Partida Rol por web

El tono, eminentemente marcial del elfo, por un momento molestó al mediano, que no estaba acostumbrado a las ordenes, pero finalmente se dio cuenta que solo se debía a los posibles peligros de la situación, por lo que acató la indicación.

- Vamos Remo - dijo en us tono más bajo mientras enrollaba su honda en la muñeca y verificaba que su cimitarra estuviera presta para ser desenfundada. Unos cuantos pasos de su fiel montura lo llevaron hasta la puerta del jardín y allí, con cuidado se asomó a ver si alguien los estaba siguiendo.

Por un momento recordó que probablemente los asesinos estuvieran tras sus pasos por lo que intentó mantenerse en las sombras, buscando que la luz de la luna no lo iluminase mientras oteaba fuera del jardín.

- Espero que se apuren - le comentó a su perro, en un suave susurro mientras verificaba que nadie estuviera tras sus pasos.

Mama se colocó donde indicaba Arthedain, pero buscó la protección de las espaldas del enano y el humano. La maga permanecía atenta a todo su alrededor mientras jugueteaba con su bolsa con componentes de conjuro. "Debí haber descansado un poco para tener todos mis hechizos preparados" Pensaba inquieta y con cierta preocupación.

Bhain aun con el arma en la mano se puso en posición de defensa, alerta a cualquier nuevo enemigo que pudiera aparecer. El enano balanceó el hacha para equilibrala mejor y se dispuso a hacer frente a cualquier cosa que pudiera atacar a Mama o al resto de sus compañeros- No os preocupeis, esta vez no nos cogerán desprevenidos

Gaius examinó la cerradura un momento antes de empezar a trastear en ella. Los demás, atentos a lo que pudiera haber a su alrededor, no vislumbraron la sonrisa de autosuficiencia del asesino cuando detectó un pequeño resorte que solo podía indicar la presencia de una trampa. Una trampa tan sumamente burda que casi le parecía insultante. Con un rápido movimiento extrajo una aguja emponzoñada con un veneno de contacto, que se cuidó de guardar en uno de sus sacos. Después revisó de nuevo la puerta antes de tantear el cierre con sus herramientas. Una cerradura corriente. Si no fuera por la extraña planta con la que se habían enfrentado estaría tentado de pensar que allí no había nada que guardar. El click señaló de forma inequívoca que la cerradura había cedido a su habilidad. Entornó un poco la puerta: estaba oscuro, muy oscuro...