Eh?.. qué?... el.. vestido?...
Bajé los ojos a la tela de mi falda, rasgada en zonas y mugrienta en muchas otras... y parpadeé unos segundos sin llegar a comprender... ajena a mi condición... ajena a la realidad de nuestra situación... enredada en conjuras y teorías que no nos correspondían... pero que yo agradecía como el sol de la mañana... Por primera vez en toda mi vida me sentía verdaderamente viva... por primera vez, en toda mi vida sentía la sangre fluir por mis venas, sentía el verdadero latido del corazón... sentía la voz de mi verdadera esencia libre...
Ah... sí.. claro.... encogí los hombros resignada... están hechos un asco.. jajjajajajaj... en fin... estas escaleras son tan empinadas... Por la voz... siento haberme agarrado a mí cuando caí...amiga... en mala hora lo hice... ahora nuestros vestidos están rotos... me duele todo el cuerpo.. y para mal de males... tuvimos que aterrizar en ese charco inmundo... guiñé el ojo a Unnysia llena de intención... Vamos... demonos prisa amiga... con un poco de suerte no nos cruzaremos con nadie hasta llegar a la alcoba... había iniciado el paso con convicción, con mi cerebro de nuevo enmarañado en lo vivido... y la sangre ruborizando las mejillas... y el pelo dorado serpenteando aquí y allí en mechones rebeldes que escapaban tenaces de la trenza...
Unnysia.... y si tu tío simplemente conoce y utiliza?... entornaba a los ojos ámbar a mi amiga... con la mirada cómplice... con la voz más que eso... La información es el gran poder... y si el Donner conoce este lugar... y puede contar con unos oídos escuchando... esta en su mano la información que se... “conoce”...
Pero... realmente... no entiendo lo de ese Eddyk... No... me mordía el labio... y sin saber muy bien por qué, sin entender siquiera cómo... mi mente se alejó del frío sobrenatural de aquel soldado para acercarse a otro distinto... a uno de esos fríos que abrasan... Mydôyrn.... Crees que tiene que ver algo con lo ocurrido al hermano de Mydôyrn?...Quiero decir.. que.. bueno... El noble de Nyrr me explico... algo... el ceño se me fruncía... Y no fue nada bueno....
Ambas chicas salieron raudas de allí, y utilizaron las escaleras de servicio con suerte, pues no se cruzaron con nadie más hasta alcanzar el piso donde estaba la habitación de Unnysia. Jadeando, las jóvenes entraron en la habitación, nerviosas y sofocadas, y comenzaron a reír cada vez más hasta que sus carcajadas pudieron escucharse, seguramente, fuera de los anchos muros de la habitación.
Habían subido muy alto, todo lo que daban las dependencias generales más allá de las torres y de la torre interior que era la casa palaciega del Donner.
Unnysia cerró entonces la puerta por dentro con el pesado pasador y abrió un arcón mientras se desprendía de sus ropajes sucios.
- Creo que hemos tenido suerte, querida - dijo, sonriendo -. Nadie nos ha visto por aquí, seguramente porque están ocupados con sus cosas. Si tienes hambre, hay fruta, pan y algo de miel y queso, con agua, ahí al fondo en una vasija. Yo misma tengo varios vestidos que he traído para la ocasión. Como son míos, nadie los conoce y, si tuviéramos una estatura parecida, quizá...
Unnysia se miró frente a frente con Rhiannon. La sobrina del Donner era más baja y más estrecha de hombros que Rhiannon. Seguramente el vestido que le ofreciera no serviría de mucho.
- Si me indicas dónde estás tú, podría entrar en tus aposentos y coger uno de tus vestidos. Nadie me miraría raro. Lo traería hacia aquí y podrías vestirte de nuevo, ¿qué te parece?
Luego pareció un poco pensativa.
- Respecto a lo que has dicho antes...no sé qué te dijo ese noble del Norte, pero Eddyck es una de esas babosas que medran chupando pollas, ya sabes, encaramándose a la planta que más florece y alimentándose de ella. No me extrañaría que tuviera un plan para esta reunión... porque es evidente que mi tío... bueno, que alguien, a estas alturas ya ni sé quién, va a usarla en breve. La habitación parece preparada para un evento.
Me había acercado a la fuente de comida... recogiendo un pedazo de queso que mordisqueaba casi con ansia y sin vergüenza... Y viendo como Unnysia se desnudaba, sujetando aquel manjar entre los dientes... las manos me liberaron a mí también de la ropa, dejando apenas sobre mí el tul blanco de gasa del bajo vestido...
Mataron a su hermano... La voz había sonado grave, profunda y muy alejada de la niñez mientras me dirigí a la cama para sentarme en ella... Y me habló de guerra Unyssia... de cómo alguien quería provocarla, enfrentando a su sangre con la tuya...
La mirada se me había perdido más allá de las paredes... prendido el dorado del recuerdo de aquel hombre... águila del norte... Mydôyrn es... inteligente... Creo que... si no fuera por él... su padre ya habría vengado esa ofensa... desencadenando una espiral difícil de detener...
Mordisqueaba de nuevo el queso... mientras el miel de los ojos volvía a centrarse en mi amiga... Y el ceño se frunció un segundo... intentando recordar...
Mi cuarto... ummmmmm... veamos... desde aquí... ummmmmm... bajando, a la derecha... no no.. izqui... ummmmmmmmmm.... Veamos... desde el salón de baile... llegas a una pequeña plazoleta que tenéis.. y.. la derecha... un nuevo mordisco al queso... Sí... eso es... la sonrisa volvió a dibujarse en los labios...
No duró mucho... la palabra guerra... la voz de Meridiar dibujándome muerta en la cama de Mydôyrn, la opacaron sin remedio...
Unyssia desapareció brevemente. Verdaderamente, la chica se dio prisa, y no tardó en regresar portando un vestido para su amiga, sonriente y emocionada a un tiempo.
- Espero que te sirva, querida. Me ha gustado éste, y nadie me ha visto entrar. De todos modos ya es tarde, creo que deberías dormir aquí, conmigo, esta noche, y mañana podríamos continuar - la chica pareció estremecerse un momento con un pensamiento oscuro -. Comienza a oscurecer y no me gustaría... no me gustan las noches en este lugar, son de piedra fría y de luz insidiosa. No creo que a ti te gusten más...
No me gustó su mirada... no me gustó el escalofrío que pareció recorrerle.... y, sobretodo... no me gustó su voz...
El ámbar de los ojos parecía haber empequeñecido bajo unas pestañas que se replegaban incómodas... y me abracé a mi misma por un momento.. mientras frotaba mis brazos intentando alejar de mí el recuerdo de aquel frío inhumano... el vestigio de aquella noche.. que aún podía apreciarse en las marcas azuladas de mi piel...
Yo... me mordía los labios... clavando las pupilas en la puerta mientras el relámpago de furia parecía recorrerlas... No... lo cierto es que no me gustan las noches de este lugar... son aún peor que frías... Son acechantes... están vivas...
Había recogido el vestido de sus manos para dejarlo suavemente en una de las sillas de la alcoba... y el pelo se me deshacía sobre la espalda escapando de la trenza demasiado floja mientras el bajovestido blanco y suave se arremolinaba entre mis piernas a cada uno de los pasos...
Me giré hacía ella, con la sonrisa agradecida en los labios y la voz... Gracias Unnysia... me gustaría quedarme... sí.... miraba la cama amplia... sus doseles suntuosos... Había sitio de sobra... y descalza.. con el sonido leve de los pies caminando sobre la roca fría del suelo, me acerqué hasta el lecho para sentarme de nuevo en él... abrazando mis rodillas cubiertas del blanco de la tela... clavando de nuevo mi mirada en ella... miel demasiado interrogante...
Así podrás contarme de esas historias que callas... Estoy segura de que a ti... las noches de este castillo... también te parecen mucho más que de piedra fría... y luz traidora...
No esperarías que me tirara a dormir en la alfombra.. verdad? :P
XDDDDDDDDDDDDD
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Unnysia se arrebujó en la cama. Se había quitado el vestido con presteza, como si le hartara, y se puso encima una suave camisa tan sencilla que parecía propia de hombre, larga hasta las rodillas y abierta ligeramente por delante, con unas tiras de cuero que no se molestó en anudar. Se dejó caer en la mullida cama e hizo ademán de cerrar los ojos, pero ante la mirada curiosa de Rhiannon los volvió a abrir y se colocó boca arriba, mirando al techo de madera oscura, lejano, aún con la luz de varias velas encendidas.
- Siempre hay historias - comenzó - y recuerda que yo llevo aquí tan poco tiempo, casi, como tú. Aquí la peor de ellas es que las sombras se mueven sin dueño - añadió con una voz quebrada -. Las luces que reflejan los pasillos son cautas, Rhiannon, y no lo alumbran todo, porque hay cosas que es mejor dejar a la oscuridad, ocultas y olvidadas, para que no puedan hacer daño. Si te digo la verdad, no me creo nada, claro. Sé que hay cosas malditas, eso lo sabemos todos, pero en este palacio no puede haberlas. Hay hombres demasiado poderosos para permitirlo. No, yo creo que la maldad que se arremolina en las sombras es más humana y menos mágica. Creo que el principal Eddyck planea algo, ya lo viste tapando ese agujero por donde espiábamos la sala. Creo que han muerto hombres por voluntad de otros hombres, no de espíritus ni nada de eso.
Se detuvo un momento, como sopesando sus propias palabras.
- Creo que tienden una celada a mi tío, pero no sé quiénes. Eddyck, seguro, creo que tiene que ver con las muertes que ha habido estos días, y que lo intenta ocultar haciendo que investiga hechos de espíritus... pero incluso él sólo sería incapaz de hacer nada...
Su voz se apagaba por el sueño.
- Dejemos que la noche pase, Rhiannon. Durmamos aquí y esperemos a que la mañana nos despierte...
Y sin más, al amparo de pequeñas luces titilantes, Unnysia se durmió, y Rhiannon notó entonces lo cansada que estaba después de aquel día interminable.
Rhiannon pasa a La flor de la luz (Nyomel, 4 de Numa del 471 d.T.)