Cuando escuché que Shaylin pagaría a la otra mujer por llevarnos sacudí la cabeza y resoplé, incapaz de comprender porqué ella sí recibía recompensa por lo que hacía en sueños y yo no; pero me alegré pues finalmente acababa la larga conversación.
-Gracias, señora espíritu. Yo había sido educado bajo estándares ogros y sabía que mis modales podían resultar toscos y burdos para las otras razas, así que me esforcé por hablar con calma para demostrar la gratitud que sentía. -A su hai.. gente no le importó qué soy y fueron amables.... Klad lamenta haber aplastado tantas cabezas de orejas puntiagudas durante las batallas contra los silvanesti. Luego de disculparme seguí a Nahan.. Naethan.. Nalthan.. al otro paken.
Al pasar junto a Anna me detuve un momento para presentarme. -Soy Okodar, él es Klad. Terminé la frase señalando el gran martillo que reposaba entre mis hombros.
Cuando Lobo Blanco se extendió acerca de lo que buscábamos, haciendo gala de su evidente sabiduría, no pude evitar retrotraerme a mi niñez. Las escapadas a los bosques cercanos habían sido algunos de los instantes más felices de mi vida, momentos en los que poder conocer un mundo diferente, enmarcados en los que vivía como tiempos más sencillos.
Cuando mis ojos aún estaban cubiertos por aquella venda que tanto dolor me provocó arrancarme.
Ante la pregunta que lancé a Anna sobre el dinero, Okodar se pronunció, mas no logré comprender a qué se refería. El druida también lo hizo, informándonos del dinero del que disponía. No era mucho, pero tampoco el que yo portaba, pero esperaba poder sufragar entre todos los honorarios de la muchacha. Sin embargo, Lobo Blanco tuvo una muy buena idea, proponiendo a la mujer un porcentaje de lo que encontráramos.
Tras darme las gracias, Anna nos hizo partícipes de sus honorarios, descartando al parecer lo que mi compañero había propuesto. Quería un adelanto de treinta piezas de acero, ante lo que Anubis en seguida reaccionó. Trató entonces de negociar con la mujer, aunque aquello ya era algo que Lobo Blanco había intentado sin éxito, así que me temía que íbamos a tener que acabar malvendiendo algunas cosas para hacer frente a aquel pago.
Pero entonces Shaylin intervino, anunciando que la Casa de Mística pagaría aquel adelanto y nos daría víveres para los seis días. Mis ojos se abrieron como platos ante ello, pues el pueblo elfo estaba pasando verdaderas carencias.
- Dama Shaylin… ¿Está segura? – le dije a la mujer con preocupación, antes de mirar a Anna. - ¿Cuánto más debemos pagarle cuando termine de guiarnos? – quise saber, queriendo calcular si podríamos hacernos cargo de esa parte, y no cargar a aquel pueblo con más gastos.
Shaylin le dio a Anna una bolsa con monedas y le susurró algo, pudiendo escuchar de qué se trataba. Miré hacia otro lado, tratando de ocultar mi sorpresa, para volverme hacia la elfa cuando comenzó a presentarnos a Naelathan. Este nos guiaría hasta el exterior de Pashin, donde nuestro viaje comenzaría.
- Gracias, dama Shaylin. Me alegro de haberla conocido, aunque ojalá hubiera sido en mejores circunstancias. Oraré por ustedes. – le dije con una amable sonrisa, despidiéndome tras Lobo Blanco y Okodar.
Le dediqué a la dama elfa una reverencia, mientras la saludaba, a modo de despedida:
- Dama Shaylin, muchas gracias por vuestra ayuda y consejo. Espero que nos volvamos a ver pronto en mejores circunstancias y que la luz de los dioses del bien ilumine vuestro camino. A sido un honor y un placer haberos conocido.
A continuación me dispuse a reunirme con el resto del grupo, tras escuchar la despedida de la dama, con intención de comenzar nuestra partida.
Anna Marie cogió de buen gusto la bolsa y sonriendo e inclinando la cabeza susurró a la dama elfa - Eso no me suena demasiado bien, si las leyendas son ciertas, estáis enviando a estos cuatro títeres a la muerte. Haré cuanto pueda.
El semiogro se detuvo un momento frente a Anna. Tal vez fuera que no hubiera conocido a muchos ogros y no acostumbraba a leer sus gestos, en cualquier caso, el que le acompañaría parecía tan hostil como de su raza se predica. Tan solo pudo asentir, sin saber como responder a la presentación.
Kairi se detuvo de nuevo junto a Anna, y esta negó con la cabeza - Mi trabajo es guiaros hasta las ruinas de Hurim, y mi pago ya ha sido cobrado. Acarreemos cuanta agua y comida podamos, tal vez fuera buena idea, si encontráramos nómadas, comprar algún tipo de animal que pudiera acarrear con todo - Desde luego si tuviera tiempo de ir a la superficie compraría una mula, viajar con peso es una lata, y si de verdad no pretenden suicidarse... deberían llevar un animal que les cargara "el tesoro" a su viaje de vuelta. Este pensamiento le hizo mirar al semiogro que se alejaba, tenía unas espaldas anchas y peludas. Entornó sus ojos con ternura.
Abrió su abultada mochila, y sacó un cuero tachonado enrollado. Se lo abrochó en un par de minutos y se ajustó los brazaletes y cubre muslos por encima de su ropa. - Lista -
Tomo de los elfos provisiones y agua para 10d
Tras la despedida de la dama Shaylin Luna naciente, el mordaz elfo vestido con ropa lúgubre llamado Naelathan avanza rápidamente por los túneles de las alcantarillas hasta que se detiene junto a una de las paredes orientales. Entonces levanta la mano y la convierte en un puño, indicando silenciosamente que debéis deteneros.
Pasa la mano por la pared y parece murmurar algo por lo bajo. Tras pronunciar un gruñido de satisfacción, encuentra el lugar correcto y hace girar una sección de pared. Se vuelve hacia vosotros y se inclina profundamente de manera cínica, indicando el pasadizo abierto.
Seguid el pasadizo, debería estar limpio. Cuando lleguéis al final, entraréis en un túnel que os llevará hasta unas cinco millas fuera de la villa. Diría que ha sido un placer, pero no es el caso, ¿verdad?
Después de reírse burlescamente se levanta y da la vuelta, desapareciendo sin hacer ruido alguno.
El camino que tenéis por delante es oscuro y rocoso, claramente abierto por manos diferentes a las que construyeron las alcantarillas.
Después de recorrer el retorcido túnel, finalmente veis el final del pasadizo. Aunque podéis oír el chillido de las ratas y habéis encontrado bastantes telarañas por el camino, el paso estaba relativamente limpio. Al final del pasadizo hay una pared, pero podéis ver claramente una puerta que debe llevar al exterior.
Cuando cruzáis la puerta entráis en una pequeña cueva que, aparentemente, ha estado desocupada durante muchas lunas. La puerta se cierra tras vosotros, fundiéndose en la pared rocosa del fondo de la cueva. Al mirar hacia fuera podéis ver que el sol está empezando a aparecer por el horizonte. Parece que habéis salido indemnes de Pashin, pero el camino que tenéis por delante seguro que contiene muchos más peligros.
Fin de Capítulo, continuamos en el Capítulos III: El camino hacía Hurim