Partida Rol por web

Un pabellón, una mesa, varios prohombres reunidos con un grupo de aventureros... tal y como empezó todo llegamos a un final.

La mirada de Lord Bakus estaba perdida en un fuego que ardía en el campamento, en el exterior de la tienda. Durante todo el tiempo había escuchado las palabras de los héroes con creciente terror. En su rostro, curtido en mil batallas, se leía una desesperación infinita. Afuera, vigilado por varios soldados, aguardaba el nigromante para ser interrogado nuevamente. Pero ahora era tiempo para buscar opciones.

- Los dioses estaban mirando hacia otro lado...- susurra el gran guerrero mientras se gira - ¿Acaso estamos perdidos? ¿Qué nos queda si debemos enfrentarnos al infame Bargle? Y su plan... su plan es tan... perfecto...

- No existen planes perfectos mi querido amigo. Está claro que Bargle ha movido sus piezas durante siglos para lograr encajarlas, pero hasta el mejor jugador de ajedrez comete errores.- el rostro de Movaris no reflejaba ningún optimismo, pero tampoco estaba dispuesto a rendirse - Según lo que hemos oído es posible que esa plaga empiece a germinar en todo Krilgard. Nosotros mismos estuvimos a punto de sucumbir si Mosest no hubiera llegado a tiempo para avisarnos de que debíamos incinerar los cadáveres.

Los aventureros recuerdan ahora al buen paladín, que se fue para advertir a los demás del peligro de la plaga. ¡Llegó a tiempo! 

- Pero Bargle no tiene todavía todo lo que necesita. Una de las Lágrimas está en nuestro poder. Y otra de ellas en otro plano, en poder del que creíamos que era un lugarteniente de Taurus... Es evidente que Crisador servía desde el principio al liche. Nos equivocamos de enemigo. Es lo mismo: Bargle tiene seis de las ocho lágrimas... Nuestra primera y principal misión es poner fuera del alcance de sus garras la Lágrima que trajo consigo Lairon. Si nuestros otros paladines logran hacerse con la de Crisador...- aprieta el puño esperanzado - Podremos detener su asalto a Talin-Enor...

- Pero aún así... Eso detendría su avance a Talin-Enor... de momento. Pero ¿la plaga? ¿Cómo podemos detener la plaga? ¿De qué nos vale que no pueda hacer el asalto final a la Fuente de la Magia si todo a nuestro alrededor perece? ¿Qué esperanza nos queda?

- La plaga no ha surgido de la nada... Ha utilizado un artefacto poderoso por lo que nos han contado... Debemos buscar la información sobre ese artefacto e intentar neutralizarlo. Y creo que sé donde se encuentra esa información. ¿Qué hizo Bargle en los últimos tiempos? Asesinar a todos los nigromantes que no se adhirieron a su causa. Y creo saber por qué: el artefacto tiene que tener una debilidad relacionada con la nigromancia. Lo mismo que le da poder tiene que poder quitárselo... ¡Necesitamos más información!

- ¿Y de dónde pensáis quitarla mi querido amigo? ¿Se la pediremos amablemente a Bargle? Los oteadores elfos han notificado la presencia de un Dracolyche en Predemia... Una mascota demasiado poderosa para nuestros ejércitos.

- La misión de Bargle es tan compleja como la nuestra. Pronto no le faltarán enemigos ¿acaso crees que el resto de las criaturas vivas, buenas o malignas, se resignarán a morir y convertirse en muertos vivientes? No... Para Bargle también el tiempo corre en contra. Necesitamos hacer dos cosas: rescatar a todos los nigromantes que haya en los reinos y encontrar el origen de ese artefacto. Esas dos piezas pueden cambiar las tornas. Y mientras tanto debemos mantener a Bargle alejado de las dos Lágrimas. Una obra en nuestro poder... la otra quizás podamos conseguirla. Tiempos oscuros, pero puede haber esperanza. Creo que sé donde puede estar la información sobre el artefacto: en la Isla del Dragón Rojo.

- De ahí fue de donde vino el ejército de muertos vivientes de Bargle. Ahí es donde se esconde el vil Caulus, el que hasta el momento fue considerado el mayor nigromante de Krilgard... ¿Nos estás diciendo que tendremos que dividir nuestro ejército en dos frentes igual de poderosos? ¡Eso es una locura!

- Pensáis como un guerrero y como un Emperador... Acostumbráis a ver las cosas al nivel de reinos, pero yo bajo la mirada al suelo. A los que pueden cumplir las misiones que harían sucumbir a ejércitos... Necesitamos unos valientes que puedan cruzar los reinos rescatando para nuestra causa a la mayor cantidad de nigromantes posibles mientras se encaminan al lugar más peligroso de Krilgard, si exceptuamos la misma Predemia: la Isla del Dragón Rojo. Necesitamos a una gente que no se deje vencer por el desánimo, que tenga la desesperación como guía para lograr lo imposible. Que puedan entrar en el cubil de Caulus y encontrar el secreto del artefacto... su debilidad. Nos lo jugamos a una carta: estoy seguro de que allí estará esa información vital. Bargle ha jugado nuevamente al despiste con nosotros: después de pasar una eternidad a la sombra sin que pudiéramos ver al verdadero enemigo ahora se hace ver más que nunca para que no podamos vislumbrar la posible debilidad: el origen del artefacto, el motivo de la muerte de los nigromantes... su Secreto. Si lo desvelamos creo que podremos acabar con él. 

Mira la copa que hay en la mesa y se sirve un poco de vino.

- Después de todo,- añade dándole un trago a la misma - no tenemos nada que perder ¿no?

- Quizás si... nuestra última oportunidad - el pequeño druida escuchó atentamente la conversación antes de insertar su bocadillo.

Una vez conseguida la atención de los presentes intentó ser más específico - Si lo intentamos y fallamos, probablemente Bargle corrija cualquier descuido en sus planes. Quienes vayan deben tener alguna posibilidad -

Tras respirar profundamente agregó - Me encantaría ser parte de esa tarea, pero no se si soy el más indicado. Quizás pueda acompañar a quienes sean elegidos para dirigir a los nigromantes hacia aquí. Reconozco que no son, exactamente a quienes más aprecio, pero Mama nos ha demostrado que, cuando los objetivos coinciden se puede confiar en ellos... y que aunque no sepan venerar, ni de hecho apreciar, a la naturaleza no todos son como ese que os trajimos. Si pueden y quieren ayudar, yo y mis compañeros, los animales, los guiaremos hacia aquí -

- Yo iré a donde se me ordene -intervino Silvania-. Ignoro si se conoce mi historia, pero fui una niña sin origen criada por un recio soldado. No sé vivir de otro modo, no tengo un amante que me espere ni hijos que me reclamen. Mi vida es mi ejército y mi señora, y más aún cuando ahora mismo la única alternativa es renacer como muerta viviente y servir a los planes de Bargle. Iré si hace falta a los mismísimos siete infiernos si así se me pide. Lo único que pediré como recompensa, previa, es un par de pintas de aceite y unas ramitas yesqueras, para poder prenderme fuego yo misma si veo que no tengo salida.

- Solo... solo una cosa más. Habláis de encontrar los nigromantes que queden en Predemia. ¿No sería mejor buscar también los que quedan en otros planos? Si Bargle va a atacar el centro mismo del poder de la magia, no sólo este plano se verá afectado, todos los planos lo harán. Quizás una tercera misión, la más urgente incluso de las tres, sería enviar emisarios a todos los reinos de todos los planos conocidos y accesibles para difundir que es Bargle quien está tras todo esto, que quiere dominar la fuente de la magia, y que necesitamos refuerzos aquí, especialmente de todos los nigromantes que deseen luchar contra él, aunque sean seguidores de dioses malignos. Necesitamos toda la ayuda que se pueda conseguir, sea de donde sea, y espero que cuando la verdad se difunda los gobernantes no sean parcos en esa ayuda.

- Ah, y sugiero seguir interrogando a ese nigromante que hemos capturado, seguramente aún se le pueda sacar maś información útil. Soy una interrogadora voluntariosa, pero sin experiencia. Y cualquier cosa que le suceda a esa rata será infinitamente menor que el daño que ha provocado.

Arthedain había escuchado sin pestañear la exposición de los hechos que habían hecho los altos mandos sin meter baza, y con un semblante de completa despreocupación.

Cita:

Al oir las palabras de Movaris, sin embargo, no pudo por menos que enarcar las cejas. Después, en un gesto desusado en él, se cubrió la cara con las manos, para a continuación pronunciar unas palabras en élfico: "Va'esse deireádh aep eigean*."

Por último, se levantó de la silla, se irguió en toda su -considerable- altura y dijo, sin mirar a nadie en particular: "¿Cuándo partimos?"

No soy muy bueno con las palabras, asi que no esperéis un gran discurso, solo os diré que pienso hacer todo lo que este en mi mano y que no cesaré en mi empeño de impedir que los planes de Burgle se lleguen a consumar. - Dijo esto casi sinpensarselo, no por nada había estado meditando como decir lo que pensaba, y que además se le entendiese. Bhain tenía tendencia a que no se  entendiera muy bien lo que quería decir.

Decis que hay que reunir a todos los magos que podamos, para asi de esta forma encontrar el punto debil de ese artefacto, si eso es asi vais a necesitar a guerreros que les protejan, ya que Burgle habrá previsto esa posibilidad. Bueno quiero decir que... que podéis contar comigo.

Bhain estaba nervioso, había decidido hablar con Mama después de la reunión y hacerle saber lo que sentía. La posibilidad de que ella le rechazara le estaba carcomiendo. Se lamentó de no poder haber elegido un mejor momento, o de que fuera en un sitio mejor, pero eso es lo que había.  Bhain giro su cabeza y le echo un vistazo, fue algo rápido, ya que enseguida noto como se ruborizaba, y estando como estaban en una reunión de ese calibre en la que se estaba decidiendo el futuro del mundo...

Pero que estas haciendo. Por los pelos de tu barba, concentrate en la reunión maldito gilipollas.- se increpo en silencio asi mismo. 

Aquel que le mirara solo pudo ver una cara preocupada y disgustada, con los puños apretados hasta que se habían quedado blancos

"¿Cuándo partimos?"

- Cuando deseéis, caballero.

Robin no podía menos que unirse a la misión para buscar nuevos Héroes que pudieran enfrentarse a lo que se avecinaba. Probablemente él no se contaba entre ellos, y quizás, como había dicho el veterano guerrero, "Los dioses estaban mirando hacia otro lado..." pero, ¿acaso no lo hacían siempre?

Robin se preparó para agarrar su petate y ponerse de nuevo en marcha. Pero que Random se lo llevara si antes no conseguía agenciarse un barrilete de buen vino predemio.

Movaris asintió ante la disposición que mostraban aquellos aventureros:

- Tenéis madera de héroes, de los que forjan las leyendas a su paso... Sí. Es necesario reclutar a esos nigromantes en nuestro plano. Pero no esperéis ayuda de otros planos, joven mediana. La Esencia de la Magia sólo afecta a nuestro Plano Mortal y a nuestro Panteón de Dioses... Quizás eso es lo que más miedo me da: si otras deidades descubren lo que sucede puede pasar que cierren nuestro Plano para aislar la plaga de la muerte. No. Estamos sólos frente a eso...

Miró al grupo de aventureros: 

- Confiamos en vosotros. Cada uno deberá partir hacia un punto cardinal para buscar a los nigromantes supervivientes y reclutarlos para nuestra lucha. No os será difícil convencerlos si los encontráis vivos pues seguramente estarán más que ansiosos por aliarse con alguien que los ponga a salvo de Bargle. El desprecio total de Bargle ante cualquier forma de vida es precisamente nuestra baza más poderosa: los enemigos de nuestros enemigos serán nuestros aliados.
»Esta noche debéis descansar. Os lo habéis ganado. Mañana seréis equipados con todo lo necesario para partir en vuestro viaje. Cada uno de vosotros contará con un equipo formado por nuestros mejores hombres. ¡Que la fortuna de Random guíe vuestros pasos!

Luego se volvió hacia Nicodemo y Bakus:

- En cuanto a lo de la Isla del Dragón Rojo... creo que contamos con la gente adecuada para esa misión.

Escuchando desde el costado mas sombrio de la sala, Gaius guardo silencio. Sus pensamientos habian sido sombrios desde hacia tiempo, y la confesion extraida al nigromante no habia hecho otra cosa que aumentarlos. El conocia bien lo que era la muerte, las pasiones que se esconden en el alma de quien tiene poder sobre la vida ajena... Recordo el ideal con el que habia comenzado esta mision, y el... disgusto que sintio, al ver que se convertia en algo mucho mas grande de lo que hubiera pensado. Otra vez era un niño, jugando un juego de grandes, como cuando daba sus primeros pasos en este camino. Pero a diferencia de ese niño, no poseia la urgencia, la pasion, el ardor, sino la fria mentalidad de quien ha visto la oscuridad del mundo durante mucho tiempo.

Continuo observando y escuchando, manteniendose casi desapercibido, atento a los designios que los poderosos trazaban para frustrar el terrible plan de Bargle...

Las sombras se cernían sobre todo Krilgard. Los imperios se tambaleaban pero en todas partes surgían héroes dispuestos a enfrentarse al Mal Definitivo.

La esperanza, decían los sabios, es lo último que se pierde.