Partida Rol por web

Bumag se había perdido muchas cosas. En su vaga memoria de la retirada del fuerte de Galdonia VI solo recordaba fragmentos en los que la horda de bichos se cernía sobre ellos desde todas partes. Ese infante de la pesada le cargó hasta la lanzadera y entonces todo empezó a rugir y a vibrar entre gritos y golpes.

Esa escena se repetía en sueños y constantemente ocupaba su mente el tiempo que permanecía despierto. Es difícil pensar en otra cosa después de vivir un suceso como ese. Cuando mueres ves pasar toda tu vida por delante y muchos se olvidan comentar también que al sobrevivir ves pasar tu muerte una y otra vez como una cinta mal rebobinada.

Ahora me encontraba rodeado de cables y enchufado a maquinas que emitían pitidos constantes. Señal de que el estado era grave, pero estable y de buen pronóstico, al menos según creía ahora no iba a morir. Me había salvado. Hacía menos de lo que realmente parecía estaba en el área de hangares pensando en romperse una pierna o fingir otro accidente.

Como había llegado hasta las instalaciones médicas era un misterio. Recordaba estar en una camilla de campaña cuando un ejército de médicos se me llevó junto a los demás heridos. Mientras aplicaban los primeros auxilios o esperaba el turno de internación me pareció distinguir al zapador que me había subido, sin duda en un esfuerzo de voluntad por recordar su cara. Si salía de esta lo primero que haría sería agradecérselo personalmente. También me pareció escuchar la aprobación del Cabo Stone diciendo algo acerca de beber cerveza.
"Si, en eso pensaba en ese mismo momento, seguramente se me escurriría por todos los agujeros y suturas a medias."

Durmiendo cerca de la mayor parte del tiempo y regodeándome luego del simple hecho de poder seguir vivo escucho como los médicos comentan a los loqueros que mi estado parece decaído y la recuperación se enlentece. No me extraña, cuando me enteré de que la flota se había retirado de Galdonia VI sentí rabiar mi orgullo. ¿Nada de lo que habíamos hecho tenía importancia? Había casi perdido la vida por salvar a esa gente y esa gente la suya por defender ese fuerte del infierno y sin embargo nos íbamos sin combatir. Me contaron que aguantamos el doble de lo que se esperaba y sin embargo todo era un fracaso. Eso duele más que el estrés postrimático ese que dicen que puedo tener.

¿Cómo volvería ahora a plantarme delante del viejo de Mary, Don hombre de hierro? "Hola, déjeme casarme con su hija, ya no soy un macarra sin futuro, ahora soy un tullido deforme que participó en la derrota de Galdonia VI. Merezco el amor de mi hijo porque bajé a una roca helada a hacerme matar." Así es como lo vería él, como la derrota que es en comparación con cualquiera de sus medallas y premios. No soy un héroe. Pero eso da igual...¿Ella me seguirá amando?

Las lagrimas me nublaron de nuevo la visión cuando un llanto me sobrevino. Siempre había sido un tipo duro y aguerrido, pero en ese memento me sentí el tipo más miserable del mundo y me pregunté si no habría sido mejor haberme quedado en el patio del fuerte.

Mientras el resto de infantes permanecian en una especie de actividad social, solo conocida por aquellos que han vuelto del campo de batalla, a medio camino entre la fiesta y el duelo, o se hacían los actos oficiales de conmemoración a los caídos y ascensos, encima la mesilla de noche esperaban una carpeta y unos documentos bajo alguno de los libros de Mary que, una vez firmados, me ascenderían como infante pesado en la misma escuadra donde fui asignado. La Heat.

-Lo siento soldado- respondió el capitán con sinceridad –no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Estamos fuera de orbita y no se si regresemos a Galdonia VI. Y aun así el planeta esta infestado, no obtendrías al autorización de bajar solo y mucho menos de bajar acompañado. Se que es difícil para ti, pero te aconsejo que no guardes esperanzas. Días atrás el escuadrón Eco rescato a un importe científico y atendió esa señal de socorro, quizá ellos puedan darte mas información.-

Lo peor había pasado para los infantes de la compañía Guardianes de Sirius, momentos cruciales en sus vidas habían tenido que enfrentar, pero ahora todo quedaba atrás. No sabían cuando regresarían a Galdonia, incluso no sabían si lo harían, si tendrían una pronta misión o si se iría a descansar un largo tiempo era algo tan incierto como saber si vivirían para jubilarse de la infantería móvil.
Sin deseos de atormentarse por el crudo pasado o el futuro incierto los infantes vivían el día a día en la Sirius Beta de la mejor forma que podían, olvidándose de todos los problemas pero recordando siempre a sus compañeros caídos, siempre concientes de que sus Moritas les esperaban y que tarde o temprano volverían a la acción..

Mirándolo un poco confundido, asintió ligeramente y en un ronco susurro contestó: 

"De acuerdo, señor. Hablaré c..c..con ellos." dijo Ethan.

Ya con voz un poco más alta, terminó de dirigirse a su superior: "De todas for...for...formas, me gustaría que se que..quedara las coordenadas por si más ade..ade...adelante puede decirme algo, señor." 

Con un saludo, Ethan pidió permiso para abandonar el camarote del Capitán. Le fue concedido.