Partida Rol por web

-Tenemos un par de días de viaje hasta el campamento Kobold. Si quereis, podeis adelantaros vosotros y nos vemos en la antigua cabaña del guarda, a unas seis horas al Sur. Haremos noche allí y mañana nos faltaran otras cuatro horas de paseo para llegar a las Costillas del Wyrm, donde se asienta el campamento.

Gaelan y yo nos encontraremos con vosotros en la cabaña.

Parecía que Galean se estaba tomando su tiempo, y Brynn ya no sabía en que pie apoyarse. Ahora se encontraba mirando el puño de la espada cuando Roman les daba permiso para irse. Levantó la cabeza bruscamente y se encamina a coger las riendas del Burro mientras mira con los ojos brillantes a la Elfa, le saca una cabeza y 30 kilos pero espera su aprobación para ponernos en camino.

-El burro va lento es mejor que vayamos saliendo...- sonrie y levanta las cejas-.

- Si, salgamos, esta espera me está poniendo nervioso - el bardo brinda su opinión mientras aferra su guitarra y emite unos leves acordes con un grácil movimiento de sus dedos - Podemos asegurarnos que el camino sea seguro - propone, tratando de darle un tinte épico a lo que probablemente sea solo una caminata

- Y cuando lleguemos a la cabaña nos aseguraremos, también, que ningún kobold haya decidido usarla como base - añade, continuando con su idea de epicidad

Las preguntas de su amigo dejaron a la semielfa pensativa, y la respuesta de Roman no hizo más acrecentar su incomodidad. Después de haber vivido junto a ella por más de quince años tenía que reconocerse a sí misma que su madre seguía siendo un auténtico misterio.

La propuesta del mediano para que se adelantasen la sacó de sus cavilaciones, no había pensado que tendrían que ir tan lejos, por un momento le entró el pánico y se puso a rememorar mentalmente las provisiones que había cogido y lo que había en el burro que había traído Brynn. Vió entonces la tienda y las mantas, y por fin pudo volver a poner su mejor sonrisa mientras escuchaba a sus amigos.

-Pues entonces nos vemos allí Roman. 

Dirigió una mirada a cada uno de sus acompañantes y un asentimiento, y sin más comenzó a caminar hacia el sur y hacia la cabaña que les aguardaba. 

Si la primera reacción de su mentora le había desconcertado, esta un mas. Podia llegar a entender que Beatrix se sintiera atraída por él, era un muchacho muy apuesto… pero esto ya se empezaba a pasar de la raya. Aparte en su mirada veía que algo no iba normal y no se debía tratar del estado de embriaguez en el que estaba.

Intentó retirar la mano pero la fuerza de ella era mayor a la suya, mientras que el aquel deseo se iba transformando en extrañeza o incluso miedo. – Beatrix!! De verdad!! No quiero hacer esto!! ¿Qué es lo que te pasa? Tú no eres así. – comentó a ver si conseguía hacerla entrar en razón mientras seguía forcejeando para librarse de su agarre.

- Siéntate y hablemos como personas civilizadas. -

La maga pareció darse cuenta de algo, visible solo en su cabeza.

-Espera... ¿Tu? No, yo te recuerdo... ¡Vete! ¡Vete!

Sus pupilas danzaron una vez más en sus ojos y cayó dormida sobre tí, que tuviste que luchar para no caer derribado bajo ella.

Sus ojos se abrieron de par en par al ver a Beatrix caer tras decir aquellas palabras. No entendía nada de lo que estaba pasando y tan solo pudo agarrar a su mentora para que no cayera al suelo. – Beatrix!! – exclamó al tiempo que intentaba con todas sus fuerzas no caer al suelo.

Una vez se hubo estabilizado, llevo el cuerpo de Beatrix hasta una de las sillas para dejarlo allí intentando ser lo más suave posible, aunque no con demasiado cierto, pues su fuerza y el peso muerto de su mentora lo hacían bastante difícil. – Ay Dios Gaelan, que a esta se le ha ido la cabeza por completo… - Musitó. Debía pensar algo pero la última frase de ella no le dejaba pensar con claridad. ¿A quién se suponía que le estaba hablando? Todo era demasiado raro, y en su cabeza cada vez cogía más fuerza lo de que Beatriz en realidad fuera Selenne.

Su cara de suspicacia entonces volvió, debía probar algo, total, no perdia nada. Se acercó al oído de Beatrix y… - ¿Selenne?¿Eres tú?. – Susurró a su oído.

Nada. Está completamente inconsciente, dormida y roncando.

El trayecto por el bosque transcurrió sin incidentes durante horas. Los chicos dejaron atrás el lago y llegaron a la zona mas al sur del valle, el bosque cerrado. Allí la orografía se volvía más abrupta y las sendas más escasas. Conocíais la zona pero no la frecuentabais a menudo. Era raro en la Aldea ir más allá del lago. 

Aún os quedaba una hora de camino para llegar a la Casa del Guarda cuando escuchasteis unas voces en la distancia, al otro lado de una quebrada de unos dos metros de profundidad. Unas voces que hablaban en un idioma desconocido.

Jamey bajó y se acercó a Gaelan.

-¿Está bien mamá? ¿Va a seguir durmiendo?

EL bardo se detuvo y bajó la voz mientras les preguntaba a sus compañeros - Serán los Kobolds? Deberíamos averiguarlo. Si quieren puedo distraerlos mientras decidimos que hacer - agregó mientras acariciaba la caja de su laud

- Con un poco de música suave es probable que ni siquiera se den cuenta que estamos por aquí, Pero si son peligrosos deberíamos hacer algo, no podemos dejar que sorprendan a Gaelan y a Román cuando nos sigan -

Después de muchas horas de caminar siguiendo las sendas que les llevarían a su destino, algo rompió la monotonía, se oían voces a no mucha distancia. La semielfa miró primero al bardo y luego al guerrero.

-Mejor pruebo a acercarme sola y según lo que vea decidimos qué hacer.

En su tono una pizca de interrogación mientras escrutaba el paisaje en dirección a las voces.

- Si, si, no te preocupes. – respondió a Jamey. – Tan sólo está cansada. - … Si si, cansada… Va mas borracha que el hermano del posadero… pensaba para si mientras hablaba. – Creo que lo mejor es dejarla descansar y ya verás como en unas horas esta como nueva. - … Con un dolor de cabeza de narices, pero bueno…

La visita a su mentora había sido un fiasco en lo que a lo que había venido se refería, pues se volvía con las manos vacías, pero la verdad es que la visión de Beatrix tan de cerca era algo para recordar durante un tiempo. – Así que lo mejor será que me vaya, ya vendré otro día. – le dijo al muchacho mientras se acercaba a la puerta. – No seas malo, ehh… - comentó pasando la mano por la cabeza de Jamey revolviendo su pelo afectuosamente.

Jamey te miró desde abajo con desconcierto pero se quedó junto a su madre. Jamey era un buen chico y probablemente no se movería de allí hasta que Beatrix se despertara.

Te dirigiste hasta el puente a la entrada del pueblo, donde te esperaba Roman, entretenido jugando con su cuchillo y un poste de madera.

-Los demás se nos han adelantado. Nos sacan unos treinta minutos. Hemos quedado en la vieja caseta del guardia, así que nos quedan unas buenas seis horas de caminata. ¿Todo bien?

Desde donde estás, poco se ve. Para llegar a la zona de los ruidos y ver/escuchar algo tienes que cruzar la quebrada.

El guerrero se pone en tensión mientras da unos pasos para detrás y acaricia la cabeza del burro para que no rebuzne.

-¿No será mejor que carguemos contra ellos con el efecto sorpresa?- pregunta en un susurro a sus amigos, pero sabiendo la respuesta por adelantado, no alberga muchas esperanzas.

Casi a la vez, Jae dice de acercarse sola, frunzo el ceño porque no me gusta que vaya sola a ninguna parte, pero aprieto los dientes y no digo nada. Señalo una parte del camino por donde el burro puede salirse y poder ocultarnos a unos metros.

Al ver como el resto del grupo descarta su sugerencia, probablemente por no ser capaces de entender la forma en que la música puede afectar los sentidos, Andolamin se encoge de hombros mientras asiente al plan de Jaelle

- Ve. pero con cuidado. Y si te descubren vuelve para aquí corriendo. Nosotros nos ocuparemos de que nadie te siga - Tras sus propias palabras abandona la idea de empuñar la guitarra y empuña, en cambio su nuevo arco corto. Luego busca con la mirada un sitio donde ocultarse

La semielfa no las tenía todas consigo pero consideraba que ir sola le daba más posibilidades de no ser descubierta, además si tenía que volver corriendo confiaba en que Ado podía cubrir su retirada muy bien y Brynn ayudarla a subir. Le preguntó al guerrero si entre las cosas que cargaba el burro había una cuerda pues pensó que así la bajada, y posible subida huyendo, sería más fácil. 

Con una última mirada de confianza, pues en la cueva con una altura similar le había salido bastante bien, pero no sólo en sus posibilidades si no en los chicos y su ayuda, se acercó al borde de la quebrada y se dispuso a bajar con todo el sigilo que pudiese.

Jaelle puso el pie izquierdo en una roca unos 30 cm más abajo del c¡borde y enseguida se dió cuenta de que aquello no iba a ser tan fácil. El suelo arcilloso era quebradizo y, antes de poder hacer nada, notó cómo perdía pie y resbalaba por la pared del barranquito, dando con sus huesos en el suelo.

Las rocas que se desprendieron de la ladera del barranco cayeron y arrastraron un pequeño desprendiemiento no muy grande, pero lo suficiente para hacer que las voces al otro lado se callaran.