Partida Rol por web

Conforme me levanto y observo a mi alrededor, veo que me ha ido bastante bien. He caído casi en el medio del fuerte, una caída casi perfecta...si no fuera por los cientos de bichos que rodean el fuerte en el que ahora estoy.

No es momento de distracciones, así que sin perder ni un segundo, me dirijo rápidamente hacia el norte mientras veo como McAllen se levanta del suelo y se dirije hacia el Teniente, que está en el suelo con cara de dolor, detrás del Sargento Foker. "EH, EEH, ¿ESTÁS BIEN?" le grito mientras me muevo a McAllen, pero enmudezco en cuanto le veo ponerse delante del Teniente y saludarlo. Oigo a winters como me dice que me vaya con él, pero le digo que no con el brazo y le hago indicaciones de que siga sólo.

En cuanto llego más cerca de McAllen, oigo la voz del Teniente Osher a través del Intercomunicador y escucho atentamente sus instrucciones. En el momento que termina de hablar, le tiendo un brazo a McAllen por si necesita mi ayuda mientras miro alrededor buscando las escaleras más cercanas que nos lleven a la parte Oeste del muro, para cumplir las órdenes asignadas. Me sorprendo a mí mismo cuando un pensamiento surca veloz mi cabeza y hace que mis ojos recorran mi entorno buscando una cosa que nunca hubiera pensado que buscaría, intento ver el cuerpo de alguno de mis compañeros caídos en combate, porque ellos tienen algo que nosotros ahora mismo necesitamos con mucha más urgencia que ellos....munición.

Los últimos infantes habían tocado por fin tierra, ninguno de ellos había errado el camino y todos parecían enteros. Sus compañeros, que cayeran momentos atrás aun se encontraban en los alrededores, pero se notaba con claridad que ya tenían algo que hacer.
El teniente Osher estaba recargado sobre lo que parecía ser un pozo taponado al centro del fuerte. Estaba herido y probablemente fuera de combate. En sus alrededores, los gritos y disparos les indicaban que era hora de moverse, el combate apenas había comenzado.

No había tiempo para pensar sino para actuar así que Romeo aterrizo junto los restos calcinantes de un bicho y sin pararse demasiado a observar si seguía muerto o no echo a correr en dirección hacía la intersección del muro donde había observado a un bicho entrando en el fuerte.

A su alrededor solo se escuchaban disparos, lamentos y ese sonido tan irritante que hacían los bichos que se asemejaba a la de las cigarras en verano.

El aterrizaje fue bastante más suave de lo que esperaba pero no había siquiera tiempo de pensar en aquello. Se deshizo del aparato, amarro su fusil y fue a subir al muro que le quedaba más cercano. No había tiempo que gastar en tonterías y esperaba encontrarse en el pasarondas a algún superior que le diera instrucciones.

Pese a todo, y sorprendiéndose a si mismo, no tenía miedo. Bien fuera la adrenalina, la despersonalización o la excitación por su bautismo de fuego lo único que quería era pelear y demostrar su valía.

Cuando toco el piso con la suela de mis botas no lo puedo creer. Apenas puedo mantener la conciencia. A mi alrededor todo es explosiones y gritos. recuerdo lo básico y más importante para mi supervivencia el mini kit médico de nuestro equipo. pongo una rodilla en tierra y observo la herida que cruza el abdomen. rápidamente saco el kit y comienzo a aplicarlo, el alivio ya se siente un poco, sin embargo si quiero terminar el día esto recién comienza. Debo ayudar a mis compañeros que se encuentran acosados.

Estaba en el fuerte. Miré a mi alrededor, y vi gente con problemas. Un par de bichos muertos, un agujero, gritos, estática en mi comunicador...

Pasé de todo eso, por el momento. Lo importante, ahora que estaba con los pies en el suelo, era mirar mi herida, ahora si.

Un corte feo en el abdomen. La hemorragia no era grave, posiblemente debido al intenso frío. Saqué el cuchillo de combate y destapé el compartimento donde había un pequeño botiquín: un pequeño coctel de analgésicos, creo, y alguna cosa más. Esparcí la espuma verdosa por la herida, y me chupé los dedos, para aprovechar el medicamento. No sentí una mierda. Tampoco sentía mis dedos, a pesar de los guantes térmicos. Debía bastar, ya que no había nada más...

-Ustedes los recién llegados, parase que son los últimos- les hablo el teniente a los últimos infantes en caer. Recargado a un costado de un pozo, el teniente Osher no tenia buen aspecto, al parecer había sido herido por una bala durante la caída a la par de que tenia diversos golpes y cortes. –Ha llegado el momento de que demuestren de que están hechos, esta batalla será para nosotros- clamo el teniente hablando mas que nada para si mismo. –El capitán Tsumina que es quien esta al mando del fuerte me ha ordenado que los distribuya para reforzar los muros. Goldberg, dirígete al muro oeste y ponte bajo el mando del sargento Wolf del escuadrón Eco; Yúpe y Highway, diríjanse al muro sur y pónganse bajo el mando del sargento Focker del escuadrón Fox; Graves y Campbell, diríjanse al muro este y pónganse bajo el mando del sargento Corbec del escuadrón Heat-

- !A la orden, mi teniente! -dice Nathan mientras se dirige hacia el muro.

- ¡SI, SEÑOR! - grita romeo avanzando hacía el sector indicado.

- Entendido, señor- Respondo a la orden con esfuerzo pero seguro y levantando la cabeza hacia el lugar indicado. Al trote avanzo entre cadáveres de arácnidos.

- Yuspe, ¿verdad? parece que dispararemos para el mismo lado en este lío. Si atacamos juntos pienso que seremos más efectivos.

¡A la orden, siñor! 

Al Sur, sargiento Fucker, del Fox, si siñor!!. Yúpe tiene -ya todos lo sabéis- un acento del áfrica central que tira de espaldas, lo que hace que, a veces, deforme las palabras. En este caso, se dirige al teniente Osher.

Cuando Highway le habla, Yúpe asiente, entre febril y temblando de frío. Quiemaremos a todos los pierros de Shaitan que se nos acierquen, mi hirmano. ¡Allaah akbar!