Partida Rol por web

La capital. Ciudad Imperial.

Escalonadamente váis llegando a Otosan Uchi, digna capital del Imperio. Primero la senda os conduce a grandes extensiones de tierras cultivadas, vigiladas por una enorme muralla grisácea que rodea toda la ciudad y protege la capital de posibles invasiones.
Tras pasar por el primer portón, entráis en los barrios más periféricos de la cuidad; que suelen ser los más pobres o deshonrosos. Aquí podéis ver los barrios de los agricultores, el barrio del puerto, el barrio de las prostitutas, de los que trabajan con muertos, de los curtidores y muchos otros. La enorme ciudad está muy viva, y casi os resulta dificil avanzar entre el trasiego de la muchedumbre hasta que llegáis a otro murallón concéntrico, que separa el centro de la capital del resto.

Una vez pasado la fortificación, llegáis a una zona más pudiente; las calles están mejor cuidadas, las casas son más grandes y opulentas, la gente va más elegante...Aqui se pueden encontrar el barrio de los templos, de los mercaderes, de los herreros de calidad, de los restaurantes y casas de té y muchos otros más. Un río atraviesa toda la capital, ya que Otosan Uchi se encuentra en la desembocadura, por lo que unos elaborados puentes lucen por los caminos.
Avanzáis hacia el centro de Otosan Uchi, donde se encuentra el precioso palacio imperial. Sus murallas blancas engañan, no parecen hechas para defender sino para admirar; el aroma de los jardínes os acaricia la nariz suavemente y la arquitectura os abruma con su belleza y armonía. Digno lugar para el Emperador.

Tras identificaros varias veces, llegáis a la entrada del palacio, donde uno de los empleados ordena a unos chicos para guardar vuestros caballos en la cuadra, además de hacer llamar a algún miembro importante de palacio.

Mientras esperáis a que os atiendan observáis el claro cielo azul, donde Dama Sol brilla en lo alto; ha sido un viaje largo y cansado, pero esperáis que merezca la pena. Poco a poco van llegando todos los emisarios de los Grandes Clanes...

Desciende del caballo agotada por el largo viaje, sus marcadas ojeras dan fe de ello. Asiente con la cabeza al muchacho que se lleva a su caballo y avanza hacia el patio, admirando los jardines.

Hmpt.. parece que me tocará esperar un poco

Mete las manos en los bolsillos y sube la cabeza hacia el cielo, cerrando los ojos y dejando que el sol caliente su rostro mientras espera.

Con una tranquilidad pasmosa, In cabalgaba por las calles de la ciudad mirando prácticamente cada detalle, interesado en conocer más este nuevo paisaje.

Nada más llegar a la entrada, respetuosamente, bajó del caballo y se acercó al otro samurai que esperaba en el patio.

-¿Lleváis mucho tiempo esperando? -acertó a decir, a duras penas, tras ver que se trataba de una mujer- Disculpe. Soy Isawa In, vengo de parte del Clan del Fénix.

Dejando que el caballo camine con paso lento. Avanzo por las calles de la grandiosa Otosan Uchi, admirando con asombro las maravillas y peculiaridades de la ciudad. Alcanzar los muros blancos parece un sueño hecho realidad. – Es maravilloso, combinar con tal majestuosidad la belleza y la defensa... - Pienso mientras observo anonadado el palacio imperial.

Después de muchos controles logro por fin alcanzar las puertas del palacio. Descabalgo cuando un muchacho se ofrece para encargarse de la montura. Descuelgo mi exiguo equipaje de las grupas del corcel y camino hacia las puertas, donde una joven espera con el rostro dirigido al cielo. Me siento fatigado por el largo viaje, la sucia armadura necesita un buen lavado, aunque no tanto como mi cuerpo necesita un baño para librarse del polvo del camino.

Uno de los muchos sirvientes del palacio me indica que espere junto a la puerta. Intrigado y sin nada más que hacer, hecho un nuevo vistazo a la joven. Corta melena, rostro suave aunque cargado de ojeras. Viste un hermoso kimono rojo, con el símbolo del clan dragón grabado. - ¿Es posible que sea uno de los emisarios de las casas?- Me pregunto a mi mismo. –Seria una extraña coincidencia...- Resuelto, me acerco a ella, para tratar de salir de mis dudas. Me acerco hasta quedar a pocos pasos de ella, y espero el momento en que deje de contemplar con la mente el cielo.

- Buenos días, señorita. Lamento haberla despertado de su.....- Ensoñación no, no seria apropiado- Titubeo mientras busco una palabra mejor.- ....plegaria al cielo – Y cuanto más lo pienso, más verosímil me parece. Aparenta ser la clase de persona que en su interior guarda un alma piadosa.
- Perdone mi descortesía, me llamo Heiro Akodo, descendiente de Daistmo, hijo de Rourchi. Fiel servidor del clan león y del emperador. – Entono la presentación como lo que es, una monótona formula de cortesía. Y mientras lo digo, hago una breve reverencia hacia la joven muchacha.

Cuando termino la reverencia y alzo la vista, me percato que alguien más espera junto a la mujer, parcialmente oculto bajo las sombras del muro. Mi instinto salta, aun sabiendo que me encuentro frente a las puertas de palacio. Lo observo detenidamente, y el alivio recorre mi cuerpo. Es un hijo del fenix, de aspecto extraño. Todo indica que no es un samurai - Quizas sea un cortesano, enviado para regalar palabras corteses al emperador. Pero camlmate Heiro, no debes prejuzgar-

- Saludos para usted tambien señor.- Digo inclinando de nuevo la cabeza. - Extraña coincidencia encontrar a tres fieles servidores de sus clanes ante la puerta del emperador. Debe ser el destino. - Comento sin demasiada convicción, más por entablar conversación que por otra cosa.

Baja lentamente la cabeza de nuevo a tierra, consciente de las voces y una vez se gira para encararlos abre los ojos examinandoles unos segundos antes de decidirse a hablar, sorprendida por la mascara de In.

Un tipo enmascarado y un guerrero polvoriento..interesante.

Saludos a ambos. No.. en realidad no llevo mucho esperando, bueno, eso creo... -sonrie- cuando me concentro pierdo la nocion de..

Carraspea centrandose en lo que atañe ahora, se pone algo mas formal y hace una reverencia mientras se presenta.

Yo soy Mirumoto Kyu, emisaria del clan Dragón.

Entra en la ciudad en su robusto caballo a paso de galope el cual mantiene a pesar de la conglomeración de personas en la calles, observando todo los alrededores continua su camino hasta llegar a las murallas internas que divide la ciudad las cuales observa con normalidad mientras se adentra para lograr llegar al palacio en donde detiene con un movimiento un tanto brusco del caballo pero controlándolo perfectamente en ese momento se baja del animal y observa que ya han llegado algunos de los representantes de los clanes

Tal parece que no soy el primero… mejor, así no tendré que esperar mucho

A los cuales me les acerco con mucha naturalidad y le saludo como a otro samurái mas, luego me detengo un instante observando la majestuosidad del palacio, luego me volteo hacia los demás

Creen que tendremos que esperar mucho aquí?

Tras unos minutos, sale del palacio un hombre no muy alto, pero de gran presencia; limpio y bien vestido, y pese a su avanzada edad tiene una mirada misteriosa y profunda, sin duda conoce muchos secretos de palacio.

- Honorables saludos, mi nombre es Omori Fujen, consejero imperial.- Hace una reverencia.- Si son tan amables de decirme sus nombres y enseñarme los pergaminos...

Deja la petición en el aire.

Se acerca hasta el hombre y tras una reverencia le tiende el pergamino.

Mirumoto Kyu, del clan Dragón para servir al emperador..

Hasta que apareció alguien

Espero hasta que terminen los otros dos representantes y me acerco mientras saco el pergamino y se lo entrego en la mano

Mi nombre es Zaraki Hida representante den Clan Cangrejo al servicio del emperador

Luego me alejo para que el que falta se presente

Después de pasar todos los controles y por fin llegar hasta las puertas de palacio, hube de bajarme del caballo y dejarlo en manos de los servidores. Por fin, ya he llegado, estaba bastante cansado de tanto viaje. Espero que cuiden a mi caballo bien. pienso, mientras que echaba una última mirada a mi caballo, al cual ya se lo llevaba.

Mientras que me acercaba hasta donde había un pequeño grupo de personas charlando. Tras escuchar las palabras de Zaraki, me dí cuenta, de que por fin había llegado, y tras terminar su presentación, di dos pasos hacia adelante para presentarme:
Hola a todos, mi nombre es Toku Michi, pertenezco al clan de la Grulla, aquí tiene mi pergamino dije, mientras lo ofrecía.

In, según escucha la petición del anciano, se acerca a su bártulo y saca el pergamino que le acreditaba a la reunión.

-Saludos, consejero -responde al hombre antes de acercarse a su bártulo para sacar el pergamino-, mi nombre es Isawa In, soy el emisario del Clan Fénix -añade a la vuelta mientras tiende el pergamino-, es todo un honor estar aquí.

Fujen recoge los pergaminos. Los lee mientras decís vuestros nombres, y tras escrutar vuestra figura, os hace una reverencia.

- Bienvenidos.- Os dice a todos al terminar las presentaciones.- Os hemos preparado unas habitaciones como muestra de nuestra hospitalidad. Todas están en el edificio Oeste y ahora os acompañaran para que podáis prepararos para la comida, en la cual presentaremos los debidos asuntos de estado.

Unos empleados os guían hasta vuestras habitaciones, como bien decía Fujen, están todas en el mismo edificio, cuadrado y rojizo, en cuyo interior hay una explanada de fina arena amarillenta. Afortunadamente los aposentos están suficientemente separados, por lo que tendréis la suficiente tranquilidad.

Ahora estáis cada uno en vuestra habitación y en breves instantes debéis ir al comedor, dónde os deben de estar esperando.

Tras seguir despedirnos del consejero real, nos conducen a cada uno a nuestras habitaciones. Cuando por fin llegue a la habitación, deseaba poder relajarme y tomar un pequeño viaje, pues el viaje había sido bastante largo, pero el consejero nos dijo que rapidamente fueramos hasta el comedor.

Cuando llegue, le di las gracias, al hombre que me llevo y cerré la habitación, quedandome a sola un rato. Lo primero que hice, fue ir hacia el gran ventanal y ver el paisaje que nos presentaba las vistas de palacio. Después de tomar algo el aire, me dirigí hacía donde parecía que iba a descansar, para deshacer el equipaje que llevaba. Así, lentamente fui colocando cada cosa en un lado de la cama, todo muy bien ordenado. Me puse de pie, después de vaciar la bolsa, para luego agacharme y meditar un momento para relajar mi mente, antes de continuar mi viaje hacia el comedor.

Tras el breve descanso que tuvo mi mente, salí de mi habitación y me dirigí hacia el comedor. El palacio era bastante grande, pero apenas vi a varios ciervos, antes de llegar al gran comedor.

In deja su equipaje en la habitación y se prepara para la comida.

Claro está, probando a salir fuera y ver qué se cuece.

Aprovecha para tumbarse a descansar los escasos minutos de los que dispone mientras mastica algo .Luego se arregla y prepara como marcan los protocolos para estas reuniones . Finalmente sale hacia el comedor y al llegar se detiene a observar alrededor.

Llegáis a la puerta del comedor, adornada con flores amarillas en la entrada y donde un siervo de palacio os indica que podéis pasar.

La sala está finamente amueblada, con un aspecto poco recargado y muy relajante. Véis cómo hay una mesa en el suelo dónde ya están situados los cubiertos, platos y demás; aunque no hay comida. Os llama la atención que parece haber ocho plazas, cinco a un lado de la mesa y tres al otro.

De momento no hay nadie en el comedor, tan sólo vosotros dos y el siervo en la puerta. Quizá sea un buen momento para ir cambiando impresiones entre los distintos clanes sobre estas reuniones; además es de educados esperar a los demás antes de sentarse en una mesa.

Apenas te habías percatado de la presencia del otro emisario en la entrada, pero una vez dentro del comedor te fijas más en ella. Su cabello caoba oculta timidamente un precioso rostro, joven y bello; un cuerpo esbelto reluce con un quimono color fuego, tan vivo y dinámico como su mirada, que te traspasa más hondo que cualquier katana. Pese a que tus latidos se aceleran, guardas la compostura como buen samurai que eres.

Sin duda, la emisaria Dragón es lo más hermoso que has visto en tu vida.