Partida Rol por web

Miro a su alrededor y volvió a montar en el caballo, esperando a ver que decidían los demás, después de todo ellos eran los guías y los que decidían, hacia tanto tiempo que no era dueña de su destino, que casi era como si fuese otra persona. 

Edgar, sentado en el carro, escuchaba la conversación con preocupación.

La posible presencia de bandidos es ciertamente inquietante. Además, si esa hipótesis es correcta, no sólo han cortado el puente para obligar a los viajeros a un desvío, sino que conocerán la zona y estarán emboscados en el vado más apropiado para cruzar, o en su defecto en el más cercano.

Y Doña Navief, no son las rutas de desvío lo que me preocupa pueda impedirnos continuar con el carro, sino el vado en sí. Pero bueno, habré de confiar de nuevo en mi buena estrella, jaja. -terminó con una carcajada, para aliviar el peso de las preocupaciones que había proferido.

Ulrich se acercó de nuevo hacia el desfiladero y mirando hacia Navief comentó:

-Sea pues. Guiadnos hacia el vado con premura. Sea lo que sea lo que cortó las cuerdas del puente, le haremos frente si es lo que desea. 

Acercándose hacia la guía le comentó:

-Quizá deberíais adelantaros ligeramente, seguramente vuestros ojos vean más que los nuestros y podáis daros cuenta antes de que sea tarde.

- Las sogas no fueron cortadas... -Murmuró entre dientes- Me parece bien lo que propone, Sir Ulrich. En ese caso comamos algo ligero y emprendamos el viaje. En unas horas tendremos que montar el campamento.

Arregló unos cuantos alimentos y los entregó a cada uno de los miembros de la compañía. Necesitaban reponer fuerzas para emprender el nuevo camino, que ahora iba cuesta abajo. Tras haber todos terminado, recogió las cosas y montó a Linker con agilidad. 

- Les encargo al otro caballo, entonces. Yo iré delante unos cuantos metros, sin embargo velad bien la retaguardia. Tengo la impresión de que no nos esperan asaltantes comunes... -Dio la impresión de que iba a decir algo más, pero su mirada se perdió en el follaje delante de ella. Se veía más pensativa de lo común.- ¡Vamos! -Por primera vez en el viaje, espoleó a su caballo, aunque suavemente y el animal apresuró el paso, haciendo que ella se adelantara un poco.

El camino cuesta abajo era algo más estrecho, y lleno de maleza debido al poco uso que se le daba. Decidió permanecer alerta mientras avanzaba abriendo la ruta.

- Puedes atarlo al carro, con el resto de los animales - le propone Rudolph a la guía antes de comentar - Yo estaré a unos metros, listo para cubriros las espaldas -

El caballero embraza con fuerza su escudo y aferra su lanza sobre el pescuezo de Sanson, listo para cargar hacia quien intente sorprender a doña Navief

Retomaron la marcha camino del desvío obligado que la situación requeria. Aunque Navief iba un trecho por delante y los caballeros estaban en guardia, Edgar no se confió lo más mínimo y echó mano al arco que guardaba cuidadosamente en el carrito. Si era necesario, sería de ayuda.

El caballero volvió a su posición junto al carro. Esta vez ligeramente adelantado en caso de que algo ocurriese poder enterarse rapidamente. Intentó estar atento a sabiendas de que no era una de sus especialidades. Él era hombre de combate. Los exploradores eran los ojos y oídos del grupo y ellos el brazo armado. Así había sido siempre y así era su actuar.