La guerra de de los espíritus había finalizado hacía seis meses, y el aire que se respiraba en Ansalon parecía ser diferente. Relativa paz era lo que sentía este mundo asolado por años de guerras y enfrentamientos.
Okodar llegó a Pashin, una ciudad que ha sufrido cada una de las sucesivas guerras. A pesar de esto, se mantuvo siempre como un importante centro comercial. La ciudad se encontraba en la región Mikku de Khur, a unas 35 millas al norte de la frontera con el bosque de Silvanesti, cerca del río Thon-Talas. Con las antiguas tierras élficas al sur y el reino ogro de Blöde al Oeste, Pashin es una extraña amalgama de culturas. Si alguien buscaba algo, seguro lo encontraba en esta inusual ciudad.
La villa está a dos millas de donde el río Thon-Talas se divide en dos afluentes, uno que serpentea hacia el interior del reino ogro de Blöde y otro que sigue hacia el norte hacia las yermas tierra de Khur. Okodar Solo conocía un poco de su historia, y sabía que tras el cataclismo la villa se convirtió en una ciudad fantasma frecuentada por proscriptos y criminales. Con el tiempo, éstos fueron amalgamando el poder en la ciudad. Pero luego cuando los dragones verdes invadieron Ansalon, la ciudad fue entregada sin resistencia.
Luego se construyó una barricada defensiva que cubría la ciudad (actual muralla), convirtiéndose Pashin en un importante centro de operaciones para los ataques contra los Silvanesti del sur. No solo no consiguieron la victoria, sino que también sufrieron una revuelta. Un rebelde solámnico logró que los dragones verdes abandonaran la ciudad. Pashin volvía a estar en su estado de ausencia de ley. Todo esto había sucedido antes de la Guerra de los Espíritus. Okodar no conocía mucho más.
El semiogro se encontraba en el gran bazar de Pashin, en la parte sur de la villa, justo al exterior de la Puerta Sur. En él se pueden conseguir gran variedad de artículos de todo Ansalon. Se pueden observar tiendas de todos colores y tamaños. A pesar del frío invernal, se puede observar mucho movimiento, sobretodo el ir y venir de hermosos caballos. Hay humanos por todas partes, aunque se pueden observar algunos elfos, minotauros, ogros, enanos y hasta kenders dando vueltas por el mismo.
Pero lo que más llama la atención es ver cada tanto un grupo de tres o cuatro hombres, vestidos de negros, conocidos como los "caballeros negros". Sin importar cómo se los mire, éstos sujetos prepotean contra todos, y parece que nadie se anima a responderles. Al parecer son quienes tienen el control de Pashin.
Okodar se mantenía en silencio, sopesando la muerte de su amigo y canalizando la ira contra su padre. Trataba de mantenerse oculto ante los comerciantes ogros de Blöte que comerciaban en la zona. El hijo caído en desgracia de Donnag podía llamar mucho la atención. Estaba solo, solo con sus ansias de crecer y hacerse más fuerte. El frío apenas le molestaba aunque su respiración dibujaba volutas de vapor con sus exhalaciones.
Así como si nada, sintió erizarse la piel. Sentía que alguien o algo lo estaba mirando...
Tirada oculta
Motivo: Saber Local
Tirada: 1d20
Resultado: 18(-1)=17
Fecha 11 de Aelmont (Invierno).
Okodar sonrió satisfecho mientras guardaba la pequeña botella en su saquillo. Dos veces cinco es poco por esa pintura mágica, el vendedor fue tonto.. Era cierto que el contenido estaba por la mitad pero aún quedaba suficiente para varios usos.
Bajó la cabeza y se cubrió con la capucha antes de pasar frente a un grupo de ogros, aunque la pieza de tela no alcanza a cubrir la mayor parte de su cuerpo sí lograba esconder su cara. Dudaba que su padre hubiese ofrecido una recompensa por él. Tal vez ni siquiera ha notado que no estoy.. Pero no se arriesgaría a ser atrapado antes de ser suficientemente fuerte para enfrentar al Gran Jefe ogro.
Hacía lo mismo cada vez que se acercaba una patrulla de caballeros negros, incluso daba unos pasos para apartarse del camino de esos hombres que parecían controlar el poblado; en este caso no por temor a una captura sino por temor a no poder contenerse si le retaban.
Dobló en una esquina con la intención de buscar una posada o taberna cuando sintió el cosquilleo que revelaba estar siendo observado, mientras escudriñaba los alrededores llevó la mano derecha sobre su hombro y tomó el mango de sobresalía levemente entre sus omoplatos. Su fiel Klad permanecía oculto gracias al ancho de su espalda pero estaba listo para salir a defenderlo.
La "tinta mágica" ya está incluida en los objetos, no tiene efectos reales pero él cree que sí.
Okodar miraba consternado hacia sus costados. Las tiendas y las personas que por allí pasaban no parecían mostrar interés en él. Los vendedores estaban enroscados en una batalla verbal con sus compradores, mientras los peatones intercambiaban animadas conversaciones entre ellos. Sin embargo, esa sensación no paraba de hacerse presente en su piel. Su incomodidad fue en aumento hasta el punto en que una pareja de kenders que pasaba alegre por allí retrocedieron asustados. Al parecer, la expresión del semiogro era adusta y oscura. No le gustaba que le estén encima y menos una presencia que no conocía.
¿Sería algún agente de su padre? No podía ser... apenas lo recordaba. Ese instinto que lo había salvado en la batalla con los elfos, ahora le advertía de algo fuera de lo normal. Sus pasos eran más inseguros de los que aparentaban ser. Okodar giró con hacia la izquierda por unos de los callejones, escapando de esa inseguridad. En su afán de ser rápido, no pudo evitar chocarse con alguien...
Tirada oculta
Motivo: Avistar
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+1)=9
... un hombre vestido con armadura negra se interpuso en su camino. El choque fue simple y sencillo, pero el caballero perdió el equilibrio y trastabillo. Otros tres hombres, de aparente menor rango, se quedaron sorprendidos, atónitos. El hombre que había caído contra una tienda de vasijas, se levantó enfurecido, arrastrando con sus brazos varios platos de metales que cayeron al suelo con estrepitoso ruido.
- ¿Quién osa atacarme de esa manera?- sus ojos enardecidos de furia miraron a Okodar de arriba a abajo. - Tenía que ser una bestia sin cerebro como vos...- sus mandíbulas firmes parecían a punto de estallar. - Dame una buena razón para no separar tu fea cabeza de tus hombros...-
¡Gorsh! En su prisa por alejarse de quien le observaba olvidó prestar atención por donde marchaba y tropezó con uno de los caballeros negro, uno que al parecer era importante. Aprovechó el momentáneo caos para soltar la empuñadura y ante la afrenta del hombre mantuvo la calma y fingió ser más bruto. Una combinación que en muchas ocasiones había disminuido el número de azotes.
-Oko, lo siente, señor. Bajó la cabeza y mostró las palmas desnudas. -Oko no quiso empujar a señor. Golpeó su propio pecho en un gesto tosco. -Oko torpe no quiere problemas.
Aunque eran menos oponentes que los dedos de su mano, Okodar no quería luchar y arriesgarse a traer más atención sobre él.
Tirada oculta
Motivo: Diplomacia
Tirada: 1d20
Resultado: 12(-1)=11
En su caso Diplomacia y Engañar tienen el mismo modificador, -1.
El caballero negro miró a Okodar y sonrió con malevolencia. Sus perfectos dientes se dejaron ver y el cinismo en sus ojos bailaba frenéticamente.
- ¿Qué dices Kylo...?- dijo refiriéndose a uno de los tres hombres que empezaba a rodearlo. - No quiere problemas... pero parece que se ha topado con uno.- finalizó casi con una risa.
El hombre que respondía al nombre de Kylo sonrió con malicia atrás suyo mientras desenvainaba una espada corta y se dirigía hacia la derecha. Otro de los hombres empezó a rodear a Okodar por la izquierda mientras desenvainaba otras espada. El tercero de los hombres empezó a preparar su ballesta.
- No lo quiero muerto señores...- dijo finalmente el líder de los caballeros.
Motivo: Iniciativa líder
Tirada: 1d20
Resultado: 17(+2)=19
Motivo: Iniciativa CN 1
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+1)=19
Motivo: Iniciativa CN 2
Tirada: 1d20
Resultado: 1
Motivo: Iniciativa CN 3
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+2)=5
Me gustó tu iniciativa de hacer la tirada, y encima oculta!
Ahora tira iniciativa, lamentablemente el dado no fue bueno...
La actitud tranquila no resultó efectiva en esa ocasión, eso quedó claro cuando los caballeros comenzaron a moverse para rodearlo, Okodar estaba habituado a luchar contra varios oponentes y supo reaccionar con prontitud. El de la ballesta podía convertirse en un verdadero problema si le permitía salir del alcance de su martillo, por eso decidió que ese sería su primer objetivo.
Dio un paso para acercarse al ballestero, luego, con un sólo movimiento empuñó a Klad y trazó con él un arco destinado a la cabeza del caballero; para su desgracia, calculó muy mal la distancia que los separaba y no logró atinar su objetivo.
-Grr. Su primera pelea en Pashin no iniciaba con el mejor de los pies.
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+1)=21
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 2(+5)=7
¡WAO! La primera tirada habrá sido mala, pero no me quejo de esta XD
PD: Si me quejo de la tercera :'(
La gente que antes de este episodio había estado absorta en sus quehaceres en las tiendas, se sobresaltaron con el ataque de Okodar. Algunos se quedaron a mirar el desenlace de aquello, mientras que otros pocos prefirieron desaparecer.
El semiogro encaró hacia el ballestero, quien temió por su vida en aquel momento. Pero una sonrisa afloró en su rostro ante el fallo de Okodar. El líder de los caballeros negros se sorprendió ante la velocidad de reacción del semiogro. Su espada encontró solo aire cuando la blandió hacia Okodar. Sus ojos resplandecieron de furia ante ese hecho. El líder no estaba acostumbrado a fallar, y mucho menos cuando había público. Esta abominación no lo iba a dejar en ridículo.
El Caballero Negro de la izquierda atacó a Okodar intentando tomarlo por sorpresa. Pero el semiogro pudo esquivar el ataque sin problemas. Sin esperar mucho más tiempo, el caballero de la derecha quiso acompasar su ataque al de su compañero, pero tampoco tuvo mucho éxito. Su estocada no había hecho blanco.
Pero quien aprovechó el error de Okodar sin dudas fue el ballestero, quien disparó su virote en el momento justo. Okodar sintió un pinchazo desgarrador bajo el hombro derecho. La sangre brotaba en cantidad y el semiogro sentía que sus fuerzas lo abandonaban. A su alrededor podía ver que la gente miraba desolada, con temor. Casi que se podría interpretar que esperaban una victoria de Okodar. Pero parecía que una vez más, los Caballeros Negros iban a salirse con la suya...
Motivo: Ataque Líder
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 3(+5)=8 (Fracaso)
Motivo: CN 1
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 8(+3)=11 (Fracaso)
Motivo: CN 2
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 2(+3)=5 (Fracaso)
Motivo: CN 3
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 13(+3)=16 (Exito)
Motivo: CN 3 daño
Tirada: 1d8
Resultado: 8
Okodar PG: 4/12
El líder tiene CA 14
CN 1 y 2 CA 12
CN 3 (ballestero) CA 13
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jeje tenías razón en ir a buscar al ballestero. Al parecer es el más letal de todos...
Quedaba demostrado el porqué Okodar procuraba eliminar primero a los que se escondían detrás de un arma a distancia. Esquivar espadas, hachas y martillos era fácil y además, con algo de suerte, podía llegar a contraatacar; pero no así cuando atacaban con flechas o saetas desde una distancia mayor a la que sus brazos alcanzaban.
La herida le dolía y notaba el calor de la sangre, su sangre, extenderse por su costado. Un solo impacto más y no podría luchar más por lo que atacó sabiendo que era todo o nada... Aunque el dolor nublaba un poco sus sentidos, él estaba seguro de no haber fallado en esa ocasión.
Motivo: Kladazo
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+5)=19
Motivo: Kladazo
Tirada: 1d12
Resultado: 12(+4)=16
La sonrisa al ballestero le duró muy poco. La furia de Okodar fue tan grande, que un golpe de su martillo destrozó por completo la cabeza del ballestero. Así y todo, el esfuerzo que le conllevó al semiogro el realizar terrible acción lo llevó a trastabillar. Sus sentidos estaban perdiendo agudeza y su cabeza le estallaba de dolor. La sangre manaba aún con fuerza por su herida. Su cabeza daba vueltas y el mareo empezó a hacer mella en su cabeza.
El líder de los caballeros quiso aprovechar su oportunidad, pero su propia furia lo llevó a errar nuevamente su golpe. El caballero estaba haciendo el ridículo, y eso lo molestaba sobremanera.
Los otros guardias de los caballeros negros titubearon un poco al ver la furia de Okodar. Pero ya estaban jugados, tenían que seguir a su líder y acabar con el semiogro. Viendo la sonrisa irónica de Okodar al nuevo fallo de su líder, el primero de los guardias atacó por el flanco derecho. Su golpe produjo un tajo en el pecho del semiogro, obligándolo a apoyar una rodilla en el suelo...
Creyendo que era su fin, Okodar empezó a sentir que se desfallecía. Todo sucedía en cámara lenta y parecía un sueño. Más bien una pesadilla. Así no debía acabar su vida, no así, no en esa ciudad ni ante esos enemigos. Todavía le quedaba mucho por hacer... Pero allí estaba él, ese guardia de los Caballeros Negros, líder de aquel grupo, sonriendo estúpidamente por un triunfo que no fue de él. Su espada estaba levantada y gritaba algo al público que miraba con espanto la escena. ¿Se estaba vanagliorando? Cúanta impotencia sentía Okodar. Su vida se le estaba escapando...
Preparado para su final, el semiogro vio como una flecha rozaba la cabeza del líder, provocándole una herida seria. El hombre se tomaba el rostro con dolor, gritando órdenes. Los dos guardias restantes no sabían para donde encarar. Okodar alcanzó a ver como otra flecha daba de lleno en el pecho de uno de los guardias, mientras el otro ayudó a su líder a ponerse de pie, mientras intentaban irse de allí. La gente empezó a correr y todo era un caos. Okodar cayó de espaldas, de cara al cielo, mirando como el cielo estaba teñido de blanco por las nubes. Antes de desvanecerse, con lo último de su visión borrosa, alcanzó a ver una persona que se inclinaba sobre él. Era una mujer humana con una capucha puesta sobre su cabeza. No alcanzaba a distinguirla, pero era hermosa... ¿Era su madre? Hizo un esfuerzo por aclarar su visión, pero todo seguía borroso.
"Todo va a estar bien..." escuchó que decía una voz a la distancia. "... no... peligro" el semiogro escuchaba la mitad de las palabras que la mujer le decía.
Y con aquella borrosa imagen, Okodar se sumió en un tranquilo silencio...
Motivo: Ataque Líder
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 5(+5)=10 (Fracaso)
Motivo: CN 1
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 18(+3)=21 (Exito)
Motivo: Daño CN 1
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+2)=7
Tranquilo que estaba dentro de los planes... me hubiera salido mal si me los matabas a todos...
En breve volveré a postear qué sucede con Okodar. Mientras si querés, relatame un sueño, alguna experiencia de la infancia, lo que quieras para agrandar la historia y el trasfondo de Okodar.
Me gusta esa idea. Estoy redactando y publico en breve.
Aprovecho para hacer una leve corrección:
que un golpe de su hacha destrozó por completo la cabeza del ballestero
Klad es un martillo :)
DM: Bien apuntada la correción! A editarlo
Todo va a estar bien... Todo va a estar bien... Todo va a estar bien... Todo va a estar bien... Todo va a estar bien, Okodar. Sólo son truenos, no van a lastimarte..
Su madre pronunciaba esa frase durante las tormentas que azotaban las noches invernales, mientras le abrazaba. Nadie lograba ahuyentar los miedos nocturnos como ella, y cuando vives en el almacén de un señor ogro la noche está llena de temores. Cada ruido es un monstruo y cada sombra una amenaza, incluso alguien del tamaño de Okodar llegaba a sentirse pequeño y débil ante la oscuridad. Él no imaginaba poder soportar una noche sin escuchar la frase mágica de su mamá.
Para su desgracia debió comprobarlo pronto porque antes de tener tantos años como los dedos de una mano fue expulsado de la casa y obligado a vivir en las calles, luchando para sobrevivir y viviendo para luchar. La primera noche fue la más difícil de todas pues a pesar de gritar el nombre de su madre hasta perder la voz ella no apareció para alejar los miedos. Fue así como aprendió que nadie vendía a socorrerle más.
Desde ese día procuró siempre ser más fuerte, quería llegar a tener la fuerza suficiente para enfrentar incluso a una tormenta, él soñaba con someter a los truenos.
Tardó años en comprender (y tal vez nunca lo hizo del todo) que su madre le expulsó intentando protegerlo, ella temía que algún día el padre de Okodar viese su fuerza y le obligase a formar parte del ejercito. No deseaba que su hijo se volviese como los tiranos que le habían secuestrado a ella y la obligaban a vivir de la forma denigrante que lo hacía.
Okodar se levantó en una habitación completamente desconocida. La luz del día se filtraba por la ventana, haciendo que la habitación se iluminara con luz natural. El semiogro se levantó súbitamente al verse en un ambiente desconocido. Sintiendo una punzada terrible en la cabeza, Okodar se tomó la misma para intentar contener aquel dolor. Realmente le habían dado una paliza. Notó que las heridas de su cuerpo llevaban un vendaje limpio pero no le dolían. Alguien realmente hábil había tratado con él.
Al realizar una rápida ojeada vio en la habitación sus pertenencias a un costado, y una jarra de agua a su lado. Sentía la boca seca y su garganta era un incendio...
Okodar no podía levantarse del dolor y del mareo. Ya no sabía cuánto tiempo había permanecido recostado, o cuánto había pasado desde la primera vez que había despertado. La jarra de agua seguía a su lado, y ya no solo sentía sed, sino que su estómago rugía del hambre...
te vas a morir de hambre si no posteas XD
Permaneció recostado viendo las sombras alargarse hasta que la naturaleza le obligó a levantarse, y justo como temía su cabeza comenzó a latir nuevamente en cuanto se puso de píe. -Brr. Avanzó dando pasos pesados hasta la jarra y bebió directamente de ella. El liquido bajó por su garganta apagando el incendio que allí sentía. Si hubiese esperado un poco más tal vez habría respirado fuego como un rojo..
Durante el tiempo que estuvo despierto y acostado, intentó entender como terminó así. Sabía que aunque había acabado con uno de sus oponentes, estos le superaban en número y estaban a punto de derrotarlo pero no planeaban matarle, tal vez esclavizarlo y reclutarlo a la fuerza; pero cuando el combate parecía haber acabado una lluvia de flechas cambió el curso de la lucha. Los caballeros negros debieron huir y todo se volvió un caos, la gente corrió, las vasijas se rompieron, los gritos aumentaron y su madre... No, no era mamá.. alguien le socorrió y luego todo se volvió negro.
Ese alguien se había encargado de atender sus heridas y dejarle el agua. No sentía miedo pues si le hubiese querido matar no lo hubiese curado y si le temiese no hubiese dejado sus armas al alcance, así que existían posibilidades: la primera, su benefactor era muy poderoso y no veía a un semiogro armado como una amenaza; la segunda, era poderoso pero tonto; la tercera (y esta apenas tenía cabida en la mente de Okodar) era que le hubiese ayudado por el simple hecho de ayudarle y no le despreciase o temiese por ser un mestizo.
Fuese cual fuese la verdad, no la encontraría dentro de esa habitación, por lo que que tomó su equipo y, después de asegurarse que el frasco de pintura mágica estaba intacto, colocó a Klad en su espalda y cruzó la puerta. Si duda no tardaría en encontrar a alguien.
Disculpa, he tenido unos días emocionalmente difíciles y no tenía ánimos de escribir.