Partida Rol por web

Al fin están los bichos a sus puertas. El momento de la verdad ha llegado y es ahí cuando se podrán a prueba... tienen que ganar o morir, pero si mueren será luchando hasta el final. Se coloca el detonador alrededor del cuello y pasa a infrarrojos como ha ordenado el Sargento y espera a que esas criaturas infernales estén dentro de su rango de disparo para darles caña y enseñarles realmente que es el infierno.

Espera el momento adecuado para comenzar a disparar.

Joder...

Jamás, repito, JAMÁS había pensado la latina que llegaría a ver tantos bichos juntos. Aquello era un horror, una oleada de muerte y destrucción que se les estaban viniendo encima para aniquilarlos. Y sólo eran unos 50 hombres.

- Tenemos problemas... - comentó bajito, tragando saliva.

Como fallasen los disparos...

Palpo mi equipo: el fiel Morita con la Underslung acoplada debajo, la bandolera nueva de munición con los cargadores y las dos granadas, el cinturón de combate, la armadura, la pistola en su funda.

Parece que estoy listo, tanto como puedo estarlo al menos. ¿Me quedaré aterrado cuando nuevamente vengan los bichos? Espero no volver a deshonrarme otra vez.

El explorador, como acto reflejo, revisó que los cargadores adicionales que recibió estuvieran en la bandolera. Sería un verdadero desperdicio de tiempo tener que sacarlos de lugares menos accesibles. Por suerte, no tuvo que preocuparse por ello, y dio gracias por ello.

"Esta clase de errores son los que se pagan con la vida..."

Habiendo estado ocupado con el asunto de las cargas, apenas tengo un momento de descanso en cuanto vuelvo a mi posición para sentir lástima por el zapador de la Heat y confiar en que no haya perdido una mano o una pierna por la condenada explosión. Tienen que ser las palabras de Sonia las que me saquen de asegurar que llevo la disposición de cargadores adecuada en el cinturón y que la granada de fragmentación también la tengo guardada en el cinto en vez de desperdiciarla en la mochila. Al alzar la vista contemplo el mar de insectos que pretende asolar nuestra posición, que a cada segundo me parece más pequeña y frágil. "Joder, tendríamos que haber reforzado la puerta el doble" es lo único que se me pasa en el primer instante por la cabeza. Y luego niego y guardo el cargador de la Tinderbox del cinturón en la bolsa y lo cambio por otro cargador de rifle... porque lo voy a necesitar.

-Sonia, si salimos de esta... cuando salgamos de esta, creo que seré una buena pareja y te invitaré a un doble de lo que más te apetezca. -Termino de arreglarlo todo, le quito el seguro al rifle y me quedo contemplando el condenado océano de insectos que pronto va a volar por los aires de manera definitiva.

La garrafa de combustible que tenemos es del combustible del motor del sistema de alumbrado,solicito informacion de que hacer con ella

CANAL DE COMUNICACIONES PRIVADO CON SARGENTO FOCKER:

- "Señor, parece que el Sargento Corbec está pensando en gastar el combustible reservado a iluminación. Es posible que se nos haga de noche aquí, señor." -

- el zapador Oldman, sufrio un accidente, mientras colocaba uno de sus artefactos... no queda nada de el -

-Sargento Corbec, como espera que se combata de noche si ha tomado el combustible del alumbrado. Se ha permitido el uso del combustible para vehículos solo por que no tenemos vehículos en que usarlos. De vuelva el combustible a donde se encontraba, dado que necesita a Stone con usted, yo mismo me encargare de encender el alumbrado.-

- "Sargento, el Táctico Bell informa de la muerte del Zapador Oldman.

El Capitán ha desautorizado el uso del combustible para el alumbrado.

Señor, debemos decidir si nos interesa combatir con alumbrado o bien usando el visor del casco, ya sea con infrarrojos o visión nocturna. Personalmente, aconsejo usar el alumbrado." -

Escucho las palabras de mi consejero táctico y pregunto ya que me asalta una duda:

 - "¿Alguna razón en de peso para preferir el alumbrado? Lo pregunto pues si usamos los sistemas de visión de los trajes podríamos usar ese combustible en otra cosa. Responde pronto, las visitas no nos darán mucho tiempo para decidir."

Espero su respuesta mientras me preparo para dispararle a la horda que se acerca.

- "Señor, el uso activo de los sistemas de los trajes consume energía, y la mayoría estamos ya en la reserva. Además, tengo la esperanza, tal vez infundada, de que los focos deslumbren a los bichos." -

La imagen era desoladora. Por completo. No había que ser ningún puto genio militar para darse cuenta de que NO HABÍA JODIDA MANERA HUMANA de que sobrevivieran a eso. No con garantías, al menos. Si la ayuda de la Flota no llegaba pronto, no iban a conseguirlo más de la mitad.

Aún así, Sonia pensaba plantar cara hasta que la hicieran pedazos. Dispararía y dispararía hasta que estuviera muerta. Y si se quedaba sin balas antes de que muriera, pues iría a darles de cuchilladas. Era un soldado, maldita sea, y estaba hecha para morir luchando.

Sin embargo, a pesar de la puta marabunta que se les abalanzaba, todavía quedaba algo peor. De los agujeros que se abrieron antes en la tierra ahora aparecían más bichos... y dos malditos tanques más. Y la latina estaba ya hasta los cojones.

- ¡Ah no, esta vez no, cabrones! - gritó, levantando el Morita y empezando a disparar.

Mkoll sabía que el tanque debía ser el primero en caer. Recordaba los estragos que había hecho el anterior al llegar allí, y como aquel pobre diablo había muerto calcinado... Y él se había salvado por poco.

Así que no dudó, y apuntó su Hawkeye a aquel desgraciado, para intentar derribarlo antes de que llegara. 

Y así, el alud de insectos se nos acerca aún más. Por fortuna, nunca he hecho más que oir historias sobre ello en el pueblo, pero seguro que ver una montaña entera cayendo sobre ti ha de tener el mismo efecto que esta perspectiva. Poco importa ya si la Flota nos ha abandonado por poco o mucho tiempo, mientras el cielo se llena de bichos voladores y el suelo de obreros chasqueando sus mandíbulas dispuestas al banquete, pues lo único que nos separa ahora la franja entre la vida y la muerte es una pared gastada, una alambrada ya tocada en el ataque anterior, una puerta parcheada, pocos explosivos y un montón de balas que no llega a ser diez veces mayor que la cantidad de insectos que tenemos delante. Pero qué demonios, somos la Infantería Móvil, y si alguien puede salir de este condenado hoyo helado en el infierno, esos somos nosotros. Y cuando todavía queda un poco para que lleguen, otros bichos deciden salir a darnos la bienvenida iniciando así el festín antes de tiempo. Por desgracia, ninguno de los bichos sale especialmente cerca de los explosivos que tengo controlados yo, así que no tendré oportunidad de darles una sorpresita a menos que vayan directos a la puerta... y los tanques anteriores no lo hicieron. Así que con eso...

-Señor, aguardando órdenes. Si los tanques se acercan a mis explosivos, ¿tengo permiso para volarlos en pedacitos? -Prefiero aguantar un par de segundos y que el Sargento diga si quiere que dispare antes de que entren en un buen rango o no, que liarla y fallar una ráfaga que bien podría ser efectiva más tarde. -Preparado también para volver a encender la puerta cuando mande, señor.