Partida Rol por web

Era una noche fría invernal, era el primer día de Khes, conocido también como el mes de la garra de los ocasos. El cielo estaba despejado y la nieve caía muy levemente formando un barrizal resbalozo sobre algunas calles de Argluna.

El grupo se encontraba sentado en una de las mesas de la posada el roble dorado, famosa posada de Argluna. La posada se encontraba abarrotada por doquier de gente, mucha de ella armada y peligrosa. La gran mayoría había acudido al llamado de la Dama Alustriel que clamaba ayuda a los aventureros a cambio de comida y hospedaje en dicha posada.

Aventureros y mercenarios se aglutinaban por igual. Magos y guerreros compartían mesa y Enanos y Elfos se codeaban por doquier y paladines y ladrones compartían comida. El humor desprendido de la posada era nauseabundo y bastante pesado, pero para sorpresa de todos, las peleas eran inexistentes. Alustriel fue clara en su petición y aquellos que no colaboraran o que no mostraran comportamiento adecuado, serían expulsados de la posada. Los más problemáticos serían expulsados de la ciudad.

En el grupo, algunos se conocían antes que otros, algunos recién llegaban a conocerse (determinado por ustedes mismos) pero los unía la misma desconfianza por las demás personas que allí pululaban. Compartían mesa, hablando de algunos menesteres superfluos y cotidianos, pero era momento de actuar o hacer algo.

Un gran tablón de anuncios se postraba cerca de la chimenea del salón principal, varios trozos de papel, pergamino, papiro o tela colgaban de él y era obvio que cualquier de esos anuncios servía para ganarse la comida y el hospedaje gratis... La cuestión era cual llamado responder.

Ante cualquier duda, el posadero era la persona a consultar.

Una ronda más de cerveza de la casa, insípida y aguada, llegó mientras trataban de digerir el guiso que habían consumido recién...

Había llegado con su grupo a aquel lugar que, aunque de apariencia agradable debido a la vegetación interior, quedaba ensombrecido por la ocupación de toda clase de gente. Donde algunos, claramente, mostraban indicios de ser de la peor calaña posible.

Afortunadamente, había llegado al lugar con su grupo. Aunque no eran las mejores personas del mundo, y debía tener cuidado con ellos, sabía que podía confiar en sus habilidades. Mientras aguardaba por las bebidas, se alzó de la silla para estirar las piernas y dar un paseo por el lugar. Captó su atención el tablón donde se mostraban una suerte de anuncios. Especialmente llamo su atención uno que rezaba:  

NECESITO AYUDA URGENTEMENTE, mi hija ha desaparecido y necesito encontrarla, buscar a Dustier en la taberna del ciervo en pie, al lado de la muralla antigua, a 9 puertas del mercado.

Era precisamente la clase de trabajo que gustaba de realizar. Aunque por experiencia sabía que le tocaría insistir a sus compañeros, dada la ausencia de recompensa o aliciente por parte del demandante. Al fin y al cabo, el oro da de comer y no era plan el de trabajar gratis.

¡Eh, muchachos! Aquí hay una oferta de empleo interesante.

Por todos los demonios del averno. Que frio hacia en aquel lugar. Garath no conseguía entrar en calor ni con el vino especiado que había solicitado. El resto del grupo parecia llevarlo mejor, pero seguramente ellos no serían tan frioleros.

Había llegado hasta esta ciudad de portentos porque quería ver mundo y descubrir sus historias y secretos. Sobretodo su magia. Sabía que en la ciudad donde nació no iba a avanzar más allá de lo que ya sabía, y para él es era muy poco. Quería más, necesitaba saber más. El conocimiento era poder. Y el lo quería conocer todo. O casi. Y para eso tenía que salir al mundo. Lo cual le parecia bien. Pero no sabía que haría tanto frio.
Durante el camino se encontró un grupo de personas que viajaban al mismo lugar que él. La lógica dictaba que unidos lo tendrían más fácil para sobrevivir al camino, y durante este se conocieron un poco más y vieron que tenían algunos intereses comunes. Aunque fuera el simple hecho de ver mundo. Además, Garath era consciente de sus limitaciones, de momento, y únido a un grupo tendría más posibilidades de conseguir su meta. Además, algunos parecian majos.

Y así estaba en la ciudad de Argluna, en la posada de El Roble Dorado, tratando de decidir qué hacer a continuación. La oferta de la dama de la ciuadad de pecnoctar de manera gratuita siempre y cuando se hicieran trabajos para la ciudad le parecia estupenda a su exigua bolsa de dinero.

Cuando Stor habló de una oferta de empleo levantó la cabeza y lo miró.

Dime que es en algún lugar cálido. Por favor.
Aunque desde aquí no leo lo que pone, parece que hay más trabajos. Pero bueno. Dinos qué te ha llamado la atención.

El frío empezaba a entrar en Argluna y por ende en toda la marca. Jyn agradecía mucho poder estar a refugio en la gran ciudad, a pesar de que una parte de la sangre que corria su cuerpo era iluskana nunca había terminado de acostumbrarse al frío. Así que en cuanto llegó a sus oídos aquellas generosa oferta corrio hacia la gran urbe de
Argluna , igual que otras decenas de aventureros y mercenarios. Eran un grupo variópinto que casi no se conocía, ella había trabado cierta amistad con aquel bardo con el que compartía una afición común por la música, al resto les había ido conociendo por el camino y en lúgubres posadas. A ella nunca le había costado conocer gente, tenía la facilidad de caer bien.

Aquella noche no estaba de mucho humor, había tratado de afinar su violín en un rincón y tratar de tocar algunas notas con escaso acierto, y tras miradas de desconfianza y el desinteres de la audiencia había desistido lo que la había frustrado bastante. Ahora refunfuñaba bebiendo a cortos tragos aquel vino barato que les habían dado , comenzaba a notar el calor agradable que producía en su cuerpo aquel brebaje.

Por todos los dioses de los reinos si hubiese querido ser niñera me habría quedado en mi maldita aldea respondió con desdén ante aquella propuesta de Stor. Se levanto y se dirigió hacia aquel tablón, dejo que sus ojos vagasen por aquellas notas..Gigante sy crueles bandas de asesinos, feo panorama. Sin duda aquella era una de las mejores opciones . Con paso grácil volvio hasta la mesa con el resto de compañeros Esta bien si quieres te acompañaré hasta aquella posada, pero me debes una que en algún momento me cobraré dijo palmeando la espalda de Stor caminando alrededor de él con su característico pasó un punto grácil y sensual.

Eldintel se paró un momento en el dintel de la puerta, al entrar, pero después caminó sin más hasta sentarse en algún lugar oscuro. La posada era mucho mejor de lo que esperaba, le gustaba la naturaleza y la decoración era agradable. 

Cuando Stor fue hacia el tablón de anuncios, él lo siguió. No esperaba que nadie pagase una recompensa por atrapar ladrones de perros, pero quizás hubiese alguna pista. No la haía. Stor eligió una misión y él asintió. Algunas eran claramente demasiado difíciles para un grupo de novatos como ellos, pero aquella quizás estuviese a su alcance y era una causa justa. 

Evendur venía desde el sur; llevaba unos meses viajando cuando escuchó de las oportunidades que ofrecía la marca para aquellos dispuestos a dar una mano con los problemas que allí se estaban gestando. No dudó en poner rumbo hacia allí, después de todo era sabido ue la aventura era mucho mas redituable que la música a la hora de granjearse oro y renombre.

Se unió a un variopinto grupo de aventureros en el camino, la mayoría estaba en la misma empresa que el por lo que se dirigieron a El Roble Dorado a buscar algún trabajo que pudieran hacer. Stor se adelantó hacia el letrero de anuncios revisando las opciones y Evendur sonrió al escuchar la propuesta.

​Bien, parece que tenemos trabajo. Anímate Jyn, estoy seguro de será mas entretenido que quedarnos a esperar a que aparezca otra!

La jóven semielfa empezó a tratar de tocar su violín, solitaria en un rincón de la posada, pero se encontraba cansada y un poco malhumorada, nada le salía bien y sumado al desinterés de la audiencia terminó su sesión no sin ganarse algunos improperios e insinuaciones libidinosas de algunos mercenarios. Parecía que todos los presentes se preocupaban por demostrar con historias (la gran mayoría patrañas o exageraciones) sobre quien la tenía más grande (la espada).

El paladín fue el primero en acercarse a los anuncios pegados, evidentemente habían bastantes notas arrancadas y algunas recién puestas. Varias personas se aglutinaban leyendo y buscando la mejor propuesta. Algunos intrépidos o estúpidos se aventuraron a ir a cazar gigantes (era la última vez que se los vería con vidaen Argluna) mientras otros se tomaban el tiempo de leer con atención y preguntar un poco más de información al tabernero.

Finalmente el paladín dio con un anuncio que tocó sus entrañas altruistas, una pequeña niña había desaparecido. Sabía que la recompensa no sería demasiada y empezó a planear y pensar argumentos para tratar de convencer al grupo con el que llegó de servir a la noble causa, pero para su sorpresa todos parecieron estar de acuerdo con él. Incluso Jyn quien se quejó pero terminó aceptando.
Andar en grupo siendo paladín no era nada fácil, sus fuertes convicciones y su honor muchas veces contrastaba con la avaricia o el poco interés en ayudar de otros aventureros, sin embargo, a Stron le quedó un buen sabor de boca ante la respuesta unánime de sus compañeros. Eran unos recién conocidos, pero habiendo aceptado tal trabajo, sin duda tenían potencial para convertirse en más que compañeros.

La emoción invadió a Storn y no se molestó en ocultarlo. Tanto así que insistió en visitar la taberna en cuestión de forma inmediata. Él, junto a su grupo, quería ser el primero en esclarecer aquella desaparición.

Lo que pronto se dieron cuenta es que no había sido el único grupo de aventureros en interesarse por aquella nota. Otro variopinto grupo se había interesado en ella un poco antes. Jyn escuchó a uno de ellos preguntar por la taberna del ciervo en pie y de inmediato lo comentó. Aquel grupo se formaba de una Semielfa, una parejita de enanos, un mediano y un hombre (el grupo C) acompañado de un puñado de sirvientes.

Competencia, eso era lo que eran y no sabían si era mejor seguir con el plan o si buscar un nuevo trabajo entre el tablón de anuncios. Eso debía discutirse entre todos.

- Supongo que lo lógico será colaborar, no sé cuanta experiencia tenéis, pero yo reconozco ser bastante novato y me siento bastante inseguro respecto a todo esto, cuantos más seamos más fácil será el rescate, o eso quiero creer. Una vez rescatada a esa criatura, ya veremos lo que haremos... 

Jyn miro a sus compañeros y al otro grupo que señalaba con interés el trozo de pergamino con la petición de ayuda. a más gente, menos recompensa y no creo que fuese a ser mucha en un principio. Quizás deberíamos buscar otra cosa en el tablón. añadió intentando convencer a sus compañeros.