaba que los príncipes también dejarían aquel lugar, terminado por tomar caminos diferentes que los separarían a ustedes también...

Las horas fueron pasando, y el príncipe aún continuaba hablando del espectáculo que hiciste junto a Baeric, incluso ahora, separados por la puerta que daba al baño en su habitación, pues en ese momentos Arthas se encontraba tomando un baño antes de una importante reunión que habría luego.

-¡Fue magnifico! La manera en la que iniciaste y dejaste sin oportunidad a Baeric... -como alguien de la familia real, no era muy frecuente que viese de cerca a los caballeros reales pelear, pues casi siempre eran llevados a un lugar lejos del peligro, lo cual explicaba que estuviese aún tan interesado en el tema. -. Debo decir que lo hizo muy bien. Estaba seguro de que ganarías el combate, pero... Vaya vuelta.

Finalmente, tras mucho hablar de aquella exhibición de combate, el príncipe guardo silencio unos segundos antes de volver a decir algo, aún dentro del baño.

-Alanís... Si tuviese que hacer una locura por el bien de todo el reino y mis seres queridos, incluso a coste de mi vida... ¿Me apoyarías...? -preguntó, con un tono algo bajo e inusual en él, que era alguien que siempre veía el lado positivo a las cosas y no solía tocar temas tan... profundos.

Las horas iban pasando, y pudiste notar que el día transcurrió con una princesa alegre y hasta emocionada. Ya te imaginabas que haber ganado el combate le alegraría un poco, pero... Superaba tus espectativas. Aún así, Artanis no te había dicho absolutamente nada respecto al combate, al menos hasta que faltaba poco para una importante reunión, momento en el que la princesa tomaría un baño y, al salir en bata a su habitación donde le esperabas, decidiría hablar un poco.

-Supongo que ya lo he retrasado lo suficiente... -comentó observándote. -. Felicidades por tu victoria. Fue una remontada aplastante... Debo admitir que me sorprendiste, y lo hiciste muy bien... No estuvo mal -era lo más parecido a un elogio que habías recibido de la princesa en todo el tiempo que llevabas conociéndola.

La princesa caminó por su habitación para ponerse detrás de un biombo, donde antes había dejado la ropa que se colocaría al salir del baño. Se quitó la bata, y comenzó a vestirse oculta por el biombo.

-Espero grandes cosas de ti, Baeric... -empezó a comentar. -. No por nada permití que fueses mi caballero...

Escuchando como empezabas a expresar lo que sentías, Fair se elevó un poco como quién deseaba verse más grande de lo que era, sin llegar a responder a nada antes de que embistieses contra él, provocando que Alessandro se alarmase un poco.

-¡Faith! -gritó dispuesto a correr hacia donde te llevases al hada, pero al escuchar tus palabras... No tuvo las fuerzas para llevarte la contraría; él sabía bien que tu también tenías cosas que sacar, saltando hacia los encapuchados que tuviesen las intenciones de seguirte. -. Tendrán que pasarme por encima...

Gracias a aquel impulso, no tardaste en dejar bastante atrás la parte de la cueva donde se acumulaban los minerales, dejando allí a Alessandro y a los seguidores de Fair, quién se aferraba fuertemente a tus manos mientras le sujetabas...

-No la entiendes a ella... -el hada pelirroja soltó un leve quejido al ver como todo el túnel por el que iban se llenaba de luz, la cual le cegaría momentáneamente antes de lograr zafarse de tu agarre y agitar sus alas para volar hacia atrás y tomar distancia de ti. Cuando el destello finalmente cesó, Fair fue recuperando la compostura a varios pasos de ti. Habías logrado alejarle bastante de la zona de los minerales, pero aún seguían dentro de la cueva, aunque en un lugar mucho más estrecho que donde estaban antes. -. Debí suponer que seria peligroso luchar contra ti en un lugar como esté, pero no tenía de otra... -empezó a hacer leves estiramientos con sus brazos, como si haber salido ileso de aquel ataque mágico le hubiese agotado un poco. -. Es una lastima que hayas crecido conociendo la diferencia que hubo entre el pasado y la actualidad, pero no la que habrá en un futuro si las cosas siguen como están...

Luego de hacer sus estiramientos, Fair clavó su mirada sobre ti.

-Debes saber que hago todo esto por un motivo mucho más grande. Trabajar con aquel sucio humano nigromante es solo una manera de conseguir seguidores que puedan ayudarme a conseguir mi objetivo, nada más... Si luego de lograr cambiar el mundo tengo que deshacerme de él, lo haré sin dudarlo -finalmente, el hada soltó una leve risa. -. Y es que, por favor: tu no serias capaz de derrotarme ni aunque la vida de tus hermanos estuviese en juego.

Dicho aquello de forma obviamente burlona y provocadora, la expresión del hada volvió a una más seria y neutral, apagada al contrario que sus alas multicolor.

-¿Quieres demostrarme que estoy en lo incorrecto...?

Se llevó una mano a la nuca de forma un tanto informal.

-Contrario a las técnicas elaboradas de muchos de mis compañeros, solo soy muy fuerte. Contra alguien rápido como Baeric, si no consigo conectar es un problema. Pero, siendo una demostración, espero que no estés convencido de que es todo lo que tengo para ofrecer...es decir, debo tener mi reserva particular para superarme en situaciones reales, como Baeric debe tener las suyas. Pero diría que el resultado si fue interesante, comenzar en desventaja y ganar es un ejemplo que nunca se repite lo suficiente.

Prestó atención al cambio de tono que había tenido Arthas, tras hablar un poco del combate reciente.

-Si. -Alanís respondió de forma contundente sin siquiera dudarlo- Con esa clase de condiciones, dejarle solo quitaría cualquier posibilidad de prevenir la última parte. Cualquiera que fuese la situación, me aseguraría de que pudiera cumplir sus cometidos sin perder su vida en el proceso.

Sin darse cuenta, alternó a usar palabras más formales, pero mantenía el tono de cercanía por lo que la mezcla fue extraña cuanto menos. En general tenía una expresión serena.

-Después de todo, se me dio la tarea de salvaguardar el futuro del reino. Estoy segura que este futuro pensaría bien antes de tomar riesgos así...hipotéticamente hablando, por supuesto.

Llevarla a otro lado solo era una excusa para que Alessandro pudiera encargarse de los demás. Fair era la peligrosa, y prefería que me destruyera a mi a el... Aunque realmente esperaba que no matara a nadie, ni siquiera a mi aunque me estuviera sacrificando.

-Si amenazas a mi gente, siempre será peligroso enfrentarte a mi... ¿Y A QUE TE REFIERES CON QUE NO  LA ENTIENDO A ELLA?  -le grité esperando que me dijera quien era ella, pues ahí solo habiamos dos exponiendo nuestros motivos. No obstante siguió hablando de la diferencia entre nosotras - Que sabrás del futuro. El futuro no está escrito - me llevé pues una mano al pecho - Lo escribimos con nuestros actos e ideales y lo protegemos con nuestros corazones y nuestras fuerzas. No habrá un futuro malo porque Fio y yo lo impediremos - aseguré firmemente con lagrimas en los ojos fiel a mi corazón y fiel a mi hermanito - Nadie nos quitará la paz... NADIE NOS QUITARA A LA GENTE QUE QUEREMOS

Terminé gritando aunque sin sentido, pues se empeño a explicar su situación así como sus alianzas las cuales estaban fuera de lugar - Osea, que haces el mal por un motivo superior. Eso no es hacer el bien, es tratar de justificar tus actos con algo que crees que está bien. SEGURO QUE ERES TU EL QUE CAMBIA EL FUTURO PARA MAL - mi cuerpo estaba refulgiendo de luz a partir de ahí, y aumentó más y más cuando mentó aquella última frase, vacilando y creyendose superior.

La ira me gobernó por un momento, pero por el sentimiento de protección que tenía hacia Fio, aunque hiciera referencia a los demás - Te crees que mi familia son solo mis hermanas, pero te equivocas. Son todos los seres que he querido... Y NO TE DEJARE QUE TOQUES A NI UNO SOLO MAS DE ELLOS,  PORQUE YO SOY LA LUZ QUE LOS PROTEGE - y cargando toda aquella luz que de mis sentimientos provenía las cargué en mis manos - Si quieres solucionar algo, busca el buen camino ¡Pero a mi familia no la tocarás! ¡LUMINARIA! - y dicho eso lancé sendos rayos de luz con las manos hacia él con cierta separación para poder darle si trataba de esquivarlo.

Después de una agradable tarde donde le habían felicitado y la princesa parecía estar realmente contenta por lo ocurrido, terminaron finalmente en la habitación de la susodicha, donde mientras ella se tomaba un baño Baeric vigilaba fervientemente la puerta. Había sido un combate difícil, eso estaba claro, pero a pesar de ello fue cuanto menos divertido y pudo aprender un poco más sobre su compañera, ¿le serviría en el futuro?

Fuera como fuera, mientras la princesa aparecía vestida con bata y se preparaba para cambiarse tras un biombo, le felicitó por la victoria.-Es un honor princesa, gracias por depositar sus confianzas en mi, posiblemente no hubiera tenido el mismo resultado si no hubiera llegado a estar ahí posiblemente el resultado hubiera sido del todo diferente.-Comentó con humildad escuchando como “lo hizo muy bien, pero que no estuvo mal”, resultaba divertido el cambio de opinión, pero Baeric se limitaba a sonreír, ya era suficiente para el poder saber que había hecho un buen trabajo.

Mientras la princesa se encontraba tras el biombo no tardó en decir que esperaba grandes cosas de el y dejando caer que por ello mismo permitió que fuera su caballero.-Entonces cumpliré con sus deseos mi dama, solo ha de decir lo que quiera y yo lo cumpliré…señale y yo saltaré por la ventana. Mi deber es cumplir todo lo que usted me pida y lo haré sea como sea y con mucho gusto si se me permite decir.

Y aquello era cierto, una de las cosas más importantes que tenía el caballero además de su brazo de metal, era su honor, era lo único que tenía y no dudaría en dejarlo de lado, su deber era para con la princesa y el reino y por lo tanto no ignoraría los deseos de esa mujer.  

Deja de hablar sin saber Muramasa- le terminé diciendo con voz dura al samurai, mirándole con los ojos bastante serios -Sin disfraz somos caballeros... con disfraz somos lo mismo que ellos. Y créeme... aquí las putas tienen más influencia que los caballeros- le dije de forma ruda y directa, casi maleducada. El ambiente sin duda levantaba asperezas en mi persona... así que no estoy para aguantar a que Muramasa hable de todo aquello que no sabe... yo soy la única de los tres que entiende estas calles.

Ya con la prostituta delante, preferi dejar esa mala leche atrás. Al parecer, la mujer de esquina se pensó que me refería a Fío como mercancía... me volví a molestar de ver a Fío borracho por culpa de Muramasa y como él ahora explicaba lo fácil que era tenerle controlado dándole de beber cualquier licor, y le miré con severidad dejando que la mujer me viera... en plan "Deja a la jefa hablar". Aunque al final le dejo... creo que con esa mirada era suficiente.

Cuando nos dijo que nos llevaría ante el jefe, volví a sonreír -Maravilloso. Gracias, y no se preocupe por la espera... ¿en esta ciudad dicen aquello de "lo bueno se hace esperar"?- le dije asintiendo, indicando con un gesto de mi mano que Muramasa siguiera a la mujer junto conmigo. Sabía de sobra a donde íbamos... aunque debía de fingir no saberlo. Esa taberna... no puedo recordar a toda la gente que timé ahí, y todos los tratos, buenos o malos, que hice aquí... Me despedí de esa mujer y miré a mi alrededor como si me sorprendiera de todo lo que veía.

Muramasa me dijo que hacer, iba a responderle... pero en su lugar, el samurai se fue a la barra sentando al lado al hado... y joder como me molestó eso. Me senté a su lado -Como sigas emborrachándole... descubrirás donde soy capaz de meterte tu calabaza. Y te lo adelanto, no hablo del culo ni la boca. ¿No eres tu quien sabe más que yo de este mundillo o eso te crees? Adelante, decide tu que hacemos...- le dije con cabreo bastante notorio... tanto... que hasta me tuve que controlar, tomando aire y soltándolo -No quería decirlo así... este ambiente... siempre ha sacado lo peor de mi. De momento esperaremos para hablar con el jefe... tu encárgate de que nadie toque a "la mercancía"... la necesitamos intacta. Abrochale la camisa y ponle el collar de diamantes para que sea más apetecible y este presentable- le dije dándole en la mano el collar que saque de la tienda de mi madre. Obviamente me refería a Fio... y no por ser mercancia, sino para que estuviera a salvo.

Se tambaleó al sentir como Muramasa lo soltaba para pasar el brazo por atrás de su cuello, sujetándolo esta vez de un modo que le hizo encojerse un poco y juntar sus rodillas para mantenerse en pie. -Vaaa.... ¡Mentira!... Aunque sus palabras no concordaban precisamente con sus movimientos por lo que su credibilidad estaba por los suelos.

-¿Jefe?... El es mi jef...HIC... Miró a Muramasa desde abajo, señalándole antes de dejar colgando de nuevo su brazo y ser alzado por el hombre quien lo metió en el interior como si fuera un saco de patatas para sentarlo sobre la barra. Aún en tamaño humano era pequeñito y parecía un niño por lo que realmente no molestaba el hecho de estar ahí, el problema era que se estaba frotando la punta de la bota izquierda contra el talón de la derecha para claramente comenzar a desvestirse mientras se podía ver como su agobio crecía sintiendo muchísimo calor además de adormecimiento que lo dejaba completamente vendido. Estaba realmente en su mundo, poco o menos se coscaba de lo que hablaban y solo unas pocas palabras eran las que le causaban una gracia curiosa. - Dijo culo Reía un poco tras susurrar eso y luego volvía a lo suyo, misión: Despelote.

Posiblemente Muramasa y Cytla le parasen los pies, pero... Deberían estar pendientes por ello.

-¡Oh, no! ¡Claro que no! Se que eres capaz de hacer cosas más allá de las espectativas de cualquiera. Eres digna del título de caballera real.

El príncipe mantuvo silencio mientras escuchaba tu respuesta, siendo que luego de tu aclaración él continuó sin responder, hasta que finalmente la puerta del baño se abrió, dejando ver a Arthas, ya vestido, al otro lado.

-Muchas gracias, Alanís -dijo dedicándote una amplia sonrisa. -. Lamento haber preguntado eso, no debería preocuparte con cosas como esas. Tal vez ambos deberíamos dejar de escuchar a los bardos por un tiempo -bromeó antes de soltar una leve risa y salir a su habitación. -. En fin, en nada es la reunión, deberíamos ir yendo a la sala para esperar a mi padre -concluyó, invitándote a dar el primer paso hacia la sala de reuniones antes de seguirte.

-No hables de esa manera. Espero que tengas un desempeño igual o incluso mejor cuando yo no esté. No es mi deber tenerte el ojo puesto encima... -opinó la princesa ante tu primer comentario, vistiéndose mientras escuchaba lo que tenías que decir respecto a tu lealtad hacia ella y tu labor como caballero, saliendo finalmente del biombo ya vestida antes de decirte algo al respecto. -.  Espero que así sea, Baeric... Ahora tenemos una reunión a la que asistir, vayamos de inmediato: no hay que hacer esperar al rey... -añadió, refiriéndose a su padre de manera formal antes de dirigirse hacia la puerta para salir del a habitación y finalmente dirigirse a la sala de reuniones.

Luego de que ambos príncipes se preparasen, se reunieron en la sala de reuniones escoltados por sus guardaespaldas personales, siendo que ya estaban siendo esperados por otros caballeros de menor rango que protegerían la sala para que la reunión se desarrollase sin problemas ni peligros. Los príncipes se saludaron, tomaron asiento a los lados de la mesa, y esperando la llegada del rey, quién no se hizo esperar.

Acompañado por su amada reina y un grupo de caballeros, Artorias entró a la sala para tomar asiento y dar inicio a la reunión, de la cual ustedes no sabían mucho sobre el asunto que tratarían...

-Familia, debemos debatir un asunto que podría decidir el futuro del reino si no actuamos ahora... -inició la conversación el rey, con un tono de seriedad que puso cierto peso al ambiente. -. Todo apunta que si existe un traidor en el castillo, y los caballeros de alto rango ya se están encargando de llevar a cabo la investigación para sacarlos a la luz, pero... Me preocupa el hecho de que este traidor no nos esté atacando por motivación propia, si no por ordenes de otro reino...

Si el ambiente ya apuntaba a ser bastante frío, mencionar la posibilidad de que un reino quisiese perjudicar a Aztora solo hizo todo más tenso.

-No tengo pruebas para demostrar mi preocupación, pero los sueños me han estado atormentando en estos últimos días, y no he podido evitar pensar en la idea de que un reino quiera regresar a Danhir a sus tiempos caóticos... -por supuesto, al rey no se le veía contento en lo más mínimo al hablar del asunto, siendo que hizo una breve pausa para toser un poco antes de continuar... -. Si mis pensamientos son correctos, el traidor debe ser alguien que lleva mucho tiempo en el castillo, alguien que pudo infiltrarse y pasar años sin levantar sospechas, alguien que se preparo toda su vida para este momento... alguien como...

-¿Las hadas...? -intervino la princesa, clavando una mirada penetrante sobre su padre.

-¿L-Las hadas...? -el príncipe, por otro lado, se veía sorprendido por aquella declaración.

-Ellas conocieron el mundo cuando estaba en guerra, ellas vieron a Aztora acabar con el caos, al rey crecer, a nosotros prepararnos para seguir el legado... Desde hace un tiempo ya he estado sospechando de ellas, y ahora que uno de nuestros enemigos es un hada, mis sospechosas solo aumentan... -se explicó la princesa. -. Sobre todo esa hada... Fío. ¿Como sabemos que realmente no puede controlar su poder y que no está esperando el momento para tomarnos desprevenidos para acabar con todo...?

-N-No puede ser... Faith y Fío no son así... -les defendió el príncipe, aunque se podía notar cierto tono de duda en su voz.

-No estamos aquí para señalar culpables sin pruebas, estamos para pensar en como actuaremos al respecto... -por primera vez en la reunión, el rey dirigió sus palabras a ustedes dos. -. Baeric Griffith, Alanís Cromwell, habéis sido seleccionados como guardianes de los príncipes no solo por vuestra fuerza, si no por vuestra forma de pensar. Por favor, dad vuestra opinión sobre este asunto como caballeros reales... -les pidió, antes de toser nuevamente.

-Por supuesto, me refiero a esa persona que, al igual que tu, pensó que los humanos estaban haciendo del mundo un lugar mejor, confiando en ellos y en todos sus aliados... Toda esa fe, toda esa confianza, se aprovecharon de todo eso hasta acabar con ella... -dicho aquello, que realmente no cambiaba tu punto de vista sobre ese criminal y sus motivos, el hada se te quedo observando de manera vaga mientras hacías aquella firme y determinada declaración... -. ...Espero que así sea... -concluyó en voz baja.

Le resto importancia a tu siguiente declaración, alzando los hombros de manera desinteresada mientras suspiraba, como si no tomase enserio la mayoría de lo que decías o no estuviese seguro de como responder...

-...Si ese es el caso... -dijo mientras los rayos de luz volaban hacia él. -. Si eso es lo que sientes en tu interior... -en los últimos segundos, alzó su mano derecha hacia el centro de ambos rayos de luz. -. No eres tan diferente a mi...

En el momento en el que Luminaria llegó hasta él, empezó a perder potencia velozmente a la vez que los rayos empezaban a ser consumida por la palma de la mano de Fair, como un tipo de vórtice que se tragaba toda la luz... Cuando tu ataque culminase, Fair cerraría el puño momentáneamente, solo unos segundos antes de abrirlo y liberar una especie de onda de energía que volaría en tu dirección en forma de aro: no era magia pura, no era elemental, no estaba conformada por ningún concepto que conocieses, ninguno a excepción de... anti-magia.

Durante todo el camino Muramasa intento no debatir más con Cytla, no parecía querer hacer arder más a la chica ahora que habían logrado colarse como vendedores... Pero la amenaza que le soltó una vez en la barra le hizo clavar su mirada sobre ella, escuchando como esta al final se disculpaba y le entregaba el collar. Con una mano recibió la joyería, y la otra la dejo caer sobre el hombro de la chica.

-Tranquila, estamos aquí precisamente para que te desquites con nosotros... -explicó antes de soltarla y mirar a Fío. -. Aunque si, tal vez sea buena idea no darle más de beber... -confesó antes de tomar a Fío de la camisa con ambas manos para empezar a colocar los botones, colocando luego sobre su cuello el collar de diamantes... -. Yo lo mantendré tranquilo...

Lo que esperaban fuesen minutos se convirtieron en horas, y claro, estando justo al lado de una barra tan completa como la de esa taberna Muramasa no negaría " un par" de tragos...

-¡Y entonces yo le dije al tercer caraculo: no es tu cuchillo, es tu costilla! ¡HA, HA, HA! -se carcajeo el samurai, quién había terminado igual o más borracho que Fío a pesar de la mala calidad de los licores que daban en ese lugar en comparación a lo que él bebía casi siempre. Aún así, había cumplido su parte de mantener a Fío vestido y entretenido con chistes para gente borracha...

Justo entonces, aquella mujer que les llevó a aquel lugar bajó las escaleras, acercándose a ustedes.

-El jefe esta listo para verles -anunció con una sonrisa complice, como si ver a Muramasa tan perdido como Fío le causase satisfacción, y Cytla sabía que era así... -. Por favor, suba-

Pero antes de que la mujer siguiese hablando, Muramasa cargó a Fío en su hombro.

-¡Por supuesto, señorita! -dicho eso, fue directamente a subir las escaleras.

La mujer dirigió una mirada a Cytla cuando los hombres abandonaron el primer piso, dedicándole una leve risa antes de invitarla a seguirles.

Una vez arriba, fueron a una habitación donde esperarían varios hombres, armados con espadas y sables, ubicados alrededor de la sala dando la espalda a la pared. En medio de la habitación habían varios muebles, algunos ocupados por chicas jóvenes en bata o directamente en ropa interior... En paralelo a la puerta, al fondo de la habitación, había un escritorio tras el cual se encontraba sentado un chico joven, de cabello largo recogido en una coleta tras su cabeza, con un par de ojos finos y de iris celestes, así como una piel clara y una complexión delgada. Su vestimenta era más elegante que la de cualquiera en aquel lugar, pero no llegaba a tener aspecto de adinerado...

-Vaya, y yo que pensaba que Lilith exageraba cuando decía que habían llegado unos negociadores peculiares... -dijo quién parecía ser el jefe de todo aquel lugar a pesar de no aparentar más de unos 25 años como mucho. -. Quiero algo de espacio... -añadió a los presentes en la sala, siendo que los hombres armados y las chicas, incluyendo a quién les llevó allí, abandonaron la habitación y cerraron la puerta al salir... -. Muy bien... ¿Que tenéis para ofrecer? -preguntó yendo directamente al grano.

Por primera vez en mucho tiempo, te encontrabas cara a cara nuevamente con él, Jonathan, aquella persona que de alguna manera te ayudo a conseguir los recursos que te llevaron a quién eras hoy en día... ¿Pero a que costo...?

Alanís escuchó atentamente, a pesar de que en general como era de esperar, no se movía prácticamente. Como escolta, en las reuniones serias tomaba el protocolo de mayoritariamente pretender ser una estatua aparentemente, al menos de que le nombraran directamente, como en ese momento. La verdad es que sencillamente el estarse quieta le permitía enfocarse mejor en estar alerta, no había mucho más misterio que ese.

La conversación se encaminó a las sospechas del rey, y claramente fue un tanto inesperado en general el rumbo que tomó. Sencillamente porque nadie pensaba demasiado en el reino de las hadas como una amenaza. No que no pudieran serlo, pero las historias de magia y hadas eran populares en el pueblo más que sus correrías bélicas y posibles políticas.

Levantó la cabeza levemente cuando el rey cedió la palabra.

-Muy bien. Me disculparé por adelantado, ya que...hay varias cosas que he pensado al respecto, y puede que me tome algo de tiempo expresar mis puntos de vista.

Guardó silencio un muy breve instante, eligiendo el primer punto a exponer.

-Sobre el hada llamada Fío...recuerdo que su reporte de la primera misión fue un tanto extraño. Declaró que olvidó cosas, pero a la vez dio una descripción un tanto gráfica de como acabó con el enemigo. Para alguien que aparentemente es tímido es extraño dar esta clase de detalles tan a fondo. Entiendo que él y su hermana tardaron mucho en ascender por su comportamiento errático, pero no seré yo quien cuestione las decisiones tomadas por gente calificada. Después de todo en cuanto a poder, se nota que ambos son muy capaces. Pero...tengo que mencionar el anterior tumulto en el castillo y la ciudad, hay algo que me molestó bastante y no consigo entender: Cuando el dragón esqueleto fue derrotado con su ayuda y la de Alessandro, y sucedió el primer asalto al castillo, me quedé a enfrentar a lo que salió del núcleo del mismo, pero pude captar a fracciones lo que sucedía con las hadas mientras aún estaban en mi campo visual.

Cerró los ojos.

-Fío se agotó extremadamente rápido junto con su hermana. Dieron soporte en la batalla contra el dragón de primer nivel, pero, como para quedar agotados de esa forma, fue un tanto demasiado cuando la situación aunque peligrosa, no era crítica. Eramos cuatro caballeros Diamante, incluído un Diamante Rojo: era muy poco probable que fuesemos a salir mal parados. Luego, cuando sucedió la segunda fase del problema, con ejércitos a puertas del castillo y el ser que salió del dragón, este uso un conjuro que efectivamente borró al ejército enemigo, pero lo dejó totalmente inutilizado para seguir participando. Para ser apenas el comienzo de lo que sería el día, me pareció honestamente demasiado e innecesario. Su hermana también se removió a si misma para poner su atención total y absolutamente en cuidar de él, al menos por un tiempo, pero luego de que fuera hacia él usando su magia para ayudarlo no vi más.

Levantó un dedo.

-Por el otro lado...aunque me parece un poco una falta de respeto al ejército del castillo por no confiar en ellos, puede que Fío estuviese pensando en ser o bien probarse útil o sencillamente haya antepuesto salvar cuantas vidas pudiera. Porque, al hacer lo que hizo sin duda redujo las bajas que podrían haber en el enfrentamiento en el exterior a lo mínimo posible. Adicionalmente, su hermana se veía aterrada de forma genuina a juzgar por sus gritos, me dio la impresión de que este...caos que usó, aparentemente es peligroso para él también. El enemigo incluso menciono que este caos podía llegar a controlarlo. También...recuerdo que más temprano Faith mencionó que tuvo miedo de actuar en un momento en la pelea contra el dragón, teniendo miedo de que "se les viera a ambos como peligrosos cuando solo trataban de ayudar".

Levantó la mano opuesta, con el mismo dedo en alto, como si estuviera haciendo un paralelismo entre ambos grupos de observaciones y estos dos dedos.

-Ahora, teniendo todo esto en cuenta...aunque esta la posibilidad de que estén fingiendo todo ganar simpatía, creo que honestamente no son malas personas. Solo son... -frunció el ceño muy levemente, la primera muestra de algo fuera de su neutralidad usual en esa reunión, que pinto con un aire de molestia sus siguientes palabras- ...muy poco disciplinados. No saben manejar sus recursos propiamente o racionar sus fuerzas. Y pierden todo de vista cuando el otro está en peligro. Por supuesto, son hermanos, y esto es comprendible normalmente...pero, son caballeros diamante también. Ambos. Defender el reino es algo que aceptamos desde el momento en que fuimos caballeros recién iniciados, y debería estar por encima de todo lo demás.

Bajó ambas manos.

-Mis disculpas por la expresión, pero creo que necesitan madurar, y rápido para los tiempos que vienen. En estas cosas, cuanto menos, y en aprender a estar separados. Quizá les vendría bien tener misiones por separado para que puedan aprender a vivir sin el otro todo el tiempo. Ahora mismo cualquier enemigo que derrote a uno habrá derrotado a ambos, y dos caballeros que valen solo por uno es...poco conveniente.

Volvió a abrir los ojos.

-Sobre la situación en general...si, el reino hada es caótico, su majestad. Por eso puedo decir que es muy probable que tenga que ver, pero...no completamente. Los habitantes de ese sitio son muy libres, demasiado. Y con demasiado me refiero a que a diferencia de este y otros reinos no me parece que estén tan unidos bajo una misma bandera, y ciertamente la especie no ata a nadie a seguir un camino solamente. Creo...que quizá haya un grupo que piense distinto a la actual reina sobre la paz. Sería factible que apoyaran abiertamente valores contrarios o cuanto menos diferentemente alineados a la paz que se protege actualmente. Un grupo así, posiblemente numeroso, podría actuar por su cuenta y posiblemente provocar sospechas y hostilidad hacia todo su reino, y quien sabe, eventualmente quizá provocar que se les atacara como nación y forzar al resto de las hadas a entrar en guerra para defenderse. Y no creo que trabajen solos.

Se frotó el brazal, girándolo en sitio cada tanto como para tener algo en lo que enfocarse.

-Permítanme citar, si mi memoria no me falla...:"Algo grande esta por venir. Algo grande que les mostrará a los caballeros reales y a la familia real su lugar. Estarás orgulloso de mi, Glaius. Estarás orgulloso de todos, excepto de aquellos que no podrán proteger al reino como prometieron hacerlo". Esto fue dicho por un cadáver bajo el control de alguien, muy posiblemente otro nigromante. Glaius es...aparentemente mucho más viejo de lo que se ve. Debe haber tenido muchos discípulos. Y el castillo fue atacado por no-muertos también. Inicialmente creí que Glaius mismo podría tener que ver, pero...por los reportes de los demás, colaboró lo más que pudo cuando sucedían las cosas. Uno o más de sus antiguos aprendices debe estar también en el grupo de nuestros enemigos, creo que sería bueno preguntarle por quienes tuvieran el talento para hacer lo que hicieron alzando tantas tropas a la vez, y podríamos comenzar a tener pista sobre su o sus identidades. Claro, sonaba a que era uno solo...probablemente sea alguien particularmente egocéntrico y talentoso. En resumen...creo que nos enfrentamos a una mezcla de facciones. En el peor caso, alguien tomó la iniciativa de reunir a todas las facciones e individuos posibles que deseen una nueva guerra o el mal a la familia real concretamente, y al reino por supuesto. Eso también explicaría lo aparentemente aleatorio de los sucesos de nuestras primeras misiones como Diamantes...el ataque aparentemente aleatorio al pueblo donde se alojaba un amigo cercano del príncipe, la aparición del bosque, y demás...

Se cruzó de brazos y cerró los ojos.

-Eso es lo que tengo para decir, su majestad. No tiendo a hablar demasiado y no soy una persona intelectual particularmente, pero...tiendo a pensar mucho en lo que veo para no hablar en vano. Espero que pueda ser de ayuda.

Iba por el mal camino, y lo sabía. Solo estaba lanzando salvas de hechizos de luz para entretenerle, para que Alessandro pudiera quedarse a salvo... Pero entre toda esa turbulencia, había palabras que me estaban haciendo mella... ¿Pero por qué? Y entonces lo recordé y todo cuadró... ¿Por qué sino iba a estar un hada en un lugar como este?

-No soy como tu... ni tampoco como ella. Yo busco el bien por el buen camino, y no confio en que los humanos tengan la solución para la paz, sino que la unión de las razas es lo que traerá la paz. - dije resolutiva bajando la mirada y cerrando los puños por puro enfado - Puede ser que algunas personas no sean de fiar, y que otras no confien en nosotros, o incluso puede que nos usen como meto de paz para un fin distinto, pero hay gente buena, en la que puedes confiar y tomar como tu familia, hay gente importante a la que puedes acceder a su corazón y removerlo con la verdad para que conciencie y cambie lo malo por bueno. Hay gente a la que amas, gente a la que pierdes y te destroza el corazón. Gente con la que quieres aprender, con la que quieres rivalizar, con la que quieres avanzar mano a mano, e incluso gente a la que amas a tal punto que darías tu vida por ello... ¡PERO NO TODOS TIENEN LA MISMA RAZA!

Azoté el aire convocando así mi escudo de luz para cubrirme de su magia desconocida, delante de mi con mi brazo y lo extendí decisiva mirando a Fair con una mirada desafiante. - Confiaré y no confiaré en la gente que conozca, pero no tacharé una raza por lo mismo. Igual que protegeré a mi hermano a cualquier costo, pero no destruyendo el mundo para ello. - Me encogí poco a poco como preparando mi ataque, pero realmente tenía una idea muy distinta - Así que, si para crear paz, tengo que generar el caos entre razas, lo haré. Nuestros objetivos son el mismo pero... - tras de decir el pero salí escopetada en su dirección, sin ningún tipo de magia convocada, no convocandola, tenía en mente una idea, y para ello requería que no usara magia, aunque el lo creyera

-¡¡¡¡PERO NO VAMOS POR EL MISMO SENDERO!!!! - Volaría entonces directo hacia el para que cuando estuviera a punto de entar en contacto con el, le abrazara, sin más... Ni un golpe, ni una magia, solo un abrazo, que lo desestabilizara y empujara del impulso que había tomado, convocando al mismo un portal que nos llevara al interior de la cueva, donde vi aquel extraño cristal con una silueta dentro.

-No combatamos más. Tregua por ahora. Por favor. - mencionaría nada más lo tuviera al lado de quien creía que era "ella" - Por ella

Dejé que Muramasa apoyase su mano en mi hombro, no pudiendo evitar suspirar cuando dijo que estaban allí para que me desquitase... en realidad estaban para que cuando viese a Jonathan no quisiera arrancarle el cuello -Gracias por no preguntarme nada... sobre este lugar... y sobre mi- le terminé diciendo al samurái... Porque tal vez sospechaba porque estaba así, porque sabía tanto... y de momento no me había preguntado... me aliviaba.

Aunque... lo que no me parecía tan bien es que Muramasa se emborrachara de la misma forma que Fio... eso no ayudaba lo más mínimo. Es por eso que yo no bebía... en este lugar los tragos son alcohol puro destilado ilegalmente... no se que esperaba que pasase si bebía como siempre. Hasta que entonces vino al fin la mujer, diciendo que estaba listo para atendernos... sonriendo cuando vio tanto a Muramasa como a Fío borrachos -Y por algo la jefa soy yo... ains- dije suspirando -Gracias...- le terminé diciendo, antes de seguir el camino, casi con vergüenza ajena de esos dos...

El despacho era como siempre... igual de lleno de mujeres como lo recordaba, y él... también... quizás más viejo obviamente. Jonathan... -Ya, peculiares... por favor espero que se refiera a estos dos- le dije al hombre siguiendo sus palabras, mientras que todas las personas del lugar nos dejaban a solas con él para negociar... Eso... me tentaba a ponerme agresiva con él... tenía bastante rabia acumulada... pero mejor contenerme -Verás, tenía pensado hacerte un pack de venta... este "chico trabajador" y el collar que lleva en el cuello... Me empieza a quemar en las manos. Aunque...- le iba diciendo al hombre con calma y frialdad -En el bar no he visto a nadie interesado en él, y eso que nos has tenido tiempo esperando y la gente ha tenido oportunidad... algo me dice que el negocio lo tiran las chicas y no los chicos... me llevé cierta decepción. Pero claro... toma, el collar si que quiero deshacerme de él... no veas lo poco que me costó conseguirlo pero lo que me cuesta venderlo- le dije cogiendo el collar del cuello de Fío para dejárselo en la mesa para que lo examinara lo que quisiera.

Fío se había quedado medio adormilado tras media hora de chistes para borrachos, apoyado en la biga central de la barra. Estaba tranquilito, bastante dócil y gracias a la insistencia de Muramasa para que este no se quitara la ropa, había desistido por completo hacía bastante tiempo ya.  Cuando apareció la mujer anunciando que ya estaba el jefe esperándolos, se frotó los ojos e hizo un movimiento torpe, en posición de caída en plancha cuando fue levantado por Muramasa. - ¡Ah!.... Pero en milisegundos se dejó en peso muerto sobre el hombro de su compañero. - Mmmgh... Ahora soy más altoo jejeje... Se dejó transportar hasta la habitación privada en donde rápidamente Cytla le quitó el collar, aún con Fío colgando del hombro lo que al hada no pareció gustarle pero no por los motivos que parecían inicialmente. - ¡Nooo!.. ¡Soy más bonito que ellas! no es juuusto... Realmente en su cabeza de borracho, el había entendido aquella frase de la chica como una ofensa hacia lo lindo que le habían dicho que siempre era, de hecho no era para menos, si le ponían un vestido... Era como ver a una chica. Pataleó un poquito furioso aunque poco podía hacer, seguía colgado del hombro de Muramasa como si fuera un saco de patatas.