Iluubra se frotó la cabeza dolorida y se incorporó, aunque sólo medio cuerpo para evitar un nuevo ataque de la desquiciada de Unnysia.
-¿Qué te pasa? ¿No me recuerdas? ¡Iluubra! ¡La criada de Mydoirn!-
¿Qué, cómo? Tú... - fue entonces Unnysia quien se frotó los ojos, parpadeó y acompasó la respiración. Estaba sudando profusamente, demasiado para el esfuerzo momentáneo que había dirigido a Iluubra. Sus ojos también parecían hundidos, con un aro violáceo propio de quienes habían dormido poco durante varias noches.
- Tú - repitió -. Creí que había sido ese hombre, ese maldito de Lonnegahr. Nos sorprendió cuando le seguíamos. No hizo nada entonces, pero luego Rhiannon desapareció, como si hubiera cogido otro camino. No he vuelto a verla. Fue tan ridículo si lo pienso. ¿Cuándo nos separamos? Vine aquí porque creí que sería dónde... luego no supe qué hacer y escuché el ruido de la puerta...
Una vez comenzó a hablar, Unnysia se aceleraba cada vez más, como si su historia no pudiera tener fin...
-¡Para! ¡Para! No te entiendo. ¿Dices que un tal Lonnegarh os sorprendió a tí y a Ryannon cuando le seguíais? ¿Y crees que le puede haber hecho algo a ella? ¿Qué tiene que ver eso con nosotras y con lo que estabas espiando en aquel túnel?-
Se acerca a ella y con cuidado la aferra de los brazos y le repìte una por una las preguntas, esperando cada respuesta para hacer la siguiente.
Unnysia se quedó mirando a través de los ojos de Iluubra, como si la verdad estuviera en su interior, o aún más lejos para ella. Parecía incapaz de recordar, más bien, parecía temer los recuerdos. Su mirada nadaba en un mar turbio hasta que asomó una lágrima en uno de sus hermosos ojos.
- Estaba... no sé... sí... ¿por qué es tan difícil? Creo que seguíamos a ese hombre...mmmm... se me metió en la cabeza que hacía algo raro. Yo convencí a Rhiannon. Nunca me fié de él. ¿Viene y va siempre que quiere? Llega al palacio, se va después de algunos días. Vuelve otra vez. Cada vez que regresa... sí, ahora recuerdo... pasa algo. No sé, no mucho, pero yo aquí me aburro y la verdad... tampoco es que haya estado muchas veces. He preguntado a otros. Me hablaban de él y recordaba que ocurrían cosas... Hablé con Rhiannon y quedamos en buscarle. Le seguimos un poco esta mañana. Al principio era... no sé, un juego peligroso. Fuimos muy temprano.
En ese momento sus ojos se cerraron y pareció calmarse.
- Sabía que iría a la reunión, una reunión de nobles en el palacio, ¡de verdaderos hombres influyentes! Había mucha gente, yo sabía cuándo sería. Rhiannon y yo salimos pronto. Sabíamos dónde encontrarle y vimos que había salido muy pronto de su habitación. Lo seguimos, sí... sí, fue entonces. Luego nos pareció que nos había visto y nos asustamos, así que volvimos... entonces perdí a Rhiannon, pero fue una tontería. Yo creía que ella se había asustado más que yo y se había ido. No es la primera vez que me pasa. Todo el mundo se termina asustando por las cosas que hago... en fin... soy sobrina del Donner. Incluso en mi tierra hago cosas que a mí me perdonan, pero claro, no a los que me acompañan. Así que yo seguí con mi plan. Entré en el túnel que conocía, el palacio está lleno de túneles. Allí podría ver la reunión. Así que entré y quise mirar. Luego te encontré... ¡y a Eddyck!
La chica miró a Iluubra de nuevo, como si acabara de reparar en ella.
- Ahora lo recuerdo, mataste a Eddyck y tuvimos que salir. Yo volví aquí, sí. ¿Hice eso? Lo siento... ¡lo siento! Estoy tan confundida...
Por lo que sabes de tu vida, sólo Eobald el cojo se quedó tan desorientado una vez, durante varios días, y fue después de caerse desde el tejado que arreglaba hasta el suelo.
-Vale. vale. Tranquila, ten bebe agua. Así, muy bien. Necesitas descansar. Necesitas descansar porque tenemos que ayudarnos. Resulta que mi señor debe estar en esa reunión o al menos le he visto reunido hace poco. Sé dónde está ahora y él podría ayudarnos. Bueno, ayudarnos no, ayudarte, yo sólo soy una sirvienta. La información que tienes, que tenéis Riannon y tú, puede ayudarle mucho. A cambio él puede ayudarnos a encontrar a Rhiannon. O quizá sea mejor encontrarla a ella primero. ¿Sabrías llevarme hasta donde la perdiste?-
Iluubra enjugaba la frente sudorosa de la chica con agua a la vez que la animaba a beber, buscando signos de mejoría. Si la moza no se lograba reponer, tendría que dejarla aquí, pues en este estado sería más un obstáculo que una ayuda. Pero si lograba que se repusiera un poco, la compañía de la sobrina del Donner era una carta poderosa a jugar.
La chica pareció amoldarse a las palabras de Iluubra, como si se apoyara en ellas para recuperar su juicio. Empezó asintiendo como una idiota, sin comprender completamente. Con pacienci, tras alguna repetición, al fin respondió coherentemente.
- Sí, sí... creo que podría. Ahora hay mucha gente, tendríamos que mezclarnos. Es al otro lado... pero ¿iremos sola?
No quería decir la palabra, pero se mordía los labios y miraba a Iluubra como una súplica, como si viera acechar la locura en su mente de nuevo, aturdiéndola.
-Y... ¿con quién quieres ir, chica? Nosotras debemos bastarnos hasta que encontremos a tu amiga o a mi señor. Cualquiera de ellos debe poder ayudarnos. Vamos.-
Le hizo un gesto con la mano para que s acercase con ella a la puerta. Allí se recompuso primero la ropa y el rostro, dispuesta a salir al pasillo de una vez, sin titubear y sin miradas a los lados. Debía parecer talmente como si tuviera derecho a estar allí. Cuando Unnysia estuvo dispuesta, abrió la puerta y salieron.
La chica imitó a Iluubra y, una vez fuera, fue recuperando lentamente la compostura y el poste estirado mientras atravesaban pasillos y pasaban al otro lado de un par de jardines interiores. A medida que avanzaba y, sobre todo, que descendían, la afluencia de gente era mayor, y el barullo que resonaba desde las alturas se volvía atronador.
Finalmente, desde un pasillo giraron por un arco hasta entrar en una estancia, paralela. Era como un pasillo interior, alargado, pero tabicado con paredes con vanos. En esta sala había una mesa larga con sillas y en la pared de enfrente se abrían dos ventanas altas que iluminaban la superficie de madera.
- Por aquí - inquirió la chica. Durante el camino había adquirido una cierta resolución, aunque miraba también hacia atrás continuamente y se mordía los labios cuando se habían unido a la marea de hombres y mujeres que recorrían los pasillos.
Siguieron las estancias tabicadas en la dirección que Unnysia indicaba, hasta llegar desde la que nacían unas escaleras semiocultas en un hueco en la pared de enfrente.
Entonces, Unnysia se quedó rígida y se detuvo con el pie en el primer escalón. Iluubra se dio cuenta del por qué casi al instante. Un olor dulzón, casi almizclado, provenía de la oscuridad al otro lado de los escalones, donde por un fino perfil iluminado, debía haber una puerta.
En ese momento, como obedeciendo a una orden involuntaria de Iluubra, esa puerta imaginada se abrió y les bañó con una luz débil, estorbada por la silueta de una mujer con el rostro devastado como si una gran tristeza la hubiera invadido. Unnysia dio un respingo, mirándola como si no estuviera verdaderamente segura de que estuviera allí delante de ellas.
Iluubra procuró mostrarse como lo que era, una simple criada tras de la sobrina del Donner. No hizo movimiento alguno, a la espera de ver si debería apartarse para ceder el paso a quien subiera las escaleras o si iría tras de Unnysia tan pronto la sombra hubiera desaparecido. Sólo estuvo atenta por si quien interrumpía el paso suponía algún problema, fuese un encuentro por algún motivo engorroso.
La mujer, medio oculta por una bruma de penumbra, habló con una voz que parecía ebria a los oídos de Iluubra. Unnysia, más aún, se sentía asustada. La voz dijo esto:
-¡Hablad, mujeres, damas de las sombras! ¿Quiénes sois, y qué queréis de mi? ¿qué hacéis en mi camino, qué buscáis...?
Su aspecto se resistía a mostrarse completamente, como si, cuando el ojo estuviera a punto de ver los detalles, éstos se ocultaran de nuevo, esquivos.
Su acompañante estaba demasiado atontada como para responder algo que no las delatase. A riesgo de aparentar insolencia, Iluubra decidió adelantarse. Sin embargo, decir que buscaban a Rhiannon era aún más arriesgado, pues extraña pareja hacín para tal búsqueda. Improvisó algo más coherente para librarse rápido de esta asustadiza dama.
-Perdón, señora. La dama Unnisya- la señala -me ha pedido que la lleve a presencia de mi señor. Le estamos buscando. Soy criada de la casa de Nyrr.-
Iluubra Senra irá a la escena: El resto del Día.
Estoy intentando añadir la escena, pero no veo bien cómo. Si no la veis aún es que estoy investigando. Si alguno sabe cómo, por favor, decidme.
Besotes.
OK, tranquilo. En el offtopic te han indicado muy bien cómo hacerlo.
Guay, nene. Oye, intentaré postear mañana. Si tienes tiempo, postea en la escena: EL RESTO DEL DÍA y respondo. Si no, ya hasta el día 18 que vuelvo. JUAS.