Partida Rol por web

La ruina del Hombre

Imágenes de un mundo por conocer

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08/10/2007, 18:58
Director

NAR DONNERYL. Muy poca gente la ha visto, pero todos la reconocerían al momento. En los oficios, los prestes la describen una y otra vez, y recuerdan que es la última puerta, el ojo de los hombres que guarda el paso al reino de la Eterna Niebla, el lugar donde muchos creen que habita el Woolg, el Bufón, el que distorsiona el mensaje de la Voz, y que desde allí medita y planea, y se ríe, mientras envía su vientos malignos a condenar el corazón de los rectos.

En Nar Donneryl sólo pisan los más valientes y piadosos de todos. Allí vive el indomable custodio Rytter, junto con sus discípulos, y el señor de la marca Norte, Obryic Maarbrad, pasa largas temporadas en ella, sobre todo en invierno.

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08/10/2007, 18:59
Director

"El nacimiento de la magia", es el cuadro ahora propiedad del rey Meragher I, donado por las órdenes después de permanecer en Colmillo Norte durante décadas. Su autor fue Tremmor Câll, el pintor hechizado, de quien se dice que no utilizó su imaginación ni referencia alguna, sino que él mismo encontró el Pantuum maldito, en una noche de luna llena, y que no lo contó a nadie nunca, sino que durante una semana pintó allí mismo un lienzo mucho más pequeño, y luego, meses después, terminó la enormidad que ahora reposa en la cámara de las maravillas del palacio del rey en Nyneeth.

Leyenda sobre leyenda, la de este cuadro evoca otra aún más conocida y relevante. En esa sala Tadayr, un noble de una orígenes no del todo claros, descubrió los secretos de la llama, y se convirtió en el primer mago, y fundó la Secta de los Ithratii. Esta secta adquirió un poder tan relevante en los momentos de ausencia de fe que eclipsó a los mismos reyes, pero siempre permaneció entre las sombras que ellos mismos llamaban, donde guarecían sus descubrimientos y medraban sus hechizos. Antes de desaparecer sin más hace cientos de años, dejaron entre nosotros las imprescindibles esferas de Tadayr, el extinto polvo de fuego, que al terminarse acabó con una incipiente industria. Con su muerte, sus pergaminos tampoco pudieron ser entendidos y su magia, dicho de forma poética, simplemente, se apagó.