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LA ESPOSA DE BARBA AZUL: AISHA

2. LOS PASOS DE LA MADRE (La Segunda Puerta)

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27/07/2019, 22:56
Momo
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- Mi... Mi madre se llama Agnishikha, vivo aquí porque aquí nací...- El infante contestó las preguntas en orden inverso, su voz parecía perderse y un sonido ventoso bajó desde la ventana, cargado de escarcha sólida, en un primer momento humedeció los labios de Aisha al caer, pero los fragmentos parecieron ganar velocidad al bajar hasta convertirse en gélidos proyectiles efímeros. La esposa tuvo que apartarse de la dirección de la imposible ventisca antes de que aquello fuese a más, peor lo cierto era que los cortes ya estaban allí y puede que fuesen más profundos de lo que había pensado en un principio. - Calor... NECESITO CALOR... Madre... AGNISHIKHA... PRENDED LO QUE SEA.

La figura enmascarada de la habitación contigua no pareció hacer caso a lo que allí pasaba hasta que notó la voluta de aire frío proveniente del cuarto de la caldera apagada. Fijó la vista en la oscuridad en la que Aisha se debatía y pareció apoyarse contra la pared, a un lado de las ranuras que servían de ventana, como si empujase el muro, dando tumbos sin resultado.

Del interior de la caldera seguía saliendo un brillo palpitante pero lejano que pareció avivarse durante unos segundos, por efecto de la inesperada brisa glaciar.

Sobre la cabeza de Aisha, el niño comenzó a sollozar. - No eres una buena madre... NO ERES UNA BUENA MADRE... NUNCA SERÁS UNA BUENA MADRE.- Cada frase era puntuada con una nueva bocanada de escarcha, bajo el ventanuco comenzó a formarse hielo.

Notas de juego

El hielo que ha cortado a Aisha afecta directamente a Animus, causando un punto de Trauma. La hermana puede decidir si recibe el daño ella sola o lo comparte con alguna o todas sus Hermanas.

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28/07/2019, 00:47
Gewi
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Aquel niño estaba despertado. Tanto que había comenzado a enrabietarse. Seguramente a partir de ahora y hasta conseguir lo que quería desoiría todo lo que Aisha pudiera decir. Es un niño enfermo en una habitación fría. Madre quiere ayudarle por piedad. 

-Claro que no soy buena madre. Porque aún no soy madre ni tu eres mi hijo. Pero seré madre y me gustaría que si yo no puedo, alguien cuidase de mi hijo.

Hablaba sabiendo que nadie la escuchaba. Se sentía mejor haciéndolo y con eso bastaba.

Aisha coge uno de los atizadores y empieza hacer ruido para que el hombre de la habitación contigua le preste atención. Cuando lo consigue señala al carro vacío y a la puerta de la caldera con la esperanza de que entienda sus gestos si no iré su petición.

-Trae leña o carbón para la caldera. Necesitamos avivarla. Carbón o leña. Ahora. Por favor.

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28/07/2019, 22:44
Momo
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Una franja rojiza comenzó a dibujarse sobre la superficie de la pared, un trazo perfectamente recto en sentido horizontal, un fuerte golpe siguió a esa línea, levantando una nube de carbonilla a este lado del tabique, otra línea apareció bruscamente, esta vertical y uniendo la primera línea con el suelo. Otro fuerte golpe en la pared y se abrió un rectángulo de luz rojiza proveniente de las calderas activas, en él se recortó el oscuro bulto enmascarado que había entrevisto Aisha unos segundos antes.

Venía acompañado por una respiración entrecortada provocada por la mascarilla. Pareció analizar la imagen que tenía delante, tomándose su tiempo y escuchando las peticiones de la aquella mujer, a la que desconocía, antes de que una mano enguantada forzase las gomas de su respirador, que posicionó sobre su coronilla.

- Este cuarto está betado, clausurado, muerto.- Soltó con carraspera mirando a Aisha con ojos muertos.

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28/07/2019, 22:52
Momo
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Dorina intercedió por la esposa de su amo pero aún así parecía haber un resto de temor en su voz.

- El señor le ha dado potestad, puede visitar TODAS las habitaciones.- Recalcó la anciana. - Andrú, el señor la ha dejado, y esta es tu nueva señora.

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28/07/2019, 22:54
Momo
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- Yo no tengo señora, solo trabajo para señor.- Comentó el extraño personaje, dejando ver marcas que le recorrían la cara, cicatrices formando una sonrisa artificial en continuación de sus labios, como si alguien quisiera que pareciese sonreír en cualquier circunstancia, a pesar de su osca expresión. - La madera para este invierno no ha llegado, si gasto suministros en tratar de calentar esta caldera vacía señor me apaleará.- Comentó en un susurro desagradable, como si ya notase los palos sobre su ser. - No hay nada que calentar aquí. El último rastro ardió hace cuatro otoños. Nadie utiliza así un lecho. - Comentó enigmáticamente.

Al ver los restos de sangre en las mejillas de Aisha, Andrú le tendió un pañuelo sucio y casi deshecho.

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31/07/2019, 00:23
Gewi
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No podía creer lo que había sucedido. Aquellas palabras venidas de la habitación contigua no podían ser únicamente que ecos del pasado.

Cogió el pañuelo como gesto de gratitud aunque le diese asco tocarlo. El hombre había hecho un buen gesto hacia ella y pareció comprender quién era y el respeto que debía mostrarle. Se quitó la sangre que pudo rodar lejos de la herida con cuidado de no tocar el corte puesto que el pañuelo sin duda haría más daño que bien. Guardó el pañuelo prometiendo devolverlo.

Madre estaba contrariada. En todo caso, seguía pensado que aquel niño, Zadin, fue protegido por Barba Azul. Quizás un hijo que tuvo con otra esposa. Compró una caldera solo para él. Si estuvo enfermo intentó ayudarle. Cuando Aisha tenga descendencia con él, será buen padre y ella buena madre. 

Notas de juego

Cojo el pañuelo como muestra de lealtad y paso las llaves a la Virgen.

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31/07/2019, 01:18
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Seguía aquella voz de la esposa un tanto shockeada por esas deducciones que a simple vista surgen, manteniendo aquella teoría más allá de lo que puede incluso creer o pensar. Le cuesta ver a Barba Azul como un asesino de niños, eso le carcome en demasía y no es capaz de siquiera intervenir más de la cuenta, no sólo porque aquello influye en la actitud justa y controladora de Animus, sino por todo lo que ello implica. 

Posiblemente jamás olvide las palabras de Zadin, eso es inevitable. No fue capaz de responderle siquiera, no se atrevía debido a la decisión de Madre de coger ese mugroso pañuelo. ¿Por qué lo haría? Es lo que se pregunta, pero tampoco se entromete ya que sería generar una discordia aún mayor. Esto apesta a muerte, es perturbación pura y Animus se niega a aceptar la verdad, al menos no de cara a todas. 

Además se siente culpable, aquel ataque fue recibido por su culpa tras haber metido la pata y hablar de más. Su esposo puede ofenderse si la ve así, hay que tomar cartas en el asunto. — Hay que limpiarse, esto sería poco conveniente. — indica la voz. 

Notas de juego

El punto para mi, no se lo doy a mis hermanitas. 

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31/07/2019, 21:44
AyshaSayah
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Virgen no comprende lo que pasa, no sabe quien es ese niño, tampoco por qué está allí. Lo único que entiende es que es un pequeño enfermo, solo y sin su madre. Los ojos de Virgen se llenan de lágrimas con ese pobre muchacho, y aún más cuando acusa a la Esposa de no ser una buena madre.

El hombre que está en el cuarto la aterra, sólo quiere huir de ahí, que la Esposa vaya a sus dependencias y no vuelva a salir de allí hasta que su amado vuelva. En la habitación estará segura. Al ver la sangre salir abre los ojos como platos.

-¿Qué debemos hacer, hermanas?

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02/08/2019, 23:19
King-In-Crimson
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La Bruja suspiró. Había cierta desazón en ella. No acababa de comprender qué es lo que sucedió en aquella estancia, ni quién es ese niño. No comprender algo es siempre una fuente de frustración para esta Hermana. Y el tono con el que aquel hombretón se había dirigido a la Esposa no había hecho por mejorar las cosas. Madre intercedió por él y aceptó el pañuelo como buen gesto. La Bruja acató la decisión pero dejó bien claro que si el foco hubiese estado sobre ella, las cosas habrían sucedido de otro modo bien distintio. ¡Qué insolencia, hablarle de aquel modo a su Señora! ¡Ella haría e iría a donde se le antojase! Y desde luego, aquella burla de hombre no iba a ser quien se lo dijese. Pero la Bruja se contuvo, bien por no contrariar a sus hermanas, bien porque respetaba la decisión de Madre.

-Proseguiremos, pues. Hay secretos que no deben ver la luz, que es mejor que queden enterrados, bajo el hollín o bajo la nieve. Limpiémonos como podamos y salgamos de aquí -dijo, refunfuñando en su particular manera. Estaba claro que la Virgen no quería estar allí, pero no parecía ser capaz de tomar la decisión, la Bruja creyó estar expresando lo que creía que su hermana pensaba.

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03/08/2019, 23:27
Momo
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Mientras las Hermanas se debatían en su cabeza, Aisha volvió a tomar el pañuelo tendido por el sirviente para secarse una última gota de sangre que florecía en su mejilla. Cuando lo hizo algo llamó su atención, un olor conocido, un perfume, su fragancia favorita, que ese día no se había puesto, ¿Cómo era posible? 

El olor provenía del pañuelo, y le pareció notar en este el relieve de algo trazado con hilo sobre el fragmento de tela. Deslizó una punta y pudo ver el escudo de la casa de Barba Azul en él, peor donde debía estar el escudo de la familia de la esposa, donde ella lo había cosido en su regalo nupcial, estaba otro escudo que no reconoció. Aquella parte del pañuelo estaba chamuscada.

- Si tanto insistís en encender esta bestia muerta, parece haber algo prendido en su interior, puede que alguien la usase para quemar algo para no poner en peligro el brío de las otras calderas. Tal vez con esa tela y un poco de esto...- Comentó sacando un botellín de combustible líquido de uno de uno de los bolsillos de su mugriento pantalón y soltando un generoso chorro sobre la mano de la Esposa que sostenía el pañuelo. - logréis reanimarlo.- Pareció reírse mientras casi tropezaba con el soporte del fuelle, el hiero y el atizador.

 

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05/08/2019, 00:37
Gewi
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Madre ya había dado un paso atrás a favor de Virgen cuando vio mejor el pañuelo. El bordado llamó su atención. Andru era rudo pero para nada tonto. Con el atizador, Aisha quiso remover las brasas y así ver qué eran realmente lo que alguien había tirado allí. Se preguntaba si serían de Barba Azul o de otra esposa y también qué hacía allí. Posiblemente habían querido deshacerse de ello por lo que significaba.

Notas de juego

De quién es lo que queda entre las brasas y qué recuerdos contiene

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05/08/2019, 14:12
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— Eres una inútil madre. — expresa Animus un tanto ofuscada, tal vez compartiendo un poco el estado con Bruja si bien era con la que mejor se lleva, Virgen siempre será su protegida y cuando la hermana le entrega la llave a ésta, un pesado suspiro escapa de entre los labios de Aisha. Y gracias al afán de cuidar a su par, prefiere calmarse para encontrar la objetividad en la situación. 

Pero cuando el aroma del pañuelo atrapa los sentidos de la Esposa, es Animus la que comprueba su teoría. Y sin mayores preámbulos, que no se le dan para nada bien, prefiere dar voz a su teoría con el resto de sus hermanas. Posiblemente a sabiendas de que Virgen puede escandalizarse. — Mis sospechas desde que ingresé aquí, es que nuestro amado esposo ha tenido un hijo y lo consumió en cenizas aquí. No quiero pensar que también a su Madre... No sé... ¿Habrá nacido frágil? ¿Enfermo? O simplemente... ¿Nació al morir? Pero lo dudo, tiene una edad considerable el pequeño. — afirma en un tono seguro. 

— Ahora... ¿Quieren encender eso y ver lo que digo? Adelante, aunque no me da para tanto morbo. — termina por decir Animus tras sacar sus propias conclusiones, no tiene la llave así que toca esperar y ver. 

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05/08/2019, 17:23
King-In-Crimson
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La Bruja ya había tomado su decisión de marcharse, y estaba a punto de hacer lo propio, cuando las palabrad del tal Andrú le provocaron un cambio de actitud por completo. -Por fin hablamos el mismo idioma... -susurró. Y mientras la Esposa se agachaba sobre las brasas para inspeccionar aquel objeto enterrado en la caldera, le ordenó al hombretón: -Por favor, alcánzame esa botella, lo haremos nosotras mismas -mientras extendía el brazo en su dirección. Como Animus, ella también ardía en deseos de ver lo que sucedería y también ella se inclinaba por la tragedia a la hora de dar una explicación a lo que había sucedido allí. Y la Bruja tenía bien claro que solo había una forma de averiguarlo...

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06/08/2019, 23:19
Momo
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Aisha sostuvo el pañuelo parcialmente quemado, oliéndolo, el perfuem era similar al suyo y el que contuviese dos escudos heráldicos y dos iniciales (una era la B de Barba Azul, sin duda, la otra una A... ¿De Agnishikha?) recordó a la Madre el presente que ella misma había dado a su pretendiente. Parecía que no había sido un detalle tan original, o puede que fuese algo que su esposo hubiese reclamado o sugerido aún sin emplear palabras.

La Bruja estaba deseosa por avivar aquel fuego, peor era la Virgen quien debía dar el visto bueno para que sus manos actuasen.

Algo le susurró desde el interior de la caldera dando respuesta a las preguntas que la Madre se hacía... Aquello que allí quedaba había sido de otra anterior esposa de Barba Azul, de Agnishikha, y el recuerdo que contenía era el de la desesperación de una madre a la que se había retirado todo posible recurso para dar solaz a su enfermizo hijo. Se le había privado de madera, se le había privado de combustible, se le habían dado sus propias posesiones y se le había dicho que si tanto quería encender aquella descomunal salamandra, que lo hiciese con sus propias posesiones.

Si Aisha se arriesgaba a prender aquello iba a tener que emplear el fuelle para avivar las brasas, dependiendo de lo que realmente quedase, se vería si podían mantener una brasa viva que diese calor...

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06/08/2019, 23:33
Momo
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- Madre, noto el cristal, la esquirla de vidrio, dilatándose y enfriando toda mi carne desde el corazón.- Aquello recordó a Aisha el cuento de la Reina de las Nieves, puede que su madre le hubiese narrado aquel cruel relato antes de dormir. - Derrite el frío, madre DERRITE EL FRÍO QUE PENETRA MIS VENAS...

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07/08/2019, 16:14
AyshaSayah
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La Virgen está cada vez más asustada por todo lo que está pasando, sólo quiere marcharse de ahí y olvidarlo todo. Animus sugiere que su amado ha tenido un hijo, y que éste ha muerto, casi se hace sangre de tanto morderse el labio, sólo quiere volver a sus dependencias y quedarse ronca llorando por semejante pecado. Sin embargo hay algo que se lo impide, la voz de ese niño pidiendo por favor que le den algo de calor a su enfermizo cuerpecillo. Las lágrimas recorren las mejillas de Aysha, y sus manos aferran el fuelle e intenta ponerlo en marcha, prender una pequeña llama.

-Por favor...- Murmura.- Tenemos que hacer que ese niño entre en calor...

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09/08/2019, 00:16
Momo
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Tan pronto como el fuelle comienza su rítmico movimiento entre las manos de Aisha algo comienza a salir de su interior, acompañado por el aire de rigor. Parecen copos grises y blanquecinos, irregulares, llenan la estancia de un olor enfermizo. Su rastrobse ectoende desde la boquilla de la herramienta hacia el interior de la caldera, donde comienza a avivar las brasas que allí quedaban.

Con el brillo creciente en el interior de aquel estómago de hierro se aprecia la imagen de lo que parece un amasijo de telas comenzando a arder una vez más. Las cenizas del fuelle comienzan a realizar un puculiar sonido al salir del instrumento. Al principio parece un silvido, pero se va convirtiendo, sílaba a sílaba en un nombre:

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasdddddddddddddddddddddddddiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn

Los restos y las cenizas parecen adherirse a los restos en el interior de la caldera, trazando finas espirales besando y rellenando las telas, conformando un vestido flamígero que se va rellenando de materia, como un truco de magia o como ver el proceso de putrefacción de un animal (Algo que las Hermanas habían estudiado en alguna ocasión en sus deambulares por la floresta) en reverso...

Aquel bulto era una mujer, una mujer en llamas en el interior de la caldera, que entre espasmos levantó su cabeza casi deshecha hasta devolverle a Aisha la mirada: cuencas negras de tizón donde se habían derretido sus ojos. Allí estaba, la madre desesperada a la que se había privado de todo para calentar a su hijo, de todo excepto de su propio cuerpo, y pretendía salir, aún en llamas, de aquella tumba que ella misma había asumido.

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09/08/2019, 14:10
Cargando pj

Todo se transforma de una manera que genera escalofríos, no sólo cuando el niño pide aquel calor, sino lo que sucede cuando al usar el fuelle aquello comienza a cobrar vida. Animus observa todo, estando de acuerdo con ello hasta que la mujer en llamas va forjándose de repente. — Esto no está bien. ¿La madre de Zadin al encender la caldera ha muerto? Qué horror... — piensa al negar así misma, quizás Madre entendería esto porque tiene ese instinto que Animus no. 

Es evidente que esto tiene una interpretación, la voz intenta descifrar hasta que considera necesario dejar de alentar el fuego. ¿Y si aquella mujer las ataca? No, no puede permitirlo, no quiere que hieran o mortifiquen a la esposa. Más aún cuando la Virgen es quien está a cargo. — Detén la acción, nos alejamos virgen. Es peligroso. — termina por decir, esperando que su hermana le haga caso. 

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12/08/2019, 19:06
Momo
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La quinta Esposa, Agnishikha, la mujer en llamas, era una brasa palpitante en el corazón de la caldera. Desde su localización provenía un siseo que podría parecer el de agua hirviendo en un recipiente con una boquilla pequeña, pero si se prestaba atención, quedaba claro que era un grito continuo y desesperado, cargado de un dolor solo presente en la víctima que sabe que está muriendo mucho antes de lo que le  correspondería, en las peores circunstancias posibles, empujada por su propio amante a la oscuridad, en le olvido, en la nada, para pudrirse en un rincón sabiendo que nunca nadie volverá a saber de ella. 

El grito continua, inagotable, y sin previo aviso es seguido por un reguero de fuego que va desde aquella brasa humana hasta los pies del siervo Andrú, quien ve cómo una fina serpentina flamígera rodea sus botas, sus piernas y su cintura antes de saltar a su hombro y bajar por el brazo con cuya mano sostiene el recipiente de combustible, causando el estallido de este antes de poder hacer nada.

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12/08/2019, 19:30
Momo
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Todo se vuelve rojo y blanco por un segundo, y el grito del sirviente se une al del carretillero, Dorina da dos pasos hacia atrás casi sin darse cuenta, aterrada.

- Yo, yo siempre os aprecié, señorita, yo... No supe de vuestro final...- Gimoteó con la humedad inimitable que tiñe el llanto sincero.