Partida Rol por web

Me parece bien. Esta noche visitaré a Serena y le diré la verdad sobre su pasado. De ella dependerá contárselo a quien ella considere oportuno.

Dreyden, estás invitado a quedarte en mi casa. así podré responder a todas las preguntas que te quedarán por hacerme.

-Está bien -aceptó el mediano. ¿Nos vamos, chicos?

- Bien... tu nos dirás que es lo que necesitamos. Yo tengo mi arco y mi guitarra. No se si necesito algo más. Quizás sería bueno conseguir una espada? - comentó sin siquiera analizar que su guitarra, probablemente, no era un "arma", por lo menos para el resto de los presentes

Mañana por la mañana pasaos por mi forja y os equiparé con lo que tenga por ahí. Yo de tí me llevaría antes el escudo que la guitarra. Los kobolds no son muy amantes de la música pero sí de las jabalinas.

La mirada que le dedicó Borgos hizo que Jaelle se sintiese incómoda, no sólo porque siempre era quien les echaba una mano, si no porque tenía muy fresca en su memoria la brutal paliza que le había dado a Dreyden. Tanto era así, que por una vez la semielfa se mordió la lengua y no replicó.

Ante la invitación de Roman asintió y, antes de ponerse en movimiento, dirigió una mirada a su padre, como si por una vez buscase su aprobación.

- Escudo?. No, no lo creo, no sabría como utilizarlo. Y no pienso dejar la guitarra. Uno nunca sabe cuando será necesaria una canción - asegura el bardo

- Entonces, mañana a la mañana en la forja? - confirma - Allí estaremos - asegura mientras para sus adentros empieza a pensar en la introducción musical de la "oda al asalto a los kobolds" que ya está pensando en componer

Brynn también hace ademán de abandonar la sal. Todo está dicho. Hay que preparar el equipo, y tendrá que descansar un poco también. Todavía sigue molido de los días anteriores, necesita dormir unas cuantas horas más. Empieza a caminar lentamente hacia la puerta esperando al resto de sus amigos, por si van a comentar algo de todo lo que ha pasado.

Han pasado tantas cosas que el reflexivo guerrero necesita acostarse y mirar el techo.

Asintió al mediano ante el ofrecimiento de marcharse… Espero que no nos estemos metiendo donde no nos llaman… Qué tontería!! Siempre nos metemos donde no nos llaman!!!... Pensaba mientras avanzaba hacia la salida, intentando sobretodo esquivar la mirada de Beatrix.

- Bueno, pues mañana entonces en la forja. – comentó una vez fuera. – Yo la verdad es que si necesito descansar un poco, ha sido un día muy largo. -

Los cuatro amigos salieron de la escuela con sentimientos encontrados. Habían descubierto gran parte de los secretos de la aldea y, sin embargo, nada estaba claro del todo aún. ¿Quién sería Selene? ¿Qué se ocultaba en la Vieja Taberna? ¿Que clase de horrores habitan bajo la torre en ruinas? ¿Serán capaces de resolver el asunto de los kobolds?

Aquellos pensamientos los acompañaron hasta el viejo árbol de la plaza, su lugar de reunión y despedida; desde ahí, cada uno se dirigió a su hogar, a descansar. Sus respectivos padres fueron bastante comprensivos y no hicieron demasiadas preguntas. Sin duda, todos sabían la verdad sobre la Aldea y no querían hablar demasiado del tema por sentirse culpables de haberles ocultado algo así a sus hijos durante 17 años.

A la mañana siguiente, un cielo plomizo y tapado los recibió. Realmente el tiempo no estaba acompañando aquella primavera pero los chicos se prepararon por si llovía y se encontraron en la forja. Brynn obtuvo permiso de su padre para llevarse el mulo con una gran tienda de campaña, mantas, utensilios de cocina y unos cuantos sandwiches, por si tenían que hacer noche en las montañas.

-Buenos días, rapaces! -saludó sonriendo Borgos como si nada hubiera pasado. ¿Preparados para vuestra aventura?

- Por supuesto. El tiempo no será el mejor, pero nuestro ánimo lo compensa. Estamos listos para iniciar la limpieza que nos proponéis y les demostraremos que no somos tan débiles como a veces creéis - tras una noche donde el bardo había soñado con triunfos y aventuras, con la gloria de la misión cumplida acompañando a su vuelta al pueblo, se encontraba de excelente humor, listo para comenzar a componer una oda que retratara las hazañas del grupo

- Estamos preparados pero... ayer nos habeis ofrecido algo de equipo. Tendreis una espada para que lleve en mi cintura? y quizás necesitaremos alguna soga y unas antorchas. Creo que, por lo menos para mi, eso será suficiente -

¿Seguro que no quereis que le dé una mordaza también para hacerlo callar de vez en cuando? - le dijo el enano a Brynn.

El enano sacó todo lo que el bardo le había pedido y añadió un escudo ligero con unas filigranas con temas lunares de gran calidad. Llévate este escudo también, que no te hará daño. La espada larga era de manufactura enana y su hoja se veía muy cuidada, con unas runas en ese idioma.

Había sido una extraña noche. No había podido conciliar muy bien el sueño después de todo lo que les habían dicho, sobretodo intentando elucubrar quien del pueblo seria Selenne. Si a eso le sumaba que había madrugado para estudiar su libro de conjuros, hacia una noche bastante estresante para el mago, pero aun así, acudió a la cita a la hora señalada.

- Buenos días señores. – saludó a los presentes en la forja levantando la mano. Adolamin parecía de muy buen humor, y eso que el día había amanecido horrible.  – Bueno, preparado preparado, no demasiado, pero bueno, se hará lo que se pueda. – comentó con cierta sonrisa nerviosa.

No pudo evitar reírse ante el comentario de Borgos sobre la mordaza, la verdad es que no podía negar que aquello no se le hubiera pasado muchas veces por la cabeza, pero aguantó y no añadió más leña al fuego.

Observó la fragua de arriba abajo, cosa normal en el mago que siempre intentaba tenerlo todo controlado. Había traído su pequeña daga y su vieja ballesta, armas con las que se sentía más cómodo, así que realmente no sabía si Borgos podría ayudarle con eso.

- Maese enano, yo tengo esto, ¿crees que puedes conseguirme algo mejor?, ¿o algún tipo de virote mata-kobolds-asesinos?... – preguntó.

Te puedo dejar una ballesta pesada muy, muy buena. Se tarda tiempo en recargarla pero si aciertas con el primer tiro, debería ser capaz de tumbar a uno de esos esmirriados kobolds.

Si quieres cosas de magos, mejor visita a Beatrix.

Adolamin escucha al enano y está tentado de contestarle, ofendido por que alguien no aprecie su sutil forma de comunicarse. Sin embargo, al ver la espada y el escudo que le ofrecen, decide quedarse en silencio, Ambas, arma y escudo, son mucho mejores que cualquiera que hubiese tenido antes en su poder

Por un momento tiene ganas de salir huyendo, asegurándose que nadie le saque las armas, pero finalmente opta por una alternativa distinta. Enfrentar a Borgos y, sin parecer ofendido, mejorar la calidad de su arco y su armadura. A tal fin sonríe mientras piensa como plantear el tema y tras pensarlo un momento añade

- Realmente nunca he visto armas mejores que estas. De haber sabido que forjabais armas de esta calidad hubiera venido más seguido a haceros compañía. Solo el hecho de "ver" la calidad de esta espada hace que me sienta más seguro de que podremos eliminar a esos Kobolds sin problemas - Tras su introducción, que espera haya sido bien recibida continúa - Solo me siento algo preocupado por el estado de mi armadura y de mi arco. Hasta ver vuestras armas no me había dado cuenta de que su calidad no era tan buen como pensaba. -

Tras acomodar el escudo, la espada, las sogas y las antorchas a lo largo de su cuerpo, el bardo dio un par de pasos y se detuvo - No se si no es demasiado peso. Me va a costar seguiros el ritmo - comentó quizás las sogas y las antorchas debería llevarlas otro

- Realmente nunca he visto armas mejores que estas. De haber sabido que forjabais armas de esta calidad hubiera venido más seguido a haceros compañía.

-Me alegro de no habértelas enseñado antes, entonces. No te quejes tanto de peso, artista! Mejor volver cansado que volver muerto.

Jaelle salió la última de la escuela y siguió a sus amigos hasta la plaza, iba con la mirada algo perdida y las manos enlazadas en las asas de la mochila, como si estuviese sumida en profundas reflexiones. Cuando todos se despidieron y comenzaron a alejarse, pareció despertar de su letargo y avanzó rápidamente detrás de Gaelan. 

-¡Espera Gae! -descolgó la mochila de su espalda y metió una mano dentro mientras la aguantaba con la otra -Toma, lo encontré en la cueva de las arañas. -dijo ofreciéndole un estuche portapergaminos y una varita -Yo no sabría qué hacer con ellos, tú seguro que averiguas como funciona.

Esbozó una sonrisa de ánimo y volvió a colgarse a bolsa a la espalda, apoyó la mano en el pomo de la espada y les deseó buenas noches a todos con una expresión en el rostro indescifrable. En realidad se estaba despidiendo de la niñez, lo que les esperaba no sería ningún juego, y quizás ya nada volvería a ser como antes.

Al llegar a casa murmuró un "Buenas noches Niobi" y se dirigió a su cuarto. Su sueño estuvo lleno de interrupciones, se despertó múltiples veces con el corazón acelerado pero sin recordar el motivo. A la mañana siguiente leves ojeras se notaban debajo de sus ojos azules. Se levantó y se pertrechó con determinación, bajó a la cocina y cogió algo para desayunar así como fruta, pan y queso para el resto del día. No tenía ni idea de cuánto tiempo estarían fuera, si unas horas o más de un día, por lo que antes de salir se agenció con una manta bien gruesa -En las cuevas siempre hace fresco- pensó metiendolo todo en la mochila. Tuvo buen cuidado de dejar la ampolla arriba, a mano.

Cuando por fin salió de casa se encontró con un día gris, pero la visión de sus padres esperando para despedirse hizo que todo adquiriese más luz. Se abrazó a ellos, no demasiado tiempo pues eso habría sido raro, y con sendos besos partió hacia la forja.

Su paso era ligero, se había entretenido más de lo esperado y creía que llegaba tarde, al llegar saludó con la mano a todos y escuchó lo que hablaban mientras recuperaba el aliento. Como casi siempre fue Adolamin quien tomó primero la palabra y con la respuesta de Borgos no pudo mas que sonreirle y casi asentir, pero entonces se acordó de la noche anterior y de todo lo que había pasado, y su gesto se tornó serio.

Se pudo ver en su rostro y sus ojos como ella también apreciaba la calidad y factura de las armas entregadas, cuando acabaron de hablar carraspeó un poco y se adelantó unos pasos.

-Lo que tengas que mejore las posibilidades de volver será bien recibido. -le dijo al enano abriendo los brazos y enseñando su equipo viejo y mellado.

No pedía nada específico pero agradecía cualquier cosa que le diera.

Borgos miró a la chica largos segundos y luego se volvió hacia su almacén. Cuando salió, llevaba una armaduera de cuero tachonado de gran calidad, un escudo ligero normal y corriente y una excelente espada corta de diseño enano. 

-Era de mi hermana. Cúidala. En cuanto a arcos, me temo que por aquí solo tengo arcos largos normales y corrientes pero quizás debieras hablar con tu madrastra. Sé que ella era muy buena con las armas a distancia. Si al final te decides puedo darte unas cuantas flechas especialmente equilibradas.

Al notar que, pese a sus palabras no conseguía más equipo de calidad, Adolamin se enfunfurruñó por unos instantes antes de que su natural bonhomía se impusiera a su momentáneo mal humor

Sin embargo, al escuchar como el enano aconsejaba a Jaelle volvió a sonreir, mientras movía su cabeza arriba y abajo en clara señal de aceptación - Si, podrías preguntarle, ahora que estamos cumpliendo una misión para el pueblo quizás quiera confiarte algún arma mejor terminada - comentó - Y quizás puedas solicitarle, también, un arco corto para mi - propuso esperanzado - Ya sabes que tengo bastante puntería -

Aceptó gustoso la ballesta que el enano le tendió. La suya era ya muy vieja y, aunque era un regalo de su padre y la tenía cierto cariño, sabía que no debía arriesgarse con una antigualla como esa. – Gracias Borgos. – Tras el comentario sobre Beatrix, Gaelan recordó lo que Jaelle le había dado la noche pasada… Claro!! Como se me había podido pasar!!! Nota mental, al salir de aquí pasar a ver a Beatrix... Pensó para sus adentros.