Partida Rol por web

La Batalla de Medra

La patrulla (Capítulo I)

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06/06/2013, 17:33
Director

Año 44 antes de la destrucción de las colonias

Los soldados de reemplazo sintieron la vibración de la entrada en la atmósfera del planeta, y temblaron en los asientos del transbordador colonial. Cuando el fuego de la reentrada se disipó, pudieron ver por las ventanillas la inmensa masa forestal, salpicada de lagos y pequeños mares que hacía de aquel planeta una ciénaga inmunda.

Medra, el infierno. Medra, la tumba de los soldados, un monumento al fútil esfuerzo del humano por controlar a la máquina rebelde, un pulso continuo contra la flota cylon. Un agujero nauseabundo donde los hombres morían como moscas, una palabra que suscitaba la protesta enérgica de los jóvenes ante el reclutamiento forzoso. No todos valían para la flota, ni siquiera para ser técnicos. Era necesaria carne de cañón para el ejército y los marines, jóvenes cuya sangre fuera derramada en lejanos planetoides con recursos estratégicos. Y allí estaba Medra, con sus bosques, sus minas de tilio y sus grandes bolsas de helio-3, un combustible barato y muy eficiente usado para suministrar energía a las colonias.

El teniente Irvine Creed era, junto al capitán al mando de la lanzadera, el oficial de mayor rango a bordo en aquel pequeño viaje. Habían llegado a Medra tras un salto FTL desde la estación de la flota colonial en Pycon, y ahora se dirigían hacia Álamo-1, la que iba a ser su base de operaciones. En la lanzadera, muchos soldados de reemplazo, los llamados "noobs" o "rookies". Los novatos. Sabían que los veteranos se reían de ellos, porque Medra no era comparable a ningún otro planeta. No importaba que te hubieras estando partiendo la cara en las calles de Cáprica levantando el asedio cylon, o que hubieras peleado en Tauron contra las incursiones de las tostadoras. Veteranos supuestamente callosos morían allí, a las 48 horas tras haber puesto el pie en aquella jungla, como si fueran novatos recién salidos del campamento base.

365 días. Aquel era su periodo de servicio. Para ellos, esa cifra ahora no significaba nada. Con el tiempo, lo sería todo: su aspiración, su único sostén ante el horror y la locura, el objetivo de su supervivencia cotidiana. Un año en Medra, y podrían pasarse otros dos fuera de aquel infierno. Eran pocos los que decidían quedarse allí, y esos estaban hechos de una pasta especial. Pocos volvían, e incluso conocían casos de chavales que se habían suicidado al recibir, dos años más tarde, la orden de regresar a aquella pútrida jungla.

Al acercarse a la base, vieron la mina de tilio, y la carretera por la que circulaban aquellos gigantescos bulldozer. La linde de la selva estaba cercana, y la guardaba un impresionante anillo triple con una primera línea de postes de pulso electromagnético (destinados a dejar fuera de combate a las tostadoras), un foso lleno de alambre de espino, minas y otras trampas, y un regio muro, con dos niveles separados por unos metros, coronado por reflectores de luz, autocañones, ametralladoras, baterías de misiles y antiaéreos. Un fortín impenetrable, construido por el esfuerzo y el sacrificio de muchos hombres, una gran inversión en material y maquinaria que había costado millones de cubits. La lanzadera aterrizó entonces tras el muro, en el espacio-puerto de Álamo-1. Fue entonces cuando el sargento veterano que había viajado con ellos les dedicó estas palabras.

-Bienvenidos a Medra, señoritas. Recordad usar las máscaras filtradoras para andar por la base, fuera de los espacios designados con el símbolo del oxígeno. Aprenderéis a amar ese símbolo. Ajustaos bien las caretas y comprobad los filtros. Antes de ponerlas contened la respiración y luego abrid la válvula. Sin esta mierda, no durarías ahí fuera más de 5 minutos. Vuestros pulmones se llenarían de dióxido de carbono, y sentiríais que os quedáis dormidos... pero no volveríais a despertar. Dicen que todos los años hay algún capullo que muere en las primeras 48 horas por olvidarse de su máscara filtradora. No me gustaría tener que enterrar a algún rookie hoy.

Las puertas se abrieron lentamente, y vieron como el oxígeno del interior de la lanzadera se escapaba en forma de vapor hacia el exterior.

-¡Moved esos culos! -ordenó el sargento, sin importarle la presencia del teniente Creed.

Fuera, en la pista, vieron un gran movimiento de camiones, hombres y material. La mole del centro de mando y control destacaba en el horizonte, pero estaría a más de dos kilómetros de allí a pie. La base era jodidamente grande. Cuando Creed salió allí junto al resto de los hombres de su pelotón, vió como un sargento se acercaba con una sonrisa, alejándose del jeep que había estado conduciendo. Era McAllister, su segundo al mando. Llevaba en Medra exactamente 157 días en y no le conocía de nada, excepto por los informes que había leído. Se trataba de un veterano duro, con tres corazones púrpura y una estrella de bronce.

Notas de juego

El equipo filtrador conocido como "exopack", y que los marines apodaban como "la careta".

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06/06/2013, 20:33
Director

Notas de juego

Tienes órden, como es habitual, de escoltar al teniente y a sus hombres a la sesión de briefing y recibimiento en el centro de mando y control, donde se dan las directrices para los recién llegados y se informa del sistema de reparto de tareas. Asimismo, como es habitual en el mundo militar, deben presentarse ante el comandante de la base, el coronel Spartan.

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06/06/2013, 22:27
Carl McCallister

Me acerco al oficial en jefe le  hago señal de darle la mano. Oficial Creed, soy Sargento McCallister,  tengo ordenes de escoltarlos a  la sesión de briefing y recibimiento en el centro de mando y control, donde se dan las directrices para los recién llegados, posterior a eso señores, deben presentarse donde el el Coronel Spartan.

Miro a todos los recien llegados

Si me siguen les daré la bienvenida al infierno.

Su voz era firme. Parecia evaluar las caras de todos para saber cual sería el primero en morir.

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06/06/2013, 22:50
Johnny Martin

Entrada en atmósfera.
Permanezco tranquilo en mi asiento confiando en el arnés de seguridad y en la pericia de los pilotos.
Y de todos modos, si algo saliera mal no es que pudiera hacer gran cosa, asi que, ¿para que preocuparse?.
El rugido y las vibraciones van cesando conforme el vuelo se estabiliza.
Y no transcurre demasiado tiempo antes de que los ocupantes de la bodega de carga, sintamos la desaceleración final y el contacto con tierra.
Hemos aterrizado.
Los portones se abren y al fin, tras un viaje en algo parecido a una nave espacial, vuelvo a pisar tierra.
Desciendo por la rampa, echo un vistazo a mi alrededor y mira tu por donde lo que asoma delante justo de mis narices.
¡Una mina de Tilio!
¡Ah no, ni de coña joder!
Paso ligero, muy ligero mientras termino de ajustarme la mascara de oxigeno o lo que sea.
Hasta mi llegan las instrucciones finales sobre mantener la respiración y demás. Y digamos, que a un ex minero, no hace mucha falta explicarle como funciona una mascara de respiración.
Aparezco detrás del sargento Mcallister mientras termino de ajustarme la mascara y cuadrándome, me detengo y saludo al oficial.
Hecho esto, mientras miro de reojo la condenada mina, añado.
Soldado de primera Martin presentándose para el servicio activo, señor.

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07/06/2013, 00:06
Irvine Creed

Alzo la mirada cuando salimos del FTL. Mantuve el silencio durante todo el viaje, intercalando la mirada entre los presentes, disfrutando del silencio que habia predominado en la lanzadera durante todo el trayecto. Me pongo en pie, abandonando mi rifle junto al asiento donde viajaba y me situando junto al piloto durante la aproximacion al planeta.

Ese rifle, una SMI 80 Modificada para uso personal, tenia nombre propio y siempre me acompañaba. Yo mismo habia intercambiado guardias, cigarros y algunas botellas de ambrosia para añadirle las modificaciones pertinentes. En la culata del arma podia leerse el nombre que le habia dado al arma. "Elisa".

Miro el planeta unos segundos, mientras hace la aproximacion antes de comenzar la entrada. Medra era el infierno hecho planeta. Cuando un soldado venia aqui, se preguntaba por que merecia tal castigo. Yo, estaba contento, habia solicitado ser enviado al agujero mas oscuro de las doce colonias, y me respondieron Medra. Para mi, no era el infierno. Era el Purgatorio, y estaba allí para expiar mis pecados.

Cuando las llamas comienzan a escalar el cristal, y todo comienza a vibrar y temblar como un flan a punto de partirse, me agarro a uno de los respaldos del asiento vacio mas cercano, y con la otra mano, bajo las gafas desde mi cabeza, a frente mis ojos.

Me mantengo en la misma posicion cuando comienza el vuelo atmosferico, observando la jungla que se extendia hasta donde llegaba la vista. Nunca habia visto nada igual, hasta que dislumbro en el horizonte, Alamo-1. Le hizo sentirse como en casa, con tanto cañon, tanta defensa, y tanta obstinacion por la defensa. Ese era el espiritu Humano.

Cuando la lanzadera toco tierra, y el ronroneo de los sistemas apagandose a la par que el sistema de refrigeracion entraba en accion, hizo que aflojara la presa sobre el respaldo en el que me sujetaba. Me hice a un lado, volviendo con los chicos, recogiendo a Elisa del asiento, y echandomela a la espalda.

Giro la cabeza en direccion al capitan cuando nos da la bienvenida a Medra. Le dejo hablar, ignorando la mayor parte de la explicacion tecnica, reteniendo unicamente las partes que me interesan: Usa la mascara si quieres seguir pateando tostadoras. Hago chocar un talon con otro, alzando el menton y llevando la mano, recta, a la frente.  Capitán. Dice, abriendo la boca por primera vez en horas. Y asiente con la cabeza, despidiendose de el, descuadrandose y poniendose la mascara antes de bajar, tal y como indico antes de abrir la puerta.

Bajo de la lanzadera, mirando a mi alrededor, evaluando el lugar. El lugar parecia seguro, muy bien defendido, pero eso era lo peor. La sensacion de falsa seguridad.  A lo lejos veo a McCallister acercarse a nosotros. Lo reconocia de los informes, y me adelanto un par de pasos hacia el, llevandome la mano derecha ala frente, haciendo el tipico saludo militar. Mantengo el porte hasta que me devuelve el saludo, y entonces, si estiro la mano, estrechandosela con fuerza. Es un placer, McCallister.

Miro hacia atras unos segundos, haciendo un gesto con la cabeza, para que nos sigan.  Le seguimos, Sargento. Señalo con la mano abierta el camino ante mi, alzando ligeramente las cejas, indicandole que se ponga junto a mi mientras nos guia hasta el centro de mando.  Hableme de este lugar. Dice, esperando informarse de aquel lugar con algo mas realista que los informes. No solo queria conocer la situacion por mano de un veterano del lugar, si no tambien queria oirlo de boca del que seria su compañero de fatigas durante los proximos meses.

 

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07/06/2013, 05:21
Carl McCallister

Cuando se pone  a mi lado y me pide que le hable del lugar, lo miro por un segundo. ¿Ha escuchado hablar sobre el infierno de Dante, oficial Creed?,  creo que este sitio es peor. Le digo de manera clara.  Medra  es el corazón podrido del conflicto, los rebeldes supieron escoger bien para establecer su base en esta porquería, las condiciones para los humanos son realmente peligrosas,  llevo 157 días, cinco horas, y  veinte minutos en este lugar, y he de decirle, que el peor error que puede tener un soldado es confiarse, y  pensar que conoce o puede mantenerse a salvo en estas tierras.

Sigo hablando con él mientras camino.

El sargento Williams murió hace dos días, llevaba 320 días en la zona, y murió porque pensó estar pisando en un lugar seguro. Miro a Creed directamente a los ojos. La tierra se lo trago, cayó en un poso con acido, solo pudieron salvar su mano derecha.

Sigo caminando

Por  si fuera difícil las condiciones del terreno, esos hijos de puta han instalado bombas y trampas por el lugar, los Cylon han aprendido a esconderse en este ambiente, y sus armas  son cada vez más sofisticadas, pero  a pesar de que tienen mucho que ganar, cada día seguimos en combate y hemos logrado matar a muchos de esos hijos de perra.

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07/06/2013, 10:16
Scott Asimov

El transbordador vibraba y se balanceaba como una serpentina cayendo. Los soldados mantenían la compostura - hehehehe- reía Scott ante el balanceo .- UuUuUh - Se burló imitando el grito en una atracción  de feria junto a un compañero de mejillas infladas con algunas ganas de vomitar. Esto era un paseo. Volar siempre le producía a Scott unas terribles cosquillas en las entrañas, no reparó en el paisaje de Medra, apenas le prestó atención, solo un montón de verde... no era muy diferente a su planeta desde esta altura. Aterrizar terminó con el carcajeo sordo de Scott que recogió su máscara, se sonó los mocos con el cuello del uniforme y se la colocó sin ningún problema. No era muy distinta a las máscaras que usaban para fumigar los campos.

Cuando McCallister se presentó Scott se cuadró en el saludo de los marines. Al ver el tono más relajado del resto le pareció que aquí la disciplina estaba menos sobre-valorada. Igualmente aguantó su postura hasta que McCallister y Creed se pusieron en marcha por delante de él. Les siguió al trote, a pesar de estar rechonchete aguantaba bien corriendo. Uno de los soldados que formarían parte de su grupo marchaba a paso ligero junto a él, le susurró

- ¿Un briefing? Suena como un cattering de bienvenida

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07/06/2013, 20:05
Johnny Martin

Apenas se distingue mi sonrisa debajo de la mascara de oxigeno. Pero giro la cabeza levemente al escuchar el comentario del que va a ser mi compañero de pelotón y le observo por unos segundos antes de contestar en un tono parecido.
Ya me gustaría a mi. Pero no creo que nos vayan a servir unas copas a modo de cocktail de bienvenida
Y no puedo suspirar antes de añadir.
Y será una autentica pena, creeme.
Pero de lo que me he percatado, es del tono de odio que salpica la voz de nuestro subificial. Y aproximándome, un poco a mi compañero comento aun susurrando.
No podemos negar que somos novatos. Pero aun asi, permíteme un consejo. No odies a las maquinas. Limitate a destruirlas como si fuera un trabajo. Y cuando volvamos quemados de alguna jornada, y te aseguro que será asi, desconecta en el burdel mas próximo. Fiate de lo que te digo que se de lo que estoy hablando.
Mantengo una distancia de unos pasos con mis superiores pero les sigo el ritmo mientras avanzxamos a través de la base.
Y puesto que observo mientras hablo, el entorno a mi alrededor, me percato de las miradas que nos echan algunos de los veteranos con los que nos cruzamos.
Y por mi parte, me encojo levemente de hombros pues ya tratare por todos los medios de no convertirme en carne de cañón.

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08/06/2013, 00:33
Irvine Creed

Habla demasiado...  Pienso, cuando escucho hablar a McCallister. Asiento ante su primera pregunta, no era muy dado a los libros, pero los grandes clasicos conocidos en las doce colonias, eran los grandes clasicos. Camino, escuchando de fondo las palabras del Sargento, ahora mas pendiente de la base, de la gente.

Queria ser mas consciente de mi entorno, de la forma de vida alli. Necesitaba aprender de los que habian sobrevivido, para garantizar que mañana seguiria en pie, para seguir dando por el culo a esas tostadoras.

Hay una palabra que me devuelve a la conversacion con él. Incluso hace que me pare unos segundos, girando la cabeza hacia el, con cierta mirada inquisidora. ¿Rebeldes?  Pregunto, humedeciendome los labios con la lengua, y alzo el dedo indice en su direccion.  Esas putas tostadoras se habian llevado todo lo que conocia, todo lo que consideraba importante. Rebelde era faltar el respeto a los rebeldes de verdad, y el habia conocido a unos cuantos. Llamelos hijos de puta enlatados. Llamelos tostadoras. Llamelos chatarra ambulante. Pero no los llame Rebeldes. Bajo entonces el dedo indice, reanudando la marcha junto a el.

La humedad comenzaba a gustarme, al igual que la temperatura. Me recordaba vagamente a Virgon. Tiempos mejores, sin duda. Lo sucedido con el Sargento Williams me da que pensar. Llevaba aqui 10 meses y tres semanas, y aun asi cayo en la mas estupida de las situaciones. Si tengo que morir, espero que sea mientras le meto mi cuchillo por el culo a uno de esos cabrones.

El Soldado Martin tiene suerte de que este mas pendiente de las explicaciones del Sargento que de lo que susurra. El si odiaba a las maquinas. Tenia mucho que arrancarles. Mucho. Casi tanto como le habian robado a él.

¿Conoce el terreno? Quiero saber donde piso, quiero saber donde miro, y si las tostadoras cagan, tambien quiero saber el color de su mierda, no me gustaria tener que visitar a nadie dentro de un año.

Llego a dedicar mas de una mirada a esos "supuestos" veteranos que nos miran con cierta sorna. Es suficiente como para que sigan con su trabajo, sin mas ganas de incordiar a los chicos. No me apetecia joder lo que por el momento, estaba siendo "un buen dia". Un clima de mierda, un paisaje de mierda, y un monton de mosquitos de mierda.

¿El Coronel Spartan sigue siendo la cabeza pensante por aqui?

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08/06/2013, 01:35
Carl McCallister

Qué sujeto tan podrido, me hace una pregunta, me pide informe y parece que se ofende, ¿qué demonios quiere?, si me dice que le hable del lugar no le voy a decir que es una cama de rosas, no se da cuenta que atrás de él uno de sus hombres habla de no odiar a esas porquerías, "el odio es malo, hay que abrazarnos y ser bondadosos con los putos androides de mierda". vaya parranda de pendejos, no les doy ni dos días. Seguro que a ese no le señala con el dedo.

Mientras me habla de   "no debo llamar Rebeldes a las maquinitas", yo miro por encima del hombro y sonrio al tonto que esta "en su equipo"... me olvidaba, me asignaron a él.

!Qué mala suerte!, aunque no he de adelantarme, pero a primera mirada este grupo apesta.

Así que ante el cortante señalamiento de Creed, no lo miro con sumisión (mis superiores se ganan mi respeto por sus acciones no por la lengua sucia que demuestren) así  que mi reacción es nula, hablare como se me de en gana, este recien llegado tendrá que ganarse mi confianza, me importa un coño que sea oficial superior, si quiere saber donde cagan las máquinas mejor que se prepare a ver donde pisa.

Haciendo que poco y nada me importa, me dedico a seguir ordenes y responder sus cuestionables preguntas de manera corta.

Sí  conozco  el terreno señor. Respondo mientras camino, veo algunos que se rien de "mi nueva asignación", los ignoro. Posiblemente se burlan de mi mala suerte.

¿El Coronel Spartan sigue siendo la cabeza pensante por aqui?

Sí, lo espera.

Continuo caminando mostrandole el camino.

 

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09/06/2013, 00:45
Irvine Creed

Sonrio ampliamente cuando ni se inmuta de que lo señale con el dedo. Ese tio comenzaba a caerme bien, disfrutaba de la compañia de soldados con los cojones bien puestos. Y parecia que, por ahora, el Sargento los tenia. Ahora solo le faltaba el pulir el asunto de las tostadoras, y tendria un segundo de confianza.

Borro la sonrisa a los pocos segundos, ya que puedo sacarle la primera traba a aquella mision. La puta mascara de aire, me molestaba. Paso el dedo indice entre la goma que la sujeta, y mi piel, buscando cambiar la correa de posicion, para mayor comodidad.

Tener en la unidad alguien que sepa donde estamos, es una buena noticia. No le apetecia acabar como el Sargento William. Entre eso, y otra cosa que habia mencionado McCallister, sobre los Cylon. Comento que habian aprendido a esconderse, que contaban con trampas y armamento mas sofisticado ¿Que puede decirme? Queria seguir con vida un dia mas. Y queria que mis hombres tambien llegaran a ver salir el sol el dia de mañana, a pesar de conocerlos de horas atras.

Habria agradecido que el Sargento me explicara algunos detalles sobre el lugar. Nada extenso, pero alguna informacion que le ayudara a adaptarse a su nueva casa.

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09/06/2013, 07:53
Carl McCallister

Sigo caminando y hablo dando el informe que me pide.

Han desarrollado un sistema de camuflaje que nos dificulta ubicarlos como sistemas inteligentes. Se apagan cuando se hacen los scanners respectivos siendo poco confiables las lecturas de los equipos, pero se prenden de manera rápida cuando una patrulla pasa cerca, parecen ser casi invisibles, y algunos soldados que han sobrevivido a los ataques han afirmado que algunas de estas cosas se vuelven transparentes, aunque he de decir que en el tiempo que llevo acá no he visto ese fenomeno, pero no dudo que hayan desarrollado esa tecnología.

Mis palabras estan medidas con recuerdos de luchas y de compañeros muertos, o mutilados. Los pocos que sobreviven tienen suerte pero no vuelven a ser los mismos.

Las emboscadas se han hecho pan de cada día, conocen bien el terreno y pueden esconderse o hacerse pasar como  partes del paisaje, hay que tener el ojo entrenado para ver algo anormal, una roca, la vegetación, y hasta el suelo. Los hijos de puta, ponen explosivos en lugares donde se pueden generar derrumbes o colapsos de roca y tierra, además de algunas sorprensas en sus armas, pero creo que luego se les hablara a todos a profundidad de eso.

 

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09/06/2013, 20:58
Director

El jeep se detuvo ante la mole de la torre del centro de información y control, y los marines bajaron superando tres check-in de seguridad. Debieron dejar sus armas pesadas en la entrada, pues en el cuartel general solo los guardias designados podían ir armados, excepto en el caso de que el enemigo penetrara en sus defensas. Una cosa que no llevaba sin pasar, exactamente, dos años.

La actividad allí era febril. En las salas de crisis se seguían las operaciones de las diversas bases subordinadas, los comandos de operaciones especiales y las operaciones de ataque en curso, coordinadas por el mando en órbita en la estrella de combate Némesis, la única que operaban los marines y que estaba especializada en apoyo a unidades sobre el terreno.

Subiendo por el ascensor pudieron ver los nombres de las diferentes plantas, y como se incluían laboratorios y otras instalaciones para civiles adjuntos a las operaciones militares o que operaban bajo el abrigo de éstos. Pero en su planta, la actividad era exclusivamente militar, y los silenciosos guardias con armadura de combate se limitaron a mantenerse impasibles ante su recorrido por el pasillo hasta una de las salas de briefing. Allí había gran cantidad de novatos y recién llegados que habían viajado en su lanzadera, sentados en sillas de plástico y esperando que apareciera "el hombre".

Minutos más tarde, el ordenanza que había en la sala se cuadró, y todos hicieron ademán de levantarse. Sin embargo, la voz varonil del coronel les disuadió de hacerlo.

-Descansen -dijo- No quiero formulismos ni gilipolleces.

Caminó por el pasillo entre las sillas mirándoles, e hizo una seña a su ordenanza que preparó unas diapositivas.

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09/06/2013, 21:10
Elisha Spartan

El coronel tenía unas cicatrices bien visibles en el rostro, semejantes a unas garras. Le daban un aspecto fiero, aunque sin embargo aseado y pulcro como mandaban las ordenanzas. Llevaba la guerrera arremangada, porque a decir verdad en aquel maldito planeta hacía un calor de cojones.

-Bienvenidos a Medra, damas y caballeros -dijo- Estoy aquí para avisarles de que sus días felices han terminado.

Señaló a la ventana que había al fondo de la sala.

-Ahí fuera, más allá de esos muros, toda criatura que se arrastra o mora en el fango querrá matarles y comerse sus entrañas como si fueran un manjar. Es una selva despiadada, y tendrán que abrir bien los ojos. Da igual toda la tecnología que deseen llevar, porque cuando mosquitos tan grandes como un jodido mapache les piquen por la noche despertarán con  dos litros de sangre menos, y alguna extraña enfermedad de la que morirán horriblemente. La fiebre de Medra, el sarpullido azul, las sanjiguelas gigantes, el veneno de las serpientes... todas esas toxinas incompatibles con la vida humana. No se hagan los héroes, señores. Han recibido vacunas contra muchas enfermedades de este planeta, y todavía les faltan algunas más.

Se detuvo y se dió la vuelta.

-Pero este planeta es estratégico para ambos ejércitos. Y no solo por el tilio o el helio-3. Den una patada a una piedra y encontrarán cualquier cosa: vetas de metales de nombres impronunciables, gases tan extraños que los científicos darían su huevo izquierdo para sintetizarlos en armas químicas, oro, plata, curas contra el cáncer y todas esas mierdas. Los cylon quieren este planeta, y nosotros también. La única razón por la que las tostadoras no están atacando Virgon, o Tauron, o cualquier otro planeta, es porque las tenemos entretenidas aquí. Hace seis meses... -señaló al techo- Una flota cylon atacó a nuevas naves en órbita. La batalla fue jodidamente apocalíptica, pero vencimos. Lanzaron tres cabezas nucleares aquí, que fueron interceptadas a tiempo, y desembarcaron más de dos mil centuriones. Atacaron esta base, y Álamo-4 cayó convertida en un hongo nuclear. Les pateamos el culo a costa de fuertes bajas, y ahora ha llegado el momento de devolver la lucha a su terreno.

Dio una señal para que comenzara la primera diapositiva interactiva.

-Hemos lanzado ataques en dos de las seis bases cylon que conocemos en el planeta. Se ha procedido a un bombardeo orbital de las restantes, con cabezas nucleares, con proyectil convencional, con todo. Hemos conseguido ganar la superioridad del aire, gracias a la colaboración de los chicos de la flota y por la llegada masiva de nuestros nuevos helicópteros Maverick y los cazas de combate atmosférico Fox-5. Pero necesitamos infantería para marchar sobre el terreno y entrar en los búnkeres del enemigo. Para terminar de joderles bien. Es un trabajo paciente, es un trabajo jodido. Hay que recorrer, senda a senda, buscando al enemigo, aprendiendo a identificar una emboscada, a oler su presencia. El apoyo aéreo está garantizado, pero no se confíen. Cada cylon es una unidad de combate autónoma y superinteligente. Son capaces de mantenerse inactivos durante meses, durante años, ocultos en el medio, llenos de barro, llenos de hojas e insectos. No tienen prisa para joderles vivos, y en eso se han vuelto unos expertos. Cada cylon es capaz de pensar en 200 formas de matarles antes de decidir cual de ella van a aplicarles. Y todo eso en una fracción de segundo. Su lentitud no es problema en la selva, pues la utilizan para sus propósitos. Se han vuelto maestros del sigilo, y han desarrollado nuevas variantes del centurión adaptados al combate en la selva. Este será su enemigo, caballeros, y ésta será su misión. Hemos iniciado el contraataque, y cuento con ustedes, como infantería ligera, para salir ahí fuera y patear el culo a esas tostadoras. Respeten a los veteranos y a su sabiduría, aprendan rápido y adáptense. Lamentablemente no tenemos tropas suficientes como para dejarles tocarse los huevos unos meses y que aprendan las lecciones de la selva. Todo gracias a los amigos de "no a la guerra" que se manifiestan en Cáprica y otras ciudades. Así que no puedo hacer otra cosa que dejar que se fogueen en misiones de poca monta, para que se sumen luego al ataque en la medida de nuestras necesidades.

Les miró a todos como si pudiera ver en el fondo de sus almas.

-Cada tostadora que matamos aquí es una menos en nuestros hogares. Cada centurión que cae en Medra es un asesino que estaría dispuesto a despedazar a sus madres y novias como un pan caliente, sin ningún tipo de piedad o remordimiento. No se que coño les han contado de este planeta pero les digo una cosa. Ésta es la batalla más importante de ésta guerra. Y por mis cojones que va a terminar en una victoria. ¡¡¿¿Estáis conmigo marines??!!

Notas de juego

Estáis en una zona con oxígeno.

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09/06/2013, 23:17
Michael Biehn

La lanzadera que nos ha traído al planeta está llena de soldados, la mayoría de ellos son muy jóvenes y no han visto nunca una muerte violenta, se les ve nerviosos pero ansiosos. A su lado, están los veteranos de otras batallas, de otros frentes, se les ve más calmados, más tranquilos que a los jóvenes imberbes que les rodean, pero al fondo de la lanzadera, con 2 guardias de la Policía Militar, estamos la media docena de veteranos convictos, viajamos sin armas, aunque si con el resto del equipo, ya que no se fían lo bastante de nosotros. Aún así estamos tranquilos, todos hemos recibido ya nuestra ración de muerte y violencia antes de entrar en el ejercito, pero en la guerra el sistema ha encontrado una salida útil a nuestras habilidades. 

Cuando me cincho en mi asiento para el descenso, busco postura y me quedo dormido antes de que la lanzadera salga de la nave, es muy importante saber descansar y poder recuperar fuerzas bajo cualquier circunstancia. Por eso me pierdo el descenso hacia el planeta y las seguramente magníficas vistas del nuevo infierno al que me han trasladado.

Uno de los Policías Militares me despierta cuando el resto de los pasajeros ya se han bajado de la lanzadera y nos escoltan fuera de la lanzadera junto a otros dos policías locales, después de explicarnos como usar unas máscaras de oxígeno, ya que la atmósfera de este planeta es mortal de necesidad, sin falta de que los Cylon hagan su parte.

Nos llevan para hacernos una inspección médica y ponernos aún más vacunas, el infierno debe ser un paraiso al lado de este planeta para que haya que tomar tantas preocupaciones. Al salir del edificio me detengo en la puerta para colocarme la máscara con cuidado mientras que otro de los que venían conmigo se ha olvidado de la máscara y hace que los policías tengan que apresurarse para evitar que muera nada más llegar, este tío no va a durar mucho aquí, pienso.

Después nos acompañan a administración para darnos las ordenes, a mi me han asignado a la unidad del Teniente Creed, donde hará las funciones de explorador de avanzada, el puesto más peligroso de la unidad, y más en un sitio como este.

Después nos indican como llegar al CIC y los policías militares se despiden deseándonos suerte y recordándonos que no es muy recomendable el ir por ahí sin la máscara. Me detengo unos minutos, inspeccionando unos folletos para asegurarme de quedarme sólo y tras ajustar bien la máscara y comprobar el nivel de oxígeno de la misma, salgo en dirección al CIC.

La seguridad del edificio es enorme, por costumbre me entretengo contando el número de cámaras y guardias, observando sus movimientos y tratando de descifrar el patrón de sus rutinas de vigilancia. Una vez en la sala de briefing me siento al fondo de la sala, en una esquina, lo más alejado posible del resto esperando a que llegue el Coronel Spartan.

Este parece ser todo un personaje, desde el principio deja claro que a él no le importan los formulismos, por sus cicatrices parece que no es un chupatintas, es un mico más, que se ha comido la misma mierda que los demás, que ha pateado a las tostadoras y que ha sido pateado por ellas. Un tipo de los que puede llevar a sus hombres a las puertas del infierno, pero que lo hará al frente de ellos, mostrando el camino a seguir y pateando culos como ellos. Un tipo con dos cojones, como a mi me gustan.

Acaba su presentación con una pregunta, una pregunta que sólo tiene una forma de responderse, me pongo en pie y grito:

- ¡Ooh-rah!

 

Notas de juego

http://en.wikipedia.org/wiki/Oorah_(Marines)

 

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10/06/2013, 06:43
Johnny Martin

Tras el paseo en jeep, en el que me percato del grado de movimiento que hay por toda la base, una idea aparece en mi cerebro. No vamos a tardar mucho en salir a la selva.
Otra cosa distinta, será cuando volvamos y si logramos hacerlo.
El jeep se detiene al fin, para alivio de mis posaderas pues voy sentado atrás del todo y nos bajamos ante una estructura ciclópea de hormigón armado.
El centro de Mando.
Y mientras vamos entrando, hay algo que no me gusta. Semejante armatoste, ha de ser un blanco muy tentador para cualquier tostadora voladora que logre infiltrarse.
Sera que he sido minero demasiado tiempo. Pero desde luego, hubiera preferido un buen bunker bajo tierra.
Somos muchos los que vamos apareciendo. Y todos, callamos cuando una figura determinada aparece.
El comandante en jefe del sector.
Y tras su charla, para mi quedan claros unos cuantos objetivos básicos.
Fundir tostadoras. Todas las que pueda y en el menor tiempo posible.
Y prueba de ello, es la asignación de misiones. Patrullas de búsqueda y destrucción.
Asiento para mi en silencio sin interrumpir la charla del oficial. Pero para mi queda claro que va a ser un juego del escondite letal en un entorno, que únicamente resulta hostil para una de las partes. Y hasta me permito una sonrisa pues resulta, que me gusta el juego.
Y cuando el oficial supremo termina su alocución con una pregunta obvia, mi voz se une al rugido de aceptación que obtiene a modo de respuesta.

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10/06/2013, 11:39
Irvine Creed

¿Tostadoras invisibles? ¿Apagados condicionales? ¿Explosivos? Estos cabrones han aprendido... Pienso, asintiendo con la cabeza mientras llevo ese va y ven sobre el jeep, agarrandome a la estructura del coche para no dar bandazos excesivos. Habia sacado un par de cosas en conclusion, la primera era que todo lo que habia aprendido combatiendo tostadoras, no servia de nada. La segunda, era que en aquel planeta, estaba mas verde que cuando entre en la academia. Y tercero, que aquel era mi sitio. Miro a mi alrededor, observando la base, fijandome en la composición de las unidades, y de su equipamiento.

El Sargento me habia caido bien, y parecia dominar la situacion por alli. Al menos, habia sobrevivido cuatro meses, y por lo que habia entendido, era mucho mas de lo que muchos habian aguantado. Gracias.  Digo mientras asiento una sola vez con la cabeza, simplemente, tras escucharlo. Vuelvo la vista al frente, en silencio.

Me baja del jeep de un salto, sin abrir la puerta, y recojo del asiento trasero a Elisa, mi arma. En cuanto el primer guardia me pide el arma, hago un gesto de disgusto. Me lo quedo mirando, quitandome las gafas de sol, mirandolo fijamente con cierto desafio, durante unos segundos. Acabo por chasquear la lengua, dejando mi arma en la entrada, a pesar de la disconformidad. Tras entrar al edificio, y ver el primer simbolo de oxigeno, observo a mi alrededor, viendo que los guardias no llevan mas mascaras. Retiro la mia, guardandola en mi mochila de campaña. La necesitaria mas adelante.

Enseño mi identificacion en cada chek-in, sin decir nada, y voy observando las habitaciones por donde paso junto a mis chicos, que se esta cociendo en cada una, mas por curiosidad que por desear saber realmente que hacen alli, hasta que finalmente llego a una sala donde veo a mis semejantes: Novatos. Filas y filas de novatos, que deducia que habian llegado en alguna lanzadera como yo mismo habia hecho minutos atras. Y el ambiente de miedo general no me gustaba, mas aun, lo detestaba, y eso se destilaba de mi cara de asco, sentandome en el lugar designado para mi y mi unidad. Estan acojonados...  Comento en un susurro, como gesto de confianza a McCallister.

Cuando el Coronel entro en la sala, él se lo quedo mirando. No me pongo en pie, habia coincidido con Coronel en el pasado, y sabia que diria que algo similar a lo ya dicho. De la mochila saco un cuaderno de notas, asi como un simple boligrafo, y comenzo a tomar notas. Las primeras, eran sobre los miembros de la unidad que conocia, Scott, Johnny y Carl. Impresiones, principalmente, asi como anotaciones sobre sus especializaciones. Luego comenzo a tomar notas sobre las medidas de seguridad de la base, pero se detuvo, arrancando la pagina. Si los capturaban, no queria que el enemigo usara aquella información en su beneficio. Hace una pelota con ella, tirandola al suelo bajo su silla, y comienza a tomar notas sobre lo que explica el Coronel. Basicamente, completaba la informacion del Sargento, eso me daba cierta seguridad y confianza sobre el.

Alzó la mirada cuando acabo de tomar notas, a tiempo para escuchar la ultima frase del Coronel, que acaba por sacarme una sonrisa, mostrando una hilera de dientes. Estamos contigo, Coronel. ¡Victoria o Muerte!

 

 

 

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10/06/2013, 17:35
Scott Asimov

Cuando entran al edificio Scott puede ver un marine se quita la máscara, está a punto de advertirle cuando se percata que no es solo uno, y todos parecen que lo tomen como algo normal. Busca a su alrededor la señal de Oxígeno pero no la ve, de todas formas no quiere hacer más el idiota y termina quitándosela. Ah mira - Murmura cuando pasa junto a la señal

En la sala de briefing se respiraban nervios, Scott percibía más nervios que temor, los marines allí reunidos eran todos hombres valientes dispuestos a luchar por su raza y a defender su propia vida con uñas y dientes. Hacía un calor de mil demonios y Scott se quitó una chaqueta que traía para dejarla en la silla. Cuando la bota del ordenanza empezó a fregar el suelo. Scott fué el primero en pegar un salto para cuadrarse, ya estaba firme y prácticamente saludando cuando el coronel le disuadió. Y lentamente y mirando a sus compañeros alrededor Scott volvió a sentarse para oír el discurso de desaliento que terminaba con una arenga motivacional.

Joder si Scott tenía ganas de demostrar que valía. Su hermano mayor estaría orgulloso de verle ahí, y su hermano pequeño estará esperando noticias suyos de seguro. Al rugido unisono de los marines Scott se puso en pie alzando el puño, y ... ¡El protocolo de seguridad funciona! ¡Gracias a dios que les habían quitado las armas! El barbudo de Asimov hubiera querido demostrar su enardecimiento con uno o dos  tiros al aire. -¡¡ Ooh-RaH !! ¡¡ Sí Joder !!

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11/06/2013, 06:05
Carl McCallister

Hago una señal de asentimiento al  oficial Creed cuando me agradece la información, supongo que lo que yo le comento es poco con lo que la experiencia le va a mostrar. Luego escucho el comentario de Creed sobre el temor que muestran los soldados. No hay valentía sin temor aquí. La mayoría tienen esa cara al llegar.

En silencio escucho el discurso del coronel Spartan, veo la cara de los demás y me pregunto cuantas veces no he escuchado este discurso en estos meses. Uno en este trabajo debe volverse duro, y  formar un callo alrededor para no desbaratarse. Muchos no lo logran, llegan llorando y con problemas mentales, ya había olvidado aquél chico que se suicidó hace dos semanas. Estar aquí es de valientes, pero permanecer aquí es de masoquistas. No tengo nada que perder, nadie me espera si regreso, y solo peleo con la esperanza de que esta mierda, la misma que le quitó la vida a mi familia pare en algún momento y podamos aniquilar a esos hijos de perra.

Me pregunto sobre el estado mental de los pacifistas. Debe ser bonito vivir en ese mundo de unicornios y de hadas en la que el amor y la paz solucionan todo. Las maquinas no tienen sentimientos, y tampoco conciencia, pero seguro ellos se tratan entero su idea de paz y armonía.

Yo soy consciente de lo que el coronel está necesitando,  la infantería es carne de cañon, pero creo que  es inevitable convertirse en presa fácil. En algunos casos y sin el entrenamiento básico esto es casi un suicidio. Pero muchos veteranos comenzaron así y aún están vivos, y semana por semana, vienen a esta instalación más y más soldados...

Los rostros de los demás, algunos asustados, otros pensativos , la única seguridad aquí es la muerte, sólo que yo no quiero morir como un cobarde. No me importa que luego de que pase nadie se lamente, o me recuerden poco, el honor se debe llevar hasta la tumba, y si la mía será  Medra sólo espero llevarme a más de un enemigo conmigo.

Escucho el discurso del coronel y se me llena el corazón de orgullo, naci para esto. Alzo la mano con fuerza y grito:   SI SEÑOR,  ¡!!!VICTORIA!!, ¡!!!VICTORIA!!

Mis  ojos se llenan de emoción, sé que estoy aquí por algo.

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14/06/2013, 01:39
Director

El teniente Creed y el sargento McAllister fueron convocados por el coronel tras el discurso para que hablaran sobre planificaciones tácticas en la intimidad de su despacho. En cuanto al resto del pelotón, no tenían más orden que personarse en sus barracones y aguardar instrucciones, lo que equivalía a tocarse los cojones, excepto que algún oficial les diera una orden explícita.

Sus barracones se encontraban en la calle Dog, tercera intersección, a unos buenos 15 minutos a pata desde el centro de información y control. Durante este paseo, ya recuperadas sus armas, pudieron ver diversos entrenamientos al aire libre (aire insano) y traslados de material militar en las labores normales de intendencia. Las anodinas labores de intendencia. Realmente, el ejército era como un mastodonte en el que, para poder colocar unos cuantos guerreros en el sitio preciso con el armamento preciso, una legión de paseacarteras y transportistas tenía que mover sus culos de forma frenética como si fueran hormigas. Quizá era una de las razones por las que los cylon les habían jodido a base de bien: cada cylon, llegado el momento, es un guerrero que necesita poco mantenimiento. No come, no duerme, no necesita toallitas de papel ni revistas guarras. Simplemente, está ahí para hacer la tarea que se le encomienda, sea transportar un palé de municiones o matar humanos con sus propias cuchillas.

El caso es que sus barracones eran un simple módulo prefabricado con sellado ambiental, que se componían de tres secciones: unos baños, un almacén de material y una gran sala comunal llena de literas de dos pisos, a cuyos pies había un arcón metálico, que junto a la taquilla compartida que había pegada a la pared eran los únicos lugares donde los marines podían guardar sus pertenecias. Los únicos lugares legales. Al fondo del dormitorio, en el arco sobre la entrada de los baños, había una bandera del regimiento y otra hecha por los propios marines con un gracioso abrelatas antropomorfo sacando músculo.

Lo que más les atrajo al llegar fue el olor a porro. Al fondo del dormitorio había cuatro marines más, todos hombres, uno de ellos un tauron con aspecto barriobajero. Los otros, parecían los típicos gilipollas que se las daban de listos. Veteranos. Estaban charlando entre ellos y fumándose unos petas. Cuando les vieron aparecer el que parecía el líder bajó de la litera con un contoneo muy de suburbio al caminar.

-Vaya, vaya -dijo- Parece que tenemos carne de cañón nueva, lista para el matadero.

Uno de sus compañeros, un canceron negro como el azabache añadió otra gilipollez.

-¿Cuanto créeis que tardarán en palmarla?