El parapeto de Valeska queda destrozado por la explosión que la pilla de sorpresa tanto como a los soldados. Malherida y cansada por el continuo devenir de soldados intentando apresarla estaba segura de que Sancho no había logrado su objetivo.
Bendito hijo de mil lobos marinos. Lo ha conseguido.
Sujetándose sus heridas hace un esfuerzo y desciende de la torre en ruinas y atraviesa la rota muralla justo detrás de sancho. Arroja su arma al suelo en un vano intento de coger más velocidad pero sus fuerzas son muy pocas.
Gracias a una férrea disciplina basada en una eficiente cadena de mando con líderes y oficiales capaces, los soldados se reagrupan y recuperan en pocos minutos y continúan la persecución de los bandidos que les han causado tantos problemas.
Los fusileros comienzan a disparar desde la torre y la muralla en ruinas. Los proyectiles pasan rozando, impactando en el suelo o las ropas de Sancho y Valeska que llegan al final de la costa, que termina abruptamente en un afilado despeñadero de rocas. Abajo el mar golpea furiosamente contra las rocas de los arrecifes.
Maña + Saltar a dificultad 30.
Tanto si lo sacáis como si no, tendréis que realizar una tirada de Músculo contra daño de 60 por la caída. Si tenéis éxito en la tirada de saltar, el daño bajará a 40.
A continuación debéis hacer otra tirada de Músculo + Nadar a Dificultad 20, la cantidad por la que falléis será el daño causado, ya que apenas tenéis tiempo con el impacto, de coger aire.
Suerte!
Sin vacilación, salto por el acantilado. Mientras caigo rezo una muda plegaria a los dioses... que no deben escuchar, pues a medio me golpeo con una roca que sobresale del acantilado, reboto y vuelvo a golpearme con otra y luego caigo a peso contra los arrecifes.
Lucho por mantenerme consciente, y noto como me hundo, con las costillas rotas y un brazo destrozado. Y cuando la oscuridad me está envolviendo, un hálito de fe, de esperanza... de coraje me hace volver a la lucha. Ignoro el dolor, los pulmones me abrasan, las piernas apenas me responden y la sangre me rodea.
Logro salir a flote.
Recibo 3 heridas dramáticas.
Gasto 1 dado dramático en mantener la consciencia.
Me detengo a unos metros del abrupto fin de la costa, me giro y soy recibido por una andanada de disparos, veo como Valeska me sobrepasa y sin dudar salta. Observo con pavor la caída de mi compañera, rodando y golpeándose contra las rocas.
Trago saliva. Si lucho, moriré seguro. Si salto, puede que lo consiga. Cierro los ojos y abro y cierro los puños hasta que los nudillos se vuelven blancos.
Me muerdo el labio.
No voy a ser menos que esa mujer.
Cojo carrerilla y salto. ¡Gerónimo!
La fuerza del impulso me lleva algo más alejado de las rocas donde ha caído mi robusta compañera de armas y fatigas. Sin embargo los arrecifes no perdonan.
Aun así consigo mantenerme a flote.
Recibo 3 heridas dramáticas.
Gasto 1 dado dramático para mantenerme consciente.
Ambos consiguen sobrevivir a duras penas a la caída. Sin embargo el barco está lejos, es muy difícil que los vean. El cansancio y las heridas son un terrible lastre en alta mar, es difícil que atraigan depredadores, pero no pueden permanecer flotando a la deriva eternamente, tarde o temprano morirán ahogados o desangrados.
Se da cuenta de que si no hace algo, este será el fin.
Entonces recuerda que lleva en su zamarrón, varios espejos. Uno de ellos no se ha roto con la caída, lo coge con una mano y lo alza en alto intentando enviar un destello al barco, quizás los vean.
Editado por Dj: Dificultad 15
Gasto los dos dados dramáticos.
El grumete dirige su vista la costa que dejan atrás, no se ven barcos y pronto se encontrarán lejos del alcance de los cañones.
Algo llama su atención, una pequeña explosión en una de las murallas. Fuerza la vista para saber qué ocurre. La capitana se enfadara si se trata de algo importante.
Entonces los ve. No sabe qué o quién, pero varias personas han saltado al vacío. Recoge el catalejo que la capitana le ha dado e intenta averiguar si alguno de esas pobres almas se ha salvado.
Pasan los minutos, busca por entre las olas del embravecido mar que se abate contra los arrecifes y el muro formado por los terribles acantilados, pero nada.
Y cuando va a dejarlo ve algo brillar, sin duda alguien está vivo y haciendo señales.
Capitana! - grita al tiempo que desciende por el mástil.
Un bote trae a los supervivientes, Valeska y Sancho, quienes heróicamente saltaron desde lo alto de la costa y pudieron morir al impactar contra los arrecifes. No sólo eso, fue pura suerte que el grumete los viera desde esa distancia, y más aún que la capitana decidiera ir a buscarlos.
Ambos están con un pie en la tumba, con múltiples fracturas, medio ahogados y con apenas un hálito de vida. Pero con descanso y un buen trato de las heridas sobrevivirán.
Ya en alta mar, la capitana decide dar tres noches libres, para festejar que todo ha sido un éxito y que no han tenido más que dos o tres bajas en una incursión tan arriesgada.
Bueno compañeros, parece que hemos conseguido lo imposible, entrar en esa fortaleza y salir vivos y con el objetivo cumplido, no tengais duda alguna que el Señor nos ha echado una mano.